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13 julio 2011 3 13 /07 /julio /2011 10:22

Verdadero Desafio

 

Salvador es un actor famoso en Argentina. En su cumple años, tras pedir su deseo, conoce a Catalina. Una chica bastante a diferente. a las que el conoce, que pone su mundo patas para arriba, y el se encuentra con el primer desafio de su vida que parece casi imposible: enamorarla.

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3 enero 2011 1 03 /01 /enero /2011 01:14

Epílogo.

 

Natalia se encontraba enfrente a la computadora escribiendo. Miró la hora. Eran las seis de la tarde, había estado sentada desde las ocho de la mañana, y todavía no terminaba con su propósito.

De repente, alguien le tapo los ojos.

- ¿Quién podrá ser?- preguntó Natalia sonriendo.

- Alguien tan lindo como los príncipes con que vos escribís.- dijo una voz gruesa y ronca en su oído.

Natalia quiso contestar, pero sintió que esa persona llevaba su lengua al lóbulo de su oreja.

-¡Mi amor!-gimió ella.

- Decí mi nombre.- dijo la voz bajando sus labios por la mandíbula de Natalia.

- ¡Carlos!-gritó llena de excitación al sentir los besos lentos y seductores de su novio en su cuello.- Para, para… Carlos.-dijo apartándolo.

- ¿Qué pasa?-preguntó este. Bufó por lo bajo.

- Te quiero mostrar algo.-contestó con una sonrisa Natalia.- Vení sentate al lado mío.-agregó dejando un lugar en su pequeño asiento.

Carlos negó con la cabeza.

- Mi amor tengo la cola mucho más grande que ese insignificante espacio en que me dejas.-dijo y sonrió con su sonrisa ladina.- Sentate arriba mió.-agregó levantándola con una mano y volviéndola a sentar en su regazo. Poso sus manos alrededor de su cintura y apoyo su cabeza en su hombro.- ¿Qué me queres mostrar?- preguntó.

Natalia agarró el Mouse de la computadora y abrió un archivo en Word.

- Lee.-ordenó.

- Mi gran amor.- leyó en voz alta Carlos y miró a Natalia.- ¿Qué es esto?-preguntó.

- Un texto que escribí para vos.-contestó con una sonrisa.- escribí toda nuestra historia, pero solo quiero que leas el epílogo que es como una conclusión de lo que me enseño nuestro amor.-contó.- Total la historia la conoces de memoria.-agregó guiñándole un ojo.

- ¿Qué otra pareja tiene una historia tan ocurrente y complicada como la nuestra?- preguntó Carlos rodando los ojos.

- Por eso es ideal para escribirla como una novela.-dijo riendo Natalia.-Dale lee lo que te escribí.- agrego sacudiéndole.

- Solo si me das un beso acá.-dijo Carlos señalando su nariz. Natalia lo besó.- Ahora sí…

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Mi gran amor

 

El amor llegó a mi vida cuado menos lo esperé. Carlos cambió mi mundo y no hubo retorno alguno.

De chica siempre soñaba que Eduardo era mi príncipe azul, y después de la muerte de papá, perdí muchas ganas de vivir ciertas experiencias en mi vida. Me aferré a las personas que ya estaban en mi vida, mejoré la relación con mi mamá y a mi hermano, a pesar de que lo veía aislarse cada vez más, yo llegué a conocerlo mucho en esos años. A mis amistades no me aferraba, siempre regresaba pero era independiente de ellas, solo me preocupaba en las amistades que tenía en el Campamento.

Porque ellas me habían querido cuando yo no era hija de, y también cuando lo fui,

Pero en esos años de transición me sentía vacía, perdida y sola a pesar de tener gente a mí alrededor. Las relaciones con chicos eran superficiales y pasajeras. Mis días pasaban lentos y triste, no soñaba con un futuro, solo me aferraba al presente y sin querer pensar en esperanzas.

Cuando Carlos apareció en mi vida, poco a poco, fui  rompiendo esas estructuras que me había creado y no me dejaban expresarme y ser yo. Poco a poco me reencontré y me enamoré de él. El fue mi sol en el cielo estrellado y todos estos años, si porque sigo con él, mejoré como persona, fui mejor por él, volví a soñar, decidí estudiar una carrera porque el me animó y volví a creer en el amor. Deje mi miedo a que las personas que me querían me dejaran sola, y aprendí a querer a las personas sin crearme ataduras ni volverme dependiente ni ellos serlo conmigo.

Llegamos a un estado de amor profundo, en el cual nos conocemos cada historia, rasgo y sentimientos de nuestras vidas, nos aceptamos así como somos y no tenemos exigencias. Si queremos hacer algo juntos, lo hacemos por elección no porque “deberíamos como buenas pareja”, y no caemos en la rutina y tampoco nos ahogamos a pesar de vivir juntos porque nos dejamos nuestros espacios y tiempo.

Pero el es mi vida, el es mi amor y sinceramente, no se que haría si algún día nos separamos, que estoy segura que no va a pasar.

“Carlos mi gran amor, mi gran aventura, mi vida, mi gran reto…

       Te amo… Siempre Tuya…

                                                  Natalia”

 

Carlos cuando termino de leer, automáticamente se dio vuelta hacia Natalia. La miro a los ojos. Sentía tanto amor adentro suyo que no sabía cómo expresarlo.

-          Nati… te amo.-le dijo con esas dos palabras que quedaban tan cortas a todo lo que él sentía en ese momento.

-          Yo también Carlos.-contesto ella.- Te amo mucho.-agrego agarrándolo del cuello de la camisa y acercándolo así.

Carlos la alzo con los dos brazos y la llevo a la habitación.

La beso demandante. Esos momentos surgían después de que ella o el expresaban cuanto amor se tenían o vivían momentos en común de mucha emoción.

Carlos pidió permiso para profundizar el beso con su lengua, y Natalia lo concedió.

Su boca se abrió y la lengua de Carlos entro ofreciéndole todo lo que tenía a su paso.

Carlos bajo su boca con cortos besos por su mandíbula.

-          Te amo.-le susurro en su oído.

Después siguió su camino con sus besos por el cuello de ella. Natalia sentía cosquillas  mientras él la besaba. Carlos besó su clavícula y se separó.

-          ¿Estás segura?-preguntó.

Natalia asintió.

-          Como siempre.-contestó.

Carlos le regaló una sonrisa ladina y acercó su boca al hombro de ella para terminar su recorrido. Mientras la besaba llevó su mano a la espalda de ella. La acarició subiendo y bajando,  hasta que llegó a su sujetador. Lo desprendió.

Natalia mientras tanto le desprendía la camisa a Carlos. Una vez dejada toda la ropa a un lado. Carlos ya estaba arriba de Natalia. Prendió unas velas y contempló a su novia desnuda un largo rato.

-          Sos tan hermosa.-le dijo.

Se agachó y besó sus dos ojos. Después bajo dejando besos por distintas partes de su cuerpo hasta que llegó a sus pechos. Besó la línea que se le formaba en medio de sus dos  pechos y después llevó su lengua al pezón. Lo lamió.

-          Carlos.-gimió Natalia.

Carlos siguió su camino por su panza con besos hasta que llegó a su entrepierna. Metió su dedo adentro y comprobó que estaba húmeda. Le encantaba ser el quien le ocasionaba todo eso al cuerpo de Natalia.

-          Carlos, por favor.-gimió.

Carlos sonrió y acostándose sobre ella y la penetró.

-          Te amo.-gritó Natalia llena de emoción.

La gente estaba ya sentada. Todos esperaban a la novia que no aparecía. El novio estaba nervioso en el altar. “¿Cómo puede ser que me deje plantado?” se preguntaba constantemente sin poder encontrar ninguna respuesta que lo satisficiera.

La novia estaba atorada en el baño, no podía salir. Su mejor amiga estaba tratando de colocar la llave correcta para abrirlo. Ninguna lo era.

-          Ro ¿Qué pasa?-preguntó.

-          No encuentro la llave.-contestó con la voz temblorosa.

La novia se mordió el labio. No sabía que hacer. De repente se acordó donde estaba.

-          Ro fíjate en mi cartera…rápido.-gritó mirando su reloj. Estaba muy retrasada.

Por su parte, en la iglesia todos miraban fijo la entrada, esperando a la novia. El novio, sentía la mano de su mamá en su hombro, tratando de tranquilizarlo.

Sin más ganas de esperar y sufrir la humillación, sonrió a los invitados y salió por un costado de la iglesia. Todos lo siguieron con la mirada. Mirándola con pena.

La familia de Natalia lo miraba sin entender, << ¿Porqué su hija le hacía eso a su novio? ¿No lo amaba acaso?>> se preguntó. Pero ni ella podía intervenir.

-          Acá lo encontré Natalia.-gritó Roció.

Puso la llave en la cerradura, y ni bien abrió la puerta, Natalia salió corriendo. Se subió al auto y a los pedos condujo hacia la misa. El resto de la gente que estaba con ella la siguió.

Carlos estaba en el departamento que compartían, llorando y juntando sus cosas. Le había destrozado el corazón, le dolía tanto que no sabía que hacer.

De un portazo se abrió la puerta y Natalia entró.

-          Carlos se que estas acá, perdóname, fue sin querer…-dijo.

-          Sos una víbora, me vendiste cualquiera, ándate de MI casa.-dijo resaltando la palabra.

-          Espera… alguien quiere verte.-dijo y abrió la puerta.

Apareció el cura que los iba a casar.

-          ¿Se hace o no se hace la unión?-preguntó con una sonrisa.

Natalia sacó de su bolsillo una caja.

-          Carlos vos me diste esto hace un año, después de lo que pasó hoy, que fue sin querer porque deje en cualquier lado la llave del baño de mi vieja habitación, y me quedé atorada en el baño y no pude llegar a tiempo… te preguntó esta vez ¿Te casarías conmigo?-preguntó.

Carlos sonrió de lado y asintió.

-          Si.-aceptó.

-          No me voy a agachar.-dijo y le tendió el anillo.

Carlos se lo volvió a poner y se dieron vuelta hacia el sacerdote.

El sacerdote comenzó con su habladuría, hasta que por fin pronunció lo que todos querían.

-          ¿Carlos prometes amar a Natalia en la salud y en la enfermedad, en la riqueza y en la pobreza, hasta que la muerte los separé?-preguntó.

-          Sí acepto.-contestó.

-          ¿Natalia prometes amar a Natalia en la salud y en la enfermedad, en la riqueza y en la pobreza, hasta que la muerte los separé?-preguntó.

-          Sí acepto.-contestó.

-          Puede besar a la novia.-dijo el sacerdote.

-          Ya pasamos mas allá de los besos.-confesó Carlos y la besó.

 

 

 

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1 octubre 2010 5 01 /10 /octubre /2010 03:51

El gran final

 telon.jpg



Natalia ignoró a Micaela, y solo miró a Carlos, a cual le dirigió una mirada llena de resentimiento, y alejó su mano de la de él. Se paró y se acercó a él.

-         ¿Mi amor?-preguntó extrañado.

Natalia le dio una cachetada.

-          No sé te ocurra volver a decirme así en tu vida.-contestó y se fue corriendo.

El dolor era intenso y no pudo evitar contenerlo, y se permitió largar unas lágrimas. Llegó a la cabaña, y entró rápidamente, subió y tocó la puerta de su hermano y de su mejor amiga. Para su suerte, solo estaba Roció y no su hermano.

-          ¿Nati? ¿Estás bien?-preguntó Roció al ver los ojos de su amiga rojos.

Natalia negó con la cabeza y se abrazó a ella.

-          Vení, entra y contame que es lo que pasó.-dijo Roció cerrando la puerta de su cuarto.

 


 

La siguiente semana, Natalia evitó a Carlos, se fue a dormir a la cabaña de Celeste, y siempre que lo veía, era indiferente. Y si él intentaba un mal movimiento, ella se acercaba a Juan, quien no sabía porque Natalia estaba enojada con Carlos.

Pero la duda la carcomía, ellos no habían cortado, pero lo que estaba seguro es que cuando esté lista para enfrentarlo y hablar de lo que sucedió, lo haría.

Sus amigas estaban a su lado, dándole apoyo incondicional y distrayéndola  todo el tiempo. Así que organizaron muchos programas divertidos para que ella no se deprima.

Ya había llegado el sábado, una semana exacta de su accidente con Carlos, y sus amigas organizaron para ir al boliche. Celeste la había dejado fantástica, lo puse una pollera escocesa y una camisa, con unas sandalias con tacos, romanas. El pelo se lo había planchado y brillaba más que de costumbre, y se había pintado la cara. Estaba hermosa.

El boliche estaba lleno de gente, cuando llegaron a las una. El grupo de amigas entraron haciendo acto de presencia, y se dirigieron al medio de la pista. Natalia bailó con sus amigas durante dos horas completas olvidándose de Carlos, hasta que se dio vuelta hacia un costado y lo vio sentado solo, en un rincón, con un vaso de wisky en sus manos y mirándola. Natalia lo ignoró y se dio vuelta hacia otro lado y chocó con otro chico.

-          Ay, disculpa.-dijo Natalia.

Frente a si estaba, un chico muy lindo.

-          ¿Queres bailar?-preguntó.

Natalia asintió y empezaron a bailar. Cada tanto miraba a Carlos, quien solo la miraba sin inmutarse. En un momento, la música paró y el chico le susurro algo al oído, ella por estar concentrada en Carlos, no escuchó y se limito a asentir.

El chico la agarró la mano y la tironeó.

-          ¿Dónde vamos?-preguntó Natalia sospechando.

-          Seguime linda.- se limitó a contestar el chico.- ¿Cómo es tu nombre?-preguntó.

-          Natalia-sonrió- ¿y el tuyo?-preguntó.

-          Bruno.-contestó.

Bruno la llevó a uno de los salones Vip y empezaron a hablar de trivialidades.

-          Disculpa ¿Dónde están mis modales?-dijo parándose.- ¿Quéres algo para tomar?-ofreció.

-          Sí, coca nomás.-contestó con una sonrisa.

Bruno le pasó la coca y el agarró un vaso con vodka. Se volvió a sentar más pegado a ella.

-          Natalia ¿cuántos años tenes?-preguntó.

-          Diecisiete.-contestó.- ¿vos?-preguntó.

-          Veinticuatro.-contestó.

Natalia se atragantó con la bebida.

-          Sos menor de edad, lástima que estas muy buena para desaprovechar la oportunidad.-dijo Bruno y se fue acercando lentamente a ella.

Natalia se puso nerviosa, pero era tarde para dar vuelta atrás. Acercó sus labios a los de él, y quería parar, pero sentía que las caricias de Bruno la excitaban mucho más de lo que había estado nunca en su vida y no entendía porqué. Hasta que vio los labios de Bruno alejarse, y se levantó y encontró a Carlos agarrándolo del pelo.

-          Natalia es mi novia para que sepas.-dijo Carlos y le pegó una piña en la cara.

Natalia se quedó en estado de shock viendo como Carlos le pegaba a Bruno.

- ¿qué haces acá?-preguntó Natalia levantándose y deteniendo la pelea.

Carlos se dio vuelta y frunció el ceño.

-          Vos no tenes derechos a reclamarme nada, después de lo que me hiciste.-dije Natalia apuntándole con el dedo.

-          ¿Ni siquiera de protegerte?-gritó Carlos. Natalia dio un paso atrás asustada.- ¿Sabes lo que te hizo este enfermo? Te puso un tipo de laxante en tu coca que hace que te existes, si no intervenía ibas a terminar haciendo el amor con él.-dijo respirando entre cortado.

Natalia abrió los ojos y negó con la cabeza.

- Mira.-dijo Carlos sacando del bolsillo de Bruno un sobre.

Natalia lo agarró y lo observó. Se dio cuenta que Carlos tenía razón y sin querer agradecerle ni nada, se fue de la habitación sin comprender la actitudes de Carlos. Un día le metía los cuernos y al otro, la perseguía para protegerla.



Natalia decidió pasar por su pieza a recoger ropa, aprovecho un horario que no estaba Carlos, aun a pesar de lo que pasó, no estaba segura de querer enfrentarlo todavía.

Entró a la pieza sin hacer ruido, fue directo a su placard y empezó a sacar ropa, de repente, sintió la puerta cerrarse fuerte. Asustada, se dio vuelta y encontró recostado a Carlos contra la puerta. Ella sin saber que hacer, decidió ignorarlo y seguir haciendo lo suyo.

Carlos, la miró un rato, le gustaba verla nerviosa. Se acercó lentamente a ella y cuando llegó cerca, con un dedo le recorrió la línea de la columna. Ella saltó asustada, y se quedaron viendo uno al otro en poca distancia.

- ¿Por qué me ignoras?-preguntó Carlos.

Natalia lo miró a los ojos, a esos hermosos ojos verdes, pero decidió ser fuerte.

-          ¿Qué te parece? Te encuentro besándote con Micaela y…-paró cuando sintió las grandes manos de Carlos, posarse en su cintura.

Bajó la mirada y trato de apartarse, pero las manos de Carlos se mantenían firmes en su lugar. Al comprender que el no iba a ceder y si forzaba la situación, podía empeorar, se rindió y decidió continuar.

- ¿Cómo pudiste? Te juro que no te entiendo, un día me decís que me amas, te enojas conmigo porque yo no te lo digo, y al otro día te chapas a la primera que se te cruza.-dijo aguantando las lágrimas.

Sintió la mirada de Carlos recorrerla de arriba a bajo, pero trató de no inmutarse.

-          ¿Sos tonta eh?-dijo Carlos.- Me encanta que estés celosa, pero no me gusta que no confíes en mí, sin preguntármelo primero.-dijo suspirando.- Nati yo te amo y jamás podría engañarte.-dijo acariciando su mejilla.- Sos la única para mi y no podría porque te quiero tanto que no cabe la posibilidad que siquiera piense en otra.-dijo mirándola con ternura.

-          ¿Y entonces como explicas lo que pasó?-preguntó Natalia incrédula.

-          Ella fue la que me besó tonta, yo estuve todo el día en una competencia y cuando vine, me dijeron que estabas en la laguna, fui a buscarte, pero de repente apareció Micaela, se me declaró y yo la rechacé, pero ella insistió y me terminó besando.-explicó poniéndose serio.- Justo cuando te caíste, yo la aparté y no le pude responder nada, porque quería levantarte y explicarte, pero te fuiste sin dejarme la más mínima oportunidad.-agregó sonriéndole.

Natalia se quedó callada y desvió la mirada.

Carlos la agarró del mentón y la hizo que lo miré.

- Yo te quiero solo a vos, y mucho, es más, te amo y no haría todo lo que hice  y hago por vos, no cambiaría tanto, y no te diría que te amo, si no fuera verdad.-dijo sonriéndole.

Natalia lo miró y solo pudo besarlo.



Natalia cerró los ojos mientras se dejaba guiar por Carlos. El le tapaba los ojos con sus manos y aprovechaba cada tanto y le daba un beso en distintas partes de su cara y cuello.

El le soltó cuando llegaron a la playa. Ella abrió los ojos y pudo ver el mar adelanto suyo, y la luna encima en lo alto. Sonrió y lo miro alegre.

-          ¿Acá venimos a…?.-preguntó con una sonrisa.

El celular de Carlos sonó interrumpiéndola. El saco su celular del bolsillo y le mostró la pantalla a Natalia. Ella se asomo y pudo ver que era la alarma que indicaba las doce.

- Así es mi amor.-contestó acercándose a ella.- ¡Feliz dia de San Valentín!-gritó agarrando su mano y tironeándola hacia el.

El impacto fue tan fuerte que termino sus labios juntos. Carlos la beso con un fuego ardiente. Esas dos últimas semanas habían sido un infierno y volverla a tener consigo era una bendición. A veces no podía creer cuan adicto se había vuelto a ella.

Se separaron y ella le volvió a sonreír con esa alegría que le llenaba el corazón. Le estaba por decir lo que su corazón tanto anhelaba.

- ¡Feliz día de san Valentín!- gritó ella y corrió a sus brazos.

Se abrazaron y cayeron a la arena. Ambos se echaron a reír. El se levanto primero y le estiro la mano para ayudarla. Natalia acepto y cuando se paro, se quedaron mirando un largo rato. El la miro con esos ojos verdes observando cada rastro de la hermosa cara de Natalia, hipnotizado por su belleza, lleve su mano izquierda a la mejilla de ella. Natalia cerró los ojos, deleitándose por la caricia tan dulce de su novio. Cuando los volvió a abrir, lo encontró mas cerca, volvió a cerrar los ojos esperando un beso. Nunca llego. Sintió la mano de Carlos posarse en su cintura y de pronto se vio envuelta por los fuertes brazos de el.

-          Te amo.- le susurro en su oído.     

Se quedaron abrazados, mirando la luna en lo alto.



 

El día de San Valentín tendría su tercer ensayo para la obra. Los dos primeros habían practicado Carlos y Natalia solos. Ahora les iban a presentar al resto del elenco.

Carlos y Natalia iban caminando agarrados de la mano hacia el teatro. Hablaban trivialidades. Natalia le sonrió a Carlos, imitando su sonrisa torcida, y le salio tan bien, que Carlos quiso besarla.

La agarro de los hombros y la acerco a sus labios. La beso lleno de pasión, era impresionante el poder que ella tenia sobre el.

-          Disculpen chicos, no estamos actuando todavía.-dijo con una sonrisa pícara Flor.

Natalia se separo de Carlos llena de vergüenza, pero tenia una sonrisa en su rostro. Se fijo en Flor y luego, en la gente en que la rodeaba. Vio entre ellos a Micaela, que le sonreía con una sonrisa maliciosa en el rostro. Natalia se puso seria al instante al encontrarla ahí. Apretó fuerte la mano de su novio.

Carlos la miro sin entender, hasta que el mismo busco algo en el teatro que le pueda molestar a Natalia y no tardo en descubrirlo.

-          Tranquila mi amor, vos y yo somos la pareja protagonista ¿Si?-le dijo al oído.

Natalia asintió manteniendo fija su mirada en Micaela.

-          Ay mi amor.-dijo Carlos al ver que Natalia no cambiaba de expresión y la abrazo por los hombros y la acerco a si.- Te amo solo a vos.-

Natalia dio vuelta su cabeza hacia el y le sonrió.

Flor explicó a todos en que consistía la obra y empezó a decir a quien representaba cada uno.

-          Y luego hay una chica, que se interpone en la pareja de Mar y Thiago , Dolores, Thiago esta a la fuerza con ella porque su papa quiere este con gente de la alta sociedad.-dijo con una sonrisa que le caracterizaba a Flor.- Y la que interpretara este papel es… Micaela.-

Micaela paso con una sonrisa maliciosa al frente. Natalia se puso colorada. Carlos trataba de tranquilizarla con besos en la mejilla.

-          Tranquila mi amor, todo estará bien.- le decía al oído.

-          Gracias Flor por elegirme.-dijo con una sonrisa agarrando el libreto.- Te juro que soy la chica ideal para este personaje, hasta parecerá real.-dijo y miro a Natalia y le guiño un ojo.

Todos aplaudieron.

Después de unos ajustes, empezaron a ensayar. Natalia la estaba pasando realmente mal, es cierto que Thiago y Mar se gustaban, pero al principio estaba mucho tiempo con Dolores, o sea, que Carlos tenia que actuar en muchas escenas con Micaela.

Cuando termino el ensayo,  Natalia se fue dejando solo a Carlos. Llego a la cabaña y se aproximo al balcón con lágrimas en los ojos.

-          Amor ¿Cómo estas?-preguntó Carlos.

Natalia se dio vuelta y dejo que el vea que estaba llorando.

-          No se cuando lo vas a entender, pero yo te amo solo a vos y nadie va a cambiar eso.-dijo agarrándola de la cintura.- Y menos alguien como Micaela.-dijo sonriéndole.

Le acario la mejilla y luego, los labios. Natalia cerró los ojos disfrutando las caricias.

-          Te amo.-le volvió a decir Carlos y le dio un corto besos en los labios.-Veni vestiste que tenemos una reservación en un restaurante para terminar nuestro día de San Valentín.-



Natalia estaba con sus amigas riendo en un picnic que habían hecho.

-          ¿Cómo estas amiga?-preguntó Celeste.

Natalia se recostó contra un árbol.

-          Bien ¿Por qué?-preguntó.

-          Te veo como…colgada.-contestó.- Bah siempre estas así, pero tenes una expresión triste.-dijo Celeste mirándola a los ojos.

Natalia bufó por lo bajo y le sonrió a Celeste.

-          Debe ser idea tuya.-dijo y se puso el Ipod en sus oídos y cerró los ojos.

Sus amigas se miraron una a otras y le sacaron el Ipod a Natalia.

-          Ey ¿Qué les pasa?-preguntó Natalia levantándose.

-          Eso queremos saber.-dijo Morena.- ¿Qué te pasa?-

Natalia negó con la cabeza.

-          Nada, ¿me pueden devolver el Ipod?-preguntó.

-          Si, cuando nos cuentes.-contestó Luna.

Natalia lo meditó un rato.

-          Esta bien.-aceptó.- Es Carlos.-agregó suspirando.

-          ¿Qué hizo ahora?-preguntó Roció.

-          Ese es el problema, el nada, pero siempre tiene que estar Micaela rodando como una mosca.-contesto histérica.- El y yo vamos a protagonizar la obra de fin del campamento y ella es la tercera en discordia.-contó.

-          ¿Y se tienen que besar ellos dos?-preguntó Celeste.

-          No, por suerte.-contestó sonriendo.- Pero es que ella se mete hasta en eso.-agregó.

-          Pero amiga ya sabes que Carlos te ama a vos, y no a ella, hay que ver como te mira y te das cuenta que solo tiene ojos para vos.-dijo  Morena.

Natalia sonrió.

-          Viste así tenes que estar Nati, disfrutando de tu primer amor.-dijo Roció abrazándola.

-          Gracias chicas, son las mejores.-dijo Natalia contestando el abrazo.



Natalia caminaba de regreso a la cabaña. Había pasado una muy linda tarde con sus amigas. Estaba feliz.

Sintió un ruido proveniente de los árboles, se dio vuelta, y estaba frente sí Micaela y una amiga de ella.

-          Hola Micaela, Leticia.-dijo Natalia y se dio vuelta.

-          Espera.-gritó Micaela.

-          ¿Qué pasa?-preguntó Natalia.

-          Nada, solo quería decirte que me encanta ser la protagonista de la obra.-contestó Micaela con una sonrisa letal.

Natalia sonrió y se acercó a ella.

-          ¡Que bueno!-gritó.- Te queda perfecto ser la tercera en discordia, esa que es la segunda y que nunca alcanza el amor del protagonista.-dijo.- ¿Qué parecido a la realidad no te parece?- se puso seria.- ahora me tengo que ir, chau.-dijo dándose vuelta.

-          Te doy algo.-gritó Leticia y le entregó un álbum.

-          Gracias, lo voy a ver con Carlos.-dijo y le guiño un ojo a Natalia.

Natalia llegó a la cabaña. Estaba vacía. Dejo el álbum en la mesa y se fue a bañar. Cuando bajo a prepararse algo para comer, decidió abrir el álbum. Se sentó en el sillón y empezó a hojearlo.

Lo que vio la sorprendió. Eran varias fotos de Carlos y de Micaela de la mano, y después cuando vio los tres últimas, le rompió el corazón: Carlos y Micaela basándose.



Carlos sonrió complacido mientras entraba a la cabaña. Con sus amigos habían ganado un torneo de futball.

Subió a su habitación, donde encontró a Natalia escuchando música.

Sonrió. Se acercó ella y se arrodillo. Le saco un auricular.

-          Hola mi amor.-dijo dándole un pico.

-          Hola.-dijo ella seca, levantándose.- Tengo que decirte algo.-agregó.

-          Decíme.-dijo Carlos.

Natalia respiró profundo.

-          Es complicado, no se por donde empezar.-dijo Natalia.

-          ¿qué pasa mi amor? Me estas asustando.-dijo Carlos sentándose junto a ella y llevando su mano a su mejilla.

Natalia se apartó.

-          Carlos vos y yo estamos hace un mes y medio.-dijo Natalia. Carlos asintió.- La verdad fue muy linda esta relación, pero voy a hacerte sincera…- Carlos se puso serio.- quiero cortar.-agregó.

-          ¿Qué? ¿Por qué?-preguntó confundido.

-          No es fácil decirte esto, pero quiero abrir mis límites.-contestó Carlos.

-          ¿Qué significa eso?-preguntó.

-          Que fue lindo, pero me veo muy pendeja para tener novio, así que es mejor cortar.-contestó seca.- Ahora me voy.-agregó viendo la hora.

-          ¿Qué? ¿Así de fácil es todo?-preguntó Carlos conteniendo su dolor e ira.

-          Si, no quería hacértela larga.-contestó.- Me voy a salir con mis amigas a Non- Stop.-agregó saliendo por la puerta.

Pero algo la detuvo. La mano de Carlos la agarraba por los hombros. Levanto la vista y pudo ver los ojos de Carlos llenos de furia.

El la metió adentro y cerró la puerta.

-          No te vas de acá a que me des una explicación concreta.-dijo Carlos.

-          Esta bien, solo porque me tengo que ir ya.-dijo Natalia. Lo miró a los ojos.- Ya no daba más, estaba confundida a mis sentimientos respecto a vos.-contó.- Pero todo se aclaro y me di cuenta que no te quiero más.-agregó.

A Carlos le cayó eso como un bote de agua fría. Se puso pálido y lágrimas empezaron a caer por sus ojos. Se dio media vuelta y se fue.



Carlos estaba en el balcón mirando al cielo. Hace una semana, Natalia lo había dejado. Si bien le había explicado. No. Explicado, no. Dejado en claro que ya no lo quería más, el no entendía como todo fue tan repentino.

Conocerla, enamorarse, enamorarla, ser novios y que se acabe el amor, y cortar. Siempre se dio cuenta en las relaciones de sus amigos, que en el amor siempre alguien termina lastimado, y a el le había tocado ese rol.

Suspiro. Dolido y extrañarla eran dos palabras que quedaban cortos a lo que sentía. Era duro verla levantarse cada mañana e irse como si el no existiera, mas duro era verla saludarlo sin un poco de culpabilidad en los ojos, o que ella saliera tanto con sus amigas y verla estar con otros chicos en el Campamento como si el ya no era su mejor opción.

Unas lágrimas cayeron por sus ojos. ¡Era muy cruel con él! Y ni siquiera le importaba. No le importaba que el haya pasado un estado de zombie para reanimarla. Francisco ya no sabía que chistes hacer para que el, por lo menos, se riera y German no sabía que chicas presentarlas para que muestre interés por alguien. Y el apreciaba el esfuerzo de sus amigos, pero no iban a poder con algo tan fuerte en él. El amaba a Natalia.

- ¿Carlos?-preguntó una voz atrás suyo.

Se giró y vio a Juan enfrente de él.

-          ¿Estas bien?-preguntó Juan al ver la cara de Carlos.

Carlos asintió.

-          ¿Estas así por mi hermana?-preguntó. Carlos volvió a asentir.

-          No tenes derecho a estar así después de lo que le hiciste.-contestó frunciendo el seño.- Es cierto que ella tampoco hace las cosas bien saliendo con otros adelante tuyo, pero lo que le hiciste…-

-          ¡¿Qué?! ¡¿Qué le hice?!-preguntó.- Todo lo que hice por ella desde que me enamoré fue por amor, cambiar por ella, luchar y competir por su amor, llorar por ella, ser feliz cuando me dio bolilla, mas aun cuando fuimos novios, serle fiel, bancarme sus celos, que es cierto que me encantaban, pero también no me gusto que no tenga la confianza en mí para saber que yo nunca le sería infiel ¿Y así me lo paga?-preguntó.-Cortándome de un día para otro porque no me quiere más.-gritó.

-          Vos le fuiste infiel Carlos.-contestó Juan.

-          Yo nunca le fui infiel, esa vez que me encontró besándome con Micaela, fue antes de que yo la pueda sacar, fue un mal momento pero eso ya quedó atrás, veníamos bien, no entiendo porque me dejo de querer un día para el otro.-dijo dejando que le cayeran las lágrimas.- Ahora entiendo porque era tan arisca y nunca me decía que me amaba, solo que me quería, pero a un amigo se lo quiere.-agregó.

-          Carlos ojala que tus palabras fueran verdad.-dijo yéndose Juan.

Carlos se quedó viendo al vació. Juan le acusaba de serle infiel a su ex novia. Eso significaba que Juan sabía algo que el no sabía.

De repente, una conclusión empezó a dar vueltas por su cabeza. Desde el día que Micaela entró al teatro, Natalia había estado más rara, como más melancólica. Y una semana después le había cortado. Frunció el ceño. Micaela había hecho algo para que Natalia pensara que el le fue infiel, y como Natalia había pasado ya por eso, ya no le plantearía nada más, sino reaccionaría. Y esa reacción había sido lastimarlo, porque era vengativa, y terminar de una vez por todas, con un chico que le era infiel. Sonrió. Había resuelto la operación Matemática.

Pero era una teoría. Ahora necesitaba pruebas que esa teoría era cierta y después, demostrarle a Natalia que era mentira lo que haya hecho Micaela.



 “Llego el día” pensó para si Natalia.

Se miró vestida y peinada en el espejo. En pocos minutos subiría al escenario e interpretar a Marianella Rinaldi. Más allá que era una noche que espero mucho, le ponía nerviosa el pensar tener que actuar todo el tiempo con Carlos.

Se había vengado todo lo que le había hecho, había notado en sus ojos el dolor. El mismo que ella disimulaba. Era vengativa por naturaleza, y si un ser querido le hacía daño, ella contraatacaba. Era uno de sus más grandes defectos, pero era su naturaleza.

Sonrió al espejo ocultando todo lo que sentía y justo tocaron la puerta.

-          Natalia ya comienza la obra.-dijo Flor.

Natalia se dio vuelta hacia ella, y la abrazó.

- Te voy a dar un consejo Nati, no solo para este ámbito sino para el resto de tu vida.- dijo Flor.- No todo es lo que parece.- Ella sonrió y la llevó al escenario.

Cuando se asomó, se dio cuenta la cantidad de gente, pero sabía que una buena actriz se mete en su personaje y vive la historia como si fuera real. Se metió tanto en su personaje que se olvido que Carlos era quien era, y lo veía a Thiago en su lugar.

La obra estaba saliendo un éxito. La gente estaba muy interesada en que era lo siguiente en que podía pasar.

Media hora más tarde, ya llegó el final. Natalia estaba en su camarín haciéndose sus últimos retoques. La puerta se abrió atrás suyo.

-          Flor ya estoy lista…-dijo dándose vuelta.- ¿Qué haces acá vos?-preguntó mirándolo fríamente. Se dio medio vuelta y siguió arreglándose.- Carlos todos los besos que nos dimos hasta hora es pura actuación…-decía Natalia.

-          Toma este traje te lo manda Flor, dice que lo cambies y rápido.-interrumpió Carlos.

Natalia dejó el pincel suspendido en la mesa y se dio vuelta a mirar su vestuario.

-          ¿Cómo me lo trae cinco minutos antes del final?-preguntó Natalia histérica.

-          No sé, solo obedezco órdenes.- Natalia lo agarró.- Ah y hablando del final prepárate para improvisar mucho.-agregó Carlos yéndose.

Natalia se cambió y se fue hacia el escenario. La música con la que ella tenía que entrar ya estaba sonando.

Cuando pasó, de repente la música se detuvo y en la pantalla de atrás paso una escena. Natalia lo observó como una espectadora más, era una grabación de Micaela hablando con Leticia en la laguna, Micaela le contaba a Leticia, que ella quería a Carlos y haría cualquier cosa para conseguirlo y que como su primer plan no había funcionado ella había ideado otro. Después pasó otra escena, en que Micaela le daba a Natalia las fotos y después paso cuando ella le cortaba a Carlos. Después había varias escenas en que mostraba lo que hizo Carlos para descubrir la verdad.

Cuando el video finalizó, Natalia seguía parada enfrente a todos, pero esta vez los espectadores dirigieron su mirada sobre ella.

Carlos pasó enfrente de todos, con una sonrisa en la cara. Because you love me sonó mientras que el le había bailar a Natalia. Cuando terminó le dio un micrófono.

-          Improvisa.-le susurró.

Natalia se le vino una idea, tenía que pedir disculpa, así que le recito una poesía que había escrito hace mucho.

Carlos sonrió y se besaron enfrente de todos.

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7 agosto 2010 6 07 /08 /agosto /2010 20:37

Capitulo 11

No todo es color de rosa.

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Querido Diario:

                          Ya pasó un mes desde que me arregle con Carlos. Pasaron rápido  por lo feliz que fui en esas semanas, y sigo siendo gracias a él.

El volvió a atraer alegría en mi vida, que no sentía desde la muerte de papá. Es mucho mejor novio de lo que jamás soñé, es un amor y cada día siento que lo quiero mucho más.

Mamá me contestó la carta y me dijo que esta muy feliz por mí y que espera que sea una de las experiencias mas lindas que viva. Aunque debo admitir que eso, entre otras cosas, fueron hermosas, hubo algo que me molesto y es que piense que todavía soy inmadura para llevar una relación seria.

Y lo mismo le pasó a Carlos, los papás de él no podían creerlo, hasta le pidieron que les mande fotos y videos, pero en su carta le pusieron más concreto: “Se feliz con ella mientras dure su relación”.

Obvio que no somos tan inmaduros para creer que esto es para siempre, los dos queremos que lo sea, y algunas parejas lo consiguen, pero es muy difícil.

Por ahora me voy a dedicar que disfrutar mi amor sin miedo, (eso no significa que no tenga precauciones), porque el primer amor es superficial e, inmaduro pero sano y mágico.

Hablando de otra cosa, Carlos hoy me va a hacer  una sorpresa...

                                                   Me voy a vestir

                                                                           Chau

 

Natalia leyó rápido lo que había escrito y cerró su diario y lo volvió a esconder. No quería que nadie lea sus pensamientos y sentimientos íntimos.

Miró la hora. Eran las siete.

- Bien, hora de prepararse.-dijo con una sonrisa.



Carlos y Natalia caminando de la mano hacia la entrada del Campamento, el le había dicho que era una sorpresa, y haciéndole pensar a Natalia, que iba a hacer una cita como otras que habían tenido, pero la verdad era para festejar el mes en que estuvieron juntos y algo más prometedor.

Se subieron al colectivo y fueron a la cuidad de Bariloche. Ese día iban a ir a ver una película al cine primero, Eclipse.

Carlos pagó las entradas como buen caballero y le compró palomitas para comer en el cine y una gaseosa con una sola pajita. Lo típico de una cita en las películas.

Natalia se pasó llorando toda la película de la emoción, Carlos le robaba un beso cada tanto o le decía al oído algunas frases de Edward le decía a Bella.

- Vos sos mucho mas linda que Bella.-le decía Carlos.- Y yo más sexy que Edward.-Natalia reía y le daba un beso en el cachete.

Cada tanto ella habría la boca sorprendida de las escenas, y el aprovechaba y le robaba un pico. O, cuando ella estiraba su brazo para agarrar un pedazo de palomitas, el antes que pueda llegar a la bolsa, el estiraba la suya y la agarraba, y quedaban sus manos unidas un largo tiempo.

La película terminó, y salieron de la mano.

- ¿Te gusto la película?-preguntó Carlos.

- Si, me encanto.-contestó Natalia.

Carlos se quedó callado un largo rato mientras caminaban hacia el restaurante que iban a ir a comer.

- ¿Por qué tan pensativo Carlos?-preguntó Natalia.

- Nati, ¿Qué pensabas sobre el amor antes de conocerme?-preguntó Carlos.

- Yo… bueno… soñaba mucho sobre el amor.-contestó Natalia.- Soñaba con conocer a un chico de veras especial para mí, que me haga sentir algo mágico en mi panza y en mi corazón, y que me tratara como una princesa.-dijo sonriendo.- Tenía una visión muy…romántica.-agregó.

- ¿Y vos interpretas a tu chico especial como alguien como Edward?-preguntó Carlos.

- ¿A qué te referís con eso?-

- ¿Qué si la personalidad de Edward es tu ideal como chico especial?-preguntó Carlos.

- Para mí Edward es como un príncipe azul de nuestro tiempo.-contestó Natalia.- Lindo, con plata, tiene algo sobrenatural, y la ama a ella mas que cualquier otra cosa en el mundo y la rescata de si misma, porque ella tenía una visión suya muy negativa o aburrida y el viene a darle sentido a su vida y hacerla sentir única.-opinó Natalia.

- ¿Única?-

- Si, única.-afirmó Natalia.- Por eso la rescata, el la hace sentir única porque ella es la única a la que el amo y la única de hacer sentir eso a alguien tan perfecto como Edward.-contestó.

- ¿Y vos queres a alguien como Edward en tu vida?-preguntó Carlos.

- No, Carlos.-negó Natalia.- El es muy perfecto, justamente es un vampiro, un ser sobrenatural que no existe.-dijo Natalia.- Y yo quiero un humano, alguien imperfecto, el cual los dos juntos vayamos evolucionando y luchemos, no con otros vampiros para estar juntos, sino con la realidad, como cosas como la rutina, la atracción física por otras personas, el desgate de la pareja.-agregó Natalia.

- Todo lo contrario con lo que soñabas respecto al amor.-opinó Carlos.

- No del todo, de algún modo se relacionan.-dijo Natalia.- Yo siempre fui una persona muy realista, con los pies en la tierra.-agregó.

>>Y lo único con lo que soñaba con fantasía era respecto al amor, por eso no me arregle con cualquiera, y creo que no me voy a casar con cualquiera, porque esperaba alguien que me haga pisar la realidad y que se relacione con lo que yo soñaba y conociéndote a vos me di cuentan que se relacionan ¿Cómo? Fácil, no sentí amor al instante, pero si llegué a sentir algo especial por vos, no mágico, pero si especial. Con respecto a como me tratara, vos cumplís con lo básico de una relación, me respetas y me aceptar como soy a parte de otras cosas buenas que tenes, pero eso ya es suficiente. Y esto es real.

Natalia le mostró sus manos enlazadas.

- Nosotros, ahora mismo, esto es la realidad.-dijo Natalia deteniéndose en medio de la calle.- Te quiero.-agregó dándole un beso en la mejilla.

Carlos le sonrió y siguieron caminando hacia el restaurante.

Llegaron. El restaurante era uno normal, Carlos como siempre pidió un lugar apartado para ambos.

La habitación era toda vidriada y la mesa estaba adornada con flores por todas partes. Los vidrios daban al cerro Catedral.

Natalia y Carlos se sentaron y no tardo en llegar el mozo, pidieron sus órdenes y mientras esperaban empezaron a hablar.

- ¿Sabes porque te traje acá?-preguntó Carlos.

- Si.-afirmó Natalia asintiendo.- Cumplimos un mes de noviazgo.-agregó.

Carlos asintió.

- También tengo que darte una sorpresa.-dijo Carlos.

- Ay, sabes que no me gusta…

- No compre nada.-interrumpió Carlos.- Es algo muy profundo mió que te quiero dar a vos.-agregó sonriéndole de costado.

- ¿Y se puede saber que es?-preguntó Natalia.

- Espera a las doce picarona.-contestó Carlos deslizando su dedo índice por la nariz de Natalia.

El mozo llegó con las órdenes de cada uno. Carlos pagó y le dio su propina al mozo, para que ellos puedan irse cuando quieran.

Comieron mientras charlaban de temas triviales, nada importantes. Así pasó el tiempo hasta que se hicieron las doce.

- ¡Felicidades mi amor!- se dijeron los dos y brindaron con sus copas de shampag.

Se levantaron de sus sillas y Natalia corrió a los brazos de Carlos, el la alzo y la dio una vuelta en sus brazos.

- Un mes juntos mi amor.-le dijo Natalia.

- Si, todo un mes de noviazgo.-dijo Carlos riendo.- El mas largo que tuve.-agregó.

- Y este es el primer noviazgo que tengo.-dijo Natalia.

Se quedaron un rato abrazados, viendo el cerro Catedral delante de ellos. Los dos querían alargar ese mágico momento lo más que podían. De repente, Natalia se separó y fue a buscar algo en su cartera.

-Yo también tengo algo que darte, pero primero yo.-dijo Natalia.

Sacó de su cartera, un oso de peluche con una remera que decía “Hola”.

- Ya se que no es la gran cosa, pero te lo quería dar.-dijo Natalia dándoselo a Carlos.

Carlos lo agarró entre sus manos y lo miró un rato.

- Es muy especial para mí, era mi oso de peluche al que yo le decía que era mi hijo y que cuando encuentre a su padre se lo iba a entregar.-dijo Natalia.- A esa edad no tenía idea que iba a tener un novio al que iba a querer tanto, pero si lo uso desde esa perspectiva, tiene un muy lindo significado.-explicó Natalia.

Carlos sonrió de medio lado y la agarró entre sus fuertes brazos, para abrazarla.

- Me encanto mi amor.-dijo y la agarro de los cachetes dándole un beso corto en los labios.

Se separaron y Carlos la agarro de la mano. Tironeo de ella y le hizo sentarse arriba de él.

- Nati tras mucho pensar, decidí cual sería la mejor sorpresa para nuestro cumple mes.-dijo con una sonrisa.- Vos ya sabes que me cambiaste mi mundo, sabes que te quiero y si estamos junto es por una decisión de ambos, y que vos sos la primera que me haces sentir todas estas cosas que llamamos amor.-dijo Carlos.

Natalia asintió con una gran sonrisa.

- Y acá entramos en mi sorpresa.- dijo Carlos.- Desde que noté lo que siento por vos me pregunte si esto era amor, y este mes estando con vos, lo averigüé y me aseguré de lo que sentía por vos era real, y he ahí mi pregunta ¿Qué tan real? ¿Cuanto te quiero?-contó Carlos.- Entonces encontré dos palabras para definirlas ¿Sabes cuales son?-preguntó Carlos.

- ¿Te quiero?-preguntó Natalia.

- Te amo Natalia.- Natalia se quedó sorprendida y abrió los ojos de par en par.- Te amo, llegué a esa conclusión, Te amo y es tan real como nosotros dos juntos en este momento.-dijo Carlos.

La agarro de ambos cachetes y la beso apasionadamente.



Natalia camino de un lado de otro en su habitación pensando la mejor manera de que Carlos la perdone. No entendía porque específicamente se enojo, por no haberle contestado el “te amo” de Carlos, o por dudar, si fue verdadero ese “te amo”.

Si lo hirió no fue apropósito, ella no estaba preparada para que le digan dos palabras tan llenas de valor en una relación, ni ella para decirlas. Durante su mes de noviazgo, ella lo había pasado muy bien a su lado, se había dado cuenta deque lo quería mucho y de que su sentimiento crecía conforme pasaban los días, también, de que lo suyo realmente era especial, pero todavía consideraba muy pronto para saber si ese amor era tan profundo y real. De que se estaba enamorando cada vez más, no tenía dudas, pero la palabra “te amo” era muy complejo para una relación de un mes.

Carlos entró a la pieza recién terminado de cambiarse, la vio parada en la mitad de la pieza, pero la ignoró.

Natalia se dio cuenta de esto, y salió a perseguirlo.

- Carlos, por favor, hablame.-dijo Natalia.

- ¿Para que queres que te hable?-preguntó Carlos.- Para que sigamos como que no paso nada.-agregó parando en seco y dándose vuelta a mirarla.

- ¿Qué puedo hacer para que se te vaya el enojo?-preguntó desesperada.

Carlos la miró de arriba bajo y le sonrió.

- Sabes perfectamente que tenes que hacer.-contestó.

- Decime porque te enojaste.-dijo Natalia.

Carlos suspiro.

- ¿Qué te parece? Te digo te amo, y vos no me contestas.-dijo Carlos.

- Es que Carlos… no es que no quiera decírtelo, es que vos sabes que te quiero y para mi un te amo es demasiado para una relación tan…reciente.-explicó Natalia.

- El tiempo de la relación no tiene que ver con el amor en la pareja.-dijo Carlos.

- Es que Carlos yo soy muy racional y es la primera vez que siento algo así por alguien, y no me siento preparada para preguntarme que tan real es este amor y menos, expresarlo.-opinó Natalia.- A vos te es mas fácil porque siempre te dejaste guiar por tus emociones, por lo tanto, es más fácil hacerlo y reconocer cuales son;  y también expresarlos, porque tu personalidad es muy calida y cariñosa, y yo… soy todo lo contrario a vos.-explicó.

Carlos la miró a los ojos y los cerró.

- No se que pensar Nati.-dijo Carlos.- Puede ser que tengas razón, pero a mi me duele que vos dudes de nuestro amor, siendo para mí tan claro y no recibir una correspondencia a mi sentimiento.-explicó.

- Yo no dudo y si te correspondo.-afirmó Natalia,

- No de la manera que yo quiero.-dijo Carlos.

Natalia se quedó muda sin saber que decir, y Carlos se fue.



Esa noche había una fiesta, Carlos se fue con sus amigos totalmente herido. Le dolía amar a Natalia, y que ella solo lo quisiera. Era cierto que era su novia, y que sentía cosas por él, pero era muy distinto, a que llegue a estar enamorada.

La fiesta se hacía en un boliche cerca de Bariloche. Tras pagar sus entradas, los tres amigos ingresaron. Estaba lleno el lugar. La música sonaba por los parlantes.

Los chicos fueron directo a la barra. Pidieron unas bebidas mientras charlaban.

- ¿Cómo anda tu noviazgo?-preguntó Francisco.

- El otro día le confesé que la amaba.-contestó Carlos serio.

Ambos amigos abrieron los ojos sorprendidos. Un silencio se produzco entre ellos, al punto, que a Carlos le molesto hasta como lo miraban.

- ¿Qué?-preguntó.

Ambos chicos se miraron entre sí y lo volvieron a miran. Francisco empezó a balbucear pero no le salía nada.

El mozo vino que sus bebidas. German pagó y le pasó a cada uno su bebida.

- La verdad no esperábamos que llegues a ese punto tu relación.-contestó Francisco.

- Yo fui el que me enamoré de ella.-corrigió Carlos. Ambos amigos levantaron las cejas confundidos.- Ella solo siente cosas por mi, y no me contestó cuando se lo dije.-agregó tomando su bebida.

- ¿No te quiere?-preguntó German.

- Si me quiere… mucho, siente cosas por mí y todo eso.-contestó Carlos.- Pero no me ama.-agregó.

Francisco sonrió de forma burlona.

- Claro, si es muy reciente lo suyo.-dijo Francisco.- Es lógico, lo tuyo es una excepción.-agregó.

- Ya se pero…-suspiro Carlos.- Los que le voy a decir no están acostumbrados a escuchar y menos de mí, pero es lo que siento.- cerró los ojos y respiró hondo.- Me duele que no me corresponda.-agregó.

Francisco negó con la cabeza.

- Nunca espere escuchar eso de vos Carlos.-admitió.- Pero tampoco nunca crecí que seas tan ciego… ella te quiere, hasta incluso debe amarte pero es muy nuevo todo esto para ambos.-explicó.

- Eso me dijo ella.-dijo Carlos.- Pero es que…

- Carlos dale tiempo, no podes obligarla a que sienta o reconozca que lo sienta ahora, solo están hace un mes juntos, van bien no arruines tu relación mientras se sigan queriendo.-aconsejó German.

Carlos y Francisco lo miraron sorprendido.

- ¿Desde cuando sabes sobre el amor vos?-preguntó Carlos.

- Desde que me recibí de psicólogo por escuchar las quejas de este ex “Don Juan”.-contestó con una sonrisa. Sus dos amigos lo miraron incrédulos.- Esta bien, desde que me hice amigo de Celeste, y me obliga porque o sino va a mostrar una foto mía, a ver sus novelas de amor y leer y encima, me conversa todo el día sobre eso.-explicó cruzándose de brazos.

Carlos y Francisco se echaron a reír. Con razón su amigo había desaparecido horas y siempre se lo veía hablando con Celeste, estaban llegando a creer que tenían una relación.

De repente, la música paro y una luz se prendió. Todos se dieron vuelta y se encontraron con un escenario.

- Chicos por favor, disculpe la interrupción pero hoy tenemos un número especial.-dijo el D-J.- Con ustedes la ganadora del año pasado.-agregó bajando de la tarima.

Un teclado empezó un solo y una dulce voz empezó a cantar. No se podía ver a quien cantaba porque estaba detrás del escenario pero si se oía perfectamente la canción.

Carlos creyó reconocer la voz, pero se concentró más en la letra de la canción, parecía que iba dedicaba a él porque la chica que cantaba, contaba una situación parecida a la que vivió hace poco con su novia, y lo que ella sentía. Le conmovió más el estribillo.

 

La noche estrellada,

En lo alto la luna,

Me confesaste,

Cuanto me amabas.

Nos besamos,

Como dos esclavos,

De este amor intenso

Y que la vida nos ha regalado.

No supe que contestarte,

No estaba preparada,

Para que me digan que me quieren,

Con un amor tan grande,

Y aunque todavía no lo reconozco,

Se que esta en mí,

Ese amor tan grande,

Que tú anhelas.

 

Te pido que me des tiempo,

No por obligación se hacen las cosas,

Las relaciones no se rigen por reglas,

Sino por sentimientos,

Sabes que te quiero,

Pero para ti no es suficiente,

Se que te herí y

Entiéndeme,

No es fácil para mí,

Pero como te lo dije,

Te lo vuelo a repetir,

Te quiero amor mío

Y nadie nunca va a cambiar eso.

 

Apareció Natalia y todos empezaron a aplaudir. La voz de Natalia realmente era hermosa.

El D-J se subió a la tarima.

- ¿Ven porque fue la ganadora?-Todos volvieron a aplaudir.- Ella se llama Natalia Menéndez- dijo.

Natalia sonrió y busco entre el público a Carlos.

Carlos, por su parte, estaba con sus amigos. No podía creer que Natalia había superado su pánico escénico para pedirle disculpas. De repente, se sintió un tonto por haberse enojado con Natalia, ella solo necesitaba tiempo.

- Amigo ella nos dijo que estaba mal tu relación, nunca nos dijo porque.- confesó Francisco abrazándolo.

- Por eso te trajimos acá.-dijo German abrazándolo también.- Nos obligo.-agregó.

Carlos sonrió y volvió a posar la vista en Natalia, quien ya lo había encontrado.

La música volvió a apoderarse del boliche, la gente empezó a bailar.

Natalia fue corriendo hacia Carlos.

- Gracias mi amor.-dijo Carlos recibiéndola entre sus brazos.- Me encanto, te amo.-agregó besándola en los labios.

- Perdóname Carlos.-dijo ella abrazándolo.

- Nada de eso, te voy a dar todo el tiempo que necesites.

Natalia le sonrió feliz y fueron a bailar.



Natalia y Carlos estaban en la dirección. El director los había mandado a llamar.

Estaban esperando en la sala de espera. Carlos miraba los Simpson, mientras Natalia se miraba las uñas.

Carlos agarró la mano de Natalia y la besó.

- Tranquila, todo va estar bien.-dijo Carlos.

- ¿Cómo podes decir eso?-preguntó Natalia.- ¿Sabes porque nos llamaron?- Carlos negó con una sonrisa burlona.- ¿Y entonces?-preguntó.

- En mi colegio, siempre me voy a dirección.-contestó.- Nunca me pasa nada, el director no muerde, solo me habla y me pone amonestaciones.-agregó.

- Yo nunca fui a dirección, menos en el Campamento, yo soy una buena alumna en todo lo que hago.-dijo Natalia volviéndose a comer las uñas.- Mira si le llaman a mi mamá, o peor, mira si la llaman a mi abuela, o peor mira si me expulsan, o peor…-

- Tranquila, no hicimos nada malo ¿No?-preguntó. Natalia negó con la cabeza.- Entonces no hay de que preocuparnos.-dijo riendo.

La puerta de la sala del director se abrió repentinamente. Ahí salió el Dr. Schneider, sus ojos celestes rápidamente encontraron a los dos chicos.

- Pasen chicos.-dijo haciéndoles una seña.

- Tranquila, tranquila Nati.-dijo respirando hondo.

Carlos ingresó tras de ella, riendo. Se sentaron en dos sillas que le indico el Director.

- Buenos Días Natalia y Carlos ¿Cómo están hoy?-preguntó amable.

- Por favor, no me expulsen, Roció fue la que me obligó a poner eso en la pieza de Micaela…-saltó de repente Natalia.

- ¿De que estas hablando Natalia? Yo no les llamó para retarlos.-contestó el Director. Natalia suspiro de alivio.- Pero mas tarde me vas a contar eso que le pusiste a Micaela.- Natalia se puso pálida.- Pero más tarde…

- Entonces si no nos llamo para retarnos ¿Para que nos llamó Doc?-preguntó Carlos.

- Los llame porque me enteré que están de novios.- La pareja se miraron incrédulos.- Déjenme continuar, si ustedes están de novios tienen que saber que tienen que usar métodos como el preservativo para impedir los embarazos ¿Están manteniendo relaciones sexuales?-preguntó más serio que nunca.

Ambos se quedaron mudos. El Director empezó a reír.

- No los llamó para eso, pero si tienen háganlo por favor, si se embarazan, están expulsados.-dijo poniéndose de repente serio.- Les llamo porque los vi varias veces juntos y vi lo que te canto Natalia el fin de semana y ustedes tienen algo en común… carisma, y Natalia es artista, y eso es lo que necesitamos para la pareja protagónica de la obra para cerrar el Campamento.-explicó.- ¿Qué me dicen?-

Los chicos se miraron entre sí confundidos, era mucha información para procesar.

- La verdad a mí nunca me gusto la actuación Doc.-contestó Carlos.

- Y yo no se si quiero volver a actuar, tengo que superar mi pánico escénico y los padres estén no ayuda mucha a eso.-contestó Natalia.

- Piénselo chicos, y después me contestan ¿Dale?-preguntó el Director. Ambos asintieron.- bueno eso nomás era, pueden retirarse.

- Hasta luego.-dijeron los dos yéndose. 



Natalia estaba corriendo por el bosque mientras pensaba en la propuesta del Director. Nunca se había esperado algo así, ella no servía para la actuación, era muy tímida enfrente de un gran público.

- Hola Nati.-saludó Micaela alcanzándola.

Natalia la ignoró y siguió corriendo. Micaela la siguió un rato hasta que Natalia se cansó y paró de repente.

- ¿Qué queres?-preguntó Natalia.

- ¿No puedo hablar con mi amiga de la infancia?-preguntó Micaela.

- ¿Ahora te acordas de eso?-preguntó Natalia.- Mientras que hace años nos haces la vida imposible.- la enfrentó.

- Nati solo quiero hablar con vos en este momento.-contestó con cara de inocente.

- Ándate.-dijo Natalia.- Ándate.-volvió a repetir.

- ¿Cómo anda tu relación con Carlos?-preguntó Micaela.

- Que importa, ándate.-contestó.

- Yo que vos me fijaría más que es lo que hace, es un chico lindo y hay muchos gatos en el Campamento.-dijo Micaela.

- ¿Cómo vos? Sabes algo Micaela por algo me eligió a mí y es porque no soy nada fácil, y no te vuelvas a meter en mi relación.-contestó Natalia.

Y se terminó yendo ella.

El resto del día transcurrió normal, estuvo con sus amigas y con su novio porque lo que le había dicho Micaela le había dado vueltas en la cabeza todo el día ya llegada a la noche, decidió convencer a Carlos para actuar, era una forma de demostrarle a todos que eran novios.

Natalia estaba junto con Carlos en la cama de él.

- ¿Qué te parece si aceptamos actuar?-preguntó acariciando el pecho desnudo de él.

- ¿a que se debe esa decisión?-preguntó Carlos buscando los ojos de Natalia.

- Es que estuve pensando y esta buena la idea de actuar juntos.-contestó Natalia.- Y como tiene que venir nuestros padres, que nos vean juntos actuando pueden que aumente su confianza en nosotros ¿vamos a aceptar?.-agregó haciendo un puchero.

Carlos acarició su pelo y asintió con una sonrisa ladina.



- Hola Chicos, bienvenidos.-saludó una mujer a la pareja protagonista.- Mi nombre es Florencia, y soy la novia de Nicolás y la que va organizar esta obra.-se presentó.

- Hola yo soy Natalia y el es mi novio, Carlos, y nosotros vamos a hacer la pareja protagonistas.-saludó Natalia con dos besos a la mujer.

- Hola.-saludó Carlos de la misma manera que Natalia.

Florencia los hizo sentar en el piso mientras ella iba a buscar los libretos.

El salón donde practicaban era uno que quedaba en el teatro del Campamento.

-¿Viste lo joven que es para Nicolás?-preguntó Natalia.

- ¿Qué tiene? Lo importante que esta re buena.-contestó Carlos.

Natalia le pegó en la cabeza.

- Ay, esta bien, discúlpame.-pidió Carlos.- No comentó más.-

- Y ni la mires.-ordenó Natalia.

Florencia regresó con los libretos en la mano.

- Acá los encontré.-dijo Flor.

Natalia levantó una mano.

- ¿Qué pasa Nati?-preguntó.

- ¿y los otros actores?-preguntó Natalia.

- Ustedes son los únicos actores.- La pareja se puso blanca.- Joda, todavía están en casting para seleccionarlos, mientras tanto vamos a practicar.-dijo sentándose enfrente la pareja.- ¿Conocen Casi Ángeles?-preguntó.

- Sí, es mi novela favorita.-contestó Natalia.

- Bueno, esta basada en ella.-contó Florencia.- Ustedes son Thiago y Mar, la escena es casi igual pero tiene algo distinto, después le digo que es, ahora improvisen la escena.-ordenó.

Natalia se paró e hizo que corría y se chocaba con algo y se tiró al suelo.

- No que bolu…-dijo riéndose Carlos.

- Eso es actuación Carlos, y ahora seguí la escena.-ordenó Florencia.

Carlos se levantó enojado e improviso la escena.

Cuando terminaron de presentarse, Carlos la besó apasionadamente. Natalia se separó.

- Así no es Carlos, vos tenías que mirarme y decirme que vaya a tu casa y todo eso.-dijo Natalia.

- Ya sé, pero si no es muy aburrido, si igual en algún momento se van a terminar besando.-dijo Carlos.

-No no de vuelta, de vuelta.-dijo riéndose Florencia.

Natalia sonrió y empezó de nuevo.

Hizo que se caía mientras corría, Carlos se acercó y le tendió una mano y ella se agarro.

Ahí se miraron como si se conocieran por primera vez, Carlos la miró de arriba a bajo con una sonrisa ladina en los labios. Natalia levantó una ceja.

-Córrete.-dijo Natalia

- Me corro.-dijo Carlos - Vení veni  a mi casa, te presto una toalla, te cambias…-

- No, no… yo me voy.-dijo Natalia.

- Pero si estas empapada.-dijo sonriéndole Carlos.

- No… pero…-dijo Natalia.

- Perfecto, hasta ahí, hasta ahí.-dijo con una sonrisa Florencia.

- ¿Nos podemos ir?-preguntó Carlos.

- Ay que mala onda.-contestó Flor.- Yo les voy a decir cuando, ahora vamos a leer todo sus líneas y después se puede ir.-ordenó.

La pareja le hizo caso.



Natalia se levantó al día siguiente y no vio a Carlos en su cama. Se sorprendió, pero no tenía nada de malo que una vez se haya levantado temprano, así que no se preocupo.

Fue al baño a cambiarse y tras de desayunar, salió a correr como todas las mañanas.

Más tarde, fue al comedor y encontró a Luna y Morena hablando entre ellas.

- Hola Nati.-dijeron las dos cuando ella se sentó en su mesa.

- Hola chicas.-saludó Natalia.

- ¿Y Carlos?-preguntó Luna.

- No sé, por ahí debe andar.-contestó Natalia.

Las chicas se miraron extrañadas.

- ¿No sabes donde esta?-preguntó Morena.

Natalia sonrió y negó con la cabeza. Las chicas volvieron a mirarse sorprendidas.

- ¿Anda todo bien entre ustedes? Porque hace unos días…-dijo Luna.

- Sí, ¿Por qué debe andar algo mal?-preguntó Natalia sorprendiéndose ahora ella, por la reacción de su amiga.

- Es que…bueno como no sabes donde está, pensé que estaban peleados.-Contestó poniéndose nerviosa.

- ¿Y que tiene?-preguntó Natalia.

- Bueno… es extraño.-contestó Luna.

- ¿Por qué?-preguntó Natalia.

- Por que… digamos que están todo el tiempo juntos y tan pendientes uno del otro, que hasta parece como si no pudieran vivir separados.-contestó Morena media insegura.

Natalia se puso seria de repente y se quedó pensando un rato.

Sus amigas la miraron preocupadas, de que ello no le haya agradado.

- ¿Ósea que parezco…casada?-preguntó con pánico.

- Yo no lo diría así, no es tanto.-contestó sutilmente Luna.

Natalia levantó una ceja en desacuerdo.

Chicas ustedes saben que siempre odie a mis amigas que se ponían de novias, y de repente, desaparecían de la faz de la tierra.-dijo Natalia.- Por eso, si las deje de lado, les pido disculpas, a Carlos lo quiero y mucho, pero ustedes son mis amigas.-agregó con una sonrisa.

- Oh Nati.-dijeron ambas y fueron a abrazarla.

Cuando se separaron vieron algo de nostalgia en los ojos de Natalia.

- ¿Segura que esta todo bien con Carlos?-preguntó Luna.

Natalia largó un suspiro.

- Si, creo… ayer después de nuestro primer ensayo, fuimos a comer algo juntos y el estaba re seco, parece como si invirtiéramos roles.-explicó.- Y hoy desde la mañana no lo veo, cuando me desperté el no estaba, y su cama estaba hecha.-agregó preocupada.

- Seguro tenía algo importante que hacer y se tuvo que ir rápido, y no te quiso levantar.-sugirió Morena.

- Si, bueno… igual no quiero aburrirlas con estos temas, seguro es idea mía y nada más.-dijo Natalia.- Cuéntenme de sus vidas.-

Así se pasaron toda la tarde hablando y haciendo chistes y yendo de un lado para el otro.



Natalia caminaba a orillas de la laguna del Campamento, sonreía mientras miraba al cielo estrellado. Había pasado muy bien con sus amigas, se prometió que iba a reservar tiempo para ellas más seguido. El primer mes de noviazgo la había idiotizado hasta el punto de pensar solo en Carlos, pero se dio cuenta que cada uno necesitaba su espacio cada tanto.

La verdad nunca se imaginó que podría ser tan feliz con un chico así al lado suyo, el era una de las cosas más importantes de su vida y deseaba estar con él por siempre.

Un ruido la sacó de sus pensamientos, que venía desde más alto atrás de unos árboles.

Natalia sigilosa se dirigió hacia ahí, seguro era una pareja y los quería sorprender.

Se apoyó en un árbol y empezó a subir entre las ramas. Llegó a una buena altura y frente a sus ojos vio a la pareja, rápidamente distinguió a la chica era Micaela y cuando el chico la apartó, se dio cuenta que era Carlos.

Natalia se puso nerviosa al pensar que el estaba siendo infiel y se movió para bajarse rápidamente del árbol e irse, pero por un mal movimiento terminó cayéndose, y cuando levantó los ojos, se encontró con Carlos teniéndole una mano, preocupado y la sonrisa burlona de Micaela delante de ella.

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9 julio 2010 5 09 /07 /julio /2010 05:35

Capitulo 10.

Novios

03 novios01

 

Natalia volvía en colectivo con su ahora novio. No podía creer que con la cantidad de chicos que estuvieron atrás de ella, lo haya elegido a él, y menos pensar, con la cantidad de chicas que habían sido novias de él, la elija a ella.

Sonrió para sus adentros. << ¡Tengo novio!>>  pensó entusiasmada, y se acurruco en el pecho de él. Nunca se imaginó con lo rehacía que ella era para que la toquen las personas que conocía hace poco, le permitiera abrazarla por la cintura y acercarla a él. Es más, hasta apretujarla hasta dejarla sin aire.

Volvió a sonreír. Esto era el principio de un amor y esperaba que sea larga su relación. Porque desde hace menos de veinticuatro horas, su relación con él era totalmente formal y recibía un nombre: Novios.

Justo empezó a sonar la música somos novios de Luis Miguel y se quedo dormida entre los brazos de Carlos.



Natalia se paró frente a la cabaña de coordinadores nerviosa. No sabía si estaba haciendo lo correcto, podía generar un gran dolor a Eduardo pero no estaba dispuesta de que se entere por otros oídos y lastimarlo más.

Carlos había estado de acuerdo que vaya a tener una charla con él, aunque no estaba tan convencido de que tengan que charlar a solas, por puros celos.

Sonrió.

Toco la puerta nerviosa y esperó a que la atiendan. María le abrió.

- Nati ¿Qué haces acá?-preguntó.

- Eh… ¿esta Juan?- María levantó una ceja.- Necesito hablar con él.-pidió.

- Si, esta pero no veo que tenes que hablar con él y no conmigo que yo soy tu coordinadora oficial.-respondió María.

- Algo sobre… Roció.-contestó nerviosa.- Llámalo por favor.-pidió.

- Esta bien, espera un ratito.-contestó María y le cerró la puerta.

Natalia pestañeo perpleja por la actitud de María, no siempre era simpática porque ella era una autoridad en el campamento, pero tampoco la maltrataba como lo hizo recién. Decidió no hacerle caso, y se quedo esperando.

Eduardo le abrió la puerta un rato después. Le sonrió cuando la vio, y ella corrió a abrazarlo.

- Chiquita ¿Cómo estas?-dijo dándole un beso en la mejilla.

- Bien ¿vos?-

- Re bien, ahora mejor que te veo, pero ¿Qué haces por acá?-preguntó con una sonrisa.

Natalia se apartó antes de contestar.

- Necesito hablar con vos.-pidió seria.

- Esta bien, bancame unos segundos que voy por mi celular y un abrigo y ya vengo.-dijo volviendo a entrar a la cabaña y cerrando la puerta.

Natalia se sentió mas aliviada, pero todavía estaba nerviosa. No quería lastimarlo.

Lo esperó y se sentó en la escalinata de la entrada de la cabaña.

Esperaba que la conversación sea fluida y no se enrede en una pelea sin sentido.

Una palmadita en su hombro, la hizo saltar por el susto y se dio vuelta para encontrarse con la sonrisa brillante de Eduardo. Se lo quedo viendo un rato, Eduardo era perfecto, mucho más lindo que Carlos, pero no despertaba el mismo sentimiento en ella. Lo que sentía por Carlos era diferente y mucho más fuerte.

Eduardo la ayudo a levantarla y la abrazó para caminar hacia la laguna, donde puedan hablar en privado.

Llegaron a la Laguna, y se sentaron en unas rocas para hablar.

- Haber ¿De que querías hablar?-preguntó sentándose en el pasto.

- Quería dejar bien en claro en que terminamos vos y yo.-contestó Natalia yendo directo al grano.

Eduardo pestañeo perplejo y luego, se puso serio.

- ¿Eso que significa?-preguntó.

- significa que tenemos que hablar sobre lo que teníamos y lo que vamos a hacer de ahora para adelante.-contestó Natalia

Eduardo la miró un rato estudiándola.

- Natalia vos sabes que a pesar de que no llegamos a ser novios, yo te quiero y eso no va a cambiar tan rápido.-dijo acercándose a ella.- Ni como los que vos tuviste hacia mí.-agregó con una sonrisa ladina en su rostro.

Natalia sabía que el tenía razón. A pesar de lo que tenía con Carlos era serio, aun seguía sintiendo la atracción con Eduardo.

- Si, puede ser que tengas razón, y eso era lo que quería hablar.-dijo con una sonrisa triste.- Yo siempre pensé que vos eras el amor de mi vida, pero creo que era pura obsesión por no poder tenerte, porque eras mucho mayor que yo y era imposible que te fijes en mí.-se sinceró.

- La verdad que vos hace dos años llamas mi atención y cuando corte con Clara, mi ex novia, en la primera chica que pensé que me gustaría estar es en vos.-dijo con una sonrisa.- Y el tiempo que tuvimos juntos, no se si me enamore de vos, pero que siento algo mucho más fuerte de lo que sentía con mis otras ex, te lo aseguro.-dijo.

Natalia lo miró un rato, sin saber que decir.

- Yo no te digo esto para que volvamos, vos me dijiste…

- Si, ya se no te preocupes.-dijo con una sonrisa de pena.- Si sabía que Carlos se interprendía entre nosotros y que yo iba a sentir…

- Hey, no te preocupes.-dijo poniéndoles las dos manos en la mejilla.- Esas cosas pasan, te digo porque a mi me pasó, pero yo si lastime a la chica a la que dejé, vos no, vos fuiste muy madura.-agregó abrazándola.

Natalia se separo al instante.

- Bueno, entonces me alegro.-le contestó por primera vez con una sonrisa sincera.- Yo estoy de novia con Carlos, y quería hablar para aclarar bien las cosas y q no te enteres por otro lado.-agregó.

Al contrario de cómo esperaba, Eduardo reacciono con una sonrisa.

- Me encanta que seas tan atenta, y madura.-dijo abrazándola nuevamente.-No te sientas culpable, alguna vez me tocaba a mí ser el no correspondido, pero no es eterno.-agregó hablándola en el oído.

Natalia se estremeció, y lo abrazo también.

- ¿Amigos?-preguntó Eduardo.

- Los mejores.-contestó ella con una sonrisa.



Natalia avanzo corriendo hacia dentro de la Cabaña. La lluvia la había agarrado desprevenida.

Por lo que podía ver estaba sola. Subió hacia arriba para dejar caer su mochila cuando llegó a su pieza.

La excursión había sido larga y lo que quería era ducharse y acostarse a dormir una larga siesta.

Escogió su pijama, y fue hacia el baño. Cuando la abrió, no pudo evitar largar un grito por la vergüenza. Cerró la puerta, y se acostó contra ella, mientras sentía sus mejillas empezar a teñirse de un rosa leve.

-Natalia, abrí la puerta.- gritó Carlos del otro lado.

Natalia no tuvo más opción que obedecer, y dejo pasó para que salga del baño. Lo siguiente que vio fue a Carlos envuelto con una toalla, y al segundo, se encontraba entre sus brazos.

-No se que hayas visto, pero no tenes porque avergonzarte, al final de cuentas somos novios.-dijo dándole un beso en la mejilla.

Después la soltó y se metió a la pieza para cambiarse.

Natalia se quedo en el umbral del pasillo con vergüenza todavía.

Una palabra solo sonaba en su cabeza que no podía asimilarla.

Novios.

Esperó que saliera de cambiarse, y lo siguió por las escaleras.

- Carlos ya hable con Eduardo.-dijo seria Natalia.

Carlos paró en medio de la sala, y se giró para enfrentar la mirada de Natalia.

- ¿Y?-preguntó Carlos.

- Se lo tomo bien, mejor de lo que esperaba.-contestó.

- ¿Y que te dijo específicamente?-preguntó Carlos acercándose a ella.

- Que el me seguía queriendo y que eso no iba a cambiar tan rápido, y también me dijo que no es rencoroso por dejarlo, y quedamos como amigos.-contestó segura.

- Espero.-agregó tomándola por la cintura.- ¿Y vos como te sentiste cuando te dijo todo eso?, aclárame que sentiste en cada parte.- agregó buscando la mirada de Natalia.

- Cuando lo vi, y lo observé, pensé que era mucho más lindo que vos, pero que ni ahí me hacía sentir lo que vos me haces sentir.-Natalia levantó la mirada, y lo encontró mirándola fijamente.- Cuando me dijo que me quería me sentí culpable por dejarle, y deseé que se le pase rápido ese sentimiento hacia mí.-

- Seguí.-

- Pero cuando me confesó que no se lo tomaba con rencor y que me entendía, se me fue la culpa y un gran alivio vino hacia a mí y cuando me dijo para ser amigos, sentí como que fue la mejor decisión que podíamos tomar.-confesó dándole un beso en la mejilla.

Carlos se apartó un poco y llevó sus manos hacia el hombro de Natalia.

- ¿Y vos ya no sentís nada por él?-preguntó Carlos.

Natalia no supo si decirle la verdad, pero se decidió en ser sincera.

- Yo nunca sentí más que obsesión por él y cuando estuve con él, me di cuenta que no era amor lo que había en nuestra relación, hasta el mismo me dijo que hace dos años sentía atracción física por mí y que me quiere, pero no sabe si esta enamorada de mí.-contestó.

- ¿Pero vos seguís sintiendo esa atracción física u obsesión?-preguntó Carlos.

- Si.-contestó directa y asintiendo con la cabeza.-Pero vos no te preocupes, lo que yo siento por vos, es distinto, es… no sé, pero es fuerte e intenso y cada día crece más.-dijo mirándolo a los ojos.

Carlos la cayó con un beso.

- Yo también no se como definir lo que siento por vos, pero siento que crece y me alegra que me elijas a mí y que Eduardo entienda que sos mía.-dijo remarcando su última palabra.- Mi novia.-agregó dándole un beso en la mejilla.

- Bueno, no me gusta que seas posesivo y que me veas cono un objeto.-dijo apartándose de él, Natalia y dándole la espalda.

- Te quiero.-dijo abrazándola desde atrás por la cintura.- Y no te veo como un objeto te veo como mi novia.-agregó dándole un beso en la mejilla.

Natalia reflexionó, y se dio vuelta entre los brazos de él y le rodeo el cuello.

- Yo también te quiero.-agregó con una sonrisa.- Y aunque me cueste asimilar la palabra novio, quiero que todos sepan sobre nuestra relación.-propuso Natalia.

- Me encanta tu idea.-dijo soltándola.- Ya mismo le vamos a contar a nuestros amigos.-dijo pasándole su campera a Natalia y poniéndose la suya.- Excepto claro, tu hermano.-dijo guiñándole un ojo.



Encontraron a sus amigos a todos juntos viendo un partido de boca- river en la cabaña de Celeste.

Tocaron la puerta y la dueña de la cabaña fue quien les abrió

- Hola chicos ¿Qué hacen por acá?-preguntó guiñándole un ojo a Natalia.

- Venimos a estar con nuestros amigos.-contestó Natalia agarrando la mano de Carlos y llevándolo a dentro.

Celeste se hizo a un lado y cuando pasó la pareja, ella cerró la puerta.

Entraron en la sala, donde las chicas estaban sentadas en los sillones y los chicos en el piso.

- Miren quienes llegaron, la posible pareja.-se buró Francisco.

Todos sacaron la vista de la tele y los miraron con una sonrisa burlona en los rostros. Natalia se ruborizó, y sonrió por la vergüenza.

- ¿Cómo están?-preguntó Celeste.

- Bien, llegamos ayer a la noche pero hoy tuve excursión y el entrenamiento…

- ¿Y cómo les fue en el viaje?-interrumpió Roció.

- Bien.-contestó Carlos sentándose entre sus amigos.

Le hizo una seña a Natalia para que vaya a sentarse arriba de ella. Ella negó con la cabeza, pero se sentó atrás de él, en el sillón al lado de Roció.

Sintieron los ojos de todos que los miraban, y juntos se dieron vuelta a mirar a todas las direcciones de donde venían esas miradas.

- ¿Qué?-preguntaron juntos al unísono.

- Cuéntennos.-contestó Roció.

- ¿Qué cosa?-preguntó Natalia.

- El viaje Nati.-contestó Carlos.- Veníamos a decirles, pero ella quería hablar por separado con ustedes, y yo con los chicos.-contestó con una sonrisa.

- ¿Veníamos a decirles?-preguntó Celeste con una sonrisa pícara.- ¿Ustedes están de novios?-preguntó.

Ambos asintieron mirándose a los ojos, con una sonrisa plantadas en sus caras.

Las mujeres gritaron emocionadas, y Francisco y German se miraron con una sonrisa pícara en los labios.

- No puedo creer que el “winner” este enamorado.-se burló German.

- No vengas a arruinar este momento con tus burlas, celoso.-le pegó Celeste en la cabeza.

- ¿Celoso yo? ¿Por qué?-preguntó mirándola con odio.

- Por que bien que te gustaría poder tener una relación en la que llegaron Carlos y Natalia.-contestó Celeste.

German se cruzó de brazos, enojado. Todos se rieron de la escena, pero se concentraron rápidamente en la pareja.

- Cuéntenos detalles.-dijo Luna saltando emocionada.

- El hotel era hermoso chicas, hay que ir después juntas, Carlos y yo teníamos la misma pieza, pero dormíamos en camas separadas, no piensen cualquier cosa.-dijo con una sonrisa Natalia.- El primer día fuimos a la pileta climatizada, bajo techo y pasamos todo el día jugando en la pileta.

- Después ella se fue a dormir, y quise hacer cucharita con ella, y no me dejo, me mando de vuelta en la cama.-dijo haciendo puchero Carlos.

- Me parece bien.-dijo Roció.- continúen.-

- Me dijo que a la noche teníamos una cena de inauguración, yo me dormí y cuando me levanté el se estaba bañando, yo ya lo había hecho, así que me planche el pelo, me vestí y me pinté y fuimos a la cena.-dijo con una sonrisa pícara.- Cuando llegamos me di cuenta que era un restauran francés y me llevo a una mesa afuera en la terraza, donde estábamos solos, pusieron música y bailamos, y ahí me chamulleo y me pidió noviazgo.

- No te chamullee, te dije la verdad.-interrumpió Carlos.

- Y yo también después le dije la verdad respecto a mis sentimientos.-contestó Natalia guiñándole un ojo.- Y por supuesto que acepte ser su novia.

Las chicas pegaron un grito de entusiasmo.

- ¿Y te la chapaste o no winner?-preguntó German.

- Si queremos detalles sucios.- siguió Celeste guiñándole un ojo a German.

Todos rieron por el comentario de Celeste.

- Si, fue un beso muy apasionado, que hubo lengua por supuesto, y fue nuestro primer besos de novios.-dijo Carlos con una sonrisa de costado y le dio un pico en los labios a Natalia.- Pero de esto no se le habla a Juan.-dijo.

Todos asintieron entendiendo la situación.

Juan justo apareció y se quedo viendo a todos.

- ¿No era que veníamos a ver un partido?-preguntó extrañado.

- Si, pero le estaba contando mi viaje de compras a las chicas.-contestó Natalia.

- Y yo mi viaje de rugby a los chicos.-contestó Carlos

- Bueno.-dijo dudoso Juan sentándose al lado de Roció. Ellos habían vuelto.- Veamos el partido, después me cuentan como les fue chicos.-



 Natalia iba caminando con Carlos de la mano, entraron al comedor.

Todas las miradas se posaron en ellos. Natalia por los nervios quiso soltarse la mano, pero Carlos le apretó más fuerte y de un tirón la llevo a elegir su comida.

- ¿Qué queres para comer?-preguntó Carlos.

- ¿Qué?-preguntó Natalia. Había estado distraída, mirando a la gente murmurar entre ellos.

- ¿Qué queres para comer?-volvió a preguntar Carlos.

- Yo quiero… sopa, si sopa.-contestó Natalia.

Carlos asintió con la cabeza y habló un rato con la cocinera.

- Ya esta.-dijo cuando la cocinera se fue a la cocina y le dio un beso en la frente a Natalia.

- No hagas eso.-dijo Natalia. Carlos frunció el seño.- Quiero decir…me voy a esperar la comida en la mesa con las chicas, nos vemos ahor…- no pudo terminar porque Carlos la agarró de la mano.

- Que te dejen de importar que murmuren, ya es hora que se de cuenta que vos sos mi novia.-dijo tomándola de la cintura y acercándola a su cuerpo.

- Esta bien.-sonrió Natalia con una sonrisa falsa y se quedó junto a Carlos a esperar a que vuelva la cocinera con sus comidas.

La cocinera no tardó en aparecer y Carlos pagó. Natalia agarró su bandeja con comida y Carlos la suya, y juntos fueron caminando hacia la mesa donde estaban el resto de sus amigos.

A medida que pasaban por los diferentes grupos sentían murmullos a su alrededor. A Carlos no le interesaban, pero Natalia ya estaba pensando en las posibles opiniones de la gente.

Llegaron a la mesa y se sentaron. La cena fue amena, sin muchas complicaciones, excepto para Natalia que cada vez que Carlos le hacía una acaricia, ella se ponía nerviosa al ser el centro de atención.

Cuando terminaron, todos fueron juntos a tirar las sobras. De vuelta sintieron los murmullos, y cuando terminaron de tirar las sobras, Natalia trató de irse junto a sus amigas, pero Carlos la detuvo.

- ¿Qué te pasa Nati? ¿Tan nerviosa te pone los murmullos?-

Natalia negó con la cabeza.

- No es eso.-contestó.

- ¿Y entonces que es?-

- Solo que hace unas semanas estaba con Eduardo y todos lo sabía y ahora me ven muy pegada a vos y me da miedo que…-

- ¿Te tomen por rápida?-preguntó acariciando su mejilla. Natalia asintió.- Nadie lo va a hacer, te lo prometo.-dijo tomando su mano.- Pero lo importante es que vos sabes que es mentira, y yo lo sé.-agregó besando su mano.

- Tenes razón.-dijo Natalia sonriéndole.

- ¿Entonces me dejas demostrándoles a todos que sos mía?-preguntó. Natalia volvió a asentir.

Carlos la llevó corriendo y salieron a fuera, ni bien pisaron la puerta de afuera, Carlos se apoderó de sus labios y la empezó a besar. Natalia se resistió un poco al beso, pero de apoco se fue entregando.

Se separaron, y cuando giraron sus cabezas, vieron a Juan saltar sobre Carlos. Ambos cayeron al piso y empezaron a pelear.

Eduardo y María trataron de separarlos, y lo lograron. A ambos los mandaron a hablar con el director.



Natalia llegó llorando a su cama, su mamá había llamado por preguntar a su hermano y ella no tuvo más opción que explicarle toda la verdad. Desde la pelea hasta que tenía novio. Cunado lo había dicho ella le había cortado el teléfono. Sabía que no se lo tomaría bien pero no esperaba que reaccionase así.

Por suerte lo de Carlos y Juan había terminado bien y se habían amigado. Lo único de malo fue el castigo que le puso el director, tenían que pasar toda una semana ayudando en la cocina.

Se quedo dormida pensando en toda esa situación.

Cuando se despertó y encontró una sonrisa en la cara de Carlos.

- hola mi amor.-dijo Carlos besándola en la nariz.

- hola.-dijo levantándose y devolviéndole la sonrisa.- ¿Qué haces acá tan temprano?-preguntó.

- Te quiero.-dijo sentándose al lado de ella y abrazándola.- Y quiero que nuestros padres se enteren de nuestro noviazgo.-dijo mirándola a los ojos mientras ella se acurrucaba en su regazo.

Natalia se separó perpleja y solo asintió para complacerlo.

- No van a poder venir hasta acá.-dijo Natalia.

- Pero les pienso escribir una carta.-contraatacó Carlos.

- ¿Una Carta? ¿Para qué? Podes llamarlos y ya esta.-dijo Natalia.

- No, para llamarlos es caro y me va a costar mucho expresarme pensando todo el tiempo en que van a contestarme, prefiero expresarme por carta.-contestó con una sonrisa.- Vamos a escribir los dos.-dijo Carlos.

Carlos la hizo levantar y se bajaron y fueron hacia el comedor.

Carlos fue a buscar una hoja y una birome para que ambos puedan escribir.

Natalia observaba a Carlos que empezó a escribir y no paraba. Ella no era una persona expresiva por eso no se le ocurría que escribir.

Pasado quince minutos, Carlos soltó la birome y releyó lo que había escrito, luego levantó la vista hacia Natalia y le sonrió de costado.

- Ya esta.-dijo.

Carlos observó el papel vació y la lapicera al lado de la mano de Natalia.

- ¿No escribiste nada en la hoja?-preguntó Carlos.

- No soy buena para expresarme.-contestó con una sonrisa apenada.

- Escribí lo que le dirías a tu mamá si estuviera aquí y contale lo que sentías por mi, todo lo que le queres decir de nuestro noviazgo como si ella no te escuchara.-aconsejó Carlos.

Natalia sonrió agradecido y agarro la birome para empezar a escribir. Escribió un largo rato, sin parar, sin pensar solamente escribió lo que sintió.

Termino e hizo todo lo mismo que Carlos cuando había terminado.

- Terminé.-dijo Natalia con una sonrisa.

- Ya veo, ¿Puedo leer?-preguntó Carlos.

- Para que lo quiero hacer yo y ver cual es el resultado, nunca me expresé tanto escribiendo.-contestó con una sonrisa.

Agarro su carta entre las manos y empezó a deslizar sus ojos por las líneas de su texto, de su carta.

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Francia, Paris.

Leutte 230

10 de Enero 2010-06-29

 

Mamá:

          Cuando recibas y abras esta carta pensarás que es una broma, pero no… yo, tu hija,“la hiel”, esta escribiéndote una carta. Sabes perfectamente que nunca fui buena para expresarme y menos para escribir lo que siento, pero se conciente que si lo hago es porque es algo importante para mí y quiero que lo sepas.

Decirte que extraño nunca esta demás pero es obvio y espero que te este yendo bien en tus diseños para que tengas un éxito más este año para tu colección de éxitos. También extraño a la abuela y quiero que se lo comuniques.

Te preguntarás como estoy en el campamento, todo esta tranquilo acá, no hay nada nuevo a excepción de la remodelación de las cabañas, te voy a mandar las fotos por correo, ¡Fíjate! Y si hay algo nuevo que hace este año diferente y el mejor.

Conocí un chico muy especial este verano en el Campamento, es porteño y lo conocí el primer día que me subí al colectivo desde Buenos Aires, al principio no me caía bien porque era el típico porteño “canchero, chamullero, agrandado y soberbio”, me molestaba tan solo su presencia, y el no hacía mucho para alejarse de mí, me seguía a todas partes presumiendo muchas cosas. Y también era mujeriego así que muchas veces le tuve que frenar el carro.

Por mucho que intentará alejarme el seguía insistiendo, entonces con las chicas ideamos que me haga su amiga pero que después lo rechacé, pero me salió mal, lo terminé enamorando y yo de él, pero yo tardé más y el también pero se dio cuenta cuando empecé a hacer indiferente con él porque se había sobrepasado y empecé a salir con Eduardo.

No te enojes por mi relación con Eduardo, pero sabes que el siempre me pudo. Y volviendo a mi historia con el chico especial, lo hice sufrir un poquito, me hice la difícil como vos querías pero cuando yo ya estaba con Eduardo, éramos muy buenos amigos. El se empezó a mostrar respetuoso y dulce, pero nunca me esperé que el día de Año Nuevo me confiese que me quería y me besó y yo no pude responderle porque vino Eduardo.

Al día siguiente hablé con el chico especial, y quedamos en que yo iba a hablar con Eduardo e iba a pedir que me de tiempo, pero el también tendría que hacerlo para elegir. Y dicho y hecho, y terminé con Carlos.

Y hace una semana  somos novios, pero hace bastante viene esto.

Sabes que siempre evite las relaciones pero con el es diferente. Se llama Carlos Golinzoa, yo lo quiero mucho y si estoy con él es porque siento cosas por él que no siento por otro.

El se volvió en tan poco tiempo, en alguien tan importante para mí. El se jugo por mí, el supo reconocer en mí mis puntos de debilidad pero hacerlos fuerte, el me enamoró, aprendió mis gustos, mi vida, mis actividades y las personas con las que me relacionaba aceptándome tal cual soy y sin querer cambiarme, se que le gusta mi belleza pero mucho más mi interior, y se que el me quiere por lo que tiene enfrente desde el primer día en que me conoció y el supo enseñarme a confiar a él, a expresarme y a jugarme por lo que quiero. Le debo mucho como el a mí y cada día nos lo devolvemos por el amor correspondido que tenemos y siento que cada día crezca.

Siento que es un amor real y esperó que sea lo que Dios quiera, no hago especulaciones, sabes desde que murió papá aprendí a querer a la gente pero sin atarme a ellas, y eso es lo que más me gusta de nuestra relación, la pasamos bien juntos, nos llevamos bien, nos entendemos, hacemos lo posible para que crezca, nos jugamos pero más allá de todos nos respetamos nuestras independías y nos tenemos paciencia.

Espero que siga así, cualquier novedad te cuento, el es todo lo que queres para mí.

Es una persona segura y fuerte, alegre de la vida, y positiva, sabe hacerte pasar buenos momentos, y ve la vida desde lo bueno, se juega por lo que quiere, es muy inteligente y tiene un humor inteligente, es vivo y manipulador para lo que quiere, pero nunca te va a lastimar. Conmigo, es respetuoso, se la juega por mí, me acepta como soy, me tiene paciencia, sabe hacerme reír y es muy cariñoso y todo el día me dice cosas tiernas, es romántico y siempre me recuerda que va a estar ahí cuando lo necesite.

En conclusión te puedo decir que estoy muy feliz con el noviazgo y con él, que nos queremos y nos respetamos y es un amor que crece cada día más.

Y espero que te guste y lo aceptes.

Te quiero,

                                   Natalia

 

Natalia sonrió complacida por lo que había escrito y se lo paso a Carlos. Ella agarró la carta de él y empezó a leerla.

Buenos Aires

Barrio Recoleta, 2500

10 de Enero 2010-06-29

 

Mamá y Papá:

                      Cuando reciban esta carta seguro van a pasar que les voy a pedir para volver pero para su sorpresa, no es así, les escribo para que sepan como estoy.

El Campamento esta muy bueno, tenemos cabañas, algunas tienen tele para ver solamente películas, y si hay algo importante que pase en el mundo, nos dan cable. Mas allá de eso, me enseñan mucho de naturaleza, vamos a excursiones todas las semanas, jugamos mucho a deportes y hacemos fogones todos los fines de semanas, hasta hay clases de alfarería y cosas por el estilo.

A los chicos también les gusta mucho el Campamento, especialmente por la variedad de personas que te encontras acá. Nos integramos bien y nos hicimos muchos amigos nuevos.

Y aunque les parezca imposible no hago problemas de ningún tipo.

También les quiero contar que conocí a una chica muy especial para mí, ya se pueden imaginar de que tipo. Si, su hijo esta arreglado, pero no se esperan que de verdad esta relación es seria.

Después de muchas relaciones y sin querer nada serio, encontré a la chica capaz de hacerme suspirar por ella, hasta sufría mucho.

No tengo la intención de contarles por carta toda la historia, solo quiero decirles, que ya no soy un haragán, ustedes saben que por lo que quiero lucho y tuve que remarla un tiempo para poder estar de novio con ella y por supuesto, también una de las razones que tuve que remarlas bastante (además que ella es histérica y difícil), es por algunos errores que cometí al principio por tratar de tener un toque nomás con ella, pero en esa lucha la conocí y aprendí a quererla.

Si, se preguntan si me costo trabajo admitirlo, si me costó, pero lo importante es que lo hice.

Bueno, como les dije no es mi intención centrarme en la historia, sino de mi relación con ella.

Hace exactamente una semana estamos de novio, poco, pero hace bastante estamos en esto. (Bastante para los dos)

Yo soy su primer novio oficial y acá entramos donde quiero hondar, mi relación con ella va muy bien, ella es muy dulce y cada día parece que la quiero más, yo lo llamó amor y ojala que sea así. Es la primera vez que siento algo tan fuerte por una chica, y la verdad es que eso me gusta.

Todo en ella despierta en mí emociones profundas que nunca nadie despertó en mí. Me encanta mirarla a sus ojos miel, ver su pelo largo, brilloso y colorado caerle por la espalda, y su voz me hace temblar todo el cuerpo.

Ella es un encanto como novia, me hace reír mucho y es muy simpática, siempre tiene una sonrisa en la cara y es un poco arisca y a veces fría, pero eso hace que siempre tenga que idear algo para tenerla entre mis brazos y abrazarla y besarla, es muy inteligente y viva, por lo que me sabe manejar y darme vuelta las cabeza para conseguir lo que quiere, es una autentica dama francesa, (de verdad es francesa pero vive medio año en Argentina), es muy elegante y educada, por lo que sabe manejarse muy bien con la gente y tiene mucha presencia en el lugar que entra. Tiene carácter fuerte, eso hizo que tenga que respetarla desde el primer momento y es muy madura, me sorprende su forma tan adulta de ver las cosas, y más cuando le agarra sus ataques de locuras con sus amigas porque cambia totalmente la personalidad y es muy espontánea, dice las cosas como piensa, defiende lo que cree correcto y es fácil ver sus intenciones con ella.

Sinceramente me tiene cautivado y espero que esta relación crezca mucho más. Nunca soñé con tener una novia de la cual enamorarme y todavía no estuve tanto tiempo con ella, para saber si lo estoy, pero esto definitivamente es mi primer amor y pienso disfrutarlo el tiempo que tenga que durar y ojala que sea para siempre.

Le debo mucho, ella me enseño a hacer más maduro, a respetar a las mujeres, a verlas más que un  objeto, y me enseño a ubicarme, a tener límites, me enseño que no todo en la vida es libertinaje pero eso no quiere decir que no pueda disfrutarlo, con ella me siento completo y me sabe hacer sentir útil, saca lo mejor de mí y sabe levantar mi autoestima para que alcance mis metas.

Espero que venga a visitarnos y la conozcan

Los quiero.

                                                                                              Carlos.

 

Natalia terminó de leer la carta, y no pude evitar emocionarse, se levantó de su silla y fue directo a los brazos de Carlos que los tenía abiertos esperándola. Ella lo abrazó muy fuerte como queriéndole manifestar todo lo que sentía en un abrazo.

Carlos sonrió complacido. Le gustaba verla feliz y que el sea el causante de esa felicidad, que Natalia sea feliz porque sienta que es correspondida por él.

Sabía que era un sentimiento egoísta, pero creía que de esa forma ese amor era reciproco, y sano.

- Te quiero.-le dijo en el oído Carlos y se quedaron abrazados mucho rato más.



Natalia sonrió complacida con su bolso mientras se subía al colectivo donde llevaría a sus amigas y al grupo de Carlos de viaje a la casa de Roció.

Las chicas pararían en la casa de Celeste y ella y los chicos en la casa de Roció.

Natalia pagó y se sentó en el último asiento para escuchar a solas las músicas nuevas que había bajado. Dirigió su vista a fuera del colectivo, mientras este se preparaba para comenzar el viaje.

Cuando volvió a ver hacia adentro pudo observar a Roció y a su novio pelear. Se sacó los auriculares para escuchar la conversación.

- Ella es mi mejor amiga, y yo me siento con ella en todo los viajes desde los cinco años.-dijo Roció cruzándose de brazos.

- Y ahora ella es mi novia y prefiere estar conmigo.-dijo Carlos imitando la pose de Roció.

- Chicos, no se peleen por algo tan…-

- Tengo una idea, que ella elija.-propuso Roció.

- Esto es ridículo, vos tenes tu novio, a pesar que se descomponga es tu novio y te sentas con él.-dijo Carlos.

- No, yo me siento con Roció, chau Carlos.-dijo Natalia tironeando de la mano de Roció.

Esta ocupo rápidamente el lugar al lado de Natalia y le sacó la lengua a Carlos.

- Pero mi amor…

- Mi amor nada, anda a acompañar a tu amigo.-dijo mirando cómplice a Roció.

Carlos frunció el ceño, y dándose vuelta fue hacia Juan. Natalia y Roció estallaron en carcajadas.

El viaje se hizo pesado, y lento pero a la noche no tardaron en llegar. Los paso a buscar el papá de Roció de la Terminal, y las llevo a las chicas a la casa de Candela, y no tardaron en llegar a la casa de Roció.

Natalia quiso bajar su bolso pero Carlos ya estuvo ahí para agarrar el de ella y Natalia. Ella le sonrió coqueta y lo siguió hacia adentro de la casa.

El papá fue a mostrarle la habitación que compartirían los varones y Natalia fue con Roció a acomodarse.

Las chicas durmieron todo el día, hasta que a la noche llamaron las otras para salir a comer.

Tras avisar a los chicos, se alistaron para la cena.

Los llevó el papá de Roció. Iban a ir a comer a en el centro.

- Darlings, came here.-gritó Candela.

Todos fueron hacia donde estaba Candela y el resto de las chicas.

La noche transcurrió entre chistes y viejas anécdotas de cada grupo.

- ¿Carlos vos cuantas novias tuviste?-preguntó Luna.

El miró de reojo a Natalia, sin querer contestar.

-Dale mi amor.-lo animó Natalia

- No sé el número, tuve muchas.-contestó Carlos.

- Carlos tuviste bastante valor para confesar que en tu pasado tuviste muchas antes de Natalia, que es tu primer amor, pero...-dijo Roció. Antes de continuar pidió permiso al grupo de amigas, para confesar lo que quería decir.- nosotras sabemos que el hombre tiene una lista, ustedes le llaman la lista.-agregó con una sonrisa segura.

Carlos se atraganto con la bebida. La dejo a un lago, y negó con la cabeza.

- Dale, mi amor, no me voy a enojar.-dijo Natalia.

El volvió a negar con la cabeza.

- Esta bien, no digas con la lista de la que hablamos, pero si la lista de cuantas fueron tus novias, sin incluir toques.-lo animó Natalia y le susurró a lo oído.- Dale, después te lo recompenso.-

Natalia se separó de su oído y Carlos se giró para buscar su mirada. Le regaló una sonrisa compradora y asintió.

- Tuve exactamente… quince novias.-dijo Carlos.- Desde los trece vengo teniendo.-agregó con una sonrisa ganadora.

- Es todo un winner.-dijo German orgulloso de ser su amigo.

- No, German, detenté ahí.-lo paró Natalia.- Era todo un winner, ahora el es de una sola mujer ¿No mi amor?-preguntó Natalia.

Carlos miró a German y Natalia quienes ejercían presión sobre ellos. Hasta que eligió.

- Yo solo pertenezco a Natalia.-dijo tomando la mano de esta.- La única novia quise y quiero.-dijo besando el dorso de su mano.

German bufó por lo bajo y Natalia le dirigió otra sonrisa coqueta a Carlos.



 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

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13 junio 2010 7 13 /06 /junio /2010 07:14

 

Capitulo 9

 

Lento pero seguro.

Lento-pero-seguro.jpg

 


 

Natalia sonrió alegre mientras Carlos la agarraba de la cintura y la acercaba a él. Se dieron un corto besos en los labios y de la mano entraron al shopping.

Hoy era su primera cita como futura pareja.

Estaban muy felices que no haya mas terceros en su relación y que hayan combatido, el primero y el mas difícil de los pasos, aceptar lo que sentían por el otro y que este le correspondía.

Carlos estaba mas seguro que lo que sentía por Natalia que era amor, pero sabía que el tiempo solo le aclararía las dudas.

Apoyo una mano en el hombro de Natalia, mientras notaba como llamaba la atención en otros chicos.

La miro de reojo, parecía realmente feliz a su lado, la sonrisa no se le borraba de la cara mientras hablaba trivialidades. Y se sentía orgulloso de ser el quien le de toda esas ganas de vivir.

Se concentro cuando noto que señalaba algo.

- Mira esta una marca que me encanta ¿podemos ir a ver?- Carlos le sonrió y Natalia lo arrastro hacia el lugar.

La tienda tenía mucha ropa y muy colorinche. Natalia ya estaba saltando sobre la vendedora preguntándole si tenían botas.

Carlos aprovecho y recorrió su vista a las modelos que mostraban la ropa. Había una foto de Liz Solari con una camisa blanca mangas cortas, una pollera de jean y unas sandalias en los pies.

Siguió viendo algunas revistas, y pensando en que lindo sería conocerlas, hasta ser su fotógrafo.

Natalia salió del probador y se acercó al lado de Carlos.

- ¿Cómo me queda?- Carlos se giró.

Era el mismo conjunto que el de la foto de Liz Solari y a Natalia le quedaba mucho mejor.

- Emm… bien, pero la pollera es muy corta.-contestó cruzándose de brazos.

Natalia rodó los ojos y se acercó a la cajera a pagar. Carlos quiso detenerla al imaginarse que la vean otros chicos, como el se había fijado en Liz, pero se contuvo.

Natalia feliz salio dando brinquitos hacia el pasillo de vuelta. Carlos la agarro la mano en forma protectora y camino a pasos firmes junto a ella.

El shopping estaba atestado de gente, por lo que hacia que se tengan que encimar más y Carlos llevo su mano al hombro de Natalia acercándola mas contra su cuerpo.

Millones de veces había hecho eso con muchas chicas, pero lo que le producía Natalia no se asemejaba con ningún otro sentimiento. Sentía cosquillas en todo el cuerpo y no pudo evitar sonreír como un niño.

- ¿A qué se debe tanta felicidad?-preguntó Natalia.

- A nada.-contestó Carlos.

- ¿Cómo que a nada?-preguntó Natalia acercándose a Carlos. Lo agarro de los cachetes e hizo que sonriera mas grande.- Mira eso, pareces un niño de la sonrisa tan grande que tenes.- agregó sonriendo ella.

- Algún día puede ser que te diga.-contestó riendo y la volvió a abrazar y siguieron caminando.

Natalia bufó pero se dejo a abrazar. Caminaron la primera planta sin hablar, los dos tenían la mirada perdida atentos a sus pensamientos. Carlos bajo a la realidad cuando sintió a Natalia apartarse y que lo agarraba del brazo. Le costo seguirle y se subieron a una escalera mecánica. Natalia las subió corriendo como si fuera una escalera normal y con una sonrisa traviesa plantada en su rostro.

- ¡Ossira!-gritó emocionada cuando llegaron a la segunda planta y lo arrastro hacia adentro de la tienda.

Si Carlos por un momento pensó que se había enamorada de una loca, esta vez se ganaba el premio. Natalia tenía unos serios problemas con las compras, lo había arrastrado a todas las tiendas de la segunda y tercer planta; y se había probado todo lo que le había gustado. Y había comprado del 100% de ropa que se probo, el 80%.

Tantas marcas diferentes de ropa giraban en su cabeza.

Ossira.

Leutte

Luis Vuiton

Mua

Como quieres

47 Street

Sweet

Roxana

Entre otras.

Se separó de Natalia y se dejo caer en un banco dejando caer también las miles de bolsas que llevaba de Natalia.

- ¡Ey mis bolsas!- se quejó Natalia.

- Por favor Natalia… déjame descansar un rato.-pidió rodeando sus piernas con sus manos y tapando su cara entre ellas.

- Esta bien, entro a Union Good por último y hacemos otra cosa ¿dale?-dijo besando su mejilla.

- Bueno, pero entra vos sola.- Natalia sonrió.

Recogió el resto de sus bolsas, y las puso al lado de Carlos. Luego, fue dando saltitos hacia la tienda.

Carlos cerró los ojos y pensó en cuanto dinero tendría Natalia para comprar esa cantidad de ropa, ni siquiera su mamá compraba tanto.

Suspiro y se agarró de los pelos, aturdido.

- Creo que estas exagerando.-dijo Natalia saliendo de la tienda con dos bolsas. Una en cada mano.

- Nunca en mi vida recorrí tantas tiendas.-dijo reincorporándose Carlos.

Agarro el resto de las bolsas y siguió a Natalia.

- Mas tiendas… NO.-dijo Carlos recalcando la última palabra.

- Por eso vamos a comer.-dijo subiendo a la escalera automática.

Llegaron al cuarto piso y fueron hacia la zona de comida. Buscaron una mesa en que sentarse, y Natalia le dijo que comida quería. Carlos se fue a buscar.

Natalia espero diez minutos, y al ver que no llegaba, fue a buscarlo.

Lo encontró en la Mc Donald´s con las dos bandejas de comida y charlando con la cajera. Al ver la sonrisa y la forma en que lo miraba la cajera se acerco cautelosa para ver que escuchaban.

- Estoy segura que esa comida no va a arruinar tu figura física.-dijo la cajera a Carlos.

- Pero si la mía.-interrumpió Natalia abrazando por detrás a Carlos.- Gracias mi amor, yo llevo mi bandeja.-dijo y le hizo una seña para que se vayan.

- Bueno gracias por todo... Carla.-dijo sonriendo.- Nos vemos…-

- Vamos amor.-dijo Natalia.

Carlos se giro y corrió junto a ella. Natalia no le hablo mientras comían.

- ¿Qué pasa?-preguntó suspirando Carlos.

Natalia levantó el rostro y lo miró amenazadoramente.- No te basto que salga con vos, que ya te hartaste de mi por recorrer tantas tiendas, y tenes que ir a tirar a onda a cualquier chica que se te crucé.-dijo mirando hacia otro lado.

Carlos parpadeó confundido un rato y sonrió cuando entendió todo.

- ¿Estas celosa?-preguntó con una sonrisa de costado. Natalia bufó.- No puedo creer que estés celosa.-dijo comiendo otro pedazo de su hamburguesa.

Natalia negó con la cabeza y sacó su celular.

- ¿qué haces?- Natalia no contestó y Carlos se paro.- No vas a llamar a nadie.-dijo levantándose de su silla y sacándole el celular a Natalia.

Se acerco a ella y con los dos pulgares acarició sus dos mejillas. Le sonrió tiernamente y besó sus labios.

- Nunca más te pongas celosa, ya te lo dije… te quiero.-dijo con una sonrisa.

Un mechón se calló por el pelo de Natalia y el lo puso detrás de su oreja.

- Ella no era nadie, le tire onda para que me baje el precio, pero si no queres no lo hago más.-

Natalia levantó la vista y lo miró a los ojos con una sonrisa.

- Yo también te quiero.-dijo abrazándolo.

Carlos besó una vez más sus labios y volvió a su lugar.

Siguieron comiendo y hablando trivialidades. Después de tirar sus sobras de comida, caminaron agarrados de la mano.

- Perdóname si fui muy molesta hoy.-dijo soltando la mano.- Primero por arrastrarte a todas las tiendas que me gustan y…por ponerme celosa.-dijo y sintió sus mejillas arder de la vergüenza.

Carlos sonrió enternecido y la abrazo fuertemente.

- No sabes lo feliz que me hace compartir momentos así con vos.-le dijo en su oído estremeciendo a Natalia.

Se separaron y Carlos sonrió al ver lo que tenía enfrente a sus ojos.

Leyeron el cartel y juntos caminaron hacia la tienda de juegos.

Bonus Track.

 

 


Mientras un colectivo los subía encima de una montaña, Natalia y Carlos iban hablando.

 - ¡No quiero estar aquí!-dijo Natalia desesperada.

-  Perdiste los juegos en Bonus Track.-dijo Carlos cruzándose de brazos y recostándose sobre el respaldo.

-  ¿Y acá me tenes que traer para nuestra segunda cita?-preguntó.

- Si.- contestó Carlos cerrando los ojos.- Yo se que te va a gustar.-agregó sonriendo.

Natalia se puso roja de la furia, y le pegó en la cabeza a Carlos.

- ¡¿Qué te pasa loca?!-dijo el saltando por el impacto.

- Te odio.-dijo en un susurro Natalia.

Carlos lo escuchó y obligo a Natalia a mirarlo a los ojos. Le deslizo su dedo pulgar por su nariz.

- Yo se porque te digo que te va a gustar bonita.-dijo Carlos y le dio un beso en la mejilla.

Natalia lo miró desconfiada, se cruzó de brazos y se recostó contra el respaldo.

Carlos la imitó y cerró los ojos disfrutando de la música que salía por los parlantes  del colectivo.

Estiro su mano y junto la suya con la de Natalia. La besó y volvió a depositarla en el asiento sin separarse. Natalia no interpuso el contacto, porque sabía que su enojo era porque había perdido la apuesta en Bonus Track y no por el lugar en que la estaba llevando.

El colectivo siguió avanzando hasta que terminó el camino y llegaron a una de las tantas cimas de la montaña. Por los parlantes anunciaron que ya habían llegado.

Carlos sonrió y llevo a Natalia a fuera del colectivo. Se juntaron toda la gente que también estaban por escalar como ellos hasta una cima donde había  hoteles, restaurantes y otros locales.

Un profesional en el tema, se acercó y les explicó como funcionaba cada elemento del equipo y les dio a cada uno un equipamiento bien preparado.

Carlos fue el primero en probar. Le sonrió a Natalia antes de empezar, y subió por la montaña. Natalia lo miraba nerviosa, hace mucho que no hacía el deporte.

De chica lo había practicado con mucha emoción pero desde la muerte de su padre,  todo lo relacionado al peligro lo rechazaba y le ponía más nerviosa ver a las personas que quería hace hacer esos deportes extremos.

-  Señorita su turno.-dijo el profesional.

Natalia asintió y avanzó hacia el. Le pusieron las cosas de seguridad y ella empezó a escalar.

De a poco todo el grupo fue subiendo. Carlos iba mucho más adelante que ella, y eso le ponía nerviosa. Después de los profesionales,  era uno de los que encabezaba el grupo.

Una hora y media paso, y llegaron a la cima. Carlos estiro su mano y para ayudarla a llegar a la cima. Rápidamente le saco todo el equipo de protección y la estrecho en tus brazos.

- Discúlpame si fui necio, no sabía que ibas a sufrir tanto practicando este deporte.-dijo dándole un beso en su mejilla.

- Esta bien, pero lo disfrute, no te preocupes.-dijo tratando de separarse un poco.

- No, te observé, y me di cuenta, no me gusta que sufras.-dijo besándola en los labios.

- Esta bien, pero me estas apretando muy fuerte.-dijo Natalia.

Carlos rió y aflojó un poco su abrazo. La besó en los labios lentamente, se alejó un poco, pero solo un poco, y empezó a rozar sus labios moviéndolos de un costado a otro costado.

Natalia sin aguantar lo que sentía, se acercó y le dio varios picos a Carlos para que pare con sus juegos. Carlos juntó sus labios un rato y se separó porque tenían que seguir con su cita.

-   Chicos júntense con el resto del grupo.-dijo el coordinador.

La posible pareja les hizo caso, y Carlos tomó su mano entre las suyas. Natalia sonrió cuando vio el lugar donde estaban. Era uno de sus favoritos en todo Bariloche. Encima de la montaña, había varias locales, restaurantes y hoteles.

Escucharon atentamente a las instrucciones del coordinador, a que hora se encontrarían de vuelta para volver y que lugares les recomendaba visitar.

El grupo se disperso por diferentes lugares en diferentes grupos. Natalia y Carlos fueron solos. Natalia le mostró un museo y le llevó a ver unos paisajes mientras le contaba aventuras que había vivido de chiquita.

Carlos se maravillaba de sus historias, y de esa mente ingeniosa e inteligente que tenía desde corta edad.

No pudo evitarlo y mientras estaban sentados en una roca, abrazados y admirando la belleza del lugar, juntos sus labios de una manera muy apasionada, pero Natalia lo separó.

- Carlos vos y yo no somos novios todavía.-dijo Natalia mirándolo serio.

- ¿Y que tiene eso? Dale vamos a besarnos.-dijo acercándola más a él.

Natalia lo empujó por los hombros.

- No quiero más besos, nunca me di besos cuando estuve con chicos sin ser novios, y con Eduardo y vos fue una excepción por distintas situaciones, pero ya no quiero hacerlo más.-dijo apartándolo.- No cuando las cosas ya están más estables.-agregó con una tímida sonrisa en su rostro.

Carlos tensó el semblante un rato y la observo en silencio. Le pedía que no la besara porque no son novios eso quería decir que ella esperaba llegar hacerlo. Su corazón estaba muy feliz. Asintió con su sonrisa al costado, aceptando la regla de Natalia.

- Esta bien, hasta que no seamos novios ningún beso.-dijo Carlos con su sonrisa abrazándola por la cintura. Le dio un corto besos en los labios.- Pero eso no significa que no pueda haber picos o besos cortos.-agregó volviéndole a dar otro corto beso en los labios.

Natalia sonrió y le dio un pico. Se abrazaron y Natalia le siguió contando su anécdota en esos lugares.

Después, fueron a tomar el té en una cafetería inglesa. Respetando todas las normas sociales de Inglaterra, a Carlos les costaba un poco más, pero a Natalia  que se había criado en Francia, sabía hacerlo a la perfección.

Carlos la imitaba y Natalia trataba de ayudarlo cuando podía. Carlos estaba cada vez mas admirado, su novia era una autentica dama inglesa, cuando la situación lo ameritaba.

- ¿De donde son ustedes?-preguntó un ingles que estaba tomando el té con ellos.

- Yo soy de acá, Argentina, vivo en Buenos Aires.-contestó Carlos con su típica tonada y adquiriendo su soberbia propia del lugar.

-  Maravillosa cuidad, nosotros vinimos de ahí.- opinó la esposa del señor.- ¿Y usted señorita?-preguntó con una sonrisa.

- Yo soy de Argentina, nací en Posadas, Misiones, es una de las provincias del interior.-contestó Natalia recurriendo a su sonrisa cordial.

- Conoce a la perfección todos las normas inglesas, y si no hablara español, podría parecer una extranjera europea.-dijo mirándola mas atentamente la mujer.

- Lo que pasa que yo nací acá, pero mi mamá nació en Francia y vino a vivir acá por cuestiones de trabajo, pero yo me crié toda mi infancia en Paris, y vivo medio año ahí.-explicó.

- Con razón, ya decía yo que usted tenía sangre francesa o inglesa.- dijo la señora.

Se quedaron hablando con la pareja anciana toda la tarde. Les contaron toda su historia de amor, y Carlos pensaba que era muy parecida a la suya con la de Natalia.

Admiraba esa historia, como los dos había luchado contra las adversidades para estar juntos, como cuando lograron casarse tuvieron que enfrentar la rutina y su egoísmo propio para convivir. Eran un ejemplo.

Si a él le habrían preguntado antes de conocer a Natalia, si pensaba encontrar el amor, se habría reído, pero desde que se dio cuenta lo que sentía por ella y lo mucho que había mejorado en tan poco tiempo, agradecía que la vida tenga algo tan lindo para darle. El sentía que esto era el comienzo de un fuerte amor y esperaba que sea así.

Salieron del lugar abrazados. Parecía que esa charla con la pareja adulta, los había unido mucho más a los dos. Sus sonrisas eran radiantes.

- ¿Estas lista para tu última sorpresa?-preguntó en su oído y dejando de abrazarla.

Natalia solo le sonrió.

Carlos se puso tras ellas, y le tapo los ojos con las manos. La guió un par de metros y cuando estuvo cerca de su sorpresa, le sacó sus manos de sus ojos.

Natalia abrió los ojos y cuando vio rió ante la sorpresa, se dio vuelta y lo abrazó.

-Mi amor, todo lo que hicimos era mucho mas sorprendente que bajar por una airosilla, pero gracias.-dijo apoyando su cabeza en el pecho de él.

- Se que muchas veces lo hiciste.-dijo Carlos.- Pero nunca bajando y viendo el atardecer junto a tu amor.-agregó con una sonrisa al costado en sus labios.

Natalia levantó la vista sorprendida y vio el brillo en los ojos de Carlos.

Se subieron a la airosilla, uno de al lado del otro, y abrazados.

- Tenías razón, estoy es sorprendente.-dijo Natalia abrazándose más contra él.

- No, esto ya es algo que vimos cada uno en el pesado.-corrigió Carlos.- Lo que le hace único es el estar juntos, compartiendo este momento, esto es sorprendente.-

Natalia lo miró y volvió a encontrar ese brillo en los ojos de él.

- Te quiero.-le dijo y le beso en la mejilla.



Natalia llegó con una sonrisa pintada en los labios en el pijama party. Tiro su mochila y bolsa de dormir en el piso y se sentó en forma de indio en la alfombra de la pieza de Luna.

Sus amigas se miraron entre sí y se mandaron una mirada cómplice. Lo único que les había contado Natalia, fue que había terminado definitivamente su relación con Carlos. La única que sospechaba algo, era Roció porque Carlos le había hecho incansables preguntas sobre los gustos de Natalia y la vida de ella.

- Habla.-dijo Roció sentándose al lado de ella.

El resto del grupo la siguió.

- ¿De que cosa?-preguntó Natalia sonriendo.

- De la sonrisa que tenes pintada en tu rostro.-contestó Luna.- ¿Qué es lo que te alegra?-preguntó.

- ¿O quién?-preguntó Celeste con una sonrisa.

Natalia la miró un rato detenidamente. Le sonrió y se tiró arriba de ella.

- Gracias, gracias amiga, sin vos todo esto no habría pasado.-dijo dándole un abrazo grande.

- De nada, sabes que yo quiero lo mejor para vos.-dijo abrazándola también.- Y ahora que me hice amiga de él, también quiero lo mejor para él, así que eso significa nada de histeriqueos.-dijo apuntándola con el dedo.

Natalia rodó los ojos.

- Esta bien.-dijo soltándola.- Pero decile a él que nada de infidelidad.-dijo guiándole un ojo.

- La cosa con él es aparte, pero sabes que no voy a dejar que te haga daño.-dijo abrazándola.

El resto del grupo que miraron la escena, dedujeron lo que estaba pasando. Todas saltaron y abrazaron a sus amigas.

- ¡Felicitaciones Nati!-gritaron todas.

- ¡Tu primer novio amiga!-dijo Morena.

- No se equivocan, estamos viendo, pero por fin me decidí a probar algo con alguien.- dijo con una sonrisa.- Y ese alguien es Carlos.-agregó.

- Por fin se animo a decirte que te quería, y vos te diste cuenta de tus sentimientos.- suspiro Roció.

- ¿Ustedes sospechaban?-preguntó Natalia.

- Nada de eso, nosotras ya sabíamos lo que sentían por el otro, aunque no nos digan nada ya sabíamos que iban a terminar juntos.-opinó Luna.

- Bueno juntos, juntos no estamos.-dijo Natalia.

- Vas a ver que van a terminar juntos.-dijo Celeste con su sonrisa segura.

- Celeste hizo esa sonrisa y lo afirmo con ese tono.-dijeron todas.- Lo tuyo es seguro.-aplaudieron emocionadas.



Carlos se sentó sobre sus nudillos mientras pensaba en que estaría haciendo Natalia. De repente sintió un fuerte golpazo en la cabeza y cayó a la realidad.

Encontró a sus amigos hablándole y Juan entre ellos.

- ¿Te parece Carlos?-preguntó Juan.

- ¿Cómo?-preguntó Carlos.

- Lo que te estaba diciendo de escaparnos el finde e ir a la fiesta de Non- Stop.-propuso Juan.

¿Qué acaso no tenía novia?, se preguntó Carlos. El todavía no había llegado a ese paso con Natalia, pero no era capaz de arruinar su relación ni de pensar estar con otras mujeres.

- ¿Vos no tenes novia acaso?-preguntó Carlos confundido.

- Tenía, ayer me corto y no me quiere decir porque.-dijo frustrándose Juan.

- ¿Y por eso tenes que ir por despecho?-preguntó Carlos.

- Todos lo miraron perplejos por los planteos de Carlos. Ese no era el verdadero él.

- Yo no voy por despecho.-se defendió Juan.

- Entonces, si realmente no te importa como decís, ¿Por qué le queres poner celosa?-pregunto Carlos.

Había dado en el blanco. Eso era lo que tenía en mente Juan.

- No tengo que darte explicaciones, si queres ir bien, anda, sino, no.-dijo parándose y yendo hacia la puerta.- Avisa.-gritó y cerró la puerta en un portazo.

Un silencio brusco se produjo en el ambiente. Los dos mejores amigos de Carlos, no lo reconocían.

- Natalia si que te cambio por completo.-dijo Francisco.

- ¿De qué hablan?-preguntó Carlos. Tenía miedo que todos sepan de su posible relación y que hasta Juan se de cuenta.

- Ya no sos vos el mismo desde que estas con Natalia.-dijo German mas preocupado de que pierda su alma pirata de por que estaba dejando de ser él.

- Estoy en una posible relación con ella y no quiero arruinarla.-dijo parándose para salir por la puerta.- Y no vayan con el chisme a nadie, porque todavía no es algo seguro.-agregó con tono autoritario y se fue.



El grupo de amigas estaba hablando entusiasmadas de los planes de fines de semana. Había una fiesta en Non-Stop que podían ir en grupo, la que encabezaba el programa era Roció. Natalia se había sorprendido porque había cortado tan rápido con su hermano, viendo el amor que se tenían unos a otros. Roció no le quiso si fue uno o el otro quien corto o porque motivo fue. El que se le confesó fue Juan, pero no sabía porque le había cortado Roció. Tenía que admitir que le molestaba que Roció lo haya dejado, cuando parecía que su hermano estaba cambiando gracias a ella. Pero como se había prometido que no se iba a meter donde no la llamaban, no lo hacía.

El descaro de Roció de ir a un boliche mientras había cortado con su hermano hace solo tres días, la enfureció más, pero ese no fue el motivo que rechazó ir sino porque no quería arruinar su posible relación con Carlos. Sin poder seguir aguantando, la alegría y el entusiasmo de Roció por ir, se levantó para ir a tirar sus sobras. Después de hacerlo, salió del lugar a tomar aire.

La luna estaba en lo alto, y ella se sentó bajo un árbol en una roca. Sintió un dedo recorrerle toda la espina dorsal de su espalda. Confusa se dio vuelta para encontrarse con la sonrisa de costado de Carlos, quien la miraba con ese brillo en sus ojos, que tanto la  maravillada.

- Estas hermosa esta noche Natalia.-dijo dándole un corto besos en los labios.

- Gracias no estoy nada arreglada.-dijo Natalia perpleja.

Carlos volvió a sonreír mientras se sentaba junto a ella.

- No se necesita estar siempre arreglada, para verse hermosa Natalia.-dijo Carlos viendo a la luna.

Natalia le sonrió como una tonta por esas palabras tan dulces.

- Gracias entonces-agradeció y ella también miró a la luna.

- ¿Qué te paso para irte tan de prisa del comedor?-preguntó Carlos.

- ¿Lo notaste?-preguntó Natalia.

- Siempre te estoy observando Nati.-contestó Carlos sorprendiendo a Natalia.

- Espero que sea algo bueno eso y no me perjudique.-opinó Natalia mirando a los ojos.

- Contéstame a mi pregunta.-dijo Carlos sin rodeos.

- Roció esta organizando ir a Non- Stop el fin de semana, y me enfadada que este tan entusiasmada siendo que hace tres días corto con mi hermano sin darle explicaciones.-contó Natalia.

- No te metas en sus decisiones.-le aconsejó Carlos.- Podrías perderla como amiga.-agregó.

- ¿Te peleaste con tus amigos?-preguntó Natalia.

- No, necesariamente.-contestó Juan.- ¿Cómo te diste cuenta?-preguntó.

- Yo no necesito observarte desde lejos para saber que te pasa.-contestó con una sonrisa.

Carlos también le sonrió y se acerco a ella para abrazarla. Natalia se acostó en el hombro de él y le respondió al abrazo.

Se quedaron un rato en silencioso abrazados mirando hacia las estrellas. Los dos sentían el corazón de ambos latir, y sabían porque lo hacía.

- Carlos yo…-dijo Natalia

- Shh.-dijo poniéndole un dedo en su boca.- Nati yo te quería invitar a pasar el fin de semana conmigo.-dijo nervioso Carlos.

- ¿Qué?-

- No me mal interpretes.-contestó antes de que ella pueda pensar cualquier cosa.- A mi papá le invitan todo los años a la inauguración de hoteles por la zona, y hay uno cerca de Calafate, y como el no pude ir, este año me dio las invitaciones a mi.-dijo con una sonrisa.

- Carlos yo tengo que pedir permiso para irme todo el fin de semana a un hotel.-dijo sin saber que decir.

- Pensalo, tenes hasta el viernes a la tarde para decidirte y organizarte.-le interrumpió Carlos.

Tras darle un corto beso en los labios, se levantó y se fue.



 

El hotel era majestuoso. Se había hecho sobre una vieja mansión de los Jones Wisconsis. Era una vieja familia muy adinerada que fue una de las primeras familias que se le vendió tierras en la Patagonia.

Natalia miró con asombro todo el lugar mientras caminaba hacía la pileta de la mano con Carlos.

Había mucha gente por la inauguración del hotel, hasta había extranjeros.

Llegaron a la pileta, era climatizada por lo que no tendrían frío. Dejaron sus cosas en una silleta y Natalia fue a cambiarse al baño.

Carlos se apoyó en el respaldo de la silleta, y pudo ver la gran dimensión de la pileta. Era hermosa para un lugar con tanto frió, pero estaban bajo techo y el agua era climatizada.

Natalia no tardo en llegar con una chica bikini y Carlos desde lejos apreció su figura.

- ¿Cómo que me queda?-preguntó con una sonrisa en la cara, dando una vuelta.

Carlos se quedó sin habla, y tan solo la quedo a contemplando.

- ¿Y?- preguntó Natalia.

- No es necesario para decirte, ya con mi mirada te das cuenta.-dijo Carlos con su sonrisa al costado.

Natalia rodó los ojos y se sentó en la silleta contigua.

- Vos también te ves lindo en maya.-dijo imitando la sonrisa torcida de Carlos y se dio media vuelta para quemarse la espalda.

Carlos volvió a sonreír y la contemplo de reojo mientras ella escuchaba música en su Ipod.

Era tan hermosa, su  piel blanca brillaba por los rayos del sol que llegaban desde el techo de vidrio, y contrastaba con su pelo colorado, que le caían en rizos desde el cuero cabelludo hasta las puntas, y eso que no dirigía su vista al resto de su cuerpo.

<<Ojala que todo salgo como yo quiero>> pensó Carlos con felicidad.

Estiro su mano y agarro la de Natalia. Ella lo miró y le sonrió y Carlos supo que todo estaría bien.



Natalia se acostó en su cama cansada, el pasar todo el día en la pileta, solo había hecho que ya no pueda mantener los ojos abiertos. Después de bañarse, se puso el pijama y se acostó en su cama.

Cerró los ojos tratando de dormirse, pero sintió el calor de un brazo que la arrastraba. Abrió los ojos rápidamente, y se encontró con la sonrisa característica de Carlos y su mirada picara.

Este la estaba acercando a su cuerpo y cerró los ojos cuando la tuvo totalmente entre sus brazos.

Natalia esperó a ver que pretendía y al ver que el empezó a quedarse dormido, se dio cuenta de la idea de Carlos.

- ¡Soltame y anda a tu cama!- le gritó en el oído.

Carlos saltó de la cama por el susto y se cayó. Natalia no pudo evitar reírse.

- ¿Por qué?-preguntó levantándose.

- Porque no somos novios y ya es suficiente con que durmamos en la misma habitación.-contestó con una sonrisa segura y se dio media vuelta hacia la pared.- Buenas Noches Car.-bromeó.

- Nada de eso, a las diez te levantas y te cambias, porque tenemos una cena formal esta noche.-dijo Carlos acostándose en su cama.

- Esta bien, nos vemos más tarde.-aceptó Natalia y se quedo dormida.

Carlos sonrió y se quedo dormido.

Más tarde cuando se levantaron, Carlos se metió al baño y Natalia aprovechó para elegir su ropa y cambiarse.

Cuando terminó, se paro frente al espejo y empezó a pintarse.

La puerta sonó y Natalia se aproximo a abrirla. Enfrente de ella, estaba un recepcionista que le traía una tarjeta.

-Esta es la tarjeta de entrada para esta noche, toma señorita.-dijo con una sonrisa mientras la miraba de arriba a bajo.

- Oh gracias.-dijo ruborizándose por la mirada.

 

El recepcionista deslizó sus dedos sobre los de Natalia cuando agarró la llave y le guiño un ojo antes de irse. Natalia le sonrió y cerró la puerta tras ella.

- ¿Tan lindo es el recepcionista?-dijo Carlos atrás de Natalia.

Natalia se dio vuelta seria, y se encontró con que Carlos la miraba con el seño fruncido.

-No te pongas celoso.-dijo Natalia abrazándose a él.-Te quiero a vos.-dijo dándole un pico.

 



- Bueno, me parece bien que vayas aceptando la idea de vos sos mía.-dijo remarcando la ultima palabra y se soltó del abrazo.

- No, vos y yo no somos novios.-dijo con una sonrisa pícara.

-Todavía.-le corrigió Carlos.

 



Natalia sonrió al ver el cartel del restaurante

Le bonne appétit

- ¿te gusta?-preguntó Carlos arrastrándola hacia la entrada del lugar.

- Si es lo que pienso, si.-contestó con una sonrisa

Entraron de la mano, y se pararon en una fila hasta llegar al mozo de la entrada.

- buenas noches ¿tienen reservación?-preguntó serio y elegante como buen francés.

- Si, tenemos.-dijo Carlos pasándole su invitación.

El mozo la agarro y verifico que sea verdadero. Levantó sus vistas y le sonrió.

- Pasen por aquí por favor.-dijo guiándoles hacia su mesa.

- Gracias.-agradeció Carlos cuando se sentaron en su lugar.

Natalia miró sorprendida como Carlos pedía sus comidas en francés y hablaba.

El mozo se fue con la orden y Carlos estiró su mano para agarrar la de Natalia.

- No me dijiste que sabías francés.-dijo con una sonrisa.

- Se leer y hablar lo básico.-dijo Carlos contestándole la sonrisa.

- Pero tu pronunciación es excelente.- dijo Natalia.

- Si pero me falta mucho por aprender todavía.-le contestó Carlos.- Pero que espero que una verdadera francesa me enseñe el idioma.-agregó.

- Cuando quieras.-le sonrió.

Carlos le devolvió la sonrisa y empezó a acariciar la palma de la mano de Natalia, con su pulgar.

El mozo vino e interrumpió su gesto de cariño.

- Ici avoir.-dijo con una sonrisa entregándoles su comida.

- Merci.-contestó Carlos.

Ambos se pidieron spaghetti y algunas que otras comidas.

Natalia no se había fijado pero estaban solos en la terraza. Cuando se dio cuenta, se empezó a poner nerviosa.

Carlos le empezó a hablar de cosas triviales y ella solo sonreía nerviosa o tartamudeaba al contestar.

Carlos evitaba preguntarle el porque de su reacción, pero decidió seguir hablando a ver si se prendía.

Incomodos los dos por la actitud del otro, temían lo este pasando la cabeza al otro.

Pero entonces una música empezó a sonar y Carlos recordó su jugada.

Se paró y le extendió su mano.

- ¿Bailamos?-

Natalia levantó una ceja incrédula pero aceptó. Carlos le dio un tiró y ella se levantó. Carlos la rodeo la cintura y la acercó a su cuerpo y agarro una mano.

El vals siguió sonando y Carlos la guiaba por toda la terraza. Natalia solo lo observaba divertida por el buen bailarín que era.

- Vos te haces mucho el macho pero mira que te sabemos mover eh.-dijo divertida mientras Carlos le hacía dar una vuelta.

- Y vos la dama, pero sabes mover tus caderas.-dijo con una sonrisa.

Natalia no entendió lo que quería decir, entonces empezó a sonar salsa.

Carlos la hacia girar, dar vueltas, la tironeaba  y la alejaba constantemente, entonces, Natalia hizo caso a lo que había dicho y empezó a bailarle sensualmente mientras se acercaba y alejaba de él, estando a distancias de sus bocas. Provocándole.

De repente la música paró, y se quedaron viendo fijamente a los ojos.

Natalia cerró los ojos, esperando un beso que nunca llegó. Preocupada, abrió los ojos y se encontró con la sonrisa torcida de Carlos.

- Impaciente.-dijo deslizando su dedo pulgar por la nariz de ella.- Vos sos la que me dijiste que no querías besos sin ser novios.-dijo.

- Si, pero creo que podríamos…

- Sh.-dijo poniéndole un dedo en su boca.- Natalia ya te dije mil veces que te quiero y te puedo decir que mucho, te quiero mucho y eso no es por tus besos solamente, es por todo lo que sos, porque cada día que te conozco te quiero más y eso no es atracción física eso es algo que implica el corazón, y yo no te puedo decir que estoy enamorado porque no estuvimos mucho tiempo juntos, pero si te puedo decir que quiero probar, que estoy seguro que si estamos juntos acá es por algo y que yo quiero tomar esta situación de las riendas y dar el segundo paso.-Se calló un rato para ver la reacción de ella. Natalia solo lo miraba con un brillo especial en los ojos.- Por eso te vuelvo a decir, te quiero mucho y por eso te pregunto ¿Queres ser mi novia?-

Natalia lo miró un rato a los ojos. Y no por duda, ni por miedo sino para alargar ese momento tan mágico. Asintió y se acercó a darle un corto besos a los labios.

- Yo también te quiero mucho y si quiero ser tu novia.-

Carlos se acercó y la atrajo a la cintura.

- Somos novios.-dijo.- Por lo tanto ya no hay excusas para mis besos.-agregó dándole un dulce beso en los labios.

 

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9 mayo 2010 7 09 /05 /mayo /2010 22:17

Capitulo 8

Decisiones.

 

 

 

 

decisiones.jpg

 

El tomar buenas decisiones nos llevaran al éxito.

 

Carlos, por primera vez en su vida, sintió que un beso no podía ser más perfecto. De todas las chicas que había besado, por primera vez en su vida, sentía que un beso no era suficiente para expresar todo lo que sentía por esa persona, que iba más allá del deseo. Con ese beso había comprobado que lo que sentía por Natalia, era relacionado con el amor. El varias veces había pensado que estaba enamorado de ella, y lo sentía, pero sabía que tendría que esperar conocerla más para confirmarlo.

Primero se había resistido al beso, y el sabía que era por la sorpresa de la besara, pero el no se iba a rendir tan fácil, por fin había podido decirle que la quería, para que ella no le respondiera, así que fue mas exigente y lamió su labio inferior y se dio cuenta que el cuerpo de Natalia, no aguanto mas y le dio cabida para profundizar el beso. Después de un rato, el beso se desenvolvía de una manera tan natural, que parecía como si lo habrían hecho desde chicos.

Natalia, por su parte, se tensó al principio, pero se dio cuenta que el no iba a dar revancha así que se entrego al beso. La sensación de que la besen con amor, de una manera dulce y protectora, no era  nueva para ella, Eduardo también la besaba con esos mismos sentimientos, pero lo que le producía era diferente. En este beso ella no podía pensar, solo podía responder  y dejarse llevar por esos sentimientos de placer, y muchas mas, amor. Pero no estaba del todo segura.

Unos ruidos se escucharon a lo lejos, y se separaron lentamente. Natalia pudo divisar el brillo en los ojos de él, y se preguntó si a ella también le pasaría lo mismo. Ellos tenían la conexión. Se quedaron viendo, y Natalia espero que prosiguiera hablar.

- Me besaste.-dijo Carlos sonriendo triunfal.

A Natalia le molesto como si fuero ella un trofeo

- Quiero decir… ¿vos también sentís algo por mi?-preguntó con una sonrisa juguetona.- Por que yo…-

Antes de que pueda seguir hablando un ruido se hizo mas fuerte y se dieron cuenta que alguien se acercaba.

- Natalia, Natalia.-llamó la voz y ella se dio cuenta que era Eduardo.

- Hay me olvide de Eduardo.- dijo Natalia incorporándose.- Perdóname Carlos.- dijo corriendo hacia esa voz.

Se fue dejando solo a Carlos con ese sentimiento llamado “amor no correspondido”.


 

El boliche Non- Stop en Bariloche era el boliche de moda en la zona. Quedaba a las afueras de la cuidad y sin embargo, el que no iba no estaba en la movida.

Los campistas estaban muy emocionados de ir. Lastima que acompañaban los coordinadores decían que eran como niños a quien cuidar, se quejaba la mayoría, pero las chicas no se quejaban que vaya Eduardo, pero a Natalia si le molestaba. No podía creer que ocurría eso, pero tenía que admitirlo, el estaba muy pegado a ella y demasiado cariñoso. Desde que le había contado que se había ido con Carlos porque le quería mostrar algo, no la dejaba un minuto sola.

Ella deseaba poder decirle su opinión al respecto a Carlos, era verdad que estaba algo confundida, pero bajo por ningún motivo iba a lastimarlo o jugar con él. Pero tampoco iba a despachar a Eduardo, antes de hablar con Carlos de lo sucedido, porque igual el no le había dicho como había surgido su amor hacia ella y cuales eran sus intensiones.

Llegaron al boliche, todos bajaron de los colectivos y Eduardo la agarro la mano para guiarla. Había sido que Eduardo había hablado con Nicolás Schneider para informarle la relación que mantenía con ella, por lo que, muchas la miraban con envidia.

- Eduardo ¿te parece si me soltas la mano?-pidió Natalia.

- ¿Por qué?-

- Porque todos nos miran, y me incomoda llamar la atención.- Eduardo negó con la cabeza, y la beso en la mano.

- Bueno mi amor.-dijo llevando su mano al hombro de ella para dirigirla. Natalia suspiro y se resigno a él.

Carlos, por su parte, no le daría el lujo a la “parejita” de verlo que le afectase su relación. Camino con sus amigos hasta el boliche y le guiño un ojo a Natalia antes de entrar. Se percató el seño fruncido que se le dibujo a Eduardo, pero lo ignoro y entró al Boliche.

Non-Stop era mucho más que un boliche, parecía un salón de fiestas de la realeza, el lugar era una edificación inglesa, seguramente de cuando vinieron a conquistar la Patagónía Argentina. Miró hacia arriba y pudo ver las luces tenues que iluminaban en lugar, a los costados estaban los barman sirviendo a los clientes, y al fondo había una escalera que llevaría a habitaciones privadas que serían ocupados por los que pagaban la entrada Vip. 

La fiesta ya había comenzado y el lugar estaba lleno de gente. Como la mayoría se esperaba, estaba llena de extranjeros, porque Bariloche era una cuidad turísticas y seguro venían a pasar las fiestas.

El grupo de campistas avanzó y los coordinadores los llevaron hacia las escaleras y como Carlos suponía, estaban las habitaciones Vip. El Campamento había alquilado unos cincos porque eran muchos y las habitaciones eran para treinta personas. El lugar simplemente era magnifico.

Para su suerte, a Carlos y a sus amigos les habían tocado habitaciones diferentes que a Natalia y sus amigas. Seguro era obra de Eduardo, pero agradeció el gesto. No quería pasarse la primera noche de fiesta del año 2011, triste.

Los coordinadores les dijeron que a las seis se encontraban todos en las habitaciones para irse. Los que querían se podían quedar ahí y los que no, que vayan a bailar a las cinco pistas de baile que tenía el Boliche.

- Carlos ¿vamos a bailar?-le preguntó coqueta Micaela.

- Ahora voy a recorrer un poco el Boliche con mis amigos para ver en que pista nos prendemos, pero si nos encontramos mas tarde, hablamos ¿dale?- dijo cortante y se fue corriendo tras sus amigos.

Vio salir justo a Natalia prendida del brazo de Eduardo. Ella lo miró y le sonrió, el la ignoró y alcanzo a sus amigos. Le molestaba que ella pueda olvidarse tan bien del beso que se habían dado una hora atrás y que pueda estar con Eduardo tan bien como si nada hubiera cambiado en su vida. Pero quizás para ella, el no significaba nada, y esa idea le dolía.

Fueron a la primera pista, ahí estaban bailando salsa, por lo que pudieron ver en las otras cuatro, las canciones que pasaban eran buenas, pero no eran expertos bailando así que decidieron ir a la Barra menos concurrida para pedir bebidas.

- Dame tres vasos de fernet, yo pago.- pidió al Barman Carlos, sacando de su bolsillo un billete de veinte pesos. El Barman asintió y se dio vuelta para buscar las bebidas.

- ¿Viste que Eduardo hablo con Nicolás por su relación con Natalia?- le preguntó Francisco con tono indiferente, pero Carlos notó que había preocupación en su voz.

- No, pero no era de imaginarse, si seguían ocultándose ella no podría volver al Campamento y a Eduardo lo despedirían.-contestó tratando de parecer lo mas relajado posible.

Carlos se dio vuelta, y el Barman le entregó sus bebidas. Los repartió entre sus amigos, y los tres brindaron y dieron vaso lleno de cuantos más pocos tragos hacían mejor era.

- Mira Carlos, tu contrincante bailando salsa con Natalia.- señaló German y Carlos siguió la dirección del dedo de su amigo.

Pudo ver a Natalia bailando con Eduardo, los dos tenían mucha energía en la pista, tanto que muchas otras parejas habían parado de bailar para quedarse observándolos. La verdad que tenían gracia, y mucha desenvoltura en sus movimientos. Carlos se los quedo viendo un rato como el resto de la gente, podía a ver la alegría de ella a bailar y más que nunca quiso ir a romperle la cara a Eduardo y ocupar su lugar.

La música empezó a llegar a su fin, y Eduardo estiro el brazo de Natalia y el de él e hizo que ella venga hacia donde estaba envolviendo sus brazos para quedar totalmente envuelta por él. Eduardo se acercó lentamente a la cara de ella y Natalia cerro los ojos, después pudo ver el impacto de los labios de ella. Todos empezaron a aplaudir, y eso fue lo máximo que pudo aguantar.

Se dio vuelta hacia el Barman y pidió mas vasos de fernet y se paso la noche bailando y tomando con cualquier chica que se le crucé.


 

En el momento que volvieron a la Cabaña, los cuatro integrantes, no pronunciaron palabras. Carlos estaba medio ebrio y Roció y Juan lo transportaban con cuidado, Natalia no se acercaba por miedo. No podía creer que el había llegado a ese estado por ella, Roció le había comentado que los había visto bailar a ella y a Eduardo, y de repente, se volvió un loco tomando y bailando.

No podía evitar ese sentimiento de culpabilidad, las cosas se le habían ido de las manos esa noche dejándose llevar por la situación, pero nunca se había olvidado de Carlos, solamente había tratado de dar un respiro a su confusión interna.

Subieron lento hasta la pieza y lo depositaron en la cama con cuidado.

- Yo me hago cargo desde ahora.- les había dicho a su hermano y a su amiga y les cerró la puerta una vez que habían cruzado al pasillo.

Se apoyo en la puerta y cerró los ojos un momento para darse valor a enfrentar la situación. Tenía que hablar para tomar una decisión de cómo seguirían ellos y ella para con Eduardo.

Abrió los ojos y noto que Carlos la observaba con los ojos rojos.

- Veo que te despertaste.- dijo Natalia interrumpiendo el silencio.

Carlos le dirigió una mirada asesina y se dio vuelta hacia la pared y cerro los ojos. Natalia suspiro y se sentó en la cama, al lado de él.

- Carlos se que estas enojado por como me fui después del beso y por haberme visto con Eduardo una hora después pero yo no quise hacerte daño.- Espero que el hablase pero al no obtener respuesta, siguió.- Lo que quiero decir es que fue muy sorpresivo todo, y no podía dejar que Eduardo nos descubriera en esa situación.- agregó tratando de aliviar el tenso ambiente.

Carlos se dio vuelta y la miró fríamente un rato.

- ¿Eso es una disculpa? ¿Tenes que verme en este estado por vos para darme una explicación?-preguntó enojado, pero Natalia pudo ver cuanto le dolía.

- No Carlos, no es una disculpa, es una explicación, vos no me podes pedir que deje a Eduardo de un momento para otro, solo porque a vos se te ocurrió decirme que me queres y besarme.-dijo Natalia cruzándose de brazos.

- ¿Te parece poco?- Natalia negó con la cabeza.- ¿Entonces que mas queres? Me habrías dicho que no me correspondías y listo, hasta eso sería mucho más fácil antes de no obtener respuesta alguna.-

- ¿Quién dijo que no te correspondo?- retruco Natalia

- ¿Quién dijo que me correspondes?- preguntó Carlos.

- Entiéndeme Carlos, nunca me imagine que sintieras eso por mí, vos sos mujeriego y fue muy de la nada lo tuyo, últimamente lo nuestro era muy amistad.- se excusó Natalia.- Y sinceramente me cuesta creerte, vos sabes que soy desconfiada, mas de los chicos cancheros.-dijo revolviéndole el pelo.

Carlos apoyó sus brazos a sus costados y se sentó sobre el respaldo de su cama. Agarró una mano de Natalia y la beso, luego puso sus manos en su panza.

- Nati yo de verdad te quiero.-confesó Carlos acariciando su mejilla con el pulgar de su otra mano libre.- No se desde hace cuanto, probablemente desde la primera vez que te vi, pero me di cuenta antes de Navidad.-

- ¿Y si es algo pasajero?- Carlos negó con la cabeza y volvió a besar su otra mano.

- No Natalia, el beso que te di lo confirmó, yo te quiero y no es algo pasajero.- Natalia bajo su cabeza y el le puso la mano en el mentón y lo levanto. – Nati necesito que me digas algo, ¿Qué sentís por mi?- agarro su otra mano y la llevo al corazón de él.- Sentí como late mi corazón, es por vos, no tengas miedo y decime.-

- Carlos yo siento que me pasan cosas por vos.- Carlos sonrió.- Pero también por Eduardo, y estoy confundida.- confesó dejando caer unas lagrimas de sus ojos color miel.

- Nati dame una oportunidad, déjame demostrarte cuanto te quiero y que vos podes quererme a mi.- pidió Carlos con ojos suplicantes.

Natalia lo miró un rato y asintió.

- Esta bien, pero tengo que hablar con Eduardo antes, yo no puedo dejarlo así como así y tampoco de un día para otro, no quiero lastimarlos ni a vos ni a él.- dijo Natalia.

-¿Entonces?-

T-Teneme paciencia si de verdad queres algo conmigo, yo hablo con él, le digo que nos tomemos un tiempo para pensar y vamos a ver como se desenvuelven las cosas.-

-Toda la paciencia que quieras.- dijo pasando su mano por la mejilla.

- Pero te advierto que puedo terminar con vos tanto como Eduardo o tanto como ninguno.- Carlos asintió y la beso en la mejilla.

- Te quiero.- le dijo Carlos cuando se alejo y Natalia se recostó contra su pecho, quedándose dormida abrazada a él.



Natalia volvió a leer el mensaje que había mandado a Eduardo a primera hora cuando se había levantando.

Mensaje de texto: Edu quiero hablar con vos después de comer por un tema especial-Nati.

Recordó como le temblaban las manos al escribirlo, su indecisión la estaba matando. Tenía que hablar con él, eso era un punto importante y obvio para afrontar la situación que estaba viviendo, pero no le gustaba ser tan inestable. Tenía miedo que la considerara una niña inmadura que un día estaba perdidamente enamorada de él y rogaba para que le de bolilla, y al otro, cuando lo conseguía, se aburría fácilmente de él. No. Definitivamente no le gustaba ser así, pero sabía que ni ella, ni Eduardo, ni Carlos tenían la culpa de estar envueltos en este trío amoroso. El destino los había juntado en un amor engañoso y ella era la que tenía que tomar la dedición, pero sabía que a pesar de eso, podía salir tan lastimada como cualquiera de ellos.

Abrió el mensaje que le había contestado él.

Mensaje de texto: Uy Gorda eso suena a enojo ¿Qué hice ahora? Mira que soy re fiel y soy un santo, pero igual nos vemos ahora después de comer, en nuestro lugar, Te quiero, un beso-Remitente: Eduardo.

Rió por su nerviosismo. Lo estaba esperando en el lugar donde le había pedido un día antes de Año nuevo que ella sea su novia y ella le había contestado que le de un tiempo para pensar, con la excusa que el era mucho mayor, pero sabía que en ese momento dudaba de los sentimientos hacia él después de que Carlos había jugado al gallito ciego con ella.

Su celular sonó, y ella lo agarro, vio que tenía un mensaje de Eduardo.

Mensaje de texto: Date vuelta gorda- Eduardo.

Natalia cerró la tapa de su celular e hizo caso al mensaje. Ahí estaba, atrás suyo Eduardo con un ramo de flores. Natalia fingió una sonrisa y Eduardo se abalanzó hacia ella y la beso.

- Espero que esto recompense tu enojo.- dijo Eduardo sentándose en el banco.

Natalia aceptó las flores y para complacerlo, las olió y le sonrió.

- Gracias.- dijo Natalia.

-De nada, sabían que eran tus favoritas, carmines, son tan hermosas como vos.- dijo Eduardo y le dio un beso en su mejilla.

- Para Eduardo, yo vine a hablar con vos, no a besarnos.- le corto Natalia, tenía que ser directa.

- Uh parece que estas muy enojada, a ver decime que fue tan grave para  que te pongas así.-

- Edu yo no estoy enojada con vos.-confesó Natalia.- Yo te cité acá para hablar sobre nuestra relación.- dijo mirándolo a los ojos.

- ¿Qué pasa?-preguntó poniéndose serio.

- Edu yo estuve pensando tu propuestas de ser novios y lo que te puedo decir que creo que nos vendría bien tomarnos un tiempo, yo estoy confundida respecto a mis sentimientos.- Eduardo desvió la vista y arrugo el seño.

- ¿Esta decisión tiene que ver con Carlos?-preguntó.

- Si, el día de Año nuevo me confeso que me quería.-

- Me parece bien, es una decisión madura para tu edad, generalmente las chicas se inclinaría a jugar a dos puntas.- le dijo Eduardo. Natalia lo abrazó.- Pero no creas que me vas a tener todo el Campamento tras tu confusión, lo que te ofrezco es que salgamos en una cita para ver como funcionamos, sin compromisos.-sugirió Eduardo.

- Me parece bien.-

- ¿Quedamos mañana?-

- Mañana será.- contestó y la beso en los labios.

- Bueno nos vemos mañana, ahora me tengo que ir a organizar unas actividades, chau.-se despidió Eduardo.

Natalia sintió su corazón palpitar. Tendría dos citas seguida, mañana con Eduardo y pasado mañana con Carlos. ¡Ojala que ninguno de los dos se enterase!, pidió en su fuero interno.

 



Nunca un día fue tan agotante como aquel día. Se había pasado todo el día con Eduardo en la cita que habían quedado re huyendo de algunas preguntas que le hacía Eduardo y de los constantes mensajes de textos de Carlos preguntándole lo que estaba haciendo y que cosas le gustan a ella, probablemente para la cita del día siguiente que tendría con él.

Llego a la cabaña realmente exhausta, se baño y se acostó a dormir, el día siguiente sería tan largo y agobiante como ese.

 



Carlos la espero a fuera de la cabaña. Ya eran las nueve y ese día tendrían la cita como el quería. Se sentó en la escalinata  a esperarla.

Estaba muy feliz porque sentía que cada vez estaba más cerca de conquistarla. Ni bien no sabía como seguirían el solo quería estar con ella, probar que la vida les tendría preparado si se dejaban llevar por sus sentimientos.

Sintió que alguien le estibara el pelo, y se dio vuelta. Vio a Natalia parada tras de el, que lo miraba con una sonrisa en la cara.

Estaba con el su pelo colorado suelto que le caía por los hombros, sus ojos color miel brillaban y su labios rosados se dibujaban una linda sonrisa. Sus curvas se mostraban bajo un lindo vestido de playa y estaba con unas hojotas en las piernas.

El la agarro la mano y la arrastro hacia la salida del Campamento.

- ¿Dónde vamos?-preguntó Natalia.

- Ya veras.- contestó el sonriendo.

Un colectivo llegó y Carlos no le permitió ver el cartel donde decía donde se dirigían. La empujó para que suba rápidamente, y pago su boleto del colectivo y el de ella. La volvió a arrastrar hacia los asientos al final del colectivo.

El camino se produjo en silencio. Natalia y Carlos escuchaban música por un iPod que compartían, y miraban cada uno a diferentes lados de la ruta.

Cada tanto se cruzaban miradas, el la miraba de reojo y podía notar alegría en su cara. Carlos cada tanto trataba de rozar con ella, para sentir descargas eléctricas. En uno de sus intentos, chocaron tan fuerte que se miraron un largo rato. Natalia se saco rápidamente el auricular de su oreja, y Carlos la imitó.

- ¿Estas bien?-preguntó Natalia.

- Si, gracias.- asintió sonriendo.

- De nada.-

El destino no se hizo esperar, y ya estaban bajando del colectivo. Natalia pudo reconocer el lugar de inmediato. Era el centro de Bariloche, le sonrió y Carlos la agarro de la mano para ir a recorrer las calles.

Los locales de ropa estaban abiertos, mucha gente entraba y salía entusiasmado. Las mejores marcas que tenía la Argentina estaban ahí, y Carlos le hizo una seña hacia un local de comida. La abuela Goye. Decía el letrero grande y juntos corrieron hacia adentro del local.

El local seguía igual que lo recordaba Natalia. Todo estaba hecho de madera y los manjares de la pastelería se exhibían en primer plano.

- ¿Cómo supiste que me gustaba este local?-preguntó Natalia.

- ¿A quién no le gusta?- respondió Carlos.- Sentate aquí, ya vengo.-

Al poco tiempo llegó Carlos con una torta en las manos. Lo situó en la mesa, y se sentó junto a ella. Natalia pudo notar que era de chocolate y arriba tenía su crema favorita. Era su torta favorita.

- Creo que vos lees mentes o directamente le preguntaste a Roció.- dijo aceptando la rebanada que le daba Carlos.

- Un poco de ambas.-confesó con una sonrisa.

Comieron toda la torta mirando la tele. Pasaba el canal favorito de noticias de Natalia, CNN. Por un momento a ella le vino la duda que si hasta eso no había preparado eso para ella.

Terminaron de comer, y se levantaron de la mesa.

- ¿Dónde vamos?-preguntó Natalia.

- Vamos a subir a un tren para recorrer el lugar.-contestó con una sonrisa.

- Yo ya conozco todo.- se quejo Natalia.

- Pero yo no.- repuso Carlos y subieron al tren.

Se sentaron juntos y el tren arrancó. Natalia le mostró todas las paradas a Carlos, y le contó historias que ella sabía sobre los diferentes lugares que visitaron.

Sin quererlo, ya se habían hecho las tres de la tarde y el tren estaba regresando al centro, donde Carlos le había dicho que comerían.

Fueron al restaurante la Tua Cantante. El favorito de Natalia.

- Cada vez me sorprende mas.-admitió Natalia comiendo su plato favorito. Milanesa con puré.

- ¿Por qué?-

- Sabes todo lo que me gusta y me llevaste a mis lugares favoritos incluido este restaurante.- contestó con una sonrisa.- Hasta me hiciste darte un recorrido turístico, y creo que sabes que eso se relaciona con lo que quiero ser.- agregó.

- La verdad es que se todo de vos.- dijo Carlos con su sonrisa canchera. Alargo su mano y tomo la de Natalia entre ellas.

- Pero yo no de vos.- dijo Natalia.

- ¿Qué queres que te cuente?-preguntó Carlos.

- ¿Qué es un día común en tu vida?- preguntó Natalia.

- Me levantó a las seis y media para ir al colegio, llegó a las siete y media. Las clases pasan lento, pero trato de escuchar para no tener que estudiar mas tarde, en el recreo consigo que una chica me compre algo y charlo con ellas y después me voy con mis amigos. Me voy caminando a casa con German y cuando el dobla hacia su casa, me voy al cementerio a visitar a mi abuela. Vuelvo a mi casa, duermo todo el día, me levanto si tengo tarea de matemáticas o estudiar, y después me pasa a buscar Francisco para ir al entrenamiento de rugby. Tomo el colectivo y cuando llego, entreno, vuelvo a mi casa, como, me baño y voy a dormir.-dijo con una sonrisa.

- ¿Y los fines de semana?-preguntó mas interesada.

- El Viernes a la noche si no tenemos ni una fiesta nos juntamos a en la casa de un amigo generalmente la de German, por la ubicación y porque los papas viven viajando y pedimos comida, jugamos a la play y hacemos la previa antes de ir a algún lugar o que vengan chicas. Si nos quedamos en la casa, todos nos quedamos a dormir.-

- ¿Incluidas las chicas?-

- A veces, depende si están muy tomadas o si se prendió a alguno.-reconoció Carlos.- Bueno, después suelo volver a mi casa, comer, dormir y hago tarea, y después suelo ir al shopping o  a casa de algún amigo, fumamos, tomamos, etc. y a la noche vuelvo a mi casa me baño y salgo nuevamente a hacer la previa en la casa de un amigo y después vamos al boliche.- contestó con una sonrisa.

Natalia sonrió irónicamente.

- Sos todo un mujeriego.- opinó con un poco de enojo.

- Y no pienso serlo si me das una oportunidad.- contradijo con una sonrisa al costado.

Natalia lo miró un rato desafiante y luego bajo la mirada hacia su plato para seguir comiendo.

- Puede ser.-admitió en un susurro.

- ¿Qué?-

- No voy a volver a repetirlo.- contestó.

Siguieron comiendo en silencio, Carlos le soltó la mano y se dedico cada uno a mirar la tele. El silencio los incomodo un poco a ambos, pero trataban de disimularlo.

Cuando terminaron, Carlos se levantó y  fue a pagar la comida. Se acerco a la puerta y Natalia se levanto y se fue hacia él. Salieron del restaurante y empezaron a caminar sin rumbo fijo.

El centro estaba casi vació, pocos locales seguían abiertos y algunas parejas caminaban recorriendo el lugar agarradas de la mano. Carlos levanto la vista, y se fijo en un gran reloj. Eran ya las cuatro y media de la tarde.

- Yo no entiendo porque siempre tenes que ponerte fría.- dijo Carlos parando en seco y cuando termino de hablar, largo un suspiro.

Natalia paro de repente por lo que dijo Carlos. Se dio vuelta y lo miro un rato de arriba a bajo para intimidarlo, pero no consiguió su objetivo.

- Parece que estamos bien, pero cuando surge un comentario que no te agrada u otra cosa, me empezas a ignorar.- dijo.

- ¿Nunca te preguntaste que haces vos para que yo me ponga así?- lo desafió Natalia.

- Si, muchas veces, y modifique muchas cosas que me dijiste que te molestaban o me di cuenta solo.- admitió con resignación.- Pero ahora me ignoras por ser como soy, parece que para vos soy muy poca cosa.-dijo enojado.

Natalia lo miró un rato, y después giro sobre sus talones para seguir caminando sin siquiera mirarlo.

Carlos se quedo con las palabras en la boca, y tras largar otro suspiro largo, la siguió resignado.

Llegaron a un parque, y Carlos se fue hacia la parada de colectivo a esperar que llegara. El también la ignoró.

Natalia quería decirle algo, pero tenía muchos nervios. Hasta que por fin se decidió.

- La verdad es que me gusta demasiado como sos.- admitió Natalia.

Carlos se giró hacia ella sorprendido por lo que acababa de escuchar. Natalia se puso colorada y espero que el dijera algo, pero la mirada penetrante de sus ojos verdes la invitaban a darle a una explicación y a la vez le ponía nerviosa.

- Lo que pasa es que antes no me caías bien porque eras muy creído y te querías agrandar todo el tiempo y en especial conmigo, pero a medida que te conocí me di cuenta de tu simpatía y tu carisma.- dijo con voz quedada.- Pero también me di cuenta que eso, mas tu seguridad, te hacen un imán para las chicas y eso me asusto, y hasta ahora me asusta.- sintió sus mejillas arder y bajo su mirada con vergüenza.

- Vos también podes tener al chico que quieras.- dijo posando su mano debajo de la pera de ella para levantar su mirada hacia él.- Y sin embargo, mi corazón te eligió a vos, y espera que vos también hagas lo mismo.- dijo sonriéndole.

- ¿Y como se yo que no es algo pasajero? Y no me digas esa excusa que como late tu corazón o lo del beso… quiero la verdad.- dijo Natalia.

- Vos decís que conoces mis características de mi personalidad.- dijo Carlos. Natalia asintió.- Bueno con mas razón, sabes que si de verdad no me interesaría alguien no haría todo esto, porque con mis habilidades podría tener a cualquier otra chica, pero sin embargo, yo lucho por vos.- dijo agrandando su sonrisa.

- Pero puedo ser que vos confundas tus sentimientos porque soy la única chica que se te resiste o porque como ves que llamo la atención en otros chicos, me veas como un trofeo.- dijo ella con un poco de pena.

- Puede ser.- dijo con una sonrisa triunfadora.- Pero yo ya te dije que no es así, ya luche por vos, ya cambie por vos, ya hice todo lo que tenía que hacer, vos decidís si jugártela o no.-dijo Carlos y besó la mejilla a Natalia.

El colectivo llegó al instante y ambos se subieron.

El camino hacia el campamento también se produzco en silencio, pero esta vez era incomodo solamente para Natalia.

Ella no podía parar de pensar en las palabras de Carlos.

<< Vos decidís si jugártela o no>> y ese pensamiento le carcomía por dentro.

¿Qué hacia? ¿Con quien se quedaba? ¿Quién le convenía? ¿A quien quería más?

Muchas preguntas y ni una respuesta.

A veces se cruzaban la mirada y para ella era la muerte. Se moría de vergüenza.

Llegaron después de una hora de viaje y bajaron del colectivo. Le dejaron en la puerta y antes de entrar, Natalia detuvo a Carlos.

- Carlos antes de entrar yo quería decirte que… vos de verdad me gustas mucho.-dijo bajando su cabeza.- Y yo te pido un tiempo para pensar.-dijo.- Para arriesgarme.- y levanto su cabeza para verlo a los ojos.

Carlos sonrió de costado y asintió levemente. Después se acerco hacia ella y la tomo por la cintura para unir sus labios. Natalia lo acepto con gusto, y el beso se fue profundizando de a poco.

La sensación de adrenalina corría por sus venas y ninguno de los entendía nada. El beso era dulce, suave y lento. Esta vez los dos se mostraban cuanto sentía por el otro.

Se separaron lentamente, mirándose a los ojos, y con una sonrisa en la cara. Natalia sintió como se ponía colorada y cuando quiso hablar alguien la interrumpió.

- ¡Que linda escena! Justo llego en la parte que me meten los cuernos.-dijo Eduardo con una sonrisa sarcástica.

- Eduardo vos y yo no somos novios.-trato de excusarse Natalia.

- No, pero vos me pediste un tiempo para pensar tu respuesta y a la primera de cambio, ya te estas besando con otro.-dijo manteniendo todavía la sonrisa en su cara.- No necesito que me respondas, no se que espere de una nena inmadura como vos.- agregó poniéndose serio.

Natalia bajo la cabeza sin saber que decir, y Eduardo, al ver que no iba a decir nada, se marcho hacia la parada de colectivo.

Los ojos de Natalia se inundaron de lágrimas. Carlos, al ver la tristeza de Natalia, se enojo. Ella lo había besado recién y ahora estaba llorando por otro.

- ¿Por qué lloras? ¿Por qué te corto el rostro?- dijo en tono fuerte.- Acabas de besarme y estas llorando por otro, y a mi también me pediste un tiempo para pensarlo y mientras tanto ¿Qué? ¿Pensabas seguir jugando a dos puntas? Olvídate de mi, de él y de nosotros, tiene razón sos una nena inmadura e histérica, ahora por eso te quedas sin el pan y sin la torta.-dijo cruzándose de brazos.

- Nunca quise…

Pero fue en vano todo lo que quería decir. Cuando levanto la mirada, se dio cuenta que el se estaba marchando.

Se sentó en el suelo y se abrazo las rodillas. La tristeza la consumió y se quedo llorando ahí sola.



Al día siguiente Natalia se levantó a la misma hora de siempre, se cambio y se puso su equipo de gimnasia para salir a correr.

Carlos no había ido a dormir a su habitación, y sabía perfectamente por que.

Comió una manzana y tratando de despejar sus ideas, salió a todo lo que le permitían sus piernas, a correr.

Cuando paso cerca  del comedor, vio a lo lejos una pareja de bajo de un árbol. Creyó reconocerlos, pero para darse cuenta  se acercó más disimuladamente. Eran Carlos y Celeste. No había supuesto mal.

Estaban sentados bajo en árbol hablando. No podía oír lo que decían, pero si notaban lo bien que se estaban llevando. Carlos levantó su mano y acaricio la mejilla de Celeste. Un gesto muy delicado y cariñoso, que lo había hecho solamente con ella desde que comenzó el campamento. Hasta ese momento.

Noto una punzada de dolor en su pecho y no supo reconocer que era. Se los quedo bien un largo rato. Ellos reían, hablaban, se miraban con sonrisa cómplices y lo que más le dolía, era cuando se daban un beso en la mejilla o había un contacto físico.

Natalia se dio cuenta que eran celos y se alejo del lugar. Siguió corriendo mientras en su cabeza daban vueltas las ideas que tenía y todo relacionado a los celos. Se detuvo en seco y dijo:

- ¡Oh Dios! Donde hay celos hay amor.-dijo tapándose la boca en forma exagerada y se rió.- Hice mal todo, al que yo quiero es a Carlos.- agregó y continuó su actividad.



Sabía que tenía que estar triste por lo de su amiga con Carlos, pero ella estaba feliz porque eso la ayudo a reconocer a quien quería de verdad y por quien se iba a jugar.

Natalia estaba ansiosa esperando que el entrara por la puerta. Quería hablar con él y aclarar las cosas. Sabía perfectamente que si el estaba iniciando una relación con Celeste era por despecho.

O tal vez, porque se dio cuenta que no la quería de verdad. Suspiro. Lo mejor era hablar y dar el resto al destino.

Como si fuera por arte de magia, la puerta se abrió y el apareció.

Estaba sudado, seguro por estar todo el día bajo el sol. Ignoro a Natalia al pasar, y ella se levantó de la cama y se acerco un poco a él.

- ¿Podemos hablar?-preguntó nerviosa.

Carlos se giro sobre sus tobillos y le dirigió una mirada desafiante.

- Quiero aclarar las cosas.- pidió con ambas manos.

Carlos se sentó en su cama y la miro un rato.

- Habla.- dijo con tono autoritario.

Natalia se sentó en su cama y suspiro hondo antes de comenzar.

- Lo que te quería decir es que yo no jugué a dos puntas, ustedes sabían perfectamente que estaba confundida y quienes implicaban esa confusión, y sin embargo, decidieron seguir.-dijo y agarro una gomita de su mesita de luz.- Los dos me invitaron a una cita para ver como nos desempeñábamos y yo acepté porque eso iba a ayudar, la única diferencia entre ambas citas que con vos me bese y eso estuvo mal para con Eduardo no para con vos, y si me largué a llorar por él, es por culpa.-dijo jugando con la gomita.

- ¿Y?- la invito a seguir Carlos.

Natalia levantó la mirada y le sonrió.

- Pero vos no tenes ningún derecho a enojarte porque a vos no te hice nada malo, yo solo trataba de aclarar las cosas para el bien de los tres.- dijo ampliando su sonrisa.- Y funciono, ya me decidí.-

Carlos sonrió de costado y se acercó a Natalia, la invitó a pararse y lentamente la arrincono contra la pared.

- Me elegiste a mí.-dijo acercando su rostro al de Natalia. Esta asintió levemente. Carlos beso su mejilla.- ¿Eso tiene que ver con que me hayas visto con Celeste?-

Natalia abrió los ojos como plato. Definitivamente no se esperaba aquello.

- Humm… No… dijo sí.-dijo poniéndose colorada.- Pase y los vi, pero no tiene que ver con eso.-dijo negando con la cabeza.

Carlos soltó una risa, y Natalia frunció el seño. Cuando paro, vio que ella lo miraba fijamente.

- Sos tan mala mintiendo.-le dijo sonriendo.- Lo hicimos a propósito para darte un empujoncito.-agregó.

- ¿Qué ustedes hicieron qué?-

- fue idea mía.-dijo con una sonrisa triunfante.-Si yo me di cuenta lo que sentía por vos a través de los celos, ¿Por qué vos no?-dijo e hizo un recorrido con cortos besos de la mandíbula hasta la mejilla de Natalia.- Dímelo lo que quiero escuchar.-pidió mientras volvía hacer el mismo recorrido por a bajo.

- Te quiero.- soltó Natalia y le sonrió.

Carlos levantó la cabeza para mirarla a los ojos y como un hechizo, juntaron sus bocas felices.

 



“Date vuelta, estoy atrás tuyo” Decía el mensaje que le había mandado Eduardo a Natalia. Ella hizo caso y se encontró con el rostro serio observándola.

- Hola Eduardo.-saludó ella tratando de ser amigable.

- Hola ¿Para que querías hablar conmigo?-preguntó sin sonreír.

- Te quiero pedir disculpas.-dijo.

 Se abalanzó sobre él y lo abrazó. El le correspondió y la estrujo más contra él. No pudo evitar largar sollozos, y se quedaron largo tiempo así. Eduardo esperaba hasta que se calmara.

Cuando paro de llorar, se trato de separar y Eduardo le levantó el mentón con una mano y con la otra le limpió las pocas lágrimas que caían.

- Esta bien, aceptos tus disculpas.-dijo con una sonrisa.

- De verdad lo siento estuve atrás tuyo un montón de tiempo creyendo estar enamorada y cuando me das bolilla, yo soy la inmadura e histérica…-

Eduardo puso una mano en la boca de ella para callarla- ¿Lo elegiste a él verdad?-preguntó. Natalia solo asintió.- Me imaginé por como lloraste.-dijo con una sonrisa amarga.

- Yo nunca quise jugar con vos.-aclaró Natalia.

- Y lo se perfectamente.-dijo abrazándola.- No te sientas culpable Nati, estas cosas pasan y mas a tu edad, creo que nos dejamos llevar por los sentimientos y no calculamos la diferencia de edad.-dijo con una sonrisa.- Yo fui tu primer amor mas formal que tuviste.-dijo en broma.

Natalia sonrió y le dio un beso en la mejilla.

- Fue lindo.-

- ¿Amigos?- le dijo Eduardo extendiéndole la mano.

Natalia la estrecho y sonrió.- Amigos.-

 



Natalia fue corriendo hacia la cabaña. Abrió la puerta y corrió escaleras arriba para encontrar a Carlos durmiendo en su pieza.

Eran las cinco de la tarde y el estaba tomando una siesta.

Natalia se tiró arriba de él y Carlos se despertó abruptamente.

- Te quiero.-dijo dándole un beso en la nariz.

Carlos se sentó en la cama y sonrió.

- Yo también te quiero.-dijo y la estrecho entre sus brazos.

- Por fin estamos juntos.-dijo con una sonrisa Natalia.

- Por lo menos sin terceros, ahora depende de nosotros.-dijo y Natalia se apartó.

- ¿Me vas a tener de un lado a otro?-preguntó ella frunciendo el seño.

Carlos rió y recorrió la línea que se producía en su frente.

- Te lo tendría que devolver.-dijo con su sonrisa al costado.- Pero tanto trabajo me costo tenerte que no voy a hacer estupideces para perderte.-dijo dándole un beso en la mejilla.

-  Sos un dulce.-dijo ella volviéndola abrazar.

- Soy tu dulce.-corrigió Carlos.

Natalia se acercó a él y juntaron sus labios.

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1 mayo 2010 6 01 /05 /mayo /2010 03:41

Capitulo 7

Arriesgarse.

 

 

 arriesgarse.jpg

 


Reír es arriesgarse a parecer tonto.
Llorar es arriesgarse a parecer un sentimental.
Hacer algo por alguien
es arriesgarse a involucrarse.
Expresar sentimientos es arriesgarse
a mostrar tu verdadero yo.

 

 

 

Carlos miro una vez más el lugar donde había estado Natalia bailando con sus amigas.

No tenia porque tratarla así ella solo se había preocupado por él, pero tenia miedo. Miedo a lo que sentía hacia ella. Era un sentimiento nuevo y mágico pero sentía que no estaba listo para… amar.

Miró a un lado suyo su quinto vaso de vodka. Generalmente no se emborrachaba tan rápido era un poco más resistente, pero esa noche había llegado a un nivel en que no iba a recordar nada y se desinhibía mucho más de lo que era.

Guiado por el alcohol decidió ir a buscar a Natalia. Fue sin tratar de caerse a la pista, pero solo encontró a sus amigas bailando así que decidió ir a ver entre los rincones.

La poca luz y el amontonamiento hacia que le cueste llegar a los cuatros rincones mas grandes en el salón así que decidió ir a descansar en el baño, donde podía sentarse y estar tranquilo.

La puerta fue todo un reto abrir pero cuando estuvo adentro, pasó rápido hacia un closet para poder vomitar.

Cuando pudo vaciar todo de su estomago, escuchó unos ruidos en el closet de al lado, no tardo en pararse en el inodoro para poder ver a la pareja que se estaba besando. El por el alcohol hacia lo que pensaba.

Pero para su sorpresa, vio a Natalia besándose con un chico. Nunca había imaginado que sería justamente ella.

Sin poder ver más la pasión que desprendían, bajo del inodoro y salio corriendo hacia la cabaña.

Lo último que quería era que ella lo vea en ese estado.

 

----------

Los parpados del joven se abrieron de golpe, trato de levantarse, pero un dolor en la cabeza le agarro de repente, se llevo la mano a su cabeza y se toco la frente. Miró a todas partes, y pudo ver que estaba solo en la pieza. No recordaba lo que había pasado a noche, pero sabía que algo le dolía no solo físicamente, sino también emocionalmente.

Cerró los ojos abruptamente, una serie de imágenes pasaron a su cabeza, recordándole lo que había pasado la noche anterior. Todo volvió a su memoria, hasta cuando había llegado a la cabaña y no había parado de llorar y repetirse que fue su más gran error haberse fijado en Natalia.

Cuando volvió a abrir los ojos pudo verla entrar con su equipo de gimnasia que le quedaba perfecto. Marcaba su chica cintura y sus piernas tan bien formadas. Todo en ella era lindo.

- Hola Carlos, por fin te levantas.-dijo dándole un beso en la mejilla.- A noche cuando llegué estabas durmiendo, pero me di cuenta que estabas medio ebrio así que te lleve al baño a vomitar y te di un te para que duermas mejor…

<< Ella siempre tan atenta, siempre se preocupa por mi, pero como amigo>> pensó Carlos.

- Gracias Natalia.-respondió el secamente.

Natalia se le quedo viendo. No entendía como después de todo lo que había hecho por él, aun después de que le allá tratado mal la noche anterior, el seguía estando seco con ella.

- No entiendo porque sos así conmigo…

- ¿Sabes lo que pasa? Me da rabia que te valores tan poco a ti misma como para besarte con el primero que se te cruza.- gritó Carlos.

- ¿Cómo?-

- Si, te vi con ese chico rubio besándote en el baño de hombres.-contestó enojado.

- Yo no soy ninguna rápida, yo a el lo conozco desde chica, es el hermano mayor de Roció, y se me beso con el es porque estoy segura de lo que siento…

- ¿Y lo que el siente por vos?-

- No…pero yo…-

- Ves, al final si eras lo que yo pensaba cuando te conocí.- dijo desilusionado.

Carlos se levantó y fue hacia al baño dejando con las palabras en la boca a Natalia.

 

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- Chicos después que terminen de comer, hagan una ronda a fuera que vamos a presentarlos a los nuevos coordinadores.- anunció María por el alta voz.

Los grupos volvieron a hablar en cuchicheos. Natalia, se levantó y fue a tirar sus sobras, cuando volvía hacia su mesa, paso por la de Carlos, y levanto su mano para saludar a los amigos de este, y pudo ver la mirada fría que le dirigía. Un dolor intenso se hizo en su corazón, pero mostró indiferencia.

Llegó a su mesa, y Luna también ya había terminado de comer. Quedaron para encontrarse en el patio a esperar que el resto termine.

Fue a sentarse en el pasto y recordó todo lo que había vivido desde chiquita hasta ahora con Eduardo. Estaba muy feliz que este le debe bolilla al fin, pero no podía evitar sentir que solo era algo pasajero.

- Nati ¿Por qué estas tan pensativa?- se acercó Luna hacia ella.

- Sentate quiero contarte algo.-contestó Natalia.

- ¿Qué pasa?- preguntó Luna haciendo caso a su amiga.

- Ayer me lo chape a Eduardo. – Luna quiso gritar, pero Natalia le tapo la boca.- Te cuento todo, pero no cuentes a nadie ¿dale?- Luna asintió.

>> El fin de semana que fui a casa de Roció, nos paso a recoger Eduardo de la Terminal. Cuando me vio me saludo con una sonrisa, tan calido como siempre y me dijo que estaba mas alta, pero pude ver como que se fijaba mucho en mi, Roció me lo comentó mas tarde. Durante el almuerzo fue normal, me trataba como una invitada, educado pero sin prestarme demasiada atención. A la noche íbamos a ir a una fiesta en la casa del primo de Roció, cuando salí del baño después de cambiarme, me había dicho que estaba muy linda y yo le dije que a su novia no le agradaría que me dijera eso, y el me dijo que había cortado. Lu, no te puedo explicar me alegría cuando me dijo eso. Después nos llevo a la fiesta y el nos dijo que el se iba al boliche. Me puse mal cuando nos confesó eso, ya que al día siguiente solo me encontraría para el desayuno y la despedida para regresar al Campamento.

>> Sin saber porque, a la noche se me dio por tomar, pero cuando estaba por agarrar el sexto vaso, alguien me lo saco de la mano y me llevo a bailar, me pase toda la noche en los brazos de esa persona, y al otro día cuando me desperté, me vino a la mente todo y era Eduardo el de la noche anterior. Después no lo vi en el desayuno ni en la despedida como había supuesto.

>> A noche, en la fiesta, me enoje con Carlos y me fui hacia fuera, entonces lo vi llegando con sus amigos, se me acerco y me invito a bailar, me contó su semana, y después de un rato, me invito a tomar algo, nos pusimos medio borrachos y me llevo al baño a besarnos, me pase toda la noche con él en el baño, hasta que caí a la realidad y lo deje solo y volví a la cabaña.

- No te puedo creer, sos una capa Na, pero yo que vos trato de hablar con él, para aclarar lo que paso a noche… no vaya a hacer que te tome como rápida o que se enoje con vos por dejarlo solo.- aconsejó Luna.

- Si, ya se, es que…

No pudieron seguir su conversación ya que el resto de los Campistas vinieron hacia donde estaban ellas para hacer la ronda.

No tardo en aparecer Nicolás Schneider para presentar al resto de los coordinadores que los acompañarían hasta que termine el Campamento.

Presentó a varios Coordinadores, los nombres que Natalia pudo retener fueron, Manolo, Ángel, Andres, todos tenían algo en común: eran hombres y ex campistas.

- Ahora les presentamos al último coordinador.- dijo Nicolás.- Con ustedes… Eduardo Benítez.- agregó con aplausos.

Todos empezaron a aplaudir. Eduardo apareció por el hueco que había dejado el grupo para que pasen los coordinadores, y llego hasta al lado de Nicolás e hizo una vuelta y agarro el micrófono.

- Hola a todos, yo soy Eduardo Benítez, su nuevo coordinador.- saludó.- Soy un ex campistas, y tengo 23 años, soy hermano mayor de Roció.- dijo mirando a Juan quien tenia un brazo rodeando a Roció por el hombro.

Todas las chicas aplaudieron alocadas. Eduardo era un chico hermoso y muchas al igual a Natalia, habían estado enamoras de él desde chicas.

Carlos pudo reconocer a Eduardo antes que diga que el hermano de Roció, sabía identificar muy bien a las personas que le hacían algún daño, y el le estaba haciendo eso, al llamar la atención de Natalia como ese mismo momento, podía ver la sonrisa que se le había dibujado y el no podía aguantar ese situación. Sin pensarlo, se levantó y fue hacia la Laguna para pensar.

Se sentó bajo la sombra del un árbol y agarro una piedra para tirar a la Laguna. No quería pensar en que terminarían la historia de Eduardo y Natalia en el verano, y el estando presente en la misma cabaña que ella. Un sufrimiento indescriptible se apoderó de el. No sabía hasta que punto sería capaz de aguantar. Desde los doce, el había tenido muchas novias, de las cuales había “enamorado” a muchas y les había roto su corazón poniendo les los cuernos o dejado por otra mas hermosa, pero nunca en su vida había imaginado que cuando a el le guste enserio alguien, esa persona ni lo registraría ni siquiera como una aventura.

Y en carne propia estaba experimentado aquel dicho tan conocido: “todo lo que uno da, se devuelve”.

- Veo que te gusta estar solo cuando estas triste.- interrumpió una voz su pensamiento. Carlos se giró y pudo ver parada enfrente de él a Celeste. Esta se acerco a él y se sentó a su lado.- Es común porque sufrís Carlos, yo también lo estoy haciendo ahora.-dijo mirándolo a los ojos.

- ¿Por qué crees que sufro?-preguntó.

- Por el amor de Natalia.- Carlos la miró desafiante un rato, y luego pudo ver compresión en los ojos de ella, y no pudo seguir sosteniéndole la mirada.- Escucha Carlos.-dijo levantándole el mentón para que la mire.-Lo peor que podes hacer es estar acá lamentándote sin jugarte por ella, hace poco la conoces y si no se enamoro de vos todavía es porque es difícil y vos sos varón, por lo tanto tenes que tomar las riendas la situación.- aconsejó.

Carlos se la quedó mirando un rato, sin saber que decir. Tal vez tendría razón, no era cosa del destino que el este mal sino que ella era difícil y a Eduardo hace mucho tiempo lo conocía. Podía ser que todo no este perdido, pero sabía que tenía mucho miedo que ella lo rechazará después de que luche por ella. Porque si algo era verdad, su contrincante era muy difícil de superar.

- No se que estes pensando Carlos.-dijo llamando su atención Celeste.- Pero no vas a llegar a Natalia sin juégartela, ella es muy orgullosa.- agregó y se levantó dejándolo solo con la vista perdida en la Laguna.

--------

 

Toda intención que tenía Carlos de llegar a conquistarla se derrumbo al siguiente día. Eduardo iba todos los días a correr junto ella y no se separaban más.

El no podía evitar morirse de celos al ver que hacían picnic en el almuerzo, cuando veía divertirse juntos y mas cuando el trataba de acercarse y enseguida llegaba Eduardo para interrumpir la conversación.

Ese día irían a la playa el grupo de él y de Natalia, sumado su hermano y el hermano de Roció. Cuando se enteró no pudo evitar enojarse, pero por no decir su motivo, tuvo que aceptar.

Tomaron el colectivo en la entrada del Campamento, y en media hora ya estaban en la playa del Lago Nahuel Huapí. El calor era tan intenso ese día, que podían meterse al Lago.

Dejaron la canasta en medio de la playa y las chicas fueron a ponerse las bikinis. Los chicos quedaron en armar el lugar para comer.

- Esto tendrían que estar haciendo las chicas.-se quejó German poniendo la mesa.

- Si pero ellas tenían que irse a cambiar al baño.- las defendió Francisco.- ¿no me vas a querer decir que no queres ver a Roció en bikini?-Eduardo y Juan se dieron vuelta para amenazarlo con la mirada.- ¿O vos Carlos a Natalia?- De vuelta ellos dos se dieron vuelta mirándolos amenazadoramente.- Es joda chicos.- agregó guiñándoles un ojo.

Carlos se había quedado callado. La verdad nunca había visto en bikini a Natalia, y era una imagen con la que había soñado desde que la conoció. Las últimas semanas en que el se había centrado en su personalidad, y pensar solamente en lo que realmente ella era, había echo que se olvidara de la idea que hacía que se excitara. Su cara era hermosa, no tanto como la de Roció ni la de Celeste, pero tenía una expresión mucho mas encantadora que las de las de sus amigas, sin dudas era la mas femenina y delicada de las tres. Y si le sumabas su personalidad, era perfecta, su cuerpo solo sería un adjetivo más que añadiría su atracción hacia ella. El había notado sus curvas con las ropas ceñidas que ella usaba, o sus largas piernas, pero tener una visión de su cuerpo con pequeños trozos de tela, sería muy curioso para él. Pero tenía que admitir, que ya poco importaba su cuerpo, eso no haría que le deje de gustar lo que ella realmente era y por lo tanto, de sufrir por ella.

- Carlos ayúdame a extender la sombrilla que esta dura.-pidió Celeste.

Carlos fue hacia ella, y Celeste le dio en sus manos la sombrilla. Carlos busco un punto en que apoyarlo en la arena, y trato de abrir la sombrilla, estaba muy bien cerrada, y no podía abrirla. El calor daba directo hacia el y su remera era negra, por lo que se intensificaba mas. Se saco rápidamente la remera y volvió a hacer fuerza para abrir. Sus músculos del brazo y del pecho se endurecieron y trato de abrirla con todas sus fuerzas, doblo sus piernas e hizo mayor presión contra el suelo, después de un buen rato, la sombrilla se abrió y el cayó en la arena caliente, y sobre él una gomita para el pelo partida a la mitad. Carlos miró hacia arriba y pudo ver la mano de Celeste extendiéndole para ayudarlo a levantarse, el la rechazo y apoyo los brazos en el suelo y se levantó. Cuando miró hacía el resto del grupo, pudo ver que las chicas ya habían vuelto, y se lo quedaron viendo. Carlos no pudo evitar sonreír al costado, cuando noto la mirada absorvedora que le dirigía Natalia. Sus ojos se encontraron, y ella miró hacia otra parte, ruborizada.

- Creo que esto es tuyo.-dijo agarrando la mano de Celeste, y dejando el pedazo de gomita en ella. Celeste le sonrió seductoramente, y el le devolvió por no ser descortés.

- Creo que me olvide en la sombrilla, por eso no se podía abrir.-dijo con una risa divertida.

Natalia los quedo viendo sorprendida, Carlos y Celeste parecían una pareja prometedora. 

Carlos soltó la mano de Celeste, sin entender las intenciones de ella. Un día le aconsejaba que se juegue por su amiga y al otro le tiraba onda. El sabía que las mujeres eran muy traicioneras unas con otras, pero la amistad de Celeste y Natalia parecía verdadera y el nunca se hubiera esperado esa reacción por parte de ella, pero pensándolo bien, el nunca fue nada con Natalia, mas que amigo así que no había nada malo que se metiera con él. Hasta sabía que a Natalia no le importaría, si no sentía nada más que amistad por él. Una sonrisa amarga se formo en su cara y bajo la mirada.

Celeste espero que el resto se vaya para acercarse a él, y le levantó el mentón.

- Te dije que tengas ánimos, y que te juegues por ella.- le recordó y le dio un beso en el cachete para después dejarlo solo.

Carlos se llevó la mano en la mejilla besada, y la miro irse con los otros. No la entendía para nada, pero después la siguió. Nunca supo que alguien los espiaba detrás de los árboles.

Se sentaron para comer. Natalia era la que repartía la comida para todos.

- Gracias.-agradeció Carlos dirigiéndole una sonrisa. Natalia solo lo miro fríamente.

- A ver… ¿quién no opina que esta comida esta deliciosa?-preguntó Luna llamando la atención de todos. Todos asintieron.- Eso es porque yo lo cociné.-

- Eso hay que verlo.- bromeó Morena.- Cuidado si después se pasan todo el día en el baño.-

- ¿Te acordas de esa vez Natalia?-preguntó Roció.- La pobre comió un pedazo de la torta de Luna y se paso todo el día en el baño en día de Año Nuevo.-

- Esa fue la primera y última vez que comí comida no comestible de Luna.- dijo haciendo reír a todos.- Desde esa vez cada vez que me daba comida, se la daba a Micaela.-

- Con razón que la pobre le salían granitos antes de los desfiles.- dijo Laura.- O vomitaba antes de una competencia.-

- Eso ya no, no le echen la culpa a mi comida por problemas hormonales o nerviosos de Micaela.- dijo Luna riéndose.

- Si pero justo coincidía que comía tu comida y tenía esos problemas.-dijo Natalia.- Vos tenes que poner un restaurante que se llame “Comida no comestible para regalarse a tus contrincantes”, te juro que me salvaban la vida esas comida antes de una competencia con Micaela.-

- Que mala Natalia.- dijo Francisco en broma.

- Fran, Natalia siempre fue un alma malévolo, ya es algo con que nació, algo que ya esta en su ser.- agregó Roció embroma.

- Que pavadas dicen las mujeres ¿o no Carlos?-preguntó Eduardo mirándolo con una sonrisa.

- No me metas a mí.-respondió mirándolo frío.

- A ver una foto.- interrumpió Celeste. Agarro la cámara- A ver júntense todos.- Pudo ver como Eduardo se acercaba a Natalia para abrazarla por la cintura.- Todos los que son personas, ósea, excluyó a Eduardo.- Todos se rieron por el chiste.- Broma Edu, lo que te quiero decir que saque vos las fotos porque sos el mas grande.- Eduardo asintió y fue hacia ella.

Les sacaron la foto y Celeste pudo separar a Natalia y Eduardo. Después decidieron ir a meterse al agua.

Carlos ya se había sacado la remera, así que se metió directamente. Jugo un rato con Celeste y con sus amigos. Se salpicaban agua, hacían carreras, jugaban a quien aguantaban más la respiración. Por un momento pudo olvidar todo su sufrimiento y disfrutar el presente. Junto a Celeste se sentía un niño, se daba cuenta que la chica era de oro y se estaba formando una linda amistad. Sacándole de los pensamientos Francisco vino y lo hundió bajo el agua. Cuando consiguió sacarlo de encima, levanto la vista y pudo ver a lo lejos a Natalia y Eduardo sentándoos bajo la sombrilla sacándose fotos, y riendo. Para su suerte, Eduardo lo llamó para que le saque una foto junto a Natalia.

Se acerco a ellos y  tomo la cámara, esperó que se levanten. Primero lo hizo Eduardo y luego, la ayudo a Natalia, y por primera vez pudo ver su cuerpo en bikini parada. Era sencillamente perfecto como se lo había imaginado. Tenía la piel bronceada y brillaba por el sol. Tenía unos pechos voluptuosos y redondos, perfecto con la simetría de su cuerpo, una cintura chica y panza liza, sus piernas largas y bien formadas. Levanto la vista y se encontró con la mirada de aquel precioso rostro, con ese encanto que tenía y su pelo colorado caía en espesas cascadas. Nunca en su vida había visto una mujer que este echa tal cual sus sueños. Sin duda si fuera más alta podría a ver sido modelo.

- ¿Vas a sacar la foto Carlos?-preguntó Eduardo rompiendo el momento. El solo asintió y Eduardo abrazo por detrás a Natalia listo para la foto. La saco y se quedo viéndola, como desearía ser el quien la abracé.

De nuevo ese sentimiento de dolor en su corazón, y esa frustración que comenzaba en su pecho y se extendía tensando los restos de sus músculos surgió y antes de hacer una escena le entrego la cámaro y se fue corriendo hacia un descampado.

Se sentó en una roca y se agarro de los pelos, gritando con todas sus fuerzas. Quería soltar todo ese sufrimiento contenido.

No entendía porque le pasaba esto a él. Siempre las personas que eran más importantes para él, no le difundían el cariño necesario a excepción de sus amigos. Siempre el carecía de amor. Miró al cielo y volvió a agarrarse los pelos, no podía seguir así, tenía que enfrentar la situación. Una idea empezó a maquinarse en su cabeza, después de pensar un largo rato, se levanto y volvió con el resto aguantando el resto de la tarde los acercamientos de Natalia y Eduardo.

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-Vamos a tu pieza.-le había susurrado en el oído Eduardo y Natalia no pudo resistir dejarse llevar entre besos.

Sentía que estaban yendo muy rápido, pero dado que el nunca la toco en otro lugar que no sea la cintura o la mejilla nunca se sintió intimidada, y menos, con los besos tan dulces que le daba.

Ahora estaban sentados en la cama de ella, besándose. Ella tenía los brazos en el hombro de él, y el la agarraba una mano en la cintura y otra en el cuello.

No podía pensar, solamente en el placer que le producía esos besos tan dulces, pero sin lengua. Eduardo la respetaba, sabía que eran sus primeros besos y que tendrían ir de a poco. Ya bastante era que le deje besarla.

Pero Eduardo ya no se podía contener, por mucho tiempo había tenido ese deseo reprimido por ella desde que ella tenía trece y el tenía veintiuno, se sentía un pedo filo por besar a alguien ocho años menor que él, pero había en ella que aparentaba ser mayor y ella era muy madura.

Dejando ser guiar por la pasión empezó a besar su mejilla, para bajar por la mandíbula y sentía como ella se tensaba, pero no podía parar por el ferviente deseo.

Antes que pueda a llegar a besar su cuello, escucharon como la puerta se abría, y Natalia lo empujo fuertemente por los hombros para que se aleje.

Pudo ver lo colorada que estaba, y cuando miraron ambos hacia la puerta, vieron a Carlos mirando sorprendido por la escena.

- Perdona, perdona.-pidió Natalia mirando fijamente a Carlos. No entendía porque lo hacía pero no podía evitar sentirse  culpable. 

- ¿Perdón, porque?- preguntó frunciendo el seño Eduardo.

- Eh… yo solo venía…- dijo tartamudeando a Carlos.-Disculpen.-hizo ademán por cerrar la puerta, pero un gritó de Natalia lo interrumpió.

- Pasa… Eduardo ya se iba…-dijo directamente mirando a Eduardo. El se levantó y Carlos entró, cuando llegó a la puerta Eduardo, Natalia lo detuvo.- Nos vemos ahora.- dijo tirándole un beso volador. Eduardo le sonrió y cerró la puerta tras sí.

Carlos fue en busca de su ropa, pero antes de que pueda irse, Natalia lo detuvo.

- Carlos por favor… hablemos.- dijo mirándolo con los ojos entornados. Sabía que Carlos no podía decirle que no con esa mirada. Carlos largo un suspiro y se sentó en su cama para esperar que tenía que decirle Natalia.- Mira Carlos, yo te quiero pedir disculpas.-dijo jugando con sus manos.- Se que te decepciono que me valore tan poco… como decís vos- levanto la vista hacia el.- pero te quería decir que no es así, yo si me deje besar es porque se con que persona estoy tratando y… yo a el… lo quiero.- Pudo ver como a Carlos se le cambiaba la mirada, en una expresión que ella no supo identificar.- Pero lo que te quería decir, es que gracias por preocuparte por mi, y por ser tan buen amigo.- dijo y fue a abrazarlo.

Carlos se tensó bajo el brazo de ella, no podía más con el dolor. Una cosa era verlos juntos, otra cosa era encontrarlos juntos besándose de esa manera tan apasionada, y que ella lo admita enfrente suyo que lo quería. La aparto porque quería irse de ahí.

- Natalia acepto tus disculpas… pero yo creo que… vos también tenes que aceptar mis disculpas.- dijo Carlos.- por mas preocupado que allá estado por vos, no tendría que haberte dicho rápida… porque si es así, no lo sos.- agregó sin saber que decir. Le sonrió y se apresuro para irse.

- Yo quería decirte… si queres ir a tomar algo después de merendar.- lo interrumpió Natalia.

- Hoy salgo con Micaela.-mintió.- pero dejamos para otro día.-dijo girándose hacia ella y besándola en la frente. Después se fue… por fin.

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Natalia después de la velada con Eduardo, regresó en plena noche sin tratar de hacer ruidos hacia su cabaña. La había pasado muy bien, el como siempre fue muy atento con ella, y le daba todos sus gustos, y la besaba y acariciaba de una forma tan dulce, parecía que la trataba como una muñeca de porcelana. Nunca le había confesado si sentía algo especial por ella, que tenía deseos hacia ella, lo había dejado muy claro y le  había dicho que desde hace tres años atrás. Rió. Nunca imagino despertar esos deseos siendo tan chica a alguien ocho años mayor que ella, pero si lo había sabido sería muy feliz en pensar que tendría una relación con “su amor platónico”, pero no era así.

Para su total asombro, su sueño que había nacido en una niña que jugaba con algo tan simple que el era su príncipe azul y la venía rescatar del malvado brujo (su hermano) y había crecido durante los años llegando al punto de considerarlo, ese amor incapaz de pasar, y al final se había cumplido, tendría que estar muy feliz, pero sentía como que solo era algo pasajero, como fascinación hacia el… pero no amor.

Pero un ruido la saco de sus pensamientos, asustada, trato de ignorarlo, pero de repente sintió unas manos que le tapaban la cara y le ponían una venda en los ojos.

- Eduardo ¿sos vos?- preguntó mientras sentía que le ponía una mano en su hombro y otra en su cintura y la acercaba hacia un cuerpo musculoso.- Eduardo…-dijo pero una boca se apoderó de la suya, trato de apartarse por miedo, pero no podía resistirse y esa persona la agarraba fuerte.

El beso era demandante, el que la besaba lo hacía con pasión, con un ferviente deseo que parecía haber estado bien guardado, pero después se convirtió en un beso dulce, suave, y llenó de amor. Natalia, totalmente fascinada, correspondió el beso con total entrega, siendo inconciente de todo lo que despertaba en ella ese delicioso beso. Después la persona empezó a besar la mejilla de Natalia de una forma muy dulce, y con besos cortos, y ella corría el rostro haber si podía lograr que la vuelva a besar en los labios, de esa manera que casi la volvía loca, pero para su sorpresa escucharon un ruido y el se fue dejándola sola con la venda en los ojos impidiéndola ver.

- ¿Alguien esta ahí?-gritó asustada.

-Si, yo amor.-reconoció la voz de Eduardo. Este le saco la venda y Natalia vio el brillo en los ojos de él.- Así que te gustan los juegos.- dijo y la beso en los labios. Ella trato de seguirle, pero tras un rato, se dio cuenta que el no era quien la había besado anteriormente, y que Eduardo si la besaba con amor, pero ella no sentía ese sentimiento por el.

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“El último día del año”

Leyó Carlos en el enorme cartel afuera del comedor. Que rápido había pasado ese año, nunca se había imaginado que conocería a la persona que cambiaria su vida, y lo haría conocer, el amor y el no ser correspondido. Últimamente todo lo asociaba a ella, en los más mínimos detalles a los más grandes la encontraba.

- Hey man, ¿estas listo para ir de fiesta esta noche?- preguntó German a Carlos.

- ¿Sabes la cantidad de gente que va a ver, en Non- Stop en Bariloche esta noche?-agregó Francisco chocando los cinco con German.

- Si, chicos.- respondió recurriendo a su sonrisa de costado.

Era impresionante como había cambiado en tan poco tiempo.

- Acompañados a la piscina, seguro te podes enganchar a Micaela.- lo invitó German.

- No chicos…ahora tengo que ir a…ordenar mi cuarto.-sus dos amigos lo miraron incrédulos.- Natalia se va a enojar porque veo que comparto pieza con ella, y es muy ordenada.- se excusó y se quiso ir pero German se interpuso.

- Entiendo tu obsesión por ella, pero no podes dejar que te maneje la vida así, vos sos Carlos Golinzoa man, el winner del colegio, el hijo de uno de los empresarios mas importantes de todo el país.- dijo sacudiéndolo por los hombros.

- Esta bien entiendo la idea, pero la verdad es que no tengo ganas de ir.-dijo Carlos.- Nos vemos ahora mas tarde.- se despidió y con paso rápido fue hacia su cabaña.

No podía decirles a sus amigos que estaba enamorado de Natalia, no porque no lo entendieran, sino porque no le crearían. El toda su vida había sido una persona poca dada a dejarse llevar por sus sentimientos y había jugado con muchas chicas, y no se les pasaría por la cabeza asimilar la palabra amor con su persona.

Llegó a la cabaña y puso la llave para abrirla. Como suponía, nadie estaba en ella. Ingreso y fue directo a su pieza, el cansancio por haberse desvelado la noche anterior, había hecho drástico efectos ese día.

Vio el calendario de Natalia, pegado junto a su cama. Leyó el día que marcaba 31 de Diciembre y había escrito abajo con su perfecta letra  “Último día del año, hoy todo puede pasar”. Lo leyó en voz alta y se rió.

- Ojala.- pidió.

- ¿Por qué no?-preguntó una voz atrás suyo y se giro para ver a Roció entrando a la pieza.- ¿Y Natalia?- preguntó mirando hacia todas partes.

- Con tu hermano, “su amor platónico”.- dijo mirándola de costado y haciendo las comillas con los dedos en la última frase.

- Que resulto no ser imposible.- opinó ella riendo. El rodó los ojos.- ¿Celoso?- Carlos se dio vuelta y la contemplo seriamente.

- ¿Por qué debería estarlo?-preguntó.

- Por que te gusta.- Carlos negó con la cabeza.- No trates de negarlo, es muy evidente, tendrías que ver como la miras para solo darte cuenta de que tan obvio sos.- Carlos suspiro y se sentó en la cama de Natalia, esperando la siguiente respuesta de Roció.- Aparte… Celeste me contó.- agregó sentándose al lado de él.

- Sabía que no podía quedarse callada.- se quejo mirando hacia otro lado.

- Así que es verdad.- Carlos se giro bruscamente, Roció sonreía complacida.- Ella no me dije nada, solo lo dije para ver como reaccionabas y para saber que mi teoría era cierta.-dijo aplaudiendo con las manos.

- Bueno ahora ¿Qué esperas para ir a contárselo a Natalia?-

- No se lo voy a contar.-dijo Roció. Carlos frunció el ceño.- No lo voy a hacer, ella sola tendría que darse cuenta, siempre fue una persona muy observadora.-

- Pero últimamente solo piensa en tu hermano.-dijo Carlos.

- Si, es cierto.-admitió poniéndose seria. Carlos no aguanto mas y sintió como sus ojos empezaban a cristalizarse. No sabía desde cuando era tan sensible.- Pero no la veo enamorada.-admitió esperando la reacción de Carlos. El negó con la cabeza y enfurecido miro hacia otro lado.

- Esta muerta por él.-

- No, ella cree estarlo porque siempre gusto de él, y es como un sueño echo realidad.- Carlos bufó.- Pero como todo sueño idealista, llega a su fin.- agregó.

- Y eso no pasara hasta que termine el campamento.-

- O hasta que vos te juegues por ella.- aconsejó Roció.- Sabes, yo entiendo porque estas enamorado de ella.-dijo.- No solo porque la conozco desde chica y se lo grandiosa que es como persona, sino también porque ella y su hermano tienen algo en común que los hace distinguieses y atrapar a cualquiera ¿Sabes que es?- Carlos no contestó.- Aparte de su belleza, su encanto personal, son personas carismáticas y muy seguro de ellos, irradian amor propio y por la vida, y tienen un carácter imponente y fuerte, que los hace resaltar en cualquier sea el ámbito que estén.-dijo Roció.

- Pero eso es algo que te atrae, es algo superficial que te puede hacer querer estar con ellos, pero no enamorarse.- opinó Carlos.

- Pero Natalia es la persona ideal para enamorarse, los pocos que la conocieron en profundidad como vos o mi hermano terminando muertos por ella.- contó Roció.- Y es por su esencia, es segura, alegre, y tiene mucho fortaleza interior para hacer que la respetes y la veas como toda una mujer, pero lo que vos mas te enamoro es ese gran corazón puro y confiable que esta lleno amor por darte, y es lo vos anhelas de ella.- Carlos sonrió y la abrazo.

- Tendrías que ser psicóloga.- bromeó.

- Para tratar a enfermos como vos, olvídalo.- bromeó Roció y agrando su sonrisa. Carlos agarró su mano, y la beso.

- Gracias.- agradeció y se paro dejándola sola.

Carlos caminó hacia la Laguna, con un pensamiento en la cabeza.

Hoy todo puede pasar…

 

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-¡Feliz Año Nuevo!- gritaron todos con las copas en sus manos y sonidos de copas chocando unas con otras se escuchaba por todo el salón de fiestas.

Todos se felicitaban unos a otros, se abrazaban y se deseaban un buen año. Siempre esta fiesta era muy bien recibida por todos los campistas y era un motivo de alegría, lo vivían como una nueva oportunidad de poder mejorar y hacer un año mejor que el anterior.

Carlos se acerco a Natalia y la felicito.

- Gracias.-agradeció abrazándolo.- ¡Feliz año nuevo para vos también!- le dijo al oído y lo beso en la mejilla.

- ¿Tenes un momento para mí Natalia?-preguntó sin soltarla.

- Si.- respondió ella.

- Nos vemos después de la lista de deseos en la Laguna.- dijo Carlos y se apartó de ella. Natalia asintió y fue a saludar al resto.

Carlos aprovechó y fue saludar al resto de sus amigos. Los tenía un poco abandonados últimamente pero cuando el resuelva su problema amoroso, volverían a estar mucho tiempo juntos.

Después del video, agarro la mano a Natalia y corrieron para desaparecer por la puerta, e ir a la Laguna.

Cuando llegaron, el le tapo los ojos y la hizo avanzar para que se sentara en un tronco.

- ¿Lista? Cuando cuente hasta cinco abrí los ojos.- le dijo Carlos.- Uno… dos… tres… cuatro… cinco.- Carlos la soltó y Natalia abrió los ojos.

Pudo ver pasar a una estrella fugaz por el cielo. Tan rápido que pareció como un sueño y la vio desaparecer en el cielo nocturno y estrellado. Carlos se sentó a su lado, y los dos se agarraron la mano y cerraron los ojos para pedir sus deseos. Después de un rato, se soltaron la mano y volvieron a abrir los ojos.

- ¿Cómo supiste que abría una estrella fugaz?-preguntó Natalia.

- ¿No lees las noticias? ¿Qué haces vos de útil en tu vida?-bromeó Carlos. Natalia rió.

- ¿Quéres saber lo que pedí?-preguntó acostándose en el pecho de él. Carlos se sorprendió, pero solo la abrazo para acercarla más contra él.

- Corres el peligro de que no se cumpla.-contestó Carlos.

- No importa.-negó ella con la cabeza.

- Bueno, entonces decime.-dijo Carlos. Natalia se quedo callada un rato con la vista perdidas en las montañas que rodaban el Campamento.- ¿Natalia?

- Que me digas… ¿Por qué… porque jugaste al gallito ciego conmigo?-preguntó con un leve tono de voz. Carlos la levantó y la hizo girar para que lo miré.

- ¿Cómo sabías que era yo?-preguntó.

- Yo te pregunté primero.- dijo Natalia.

- Yo no te voy a contestar hasta que me respondas.-le dijo Carlos.

- Por tu olor.- Carlos levantó una ceja sin entender.- Si oles… no se bien a que, es el mismo perfume que usaba mi papá y ahora usa mi hermano.- dijo Natalia.- Y vos solamente sos la única persona afuera de mi familia, tan loco como ellos para usar un perfume tan repugnante.- rió Natalia , Carlos sonrió.

- Así que…-dijo Carlos acercándose a ella.- ¿Me identificas por mi olor?-preguntó acercándose todavía más. Natalia lo miraba sonriendo y se quedaba quieta en su lugar.- No se si sentirme alagado, u ofendido por tu respuesta, pero igual ese no es el punto.-dijo a escasos centímetros de ella.- Sino, si sabías que era yo ¿Por qué no me detuviste?-

- Contesta a mi pregunta.- dijo poniéndose seria.

- Porque te quiero.- Natalia lo miró sorprendida.

Ahora muchas cosas le cerraban. Lo triste que estaba últimamente, su distancia, lo celoso que se ponía cuando estaba junto a Eduardo. Un sentimiento de culpa la agarro, ¿Cómo pudo estar todo ese tiempo sin darse cuenta de algo tan obvio? ¿Cómo pudo estar besándose delante de él con Eduardo? Cuanto podría haber sufrido por ella. Pero no era toda su culpa, el tendría que habérselo dicho antes.

- Yo cumplí un deseo tuyo.- le dijo Carlos sacándola de sus pensamientos. Natalia notó que la agarraba de la cintura y le acariciaba la mejilla.- Ahora vos cumplime uno a mí.- dijo dándole un beso en la mejilla.

- ¿Cuál?- preguntó Natalia en un hilo de voz.

- Déjame besarte.-pidió Carlos y Natalia solo lo miro.

Carlos se acerco más junto a ella, y agradándola de los cachetes junto sus labios.

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21 marzo 2010 7 21 /03 /marzo /2010 05:23


Capitulo 8
Ella lo deja solo, van al boliche, Carlos ve bailando a natalia y Eduardo
Eduardo vuelve llorando, aparece Natalia y le cuenta la confusión de ella al otro día, Natalia le cuenta lo que le pasa a Eduardo y deciden tomar un tiempo, Natalia sale un día con Carlos y al otro con Eduardo, los dos se enojan y ella queda mal, carlos se va con Celeste, y ella se pone celosa, y se decida por Carlos, le confiesa, y el le explica que era para que se decida, Natalia habla con Eduardo y despues se de su primer beso con Carlos.
Capitulo 9
Tienen tres citas, en bariloche, montaña, y lago nahuel huapí, deciden contarselo a sus amigos, despues de una semana, Carlos la invita a un fin de semana a un hotel, nadan, duerme, celos de ambos, fiesta a la noche, carlos le pide noviazgo, acapta y se besan
Capitulo 10
Vuelven,Natalia habla con Eduardo, se lo cuentan a sus amgos, se lo ocultan a Juan,, se entera todo el Campamento exceto él, le hablan a Juan y el los descubre besandose. Carlos le prepara una sorpresa a Natalia y le dice te amo, viene a conocerlo los papas de el, despues van un fin de semana de viaje a lo de Roció, vuelven y los visita la mama de ella, le prepara una sorpresa y le dice Te amo.
Capitulo 11
Carlos se enoja con Natalia porque ella no se lo confiesa, ella le escribe una canción y se lo canta adelante de todos.. se perdonan... le proponen actuar, le llena la cabeza una con lo que se tienen que separar a Natalia, aceptan actuar, primer ensayo, carlos actua raro, desaparece, natalia lo descubre besandose con otra, quiere cortarle pero el le muestra una sorpresa, cumplen un mes.
Capitulo 12
Segundo ensayo, boliche, el la defiende de un tomado, el se queja de que es arisca, san valentin, tercer ensayo, ella se pone celosa de su competencia, le explica lo que le molesta y lo que piesan, la competencia le muestra unas fotos falsas de el besando con su competencia, natalia lo deja haciendole creer que no lo quiere mas, el descubre las fotos... teatro le explica y se reconcilian...
epilogo
esta resuelto, los dos en la universidad y viven juntos en París 

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7 marzo 2010 7 07 /03 /marzo /2010 22:11

 

 

 

  Capitulo 6


 

 

 

      Descubrimientos

 

descubrimientro-copia-1

 

Natalia miró por la ventana mientras viajaba de vuelta al Campamento. El fin de semana en la casa de Roció había pasado volando. Así es cuando uno disfruta el tiempo.
Roció tenía un hermano mayor, mucho mayor, le llevaba por lo menos ocho años. Desde chica Natalia había mostrado interés por él. El hermano se llamaba Eduardo. Era muy parecido a Roció, y como ella, se destacaba por su belleza.
Natalia llevaba enamorada de él quince años, y siempre lo había considerado su amor platónico. Un amor imposible de pasar, ya que él era mucho mayor que ella, y desde hace cinco años estaba de novio.
Pero ese fin de semana ese amor ya no era tan imposible. Eduardo le había tirado onda, y ella sabía que no se los diría si no mostraría verdadero interés, y el le contó que había roto definitivamente con su novia.
El sábado a la noche había tenido una fiesta, y esa noche se le había dado por tomar. Para su sorpresa, alguien le quitó el vaso, y la llevo a bailar. Cuando estuvo conciente recordó esa hermosa cara con la que había compartido toda la noche, y supo que fue Eduardo.
- Nati si no vas a dormir levántate que me quiero estirar.-dijo Celeste Molina.
Su otra mejor amiga que se había llevado materias a Diciembre, iba al Campamento junto a ellas. Había aprobado las materias, y tenía el resto de las vacaciones para disfrutarlo con ellas.

 

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Todas las mañanas a los chicos se les llevaba a hacer actividades que tengan que ver con la naturaleza. Generalmente eran excursiones en los que les enseñaban cosas sobre animales, plantas, alimentos que se pueden comer, etc.
Esa mañana decidieron llevarlos al Lago Nahuel Huapí. Todos los chicos bajaron entusiasmados del colectivo, a pesar de que muchos vivían cerca u otros venían desde pequeños siempre les daba emoción verlo otra vez.
La Coordinadora María armó grupos de a cuatro. A Natalia, para su suerte, le toco con Carlos, Francisco y German. A Juan y Roció les había tocado con otros dos chicos de Tierra del fuego. Y al resto de sus amigas, juntas.

- Parece que el destino nos quiere juntos Natalia.- dijo Carlos en su oído y agarrándola de la cintura por detrás.- Si te perdes, lo hacemos juntos ¿dale?- propuso Carlos y ella ni se movió.- Ya vas a ver lo que quiero decir.- anunció y la soltó lentamente deslizando sus dedos por la cintura.
Caminaron alrededor de algunos arbustos. Los amigos de Carlos eran muy divertidos. Decidieron descansar en un terreno despejado. Estuvieron tomando agua y hablando por media hora a reloj. Después de dispusieron a seguir. Francisco y German se levantaron y siguieron por un camino, antes que Natalia puede seguirlos sintió una mano en su hombro, deteniéndola.

- ¿Decidiste si nos perdemos juntos?- preguntó Carlos cuando la tuvo cara con cara. Natalia enarco una ceja y Carlos entendió que su propuesta no era clara.- Mira hay dos caminos para elegir, el que se fueron mis amigos, y este otro.- señalo ambos caminos.- Los dos llevan al mismo sitio porque vi un mapa de María, hasta este es mas corto, vamos nosotros dos por el otro.- explicó Carlos.
- ¿Cómo se yo que este no es otro de tus juegos?- contrapuso Natalia.
- Confía en mí.- Carlos estiró su mano. Natalia tras dudar unos segundos, la aceptó.

Carlos la arrastro por el camino que había señalado. Natalia solo lo seguía. Iban en silencio observando las hermosas flores y plantas a su alrededor y el rió bajo sus pies, escuchando a aves cantar y el ruido del viento chocando con las copas de los inmensos árboles.
Después de un rato Carlos de un rato llegaron a un lugar descampado. Era hermoso y tenía salida al Lago. Carlos soltó la mano de Natalia y ella con sus ojos absorbía todo el lugar y una sonrisa se dibujo en su rostro.
- ¿Vos… vos sabias que existía este lugar?- preguntó Natalia.
- Si, yo vine una vez de chico con mi abuelo que vivía en Bariloche.- contó Carlos y se acerco a ella para abrazarla por el costado.- Me acordaba perfectamente el camino, y te quise traer acá para que confíes en mi.- dijo Carlos y la apretujo mas contra el y con la yema del dedo empezó a acariciar la mejilla.- para que veas que vos de verdad me importas como…-
- Amiga.- lo interrumpió Natalia y lo abrazo.- Gracias por traerme a este lugar, yo una vez vine con una persona muy especial.- dijo dejando un beso en su mejilla.
- De nada.- susurró Carlos. Natalia lo soltó y se quedaron mirando a la cara durante mucho tiempo.
El sol daba directo en el rostro de Natalia y el chico podía ver lo linda que era. Sus cejas coloradas y bien marcadas, sus ojos grandes, profundos y color miel con las pestañas largas y bien levantadas, su nariz chiquita y respingada, su boca rosada, grande y carnosa. Y vio como su bello pelo largo, liso, sedoso y colorados se movía a causa del fuerte viento. Y su flequillo se movió de lugar y se poso en la frente de Natalia. Carlos, por instinto, lo coloco en su oreja y una sonrisa de dibujo en la cara de los dos.
Se quedaron hablando y conociéndose un rato mas y después volvieron.

Carlos sintió su corazón gritar de alegría porque había recobrado su confianza.

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Los siguientes días Natalia y Carlos se hicieron muy amigos. Pasaban mucho tiempo juntos y se divertían.

Al grupo se había insertado sin problemas Celeste. Ella era la típica chica extrovertida, que tomaba rápido confianza y hablaba hasta los codos.

Se estaba formando un lindo grupo entre los amigos de Carlos y las amigas de Natalia. Y también se juntaba con ellos Juan cada tanto.

La relación entre Juan y Carlos había mejorado mucho, también era al ver que Carlos ya no mostraba el mismo interés por Natalia.

Así faltaba un día para Navidad y los chicos estaban en la orilla de la Laguna organizando como pasarían la noche.
- A ver... vamos a votar.-tomó la palabra Celeste.- Los que opinen que tendríamos que ir a pasar Navidad en Rió Gallegos e ir un boliche de la zona, levanten la mano.- Laura, Luna, Natalia y Roció levantaron.- ah pero solo son mujeres y son solo cuatro... haber los que opinen que tendríamos que pasar acá la Navidad e ir con el resto de los Campistas a un boliche de Bariloche, levanten la mano.- el resto incluida ella levantaron la mano.- Bien, nosotros somos unos, dos...cinco, ¡ganamos!-gritó eufórica y sacó la lengua a sus amigas. Las chicas bufaron por lo bajo.
- Bien, déjennos por lo menos elegir a que hora iríamos.- pidió Natalia con voz angelical sabiendo que tanto Celeste, como su hermano y Carlos la dejarían. Y eran tres de cinco. Se miraron entre el grupo, y asintieron.

-Gracias.-agradeció y se levantó.- Bueno, yo me voy a preparar las cosas para mañana porque voy a estar muy ocupada-le guiño un ojo a Carlos- después nos vemos.

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Natalia se puso un enterito negro con flores rosadas y unas sandalias gladiadoras para ir a la cita que había quedado con Carlos. Se miró al espejo, sin saber porque quería ir bien vestida. No quiso pintarse para ir natural, pero se había soltado el pelo y puesto una bincha que sabía que le quedaba bien.
La cita no era una cita de pareja sino porque el le quería mostrar algo que según el, le interesaría. Los últimos días se estaban conociendo de una manera profunda y muy rápida. La confianza que se tenían no era normal para alguien que conocía hace menos de un mes.
Bajo por la escalera y fue hacia la cocina para despedirse de su amiga. Según le había dicho Roció esa noche saldría con Juan, en una cita seria. Estaba muy feliz por ella.
- Amiga disfruta esta noche.-dijo abrazándola con alegría.
- Vos también.-dijo Roció con una sonrisa traviesa.
- Lo mió es diferente, salgo con un amigo, nada más.-Roció la miró desconfiada.- Sabes que digo la verdad.-agregó volviéndola a abrazar.
- ¿Interrumpo algo?-preguntaron los dos hombres de la Cabaña. Juan desde la puerta de entrada, y Carlos desde la escalera.
- No, nada, vamos.-respondieron cada una con sus respectivas citas y fueron hacia ellos. Carlos y Natalia escucharon una puerta cerrarse detrás de ellos.
- Hacen una linda pareja.-opinó Natalia dándose vuelta.
- Si, bueno ¿Vamos?-preguntó ofreciéndole su mano.
- Vamos.-contestó riendo por la formalidad de él, y acepto su mano.

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 Carlos le tapó los ojos con una venda, y la guió hacia afuera.
- ¿Dónde me llevas?-preguntó riéndose.
- Espera impaciente.-contestó haciéndole cosquillas.
Carlos la empujaba teniendo sus manos sobre su pequeña cintura. Podía imaginarse tocar su piel bajo la tela que llevaba. Cerró los ojos y paró un rato, aspiro su olor a rosas y sonrió. Últimamente estaba sintiendo cosas muy fuertes por ella. Más allá a la amistad que tenían. Más allá de lo bien que se llevaban, el sentía que quería avanzar más. Pero se amargó al ver que ya había perdido la oportunidad de que lo veo como algo más, porque habían terminado como amigos, y no con la mejor imagen de como trataba a las mujeres.
Subió sus manos y la hizo girar. Le destapó los ojos y pudo ver esos hermosos orbes color miel mirándolo con un brillo. Y pudo notar esa sonrisa tan blanca y perfecta sonriéndole a él. Su alegría era tan contagiosa que el también rió lleno de emoción.
-Date la vuelta.- ordenó y Natalia le hizo caso. Lo siguiente que pudo ver fue como ella se abalanzaba enfrente de él y lo abrazaba con todas sus fuerzas. Carlos no pudo evitar estremecerse por el contacto y por tenerla tan cerca de él, pero rogó que ella no lo notase.
-Gracias sos el mejor amigo que alguien puede desear-y habían avanzado como quería.
Siendo su mejor amigo pensó amargamente.

--------------

La noche transcurrió sin muchos problemas y Carlos pudo conocer un poco más a Natalia. Últimamente, el mostraba mas interés por conocer su personalidad, mas que tratar de histeriquear con ella.

Dada las doce, tuvieron que volver a la Cabaña.

Las estrellas todavía estaban en lo alto, y Natalia le explicaba como guiarse por ellas.


-Cuando lleguemos a Febrero, seguro nos hacen ir a una expedición para guiarnos por las estrellas.-contó Natalia sentándose en las escaleras de la entrada de la Cabaña.

-A mi todavía me falta aprender más, pero sos una gran maestra.-dijo Carlos pasando un brazo por sus hombros.

-De a poco vas a ir aprendiendo.- agregó Natalia acurrucándose en el pecho de Carlos.

 

 

Natalia se quedo viendo las estrellas. Carlos, aprovechó para mirarla. Era hermosa de cara, y sus ojos color miel brillaban por la luna. Si habían sido pareja seguro sería una situación romántica.

Pero somos solo amigos, pensó Carlos. Sorprendiéndose, se dio cuenta que era la tercera vez en la noche que se recordaba su amistad, y se amargaba. Reconoció, por primera vez, que había algo en ella diferente, que lo atraía más que a ninguna otra chica que había conocido en su vida.

Miró en su celular la hora, después de un largo rato, ya estaban por ser las una y mañana tendrían un día entero en la playa.

-Mejor vamos a dentro.- le susurró al oído a Natalia.

 

Noto que se quedo dormida, así que la levanto de su pecho, y la llevo hacia la pieza. Era tan delgada y bajita, que la podía levantar sin problemas.

La poso en su cama cuidadosamente, para que no se levante y se la quedo viendo. Sus pestañas largas y espesas, se abultaban y su nariz respingada y chica, se arrugaba de una manera muy tierna.

A pesar de cualquier sentimiento que creo que es amor, lo nuestro solo puede ser una amistad, pensó Carlos acariciando su mejilla.

 

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La mañana llegó antes de lo que el hubiese querido, quería seguir soñando con Natalia.

Sintió su alarma del celular sonar, y lo apagó.

Ayer se había quedado despierto hasta las dos, y al otro día, lo último que quería era levantarse a las ocho.

Pudo descansar media hora más, pero lo levantaron brincos sobre su panza. Una forma de despertarlo habitual de Natalia cuando se pasaba la hora.

-Demonio colorado, ¿no podes dejarme dormir quince minutos mas?-preguntó.

-Esta bien, ya te saque la ropa para hoy.- contestó con una sonrisa Natalia.

 

Quince minutos más tarde: levantarse, vestirse, lavarse en quince minutos más fue en tiempo record. Natalia no podía parar de reírse.

Tuvieron que correr para llegar al colectivo para ir a la playa.

-Vení, sentate al lado mió.- le gritó Luna y Natalia con la mirada pidió permiso a Carlos. El solo asintió.

 

Carlos se sentó junto a Micaela, ella le había guardado lugar.

-Carlin, el día en la playa va a estar muy bueno.-dijo Micaela agarrando su brazo y acercándolo.- Hoy me puse una bikini salmón.- agregó a su oído.

 

Carlos no tardo en comprender la indirecta, el salmón era un color muy transparente. Asintió para no ser descortés, y se removió incomodo hacia el otro lado del asiento.

El resto del camino Micaela se dedico a hablar sobre las ventajas que tiene tomar el agua sobre el cuerpo. Carlos solo hacia como que la escuchaba, y por dentro no veía la hora de llegar.

Por suerte, su deseo se hizo realidad y llegó pronto. Cuando el colectivo estaciono, Carlos se apresuro a salir de ahí cuanto antes, y alejarse.

Vio a sus amigos a lo lejos y corrió hacia ellos.

 


-Ahí viene Carlin.-dijo German chocándole los cinco en modo de saludo. -¿Cómo te fue en tu cita de a noche con Natalia?-preguntó.

-Bien, pero solo era una cita de amigos.- respondió rodando los ojos.

-¿Y desde cuado la consideras amiga?-preguntó con sarcasmo Francisco.

-Cállense que ahí viene su hermano.- dijo dando por terminado la conversación.

 

Juan se acercó a ellos junto a Roció, este la abrazaba por los hombros y ella reía por las bromas que hacia él.


-Hola chicos ¿Cómo están?-preguntó Roció con su habitual sonrisa.

-Creo que ustedes tienen que contarnos algo.- contestó Francisco al ver su mano sobre el hombro de ella.

-Si, justo le veíamos a comunicar algo.- dijo Juan, y luego, la miró a los ojos a Roció.- Estamos de novios.- agregó con una sonrisa.

-Desde ayer.- agregó Roció.

 

Los chicos los felicitaron con verdadera alegría. Carlos había formado un cariño muy especial esos últimos días, el solo había deseado recuperar la confianza de Natalia, pero la vida había hecho que también se gane la confianza de ellos.

Enseguida, llamó Nicolás Schneider para reunir a todos los campistas que habían ido a la playa. Se acercaron al gran grupo, y se sentaron. Carlos no pudo evitar buscarla entre el resto de los Campistas, hasta que la halló. Estaba sentado junto a sus amigas, y hablaba entretenida con ellas.

Sintió una alegría en su corazón, cosa que ya se estaba acostumbrado y le gustaba cada vez más. Esa alegría repentina, pasaba cuando la veía feliz y disfrutando de la vida. Era como una alegría reciproca.

Nicolás termino de indicar las instrucciones para la convivencia en la playa y las posibles actividades que podían hacer, y los dejo para que hagan de la suya.

Carlos se acerco a Natalia y le tapo los ojos.

 


-Vamos a nuestro descampado?-le preguntó.


Natalia solo sonrió y cuando este le destapo los ojos, ella asintió. Carlos la agarro de la mano, y corrieron juntos hacia los árboles.

Se metieron en el bosque que los conducirían al descampado, pero Carlos la llevo hacia otro camino.


-¿Dónde estamos?-preguntó Natalia.

-En un descampado que da a la Laguna.- respondió con una sonrisa.

-Pero nos podrían ver.- dijo tensa.

-No, porque hay árboles que nos tapan.- dijo y abrió unos arbustos que dejaban a la vista un hermoso paisaje.

 

Natalia cruzó los arbustos y miró el paisaje. Podían verse las montañas del otro lado de la laguna, la playa estaba llena de pasto, y daba a la laguna. A sus alrededores estaba rodeado de árboles que hacían que este fuera un pequeño escondite. Era muy hermoso. Natalia suspiro y se tiro a los brazos de Carlos.


-¿Dónde conoces todos estos lugares?-preguntó curiosa.

-Nico siempre me pide ayuda a ordenar sus mapas, y yo aproveche y miro otras zonas.-contestó.

-Contame algo sobre vos.- dijo Natalia sentándose sobre una roca y dirigiendo a Carlos que se siente junto a ella.

-¿Qué queres que te cuente?-preguntó.

-Sobre tu vida… haber háblame de tu familia.-respondió con una sonrisa.

-Mira, mi mamá y mi papá siguen casados, tienen un matrimonio muy fuerte y se aman mucho, pero están tan metidos en su trabajo que el poco tiempo libre que tienen pasan entre ellos y no me dan mucha bolilla.- contó.

-¿Y vos no te sentís bien en tu casa?-preguntó Natalia.

-No, me gusta tener la casa para mi solo ya que casi todos los días vienen amigos a mi casa, pero a veces me gustaría que estén mas en casa o que me presten atención cuando les hablo, siempre están cansados.-contestó-Ojo, eso no quiere decir que no sean malos padres, me ponen límites pero no saben mucho sobre mí.-

-Yo tampoco paso mucho tiempo con mi mamá desde la muerte de mi papá porque tiene que trabajar para mantenernos, pero me llevo muy bien con ella, con mi papá lo quería mucho, pero nunca fue de prestarme mucha atención excepto cuando era chica.- dijo Natalia bajando la vista, Carlos quiso hablar, pero ella lo detuvo.- No quiero hablar de eso, otro día te voy a contar mas sobre él… ¿y con el resto de tu familia?-

-Por el lado de mi papá tengo dos tíos que son muchos mas grandes que el y viven en España, y también tengo cuatro primos mas grandes pero me llaman constantemente y una vez al año voy a visitarlos, y por lado de mi mama tengo muchos primos y unas dos tías, pero viven en el interior del país pero me llevo re bien, y voy bastante a visitarlos y salgo con mis primos.-contó con una sonrisa.

-¿Y tus abuelos?-

-Mis dos abuelos están muertos desde antes que yo nazca, tengo una abuela viva que se llama Filomena, pero no me llevo bien porque ella es muy estructurada, y hace dos años murió mi otra abuela que era la persona familiar mas allegada a mí- contestó con una sonrisa.

-¿Cómo era tu abuela?-

-Era una persona llena de vida, a pesar de su avanzada edad siempre tenía una sonrisa jovial y estaba informada de lo que pasaba en el mundo, era muy enérgica, hacía yoga y tocaba instrumentos. Y era una excelente abuela, siempre me escuchaba, y me aconsejaba, jugaba a las cartas conmigo y era re cariñosa.-contestó.

-¿Y te choco mucho su muerte?-

-Si, hasta hoy todavía la extraño.- contestó.

 

Un silencio se hizo presente. Se quedaron callados y mirándose. Natalia se mordió el labio y fue a sentarse al lado suyo, acto seguido, lo abrazo.

Esta chica si que es especial, pensó Carlos.

Después de los minutos decidieron volver junto al resto del grupo.

 

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Esa noche, todos se reunieron para festejar la noche buena y dar paso a la Navidad. Natalia se pusó un vestido con escote en la espalda y adelante, que le llegaba arriba de la rodilla. De color rojo y unos zuecos en los pies. Se había pintado naturalmente y había planchado su pelo. Esa noche estaba bellísima y no había pasado desapercibido por Carlos.

La noche transcurrió rápido entre risas y anécdotas, hasta por brindis y cohetes artificiales.

La comida estaba muy rica y el salón para fiestas muy bien decorado. Al final el grupo había decido quedarse a festejar Navidad en el Campamento, ya que iban a venir promociones ya egresadas.

Natalia estaba sentada junto a sus amigas quienes compartían mesa junto al grupo de Carlos y el hermano de Natalia.

En una pantalla al fondo pasaba fotos de esas semanas en el Campamento. Se veía a las gentes realmente felices. Carlos se pregunto porque no podía ser de esas personas.

Se perdió en sus pensamientos un buen rato, su sonrisa que había tenido, se había desdibujado y su semblante se había puesto serio.

Miró a Natalia, ella siempre estaba tan alegre. Se notaba que no amaba a nadie. Su presa se había vuelto en contra suya, enamorándose de ella.

-Chicos atiendan acá.- llamaron en el escenario.- En un minuto va ser navidad, vamos a brindar por las intensiones que escribió cada uno.- dijo Nicolás Schneider.

 

Del bolsillo de su elegante traje sacó un papel un poco arrugado.

-Por favor váyanse sirviendo bebida en sus vasos.-pidió.- A ver… brindo por la paz del mundo, porque disfrutemos esta Navidad, por el Campamento, por “Aguante María”.-todos se rieron.- Así dice en el papel… a ver… porque recibamos muchos regalos, porque esta noche rompemos con el fernet, porque el niño Jesús vuelve a nuestros corazones y nosotros volvemos a nacer junto a él, porque la virgen María engendra a nuestro salvador, porque el Campamento reviente… ¡Feliz Navidad a todos!- gritó el director por el micrófono y levanto su copa para brindar. Todos los siguieron, y brindaron.

 

El acto estuvo tan sincronizado como una corografía. Después ya se podía ver a todos felicitándose unos a otros.


-¡Feliz Navidad Carlos!- gritó Natalia levantando su copa.

-¡Feliz Navidad Nati!- gritó Carlos y levanto su copa, brindaron y tomaron el shampag. Después el fue a abrazarla.- Espero que la pases re bien.-

-Vos también.- dijo Natalia contestando al abrazo.- ¿Sabes que suelo hacer por Navidad?- preguntó. Carlos negó con la cabeza.- Pido un deseo, vamos a hacerlo juntos.-dijo tomando su mano.

 

Ambos cerraron los ojos y pidieron sus deseos. Después de un rato, los volvieron a abrir y se miraron con una sonrisa en sus rostros.


-¿Crees que se hagan realidad Carlos?-preguntó acurrucándose en el pecho de él.

-Ojala que si.- contestó y la abrazo por el hombro.- Pero eso depende de vos.- comentó mirando hacia abajo.

-¿Estas bien?- preguntó Natalia. Carlos asintió.- Es Navidad a fuera las penas que todo va a estar bien.- le aconsejó y le dio un beso en la mejilla.- Bueno yo voy a felicitar al resto, nos vemos ahora en la fiesta.-

 

Carlos la vio alejarse hacia sus amigas. Todas se abrazaron, se notaban que se tenían un enorme cariño, pero el sabía que nadie la iba a querer tanto que el la quería.

 

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La fiesta comenzó a las una. Carlos entro con sus amigos y se sorprendió de la cantidad de gente que estaba invitada. La gran mayoría eran ex promociones del Campamento, sus amigos no tardaron en identificar a las chicas con quienes andaban y el se vio solo entre tanta gente.

Se acercó a la barra para pedir unos tragos, y tener mejor vista entre toda la gente. Hasta que la encontró. Ahí estaba Natalia bailando con sus incondicionales amigas Celeste y Roció.

Natalia bailar con sus amigas, miraba a Natalia mover las coderas, miraba el pelo de Natalia agitarse, miraba la boca de Natalia cantar la canción que sonaba, la miraba con su sonrisa y haciendo movimientos sexy. Era todo lo que se le pasaba por la cabeza, el mundo parecía observarlo solamente hacia ella.

Sus pies lo guiaron enfrente de ella. Carlos le toco el hombro y ella se giro a ver quien era. Sonrió al darse cuenta y paro de bailar y se acerco más a él.

-“Ella es un sueño, que te tuvo despierto, un recuerdo leve de esto que siento” le cantó al oído y Carlos se estremeció.

-¿Bailas?- preguntó, ella asintió.

Carlos la agarro fuerte por la cintura, ella levanto sus brazos y movía sus caderas y Carlos la pegaba mas a el.

-“salió a la disco bailar una diva virtual”- le canto Carlosy ella le sonrió.

- “Chequea como se menea”- dijo y Carlos la soltó y ella se movía de una manera que logro impresionarlo.

Natalia se acerco de vuelta a sus amigas y le tiro un beso volador y el le guiño un ojo, pero sin embargo, no se movió de la pista solo para tener mejor vista del espectáculo de Mariana bailando.
La veía divertirse, sonreír, cantar, bailar y el sentía alegría extrema en su corazón.

Después de un rato, tenía ganas de bailar de vuelta con ella pero la imagen que tenía de ella bailando con sus amigas no quería arruinarla. Tendría muchas mas oportunidades de bailar con ella y quien sabe, si de otras cosas más.
La canción “Dont stop the music” paro de sonar y la escena se arruino. Natalia se aparto de sus amigas y se dirigía a la barra hacia… el. Carlos se puso tenso al instante y pero antes de que pueda pensar en algo, ella ya estaba adelante suyo.
- Te veo solito ¿Qué te pasa?- preguntó ella sentándose en la silla de al lado.
- Nada.- respondió un poco irritado. Le molestaba sentirse nervioso por una chica.
- Bueno cuando tengas ganas de hablar búscame.- contestó furiosa ante la respuesta del chico.
Carlos la dejo ir sin decir nada y suspiró al darse cuenta que tenía que alejarse de ella si no terminaría enamorado. Y según lo que le enseño su vida es amor= dolor.

 

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