No había mas extraño para Carlos en esos momentos de la actitud de Natalia los últimos días, de pasar una semana que se habían llevado demasiado bien, pasaban a otra semana que ella lo ignoraba y el se convertía en el perrito faldero que estaba tras suyo.
Había algo que le dolía cuando ella era indiferente, cuando el trataba de hablarle y ella no contestaba y ni siquiera lo miraba. Sentía una opresión en su pecho cuando ni siquiera se daba cuenta que entraba en su pieza o cuando encontraba la cama vacía de ella al levantarse.
La semana en la que se había llevado bien con ella había sido una de las mejores que había tenido en sus últimos años.
Respiro hondo al entrar al comedor, sabía que tenía que pasar al lado de Natalia y recibir el saludo de todas sus amigas excepto el de ella.
Abrió la puerta y vio a la lejanía a sus amigos sentados con otras tres chicas. En medio del salón reconoció al cabello colorado de Natalia y a sus amigas.
Decidió ir por la comida primero. Hizo la cola para servirse lo que quería.
Cuando termino de servirse, miró arriba y vio a sus amigos que le saludaban para que vaya hacia ellos. Camino con paso decidido y espero que las amigas de Natalia no lo notasen. Pero Roció lo saludo con la mano y las otras la imitaron. Contestó al saludo con una sonrisa y siguió su camino.
Sus amigos le habían hecho el lugar al lado de Micaela. A decir verdad, esa chica parecía una barbie de lo hermosa que era, pero el estaba muy bajoneado para aprovechar la situación.
- Hola Carlos.- saludó la joven.-Tardaste en venir hoy.-agregó con una sonrisa. Carlos solo asintió.- ¿Estas bien? pareces triste-agregó con preocupación.
- Si, solo no dormí bien en la noche.- contestó mirando al vació.
Se sentía extraño. Generalmente era un chico más simpático y con más vida, y si de chicas se trataba, era seguro y canchero. Para esas alturas ya la estaría chamulleando, pero no tenía ganas en ese momento.
El resto de la cena, se pasó callado y observando desde su asiento reír a Natalia con sus amigas. Esa chica había capturado toda su atención.
Las tres chicas que estaban sentadas en su mesa, terminaron de comer y se fueron. El quiso imitarlas, pero sus amigos lo detuvieron.
- ¿Qué te pasa Carlos? Apenas tocaste tu comida y ni siquiera miraste a Micaela, que esta re buena.- dijo German mirándolo con preocupación.
- Natalia me pasa.- contestó Carlos dando un bufido.- Se enojo conmigo.- agregó mirando hacia su plato, que todavía tenía la mitad de la comida.
- ¿Por que?- preguntó Francisco interesándose en el tema.
- ¿Cómo?-
- Debe haber un motivo de porque se enojo.- aclaró Francisco.
- es que no se muy bien porque.- dijo Carlos y levanto la vista.- En un día para otro se enojo, un día estábamos histeriqueando y al otro día por un histeriqueo dice que me pase de la raya.-
- ¿Pero que paso ese día?- preguntó German.
- Fue el día del partido del voley, cuando fuimos a buscar las pelotas, ella estaba enojada porque la obligue a ir, y yo le daba besos en la mejilla para bromear.
>> Para separarme, me empujo y me caí en el suelo. Le pedí que me levante, y cuando me estiro la mano, tironee de ella, y le dije que la soltaría si me daba un beso en la boca, como no me hacía caso, le acaricie la espalda, y se enojo y me dijo “no sabes hasta que punto llegar” y consiguió levantarse.
- Sos un capo amigo.- dijo riéndose German.
- Si, pero lo único que consiguió fue que se enoje.- dijo Francisco un poco molesto.- Pero es clarísimo porque se enojo.- agregó.
- Si, pero no entiendo.- dijo Carlos.- Ella parecía ser más rápida esos últimos días.-
- Te aclaro que porque sea histérica, no significa que vaya a darte un beso o vaya a dejar que la toques.- dijo German.
- ¿Y que pensas hacer ahora?-preguntó Francisco.
- Dejar que se le pase, y buscar otra chica ¿no?-preguntó German.
- No… suena raro, pero ella es la única que me interesa para una aventura este verano.-confesó y se tapo los ojos con las manos.
- Mira que esa chica te cambio.-opinó German cruzándose de brazos.
- Lo único que te queda hacer es pedirle perdón y volver a recuperar su confianza, y si queres tener algo mas que una amistad, ir lento pero que sepa tus intensiones.-aconsejó Francisco con una sonrisa.
Después de un rato vieron a Natalia que iba a tirar sus sobras. Carlos les guiño un ojo a sus amigos y se fue tras ella.
El basurero estaba detrás de la cocina. Cuando Carlos llegó, Natalia ya estaba terminando de tirar sus sobras de comida. Carlos dejo en un costado su bandeja y se apoyo contra la pared en forma relajada. La chica termino lo suyo y cuando se dio vuelta, se encontró con Carlos. Le sonrió y quiso marcharse, pero Carlos la detuvo con una mano sobre su hombro.
- ¿Qué es lo que te pasa Natalia? Hace día no me dirigís la palabra.- se quejo Carlos sin soltar su mano. Ella negó la cabeza y trato de soltarse, pero el la apretó mas fuerte.- ¿Qué es lo que te pasa? ¿Te enojaste?-preguntó Carlos.
- ¿Qué es lo que te hace pensar eso?- interrogó ante tranquila mirándolo directamente a los ojos.
- No me hablas, me ignoras, ni siquiera me miras a los ojos hasta esta charla.-respondió con un trono de tristeza.
- Es que vos te aprovechas de la situación.-dijo frunciendo el seño.- Solo estábamos histeriqueando y vos por la forma en que me acariciaste, te pasaste.-aclaró.
- Ya se.-admitió.- Pero yo pensaba que…-
- Que yo era un regalada.- termino la frase.-No me conoces Carlos, y te digo una cosa, no soy rápida.-agregó levantando su tono de voz, y se acerco a el.- conmigo no vas a jugar.-termino de decir a poca distancia de sus labios. Acto seguido, Carlos la soltó y ella se marcho.
Esa noche el Campamento hacía un fogón como todos los viernes a la noche. Natalia fue con sus amigas y su hermano y Carlos con sus amigos.
En el fogón estaba todos los Campistas que también los acompañaba. Todos estaban sentados sobre troncos y cantaban alrededor de la fogata.
Uno podía, si quería, agarrar la guitarra y cantar. Después del primer dúo que se animo, preguntaron quienes mas querían cantar.
Juan sabía tocar muy bien tocar la guitarra, y Natalia cantaba tenía linda voz, por eso Roció les señalo a ellos dos. Los hermanos le dirigieron una mirada asesina a la rubia, pero porque todos los alentaban a ellos se vieron obligados a hacerlo.
Carlos tenia la vista en Natalia, se había quedado pensando en ella desde esa discusión que habían tenido.
Natalia y Juan se fueron en el medio de todos y María le dio la guitarra a Juan, y Natalia se sentó al lado suyo. Eligieron cantar “don't look back in anger” de Oasis. Juan a fino un poco la guitarra y empezó a tocar la melodía. Natalia estaba un poco nerviosa así que la primera estrofa tartamudeo un poco, pero a medida que todos le iban siguiendo con las palmas, Natalia tomo más confianza y una potente, dulce y melodiosa voz salió por su boca.
Carlos la miraba sorprendido y una sonrisa al costado se le dibujo en su cara. En ese momento, sintió su corazón latir a toda prisa y unas ganas de besar a Natalia sintió en todo su cuerpo. Si hubiera estado a centímetros de su boca se habría abalanzado sin pensarlo. Sus dos amigos empezaron a codearlo porque se había quedado atontado.
Cuando Natalia termino de cantar, todos empezaron a aplaudir y Juan toco una melodía muy desafinada que no tenia nada que ver con el final y todos se echaron a reír. A Natalia se le dibujo una sonrisa en su rostro, por su hermano que volvía a hacer el mismo de a poco y por el éxito que había tenido cantando.
Después volvieron a sus lugares, Natalia pidió para ir al baño y Carlos la siguió. La espero a fuera del baño de mujeres y cuando ella salió lo vio en la misma posición que había estado más tarde, cuando fueron a tirar sus sobras.
-¿Qué haces acá Carlos? ¿Me seguiste?- preguntó Natalia enfadada.
-¡Apa! Ese tono, suena que esta enojada.- dijo Carlos acercándose a Natalia, ella no se movió.- ¿Carlos? Para vos, mi amor.- bromeó posando sus manos en la cintura de la chica.
-¿Me seguiste?- preguntó Natalia mirándola en forma amenazadora a los ojos.
-¿Te crees tan importante?- retruco Carlos poniéndose serio.
-No se… pero me parece raro que estas a la salida del baño de mujeres.- contestó Natalia.
-Y entonces para que me preguntas lo evidente.- dijo Carlos y con la yema del dedo empezó a acariciar la mejilla.- No sabias que tenias ese carácter, me quedo impresionado con lo me dijiste, encima cantas, mira que sos una piñata de sorpresas.- Natalia se echo a reír por que había dicho Carlos. ¡Es que era tan chamullero! Carlos se acerco aun mas a Natalia, miraba directo a sus labios y ella sintió sus piernas flaquear.- Sos tan hermosa, tan distinta.- en un susurro se escucho la voz de Carlos, y Natalia sentía su corazón latir cuando el puso sus yemas de los dedos en sus labios y la miraba directo a los ojos.
-Yo te dije que conmigo no vas a jugar.- dijo Natalia sin moverse de su lugar y con un tono de voz furioso. Tenía mucho autocontrol.
-¿Y si vos también jugas conmigo?- propuso Carlos atrayéndola mas hacia el.
-Esa idea me gusto más, pero no se…- Dio un paso hacia atrás y Carlos se negaba a soltarla.- Mi hermano esta atrás tuyo- exclamó asustando a Carlos e hizo que la soltase y ella echo a correr hacia el fogón.
Era tarde cuando Carlos había regresado a la habitación. El fogón duraba hasta las dos de la mañana, pero por el frío que hacía esa noche había decidido ir a su cabaña antes.
Carlos entro a la pieza despacio para no despertarla. Se saco la ropa, y la puso en una bolsa con toda la otra ropa sucia. Miró a Natalia que estaba profundamente dormida en su cama. Una sonrisa se le dibujo en el rostro y se acerco a ella lentamente. Con la yema de sus dedos acariciaba la mejilla.
-Sos tan linda, sos… no se pero me encantas.- dijo Carlos mirándola mas intensamente. Natalia se veía muy tierna cunado dormía, arrugaba su nariz y los ojos los apretaba con fuerza. Carlos paso su yema por los labios y los entre abrió casi la besa, pero se dijo que no era bueno aprovecharse que este dormida.- Dormí bien.- dijo dándole un beso en el cachete y luego en su frente.
Natalia al otro día se levantó a la hora de siempre, pero para su sorpresa encontró la cama de Carlos vacía. Fue a cambiarse para salir a correr, y cuando terminó, se asomo por la puerta de su hermano y de su mejor amiga, también estaba vacía.
Al segundo escucho risas provenientes de abajo.
Bajo y se encontró a su mejor amiga riendo con Carlos. Escucho un rato la conversación y se dio cuenta que ella le estaba contado historias de ella y su mejor amiga. Enrojeció al pensar en las historias que podía contarles.
- Buen día Roció.-saludó Natalia con una sonrisa, entrando al living de la cabaña.
- Buen día Nati, hoy nos levantamos mas temprano que vos.- saludó roció abrazando a su amiga.- ¿Salís a correr?-preguntó al notar su vestimenta.
-Si, solo te venía a saludar, ya me voy...-
-Por favor Natalia, vení y desayuno con nosotros, con Carlos nos estamos contando travesuras de chicos.-interrumpió su amiga.
-Ah... pero o sino no voy a poder hacer todo lo que quiero hacer hoy, nos vemos más tarde Ro.- se despidió y salió cuanto antes para evitar que su amiga siga insistiendo, y así no tener que estar con Carlos.
A la hora del comedor, fue como todos los días a sentarse con sus amigas, pero esta vez vio un pelo lacio y corto, seguro era un varón. Rogaba por favor que no sea Carlos.
- Hola Chicas.-saludó como todos los días y se sentó en su lugar de siempre. Miro de reojo al nuevo integrante y noto que era Carlos.
- Hola Nati.-respondieron al saludo sus amigas a coro.- ¿Cómo estas?-preguntó Luna con su calidez de siempre.
- Re cansada, a noche no dormí bien.-contestó bostezando.- Encima hoy tengo que practicar todo el día baile para navidad.- dijo con una voz.
Las chicas asintieron pero enseguida concentraron su atención en Carlos. No podía creer que toda la semana había conseguido evitarlo, y el ahora entraba en su circulo social, acaparando toda su atención. Bufó ante ese pensamiento y se puso el Ipod el resto de la comida. Cada tanto observaba lo que pasaba a su alrededor y podía ver como sus amigas coqueteaban con Carlos enfrente de su cara. Seguro lo hacían con la intención de ayudarlo, pero ella no quería volver a saber nada más con él.
Natalia cerró los ojos antes de entrar a su cabaña. Toda la semana pasó muy lento, por fin volvía a hacer Viernes, y al día siguiente iba a pasar el resto del fin de semana largo en Río Gallegos con Roció y su familia.
El culpable de esa semana tan lenta y aburrida había sido Carlos, que se había integrado con facilidad en su circulo social, y ella no tenía mas opción que compartir momentos con él y tratando de evitarlo todo el tiempo. Por lo tanto, muchos días había tenido que pasarlo solas sin sus amigas.
La única persona que parecía estar de su lado era su hermano.
Abrió la puerta y pasó al living. Fue a servirse un poco de agua en el despenser de la cocina. Volvió al living y puso música. Quería relajarse para comenzar ese fin de semana con mejor buena onda. Sus amigas la habían invitado al fogón esa noche, pero ella rechazó la oferta diciéndoles que quería descansar por el viaje que le esperaba mañana temprano.
Cuando el C-D que había puesto finalizo, decidió ir arriba y bañarse y después dormirse. Cuando salió del baño en pijama, escucho voces a dentro de su cuarto y reconoció la voz de su hermano. Quería saludarlo antes de partir el día siguiente así que abrió la puerta. Su hermano se estaba cambiando.
- Hola Juan.-saludó corriendo hacia él. Su hermano abrió los brazos y se abrazaron.- Me vengo a despedir porque esta noche duermo temprano ya que porque mañana viajo a Rió con Roció.- contó con una sonrisa.
- Mira que bien...ojala que te diviertas.- comentó dándole un beso en la mejilla. Su hermano se había puesto muy cariñoso últimamente.
- Vas a tener que pasar el fin de semana solo con Carlos, pero estoy segura que podes salir con tus amigos...-
- Ah hablando de Carlos me va a pasar a buscar con sus amigos para ir al fogón.- Natalia lo miró perpleja.- Tenías razón, ese chico es muy gente.-admitió riéndose.
- Ah mira vos...-
- Juan ¿Estas acá?-preguntó Carlos ingresando a la pieza.- ¿Vamos?- Juan asintió y se despidió de su hermana.
Natalia los miro irse desde la escalera. ¡Hasta a su hermano se lo había sacado!
Natalia se levanto por el vibrar de su celular. Miro la hora, eran las nueve de la mañana. Se tenía que cambiar porque a las diez y media se iba con su amiga en colectivo hasta Santa Cruz. Se levanto y fue a bañarse. Después volvió a su habitación para bajar ya su valija.
Ese día Carlos podía dormir hasta tarde, pero estaba despierto cuando ella volvió. Natalia abrió la puerta, y vio la cama de Carlos vacía, se sobresalto. Cerró la puerta de una patada hacia atrás y avanzo unos pasos pero luego sintió unos largos dedos posarse en su cintura y que le impedía avanzar. Era más que claro quien era.
-¿Te ibas sin despedirte de mi hermosa?- sintió que le decían en su oído. Natalia se estremeció ya que el aliento de Carlos acariciaba su oído. -¿Qué pasa que te pones nerviosa?- Carlos lo había notado. Después sintió que el apoyaba su otra mano la cintura y la atraía mas a el.
-Si vos no te despedís yo si te voy a dar algo para todo el fin de semana- le dijo y con su nariz hizo un recorrido desde el hueco entre la oreja y su garganta hasta la mandíbula de Natalia. Y volvió haciendo con besos pero antes de que pueda terminar el camino ella le pego un codazo en su estomago y el la soltó.
Corrió hasta su mochila riéndose y le dijo -Eso te recordara a no meterte conmigo, espero que te sirva para todo el fin de semana, chau- y le beso la mejilla a Carlos y salió por la habitación.