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1 marzo 2010 1 01 /03 /marzo /2010 13:19

enojo.jpg

Capitulo 5.
Todo es por algo.


No había mas extraño para Carlos en esos momentos de la actitud de Natalia los últimos días, de pasar una semana que se habían llevado demasiado bien, pasaban a otra semana que ella lo ignoraba y el se convertía en el perrito faldero que estaba tras suyo.
Había algo que le dolía cuando ella era indiferente, cuando el trataba de hablarle y ella no contestaba y ni siquiera lo miraba. Sentía una opresión en su pecho cuando ni siquiera se daba cuenta que entraba en su pieza o cuando encontraba la cama vacía de ella al levantarse.
La semana en la que se había llevado bien con ella había sido una de las mejores que había tenido en sus últimos años.
Respiro hondo al entrar al comedor, sabía que tenía que pasar al lado de Natalia y recibir el saludo de todas sus amigas excepto el de ella.
Abrió la puerta y vio a la lejanía a sus amigos sentados con otras tres chicas. En medio del salón reconoció al cabello colorado de Natalia y a sus amigas.
Decidió ir por la comida primero. Hizo la cola para servirse lo que quería.
Cuando termino de servirse, miró arriba y vio a sus amigos que le saludaban para que vaya hacia ellos. Camino con paso decidido y espero que las amigas de Natalia no lo notasen. Pero Roció lo saludo con la mano y las otras la imitaron. Contestó al saludo con una sonrisa y siguió su camino.
Sus amigos le habían hecho el lugar al lado de Micaela. A decir verdad, esa chica parecía una barbie de lo hermosa  que era, pero el estaba muy bajoneado para aprovechar la situación.
- Hola Carlos.- saludó la joven.-Tardaste en venir hoy.-agregó con una sonrisa. Carlos solo asintió.- ¿Estas bien? pareces triste-agregó con preocupación.
- Si, solo no dormí bien en la noche.- contestó mirando al vació.
Se sentía extraño. Generalmente era un chico más simpático y con más vida, y si de chicas se trataba, era seguro y canchero. Para esas alturas ya la estaría chamulleando, pero no tenía ganas en ese momento.
El resto de la cena, se pasó callado y observando desde su asiento reír a Natalia con sus amigas. Esa chica había capturado toda su atención.
Las tres chicas que estaban sentadas en su mesa, terminaron de comer y se fueron. El quiso imitarlas, pero sus amigos lo detuvieron.
- ¿Qué te pasa Carlos? Apenas tocaste tu comida y ni siquiera miraste a Micaela, que esta re buena.- dijo German mirándolo con preocupación.

-         Natalia me pasa.- contestó Carlos dando un bufido.- Se enojo conmigo.- agregó mirando hacia su plato, que todavía tenía la mitad de la comida.

-         ¿Por que?- preguntó Francisco interesándose en el tema.

-         ¿Cómo?-

-         Debe haber un motivo de porque se enojo.- aclaró Francisco.

- es que no se muy bien porque.- dijo Carlos y levanto la vista.- En un día para otro se enojo, un día estábamos histeriqueando y al otro día por un histeriqueo dice que me pase de la raya.-

-         ¿Pero que paso ese día?- preguntó German.

-         Fue el día del partido del voley, cuando fuimos a buscar las pelotas, ella estaba enojada porque la obligue a ir, y  yo le daba besos en la mejilla para bromear.

>> Para separarme, me empujo y me caí en el suelo. Le pedí que me levante, y cuando me estiro la mano, tironee de ella, y  le dije que la soltaría si me daba un beso en la boca, como no me hacía caso, le acaricie la espalda, y se enojo y me dijo “no sabes hasta que punto llegar” y consiguió levantarse.

-         Sos un capo amigo.- dijo riéndose German.

-         Si, pero lo único que consiguió fue que se enoje.- dijo Francisco un poco molesto.- Pero es clarísimo porque se enojo.- agregó.

-         Si, pero no entiendo.- dijo Carlos.- Ella parecía ser más rápida esos últimos días.-

-         Te aclaro que porque sea histérica, no significa que vaya a darte un beso o vaya a dejar que la toques.- dijo German.

-         ¿Y que pensas hacer ahora?-preguntó Francisco.

-         Dejar que se le pase, y buscar otra chica ¿no?-preguntó German.

-         No… suena raro, pero ella es la única que me interesa para una aventura este verano.-confesó y se tapo los ojos con las manos.

-         Mira que esa chica te cambio.-opinó German cruzándose de brazos.

-         Lo único que te queda hacer es pedirle perdón y volver a recuperar su confianza, y si queres tener algo mas que una amistad, ir lento pero que sepa tus intensiones.-aconsejó Francisco con una sonrisa.

Después de un rato vieron a Natalia que iba a tirar sus sobras. Carlos les guiño un ojo a sus amigos y se fue tras ella.

El basurero estaba detrás de la cocina. Cuando Carlos llegó, Natalia ya estaba terminando de tirar sus sobras de comida. Carlos dejo en un costado su bandeja y se apoyo contra la pared en forma relajada. La chica termino lo suyo y cuando se dio vuelta, se encontró con Carlos. Le sonrió y quiso marcharse, pero Carlos la detuvo con una mano sobre su hombro.

- ¿Qué es lo que te pasa Natalia? Hace día no me dirigís la palabra.- se quejo Carlos sin soltar su mano. Ella negó la cabeza y trato de soltarse, pero el la apretó mas fuerte.- ¿Qué es lo que te pasa? ¿Te enojaste?-preguntó Carlos.

- ¿Qué es lo que te hace pensar eso?- interrogó ante tranquila mirándolo directamente a los ojos.

- No me hablas, me ignoras, ni siquiera me miras a los ojos hasta esta charla.-respondió con un trono de tristeza.

- Es que vos te aprovechas de la situación.-dijo frunciendo el seño.- Solo estábamos histeriqueando y vos por la forma en que me acariciaste, te pasaste.-aclaró.

- Ya se.-admitió.- Pero yo pensaba que…-

- Que yo era un regalada.- termino la frase.-No me conoces Carlos, y te digo una cosa, no soy rápida.-agregó levantando su tono de voz, y se acerco a el.- conmigo no vas a jugar.-termino de decir a poca distancia de sus labios. Acto seguido, Carlos la soltó y ella se marcho.


Esa noche el Campamento hacía un fogón como todos los viernes a la noche. Natalia fue con sus amigas y su hermano y Carlos con sus amigos.
En el fogón estaba todos los Campistas que también los acompañaba. Todos estaban sentados sobre troncos y cantaban alrededor de la fogata.

Uno podía, si quería, agarrar la guitarra y cantar. Después del primer dúo que se animo, preguntaron quienes mas querían cantar.

Juan sabía tocar muy bien tocar la guitarra, y Natalia cantaba tenía linda voz, por eso Roció les señalo a ellos dos. Los hermanos le dirigieron una mirada asesina a la rubia, pero porque todos los alentaban a ellos se vieron obligados a hacerlo.

Carlos tenia la vista en Natalia, se había quedado pensando en ella desde esa discusión que habían tenido.

Natalia y Juan se fueron en el medio de todos y María le dio la guitarra a Juan, y Natalia se sentó al lado suyo. Eligieron cantar “don't look back in anger” de Oasis. Juan a fino un poco la guitarra y empezó a tocar la melodía. Natalia estaba un poco nerviosa así que la primera estrofa tartamudeo un poco, pero a medida que todos le iban siguiendo con las palmas, Natalia tomo más confianza y una potente, dulce y melodiosa voz salió por su boca.

Carlos la miraba sorprendido y una sonrisa al costado se le dibujo en su cara. En ese momento, sintió su corazón latir a toda prisa y unas ganas de besar a Natalia sintió en todo su cuerpo. Si hubiera estado a centímetros de su boca se habría abalanzado sin pensarlo. Sus dos amigos empezaron a codearlo porque se había quedado atontado.

Cuando Natalia termino de cantar, todos empezaron a aplaudir y Juan toco una melodía muy desafinada que no tenia nada que ver con el final y todos se echaron a reír. A Natalia se le dibujo una sonrisa en su rostro, por su hermano que volvía a hacer el mismo de a poco y por el éxito que había tenido cantando.

Después volvieron a sus lugares, Natalia pidió para ir al baño y Carlos la siguió. La espero a fuera del baño de mujeres y cuando ella salió lo vio en la misma posición que había estado más tarde, cuando fueron a tirar sus sobras.

-¿Qué haces acá Carlos? ¿Me seguiste?- preguntó Natalia enfadada.

-¡Apa! Ese tono, suena que esta enojada.- dijo Carlos acercándose a Natalia, ella no se movió.- ¿Carlos? Para vos, mi amor.- bromeó posando sus manos en la cintura de la chica.

-¿Me seguiste?- preguntó Natalia mirándola en forma amenazadora a los ojos.

-¿Te crees tan importante?- retruco Carlos poniéndose serio.

-No se… pero me parece raro que estas a la salida del baño de mujeres.- contestó Natalia.

-Y entonces para que me preguntas lo evidente.- dijo Carlos y con la yema del dedo empezó a acariciar la mejilla.- No sabias que tenias ese carácter, me quedo impresionado con lo me dijiste, encima cantas, mira que sos una piñata de sorpresas.- Natalia se echo a reír por que había dicho Carlos. ¡Es que era tan chamullero! Carlos se acerco aun mas a Natalia, miraba directo a sus labios y ella sintió sus piernas flaquear.- Sos tan hermosa, tan distinta.- en un susurro se escucho la voz de Carlos, y Natalia sentía su corazón latir cuando el puso sus yemas de los dedos en sus labios y la miraba directo a los ojos.

-Yo te dije que conmigo no vas a jugar.- dijo Natalia sin moverse de su lugar y con un tono de voz furioso. Tenía mucho autocontrol.

-¿Y si vos también jugas conmigo?- propuso Carlos atrayéndola mas hacia el.

-Esa idea me gusto más, pero no se…- Dio un paso hacia atrás y Carlos se negaba a soltarla.- Mi hermano esta atrás tuyo- exclamó asustando a Carlos e hizo que la soltase y ella echo a correr hacia el fogón.

Era tarde cuando Carlos había regresado a la habitación. El fogón duraba hasta las dos de la mañana, pero por el frío que hacía esa noche había decidido ir a su cabaña antes.

Carlos entro a la pieza despacio para no despertarla. Se saco la ropa, y la puso en una bolsa con toda la otra ropa sucia. Miró a Natalia que estaba profundamente dormida en su cama. Una sonrisa se le dibujo en el rostro y se acerco a ella lentamente. Con la yema de sus dedos acariciaba la mejilla.

-Sos tan linda, sos… no se pero me encantas.- dijo Carlos mirándola mas intensamente. Natalia se veía muy tierna cunado dormía, arrugaba su nariz y los ojos los apretaba con fuerza. Carlos paso su yema por los labios y los entre abrió casi la besa, pero se dijo que no era bueno aprovecharse que este dormida.- Dormí bien.- dijo dándole un beso en el cachete y luego en su frente.

 


Natalia al otro día se levantó a la hora de siempre, pero para su sorpresa encontró la cama de Carlos vacía. Fue a cambiarse para salir a correr, y cuando terminó, se asomo por la puerta de su hermano y de su mejor amiga, también estaba vacía.
Al segundo escucho risas provenientes de abajo.
Bajo y se encontró a su mejor amiga riendo con Carlos. Escucho un rato la conversación y se dio cuenta que ella le estaba contado historias de ella y su mejor amiga. Enrojeció al pensar en las historias que podía contarles.
- Buen día Roció.-saludó Natalia con una sonrisa, entrando al living de la cabaña.
- Buen día Nati, hoy nos levantamos mas temprano que vos.- saludó roció abrazando a su amiga.- ¿Salís a correr?-preguntó al notar su vestimenta.
-Si, solo te venía a saludar, ya me voy...-
-Por favor Natalia, vení y desayuno con nosotros, con Carlos nos estamos contando travesuras de chicos.-interrumpió su amiga.
-Ah... pero o sino no voy a poder hacer todo lo que quiero hacer hoy, nos vemos más tarde Ro.- se despidió y salió cuanto antes para evitar que su amiga siga insistiendo, y así no tener que estar con Carlos.


A la hora del comedor, fue como todos los días a sentarse con sus amigas, pero esta vez vio un pelo lacio y corto, seguro era un varón. Rogaba por favor que no sea Carlos.
- Hola Chicas.-saludó como todos los días y se sentó en su lugar de siempre. Miro de reojo al nuevo integrante y noto que era Carlos.
- Hola Nati.-respondieron al saludo sus amigas a coro.- ¿Cómo estas?-preguntó Luna con su calidez de siempre.
- Re cansada, a noche no dormí bien.-contestó bostezando.- Encima hoy tengo que practicar todo el día baile para navidad.- dijo con una voz.
Las chicas asintieron pero enseguida concentraron su atención en Carlos. No podía creer que toda la semana había conseguido evitarlo, y el ahora entraba en su circulo social, acaparando toda su atención. Bufó ante ese pensamiento y se puso el Ipod el resto de la comida. Cada tanto observaba lo que pasaba a su alrededor y podía ver como sus amigas coqueteaban con Carlos enfrente de su cara. Seguro lo hacían con la intención de ayudarlo, pero ella no quería volver a saber nada más con él.


Natalia cerró los ojos antes de entrar a su cabaña. Toda la semana pasó muy lento, por fin volvía a hacer Viernes, y al día siguiente iba a pasar el resto del fin de semana largo en Río Gallegos con Roció y su familia.
El culpable de esa semana tan lenta y aburrida había sido Carlos, que se había integrado con facilidad en su circulo social, y ella no tenía mas opción que compartir momentos con él y tratando de evitarlo todo el tiempo. Por lo tanto, muchos días había tenido que pasarlo solas sin sus amigas.
La única persona que parecía estar de su lado era su hermano.
Abrió la puerta y pasó al living. Fue a servirse un poco de agua en el despenser de la cocina. Volvió al living y puso música. Quería relajarse para comenzar ese fin de semana con mejor buena onda. Sus amigas la habían invitado al fogón esa noche, pero ella rechazó la oferta diciéndoles que quería descansar por el viaje que le esperaba mañana temprano.
Cuando el C-D que había puesto finalizo, decidió ir arriba y bañarse y después dormirse. Cuando salió del baño en pijama, escucho voces a dentro de su cuarto y reconoció la voz de su hermano. Quería saludarlo antes de partir el día siguiente así que abrió la puerta. Su hermano se estaba cambiando.
- Hola Juan.-saludó corriendo hacia él. Su hermano abrió los brazos y se abrazaron.- Me vengo a despedir porque esta noche duermo temprano ya que porque mañana viajo a Rió con Roció.- contó con una sonrisa.
- Mira que bien...ojala que te diviertas.- comentó dándole un beso en la mejilla. Su hermano se había puesto muy cariñoso últimamente.
- Vas a tener que pasar el fin de semana solo con Carlos, pero estoy segura que podes salir con tus amigos...-
- Ah hablando de Carlos me va a pasar a buscar con sus amigos para ir al fogón.- Natalia lo miró perpleja.- Tenías razón, ese chico es muy gente.-admitió riéndose.
- Ah mira vos...-
- Juan ¿Estas acá?-preguntó Carlos ingresando a la pieza.- ¿Vamos?- Juan asintió y se despidió de su hermana.
Natalia los miro irse desde la escalera. ¡Hasta a su hermano se lo había sacado!

Natalia se levanto por el vibrar de su celular. Miro la hora, eran las nueve de la mañana. Se tenía que cambiar porque a las diez y media se iba con su amiga en colectivo hasta Santa Cruz. Se levanto y fue a bañarse. Después volvió a su habitación para bajar ya su valija.

Ese día Carlos podía dormir hasta tarde, pero estaba despierto cuando ella volvió. Natalia abrió la puerta, y vio la cama de Carlos vacía, se sobresalto. Cerró la puerta de una patada hacia atrás y avanzo unos pasos pero luego sintió unos largos dedos posarse en su cintura y que le impedía avanzar. Era más que claro quien era.

-¿Te ibas sin despedirte de mi hermosa?- sintió que le decían en su oído. Natalia se estremeció ya que el aliento de Carlos acariciaba su oído. -¿Qué pasa que te pones nerviosa?- Carlos lo había notado. Después sintió que el apoyaba su otra mano la cintura y la atraía mas a el.

-Si vos no te despedís yo si te voy a dar algo para todo el fin de semana- le dijo y con su nariz hizo un recorrido desde el hueco entre la oreja y su garganta hasta la mandíbula de Natalia. Y volvió haciendo con besos pero antes de que pueda terminar el camino ella le pego un codazo en su estomago y el la soltó.

Corrió hasta su mochila riéndose y le dijo -Eso te recordara a no meterte conmigo, espero que te sirva para todo el fin de semana, chau- y le beso la mejilla a Carlos y salió por la habitación.

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17 febrero 2010 3 17 /02 /febrero /2010 04:05

triste

Capitulo 4.
Incomprendido


No había razón alguna por estar nerviosa, pensaba Natalia tratando de tranquilizarse. Miro una vez más hacia la cama de su compañero de cuarto, y se ruborizó. Nunca antes había visto un chico en bóxer, a pesar de tener un hermano, este siempre había sido bien rescatado a la hora de cambiarse para que ella no pudiera verlo.

Escucho la puerta abrirse, y aprovecho ese momento para salir de la habitación, pero cuando estaba por dar un paso piso los pantalones tirados de Carlos, y se tropezó.

Miro hacia arriba y vio la cama de Carlos moverse y el asomar los ojos hacia donde estaba tirada ella.

-¿Estas bien?- preguntó Carlos.

-Me caí con tu estupida ropa que dejaste tirada.- contestó Natalia con el seño fruncido.

Carlos se levanto y le estiro su mano para levantarla. Natalia aceptó.

Carlos tiro tan fuerte de ella, que el cuerpo de Natalia golpeo el pecho de Carlos y el para sostenerla y que no se caiga por el impacto, la agarro de la cintura.

-Gracias por ayudarme, pero ¿podes soltarme?- dijo con tono autoritario Natalia.

-Eh…- Carlos se quedo perdido tocando la cintura tan chica de Natalia.- ¿Qué gano yo a cambio?- preguntó haciéndose el tonto.

-Que no te de una paliza.- contestó tratando de fulminarlo con la mirada.- Y que mi hermano no te golpee.- Carlos se tenso y la soltó en el instante.

-Yo me voy al baño.- dijo Carlos nervioso y dándose vuelta.

-Yo me voy al de abajo y después a desayunar, chau.- dijo cortante y salió por la puerta.

Había zafado recurriendo a su hermano, y por primera vez, agradecía por tener uno.

Natalia aprovecho y asomo el rostro por la puerta de enfrente. Su hermano y su mejor amiga, seguían durmiendo.

Decidió ir a dar una vuelta por la playa y luego, ir a desayunar. Luego de correr quince minutos, fue al comedor. Ahí se encontró con Luna y Morena.

Compro su comida y se dirigió hacia su asiento. Las chicas le hicieron un gesto señalando a alguien.

Natalia miró hacia la dirección que apuntaban sus amigas y vio a Carlos charlando con sus amigos desde la otra punta del comedor. Se reían y charlaban animados, el parecía otra persona con ellos. Alguien mucho mas calido y humilde, pero en todos los lugares tenia esa pizca de alegría por la vida y espontaneidad. Ese toque de seguridad de si mismo, que lo hacía ver irresistible. Lo miro de vuelta, era un chico lindo, tenía ojos claros y un buen físico, pero su belleza no era la mas excepcional que allá visto. Pero su personalidad lo hacía resaltar. Se notaba que tenía un montón de chicas atrás de él, y que el no desaprovechaba la oportunidad. Era todo un mujeriego, o talvez, lo este juzgando desde el principio. Tendría que conocerlo mas, quiera o no quiera. Como su madrina tenía que integrarlo y ni siquiera le había mostrado todo el Campamento.

Desde la llegada, y el día del baile habían pasado tres días en que habían ido a excursiones por los campos que rodeaban el Campamento y habían llego tarde y cansados para mostrarle todo el lugar.

Y como sabía que ese día no tendrían actividad hasta después de comer, tendría que ocupar toda su mañana para terminar su labor.

Suspiro. Cuanto más rápido le muestre todo el Campamento e integre con los demás compañeros, mas rápido se podría liberar de él.

Carlos se acerco a ella después de desayunar y se fueron juntos hacia a fuera.

Natalia le mostró el parque primero, los juegos que generalmente eran usados por los más chicos. Después lo llevo hacia las distintas zonas de actividades como manuales o de supervivencia.

- ¿Alguna vez usaste de verdad lo que te enseñan acá?- preguntó Carlos al darse cuenta que no vendría a perder su tiempo como pensaba.

- ¿a que te referís? Lo que aprendemos acá siempre lo necesitamos, a pesar de tener todas las necesidades básicas estamos en medio del campo.- contestó Natalia que no se esperaba la pregunta.

- Claro, pero me refiero… en tu vida normal ¿aplicas las cosas que te enseñan acá? Digo, las cosas del colegio me las termino olvidando y al fin de cuentas no sirven, solo para pasar de grado, ¿pasa lo mismo con lo que aprendes acá?- preguntó tratando de aclarar la situación.

- No, lo que aprendemos acá yo no lo utilizo en mi vida normal. Pero eso no significa que...- contestó Natalia.

- Si pero eso es en París, San Ignacio es un pueblo sin mucho que hacer y esta en medio de la nada.- dijo con una sonrisa irónica.

- ¿Que decís? Es un pueblo pero tiene todo lo necesario y los fin de semana me voy a la casa de mi abuela en Posadas.- contó frunciendo el seño.- Y que no sea tan grande como Buenos Aires ninguno de los dos lugares, no deja de ser una cuidad con todo lo necesario…

- Como sea, ¿entonces no utilizas lo que aprendes acá?-Natalia miro a los profundos ojos verdes del chico tratando de pensar a que se debía la pregunta.- Claro, así que estoy de balde en este Campamento...-

- Eso decías porque vivís en ciudad pero alguna vez puede pasar algo y mira si tenemos que utilizar todo esto, el Campamento te prepara para esas situaciones inesperadas.- siguió el discurso Natalia. Carlos se perdió y disfruto viéndola mientras ella trataba de defender sus ideas. Era tan transparente, que se notaba cuando algo le molestaba. Y él usaba eso en su contra-

- Creo que tenes razón, ¿sabes quien me enseño a besar?-Natalia se quedo vacilante.- Mi mejor amiga Manuela, y yo antes no entendía para que, pero por situaciones de la vida me volví mujeriego y ahora veo para que me sirve.- dijo acercándose a Natalia y la agarro de la cintura.- ¿Queres que te enseñe?-le susurro al oído.

- No gracias, yo ya aprendí.-contestó empujándolo y haciéndose la interesante.

Sin previo aviso, lo agarro de la mano y lo arrastro hacia las distintas zonas de las cabañas.

Las cabañas eran todas iguales desde afuera, pero según Natalia algunas tenían mejores comodidades y otras eran más precarias. Aparte que las decoraciones eran distintas, todo dependía de lo que te tocaba o si alguien tenía un problema. Por ej. asma o alergia a algún bicho, en esos casos los ponían mas cerca de la enfermería o de algún mayor a cargo.  

El Campamento era realmente grande y Carlos preguntaba estupideses para molestar a Natalia.

- Deja de joder con esas preguntas tan estupidas, ¿para que queres saber quien construyo ese árbol?- preguntó frunciendo el seño.- Las plantas crecen solas, nadie las construye.-

-¿Nunca escuchaste hablar de los jardineros? Ellos plantan semillas, los riegan...-

- Si, ya se todo eso.- interrumpió Natalia molesta.- Deja de hacerte el tonto y seguimos, falta que te muestre la zona donde esta el salón de fiesta, la pileta y cosas por el estilo, ahora seguime.- ordenó Natalia agarrando su brazo. Carlos tironeo y ella choco contra su pecho, el chico la agarro de la cintura.

-¿Por que sos tan histérica? Solo estoy jodiendo, ¿que tal si me seguís el juego y bromeas un rato?- preguntó con una sonrisa al costado.- Tenes que relajarte mas.- opinó.

- No necesito tus consejos, yo bromeo y me relajo con quien quiero, y eso definitivamente no es con vos.- contestó molesta.- Ahora soltame.- agregó empujándolo por los hombros sin conseguir nada.

- Es la segunda vez en el día que acabamos en la misma pose, y no llegó a pasar nada.- dijo con una sonrisa traviesa.

- Y tampoco va a pasar algo.- dijo entre molesta y nerviosa.

- ¿Por que no?- preguntó Carlos.- Creo que es evidente que te tiro onda.- agregó agrandado mas su sonrisa.

- Y creo que es evidente que no me caes bien y soltame.-dijo furiosa. -¡Te dije que me sueltes!- gritó Natalia enojada.

-¡Relájate bajo mis brazos, y lo hago!- gritó Carlos con su sonrisa.

Natalia por un momento quiso pegarle una abofeteada.

-¡No! Mira que mi hermano… -

-¿Dónde esta tu hermano ahora?- preguntó el levantando una ceja.- ¿Acaso lo necesitas para defenderte?- preguntó con tono sarcástico.

-¿Por qué haces esto? ¿Por qué queres que me relaje?- preguntó dándose por vencida.

-No se, es divertido.- y se echo a reír.

Por un momento Natalia lo entendió. El actuaba con espontaneidad todo el tiempo. El quería acercarse a ella, y lo hacía de manera torpe y densa, pero siempre desde su forma. El quería divertirse con ella, y se lo diría sin temor al rechazo, y no pararía hasta un si. Entonces, decidió darle lo que quería. Aparte, el parecía ser sociable, y podría integrarlo con facilidad. Y así se libraría de él cuanto antes.

-Me parece muy bien.- dijo Natalia y lo abrazo, respiro hondo y cuando se separo, trato de hacer su sonrisa mas sincera.- ¿Queres que te muestre el museo donde están las respuestas a todas las preguntas que haces?- preguntó riéndose.

-Si.- y la soltó.

Natalia camino unos pasos y Carlos fue atrás de ella. Tuvieron que atravesar todo el parque nuevamente para llegar hasta el museo.

Estaba en la zona donde estaba la dirección, la pileta, el salón de fiestas, y la enfermería.

El museo por fuera se parecía a cualquier otro de los locales que estaban. Era grande y estaba hecho de madera, parecía como la entrada de un establo. Natalia ingreso adentro con mucha confianza y pidió al guardia que los dejen pasar.

Natalia agarro la mano de Carlos, y le dio un recorrido por todo el museo. Contándole que el terreno de Campamento era del bisabuelo del Director y dueño actual y era un Campo sin utilización. Había varias fotos de la antigua vida de ese lugar, y también fotos de cuando se inauguro, y las distintas promociones que pasaron por ahí.

El Campamento tenía unos veinte años, la mitad de la vida del director. Fue creado por el y su padre, y con los años fue creciendo y terminando en ser en uno de los mejores colonias de vacaciones o Campamento que existía en el mundo.

-¿Te gusta?- preguntó Natalia al ver el asombro de Carlos.

-¿Esta sos vos?- preguntó Carlos acercándose a una foto. Natalia también se acerco y sonrió al recordar.

- Yo estoy en esa foto, pero esa es Morena.-contestó con una sonrisa en la cara.- Ella y yo éramos muy parecidas de chiquita, ahora nada que ver… mira esta soy yo.- agregó mostrando una nena con dos colitas.

Carlos se acerco más al porta retrato y miró a Natalia. Había cambiado mucho. Ella de chiquita usaba su pelo corto, y se notaba que había sido extremadamente lacio, su nariz había sido mucho mas respingada de la que tenía actualmente y su boca mas fina.

 Miró a Natalia, quien miraba las fotos continuas. Tenía el pelo largo, lacio y con rulos en las puntas, el color era lo único que no había cambiado. Sus ojos eran más grandes, y se podían ver mejor el color miel que tenían. Sus labios eran rosados y carnosos. Era todo una belleza, y en cuerpo todavía no la había visto en biquini, pero aun con la ropa holgada podía apreciar las curvas bien marcadas.

-¿seguís mirándome? ¿Tan hermosa era de chiquita?- bromeó Natalia.- No puedo creer que te atraiga una nena de cinco años.- Carlos la miro con una sonrisa.

-Muy hermosa estas en esta foto.- Natalia sonrió.- ¡¿Pero que te paso?!-

-¿Qué? ¿Acaso ahora soy… despampanante?-preguntó tratando de sacar su humor.

-Yo diría horripilante.- contestó empezando a reírse. Natalia se hizo la ofendida.- Joda, joda, no te me pinches que empezábamos a llevarnos bien.- agregó abrazándola desde atrás.- Eras, sos y serás hermosa.-agregó besándola en la sien.

-Basta, basta que como dijiste, recién empezábamos a llevarnos bien.- dijo apartándose.- Y ultima vez que te metes conmigo y mi belleza.- agregó riéndose.

Natalia lo miró a los ojos. Esos ojos verdes y penetrantes. Esto podía ser el principio de una hermosa amistad, o de una relación que duraría algunas semanas. Rió ante la idea, pero ambas eran muy posibles. 

A la noche Natalia se reunió con sus amigas para comer unas pizzas en la cabaña de Luna. De paso, aprovecho para poder contarles lo ocurrido con Carlos durante el día.
- Eso fue lo que paso.- dijo al terminar la historia.
- hay es un tierno, ese chico esta enamorado de vos, solo quería que le des bolilla.- dijo Morena, que era la mas soñadora de todas.
- Nada que ver, para mí solo quiere una aventura de verano.- opinó Roció de la otra punta de la mesa.
- Para mi también, por eso no se que hacer.- dijo suspirando Natalia.
- Fácil, seguíle el juego hasta los términos que vos quieras.-sugirió Laura.- No entiendo porque te haces tanto problema con este chico, siempre andas con alguien en el Campamento.- agregó acercando un pedazo de pizza en su boca.
- Si, pero esta vez es diferente, los otros chicos eran lindos y tenían personalidades mas humilde, el es un egocéntrico que se cree hermoso y quiere tener a sus pies a las mujeres.- dijo enfadada Natalia.
- Y justamente por eso, seguíle el juego unas semanas, hasta que se arte y te deje en paz.-dijo Laura.- El pobre solo quiere una aventura, déjalo que se haga la ilusión que te tiene muerta.- sugirió con una sonrisa pícara.
- Si, voy a hacer eso.- aceptó Natalia con una sonrisa.- Pero después de unos días, le voy a decir que todo termina y voy acabar con su orgullo.- imaginó y lo que fue una sonrisa alegre termino siendo una malvada
- Justamente eso era lo que tenía en mente.-dijo Roció levantando su copa.- Hagamos un brindis-agregó haciendo un gesto para que todas la imiten.
- ¿Por qué?- preguntó confusa Luna, que estaba sirviéndose mas coca.
- Por las mujeres y su orgullo.- dijo Roció levantándose de su asiento.
- Por las mujeres y su orgullo.- dijeron las demás en un cantito y al unísono y unieron sus copas.



Al día siguiente Natalia estaba mucho mas nerviosa de lo que imaginaba, si quería acabar cuanto antes su plan, tenía que comenzar cuanto antes, y para eso tenía que recurrir a su lado simpático esa mañana.
Fue al baño a cambiarse como todas las mañanas y se puso su ropa deportiva.
Se preguntaba constantemente si valía la pena llevar a cabo su plan, pero si quería que la dejara en paz así sería. Ganaría sacárselo de encima y a parte, destruir su vanidez que tanto aborrecía.
Mas confiada salió del baño y fue hacia su cuarto. Abrió la puerta lentamente y contó despacio para despertarlo como lo haría desde ese día.
Uno, dos, tres y se tiró arriba de Carlos.
El chico abrió los ojos por la sorpresa y lo primero que vio fue los hermosos ojos de Natalia. Sonrió al darse cuenta que estaba arriba suyo.
- Es hora de levantarse camarada.- dijo ella con la sonrisa mas simpática que tenía.
- Buen día hermosa.- dijo el y la beso en la nariz.- ¿A que se debe que me levantes tan alegre esta mañana?- preguntó el con una sonrisa.
- Vi el hermoso sol que hay afuera y pensé que sería aburrido caminar bajo de él sola esta mañana.- contestó sentándose en la panza de él.
- Gracias, pero seguí soñando si esperas que yo me levanté a correr a las nueve de la mañana.-dijo Carlos riéndose, y cerrando sus ojos para dormirse. Natalia se sintió decepcionada de si misma al no poder conseguir lo que quería, pero no se rindió. Tenía que seguir aprovechando su simpatía.
- Dale, que al que madruga dios lo ayuda.- dijo cantando y saltando arriba de él mientras aplaudía. Carlos le tiró una almohada, y Natalia se corrió saliendo de arriba de él. Carlos aprovechó y le empezó a hacer cosquillas.
- Basta, basta.- dijo ella haciéndole cosquillas también.- Acompáñame… dale.- dijo cuando terminaron la lucha.
- Con una coindican.- Natalia dudó por un segundo pero después asintió.- Que me des un beso acá.- dijo apuntando a sus labios y se acercó a ella mientras cerraba los ojos. Natalia suspiró, y le dio un pico.
- Ahora cámbiate dormilón.- dijo levantándose y buscando en el placard de él su equipo deportivo.- te espero abajo.- y le arrojo la ropa.


Los siguientes tres días Carlos y Natalia pasaron mucho tiempo juntos, ella tratando de integrarlo y el aprovechaba para coquetear con ella o hacerle una acaricia cuando podía.
Las amigas de Natalia trataban de aguantar la risa, cuando veían a Carlos muy seguro de sí cuando Natalia le hacia un cumplido o ella le seguía sus juego, pero todo eso era parte del plan.
Natalia, por su parte, estaba disfrutando esos días junto a él, parecía un nene y se estaba divirtiendo como nunca actuando y se reía continuamente por los chistes de él.
Carlos la había invitado ese día ir a comer juntos en un picnic, pero ella había planeado lo mismo pero con su amiga, por eso no tuvo mas opción que rechazar su propuesta.
- ¿Cómo van las cosas con mi hermano?- preguntó Natalia cunado se sentaron en el mantel.
- Es un dulce.- contestó con una sonrisa.- Pero solo me ve como una aventura- agregó un poco mas desilusionada.
- ¿Desde cuando queres tener otro tipo de relación? Hasta tus noviazgos parecen ser mas aventuras que una relación seria.- dijo Natalia sin poder evitar reírse.
- Vos sabes que tu hermano siempre fue mi amor platónico y que me de bolilla para mí es como... un sueño hecho realidad.- confesó poniéndose colorada Roció.
- Si, ya lo sé, pero mi hermano es un tonto y un mujeriego.- dijo Natalia suspirando.- Y yo estoy segura que vos le vas a hacer cambiar de idea.- agregó sonriendo.
- Nada de eso, el no quiere nada serio conmigo.- contó Roció con un tono desilusionado.- ¿Quéres un poco de pastas?- preguntó agarrando el cesto.
- No me cambies de tema, vos sos perfecta para él, sos segura, tenes tu carácter, y sos hermosa, hasta tenes un montón de chicos atrás para ponerle celoso.- se le ocurrió a Natalia iluminándose los ojos.- Ahí esta, sos histérica, no dejes de serlo con él y lo vas a tener a tus pies.- agregó aplaudiendo.
- Esta bien maquiavela.- dijo riéndose Roció.- Contame como va tu plan con tu camarada.- agregó enfatizando las dos ultimas palabras.
- Re bien, me cago de risa con todo lo que dice, y me divierto porque el piensa que estoy muerta con él.- dijo riéndose.- Pero tengo que admitir que es agradable.- agregó repartiendo los cubiertos.
- Nati, tu hermano me mando un mensaje para que lo vea.- interrumpió con una sonrisa Roció.
- Anda a verlo, yo te espero.- permitió Natalia.-Dale anda.- ordenó mientras Roció se paraba.
- Ya vengo.- se despidió por unos instantes.
Natalia vio a Roció caminar hacia los baños. Era extraño que su hermano la citara en un lugar así, sabía que a veces prefería tener relaciones en secreto, pero el era un caballero. Un caballero mujeriego, pero las respetaba. Si no querían ir mas allá que los besos, el no lo haría, pero si querían no se lo impediría. Con su amiga se mostraba diferente. Parecía tratarla más de amiga, aunque se besaban cada tanto. Tal vez tendría que averiguar lo que pretendía, pero antes de que pueda dar un paso unas manos se apoyaron encima de sus hombros y la recostaron en unas piernas. Natalia se imaginó quien era, y cerró los ojos para hacerse la juguetona.

- ¿Quién soy?- preguntó una voz.- Te doy pistas es un chico fachero y muy apuesto.- agregó.

- No sé, no tengo ni idea.- contestó Natalia. Sintió una nariz posarse en su cabello y aspirar su olor.- Pero parece que le gusta el olor de mi shampoo.- agregó en broma.

- Si, ¿a que huele?- preguntó la voz.

- A rosas.- contestó riéndose.

- Ahora volviendo al tema de quien soy...- dijo mientras la besaba su frente.- ¿No sabes o no queres tener idea?- preguntó.

- Ninguna de las dos, solamente no hay un chico con las características que decís en este campamento.- contestó Natalia.

- Eso decís porque no me conoces todavía.- retrucó la voz. Natalia pudo sentir un dedo recorriéndole la línea de la mandíbula.-Pero abrí los ojos lentamente y me conocerás.- agregó la voz en el oído de ella, que le hizo estremecer.

La chica abrió los ojos lentamente como había dicho la voz, y vio su cara muy cerca la de ella. La distancia era tan corta que sentían sus respiraciones sobre el otro. Se quedaron mirándose un largo tiempo. Carlos con el pulgar de su mano derecha recorrió los carnosos y grandes labios de Natalia, y luego lo saco y le dio un largo beso en la comisura de los labios. Cualquiera desde afuera podía pensar que se estaban besándose, por eso después de un tiempo, Natalia lo empujo despacio y se levanto.

-Mira que te gusta arruinar momentos.- le reprochó Carlos.

-No lo que me gusta es hacerme desear.-corrigió Natalia acercándose a el y depositando un beso en su nariz para luego levantarse y dejarlo solo.

Natalia trato de integrarlo el resto del día. A sus amigas le caía bien y a su hermano le costaba mas aceptarlo.

Pero de a poco iba logrando su lugar.

Al otro día, se fueron a almorzar al comedor. Natalia se sentó junto a Luna, Morena y Laura ya que Roció había quedado a ir a comer con un chico que antes había tenido una relación. Como estaba planeado para dar celos a su hermano.
- ¿Ustedes creen que va a funcionar?-preguntó Natalia a sus amigas.
- Y... vamos a ver.- contestaron las otras tres al unísono.
- Bueno, yo voy a ir a servir mi comida ¿Alguien quiere que le traiga algo?- preguntó con una sonrisa. Las chicas negaron con la cabeza.-Genial, ya vengo.- dijo levantándose.
Natalia agarro un plato y una bandeja y empezó a hacer fila para que le den la comida. El Campamento trataba de incentivar comida vegetariana, pero no era obligatorio. Ese día se podía elegir pizza vegetariana, su favorita.
Una vez que se sirvió, volvió a su lugar, pero ahí estaba Carlos hablando con sus amigas.
- Hola Carlos.- saludó Natalia y le dio dos besos en las mejillas.- ¿Qué haces por acá?-preguntó sentándose en su lugar.
- Vengo a comer con ustedes.- contestó con su sonrisa al costado. Sus amigas suspiraron. Ella rodó los ojos.
- Ah que bien entonces.- dijo con sincera alegría.- Mira nosotras estábamos hablando sobre el plan que te conté de Roció.-dijo apoyando una mano en la banca. Carlos disimuladamente estiro su mano y la apoyo junto a la suya, y le empezó a acariciar los dedos. Natalia se estremeció pero no quito la mano.- Como te decía, esta a fuera con un ex de ella, y estamos esperando que lo notara.-agregó con una sonrisa traviesa.
- Ustedes las chicas a veces son tan tontas.-opinó Carlos guiñándole un ojo.- Si el se pone celoso, puede ser por dos cosas... la mas común es porque hieren su orgullo masculino al estar ella con otro y… el mas raro es porque de verdad le pasan cosas con ella.-contó con verdadera seriedad.
- Puede ser... pero es preferible arriesgarse, y una de esas, el siente algo por ella y le encara.-dijo Laura ya soñando.
- Si, pero hay mas probabilidades, que se ponga celoso por lo primero, y no va a traer tan buenos resultados.-contó Carlos con una sonrisa.- Lo que puede provocar es que al verla con otro, y después le histeriquee a él, va a hacer que la tome por histérica... o peor directamente la defina como regalada, y desde ahí solamente va a querer jugar con ella, y no va a ver oportunidad que incluyan sentimientos en esa relación, y la que va a terminar mal es ella.- termino de decir preocupando a las amigas de Natalia por Roció.
- Si, es posible, pero yo creo que esto va a hacer una excepción, y si no me creen miren.- dijo apuntando a su hermano que venía con los ojos llameados de furia, y las chicas no pudieron ocultar una sonrisa.
- Chicas les hago una pregunta.- dijo el hermano de Natalia sentándose entre ella y Carlos.- ¿Quién es el chico que esta Roció?-preguntó entrecerrando los ojos. Las chicas le empezaron a contar la historia de Roció con el chico.
Carlos aprovechó la situación y quiso acariciar a Natalia. Estiró su pie por debajo del asiento, pasando a los pies de Juan, y llegando a los de Natalia. Y con su pantorrilla empezó a acariciar la de Natalia. La chica abrió los ojos sorprendida y miró hacia abajo, al notar lo que pasaba miró a Carlos ruborizándose. Enseguida, aparto su pierna la de él.
Carlos volvió a poner su pie en su lugar, y escuchó la historia que no parecía terminar mas, a los cinco minutos, volvió a tratar de hacer lo mismo, pero el que reacciono esta vez fue Juan.
- ¿Qué es lo que estas haciendo?-preguntó enojado Juan.- ¿Sos gay o que?-preguntó con la voz ronca. Agarró a Carlos de la camisa y lo miró furiosamente.
- No... Este Juan...
- Hermano ¡Basta!- dijo Natalia antes de que Juan golpee a Carlos.- Mira Roció se esta por besar con el chico.- interrumpió con una sonrisa malvada.
- Esto no se queda así, ya se que querías acariciar el pie de mi hermana, no te olvides que yo también soy hombre.-dijo levantándose y advirtiéndole con un dedo y luego se marchó furioso hacia Roció.
Cuando se fue, todos largaron un suspiro y empezaron a reírse con carcajadas. El plan había resultado bien, luego se concentraron en seguir comiendo.


Natalia salió del comedor tratando de encontrar a su hermano, Roció le había mandado un mensaje que quería que se lo saque de encima. A esa chica nadie le entendía.
Pero recibió un mensaje de Carlos." Estoy cerca de los baños, te espero". Natalia decidió ir con Carlos, total a su amiga no le vendría mal bancarselo un rato más a Juan.

Cuando llegó, sintió una mano que tironeaba de ella, y cuando abrió los ojos se dio cuenta que estaba entre el musculoso cuerpo de Carlos y un gran árbol atrás de ella.

-         Gracias por defenderme de tu hermano.- dijo Carlos acariciando una mejilla de ella.- Si no me mataba.-dijo con una sonrisa. Natalia empezó a reírse.- ¿De que te reís?-preguntó el un poco decepcionado.
- Tenías que ver tu cara.- contestó riéndose mas fuerte.- Vos te haces mucho el canchero, pero bien que te quiere agarrar mi hermano y arrugas.-agregó con una sonrisa divertida.
- Si, pero tu hermano es mucho mas grande que yo, es como a vos te quiera agarrar María.- bromeó Carlos riéndose con ella.
- Si tu cuerpo es espectacular-dijo Natalia y alargo su mano acariciando el musculoso pecho de él.
- Y vos tenes unas curvas bárbaras.- opinó posando su mirada en los pechos de ella.
- Asqueroso.- se quejó Natalia y lo empujó para que se aparte, pero solo consiguió quedar más cerca de él.
- Vos me debías algo ¿te acordas?- preguntó mirándola a los hermosos ojos.- El día que llegamos y tuvimos la fiesta, me pediste que distraiga a mi amigo...
- Si, ya me acuerdo.-interrumpió ella para que vaya al grano.
- Bueno creo que es hora de cumplir tu parte.-dijo agarrándola de la cintura y pegándola mas a él si era posible.- Yo quiero que me des un beso.- Natalia abrió los ojos por la sorpresa.

Tenía dos opciones: Dárselo, y quedar enloquecida por el, o bien no dárselo y combatir su trato.

Natalia miró a Carlos y vio que su mirada se dirigía a sus carnosos labios. Ella también hizo lo mismo, y miró los labios de él. Tenía muchas ganas de darle aquel beso, pero se contuvo.
- Si, pero vos también me debías una.- dijo ella seria. Carlos no entendió.-Recién te defendí de mi hermano.- agregó con una sonrisa.
- Si, pero el todavía me puede agarrar.-contraatacó Carlos. Deslizo una de sus manos por la mano de ella.
- Bueno quedamos así, yo te defiendo con mi hermano y le hablo hasta que se le pase el enojo, y quedamos mano a mano.-dijo ella y volvió a acariciar el pecho de él. Si el no pensaba jugar limpio, ella tampoco.
- Esta bien, esta vez safaste.-aceptó Carlos y se apartó de ella.

Al día siguiente Natalia fue a correr como todas las mañanas, ese día comenzaba la primera competencia deportiva. Tendría que estar bien entrenada.
Llegado al medio día, Carlos estaba desesperado por no encontrarla en ninguna parte. Desde que había llegado ella había sido la única chica que había logrado llamar su atención y era la única que pretendía llevar una especie de relación ese verano. Al menos, hasta que se canse de ella.
A las tres le avisaron que vaya a prepararse porque a las cuatro y media comenzaba la competencia. El, se había olvidado y se dio cuenta que eso era el motivo por la ausencia de Natalia.
Rápido fue a cambiarse y vestirse.

Llegó puntual a la competencia. Justo para que lo anoten y poder hacer equipo con los que el quería. Convenció a sus amigos comenzar con el voley, y justo le toco con Natalia, Roció y Laura.

Natalia le regaló una sonrisa a Carlos cuando estaba por tirar la pelota.

Terminaron ganando el equipo de ellos, gracias a las chicas.

Se abrazaron todos los miembros del equipo, y Carlos aprovecho para ponerse al lado de Natalia, y puso su mano en la cintura y la pego a él. Natalia se sorprendió por la reacción del chico y se soltó disimuladamente.

El entrenador dijo que vayan a buscar unas pelotas y Carlos, que estaba al lado de Natalia, la agarro de la mano y la levanto para ofrecerse. Natalia se vio a atada a hacerlo.

Las pelotas estaban muy lejos, los chicos tenían que ir caminando hasta el parque. Natalia primero no le dirigía la palabra, pero Carlos con sus bromas y besos que le daba cada tanto en la mejilla hizo que se le vaya el enojo.

- Bueno, Carlos, ganaste.- dijo Natalia empujado a Carlos que la tenia agarrada de la cintura y besaba reiteradas beses su mejilla.- ¡Basta, enserio!- ordenó empujándolo mas fuerte hasta que lo consiguió.

- Bueno che, tampoco es para que me mates.- dijo Carlos en el suelo.- ¿Me ayudas?- pregunto extendiéndole una mano.

- Levántate solo.- dijo Natalia avanzando hacia el parque.

- Vos me tiraste, vos me ayudas.-ordenó Carlos y Natalia lo agarro de la mano. El tironea de ella y se cayó. Terminaron Natalia arriba de Carlos, y ella cuando intento levantarse, sintió la mano de Carlos en su cintura que la empujaba contra el.

- ¡Soltame!- ordenó Natalia.

- Primero dame algo a cambio.- retruco Carlos.- Dame un beso.- Natalia sintió como el brazo de Carlos subía por su remera recorriendo su espaldas y llegaba a su hombro descubierto y ahí se que quedaba acariciándola.- No sabes hasta que punto llegar.- Suspiro hondo y puso sus mano alrededor de Carlos, en el pasto y con todas sus fuerzas tironeo para que la soltara.

- Che no me diste mi condición.- dijo Carlos cuando ya estaban parados.

- Lo único que faltaba, no sabes hasta que punto llegar.- dijo y avanzo enojada hasta el parque y no le hablo en el resto del camino.

 

 

 

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13 enero 2010 3 13 /01 /enero /2010 07:21

 

Capitulo 3.
Campamento Schnedeir.

El amor comienza.

 

 campamento.jpg

- Bienvenidos al Campamento Schnedeir.- dijo el director del Campamento.- Mí nombre es Nicolás Schnedeir….

Natalia miro al director y dueño del Campamento. Todos los años era el mismo discurso para los alumnos nuevos. Ya sabia que venia a continuación, de que se trataría las actividades y las normas del campamento de memoria. Y no era de menos, desde los tres años asistía.

Miro a su amiga al lado suyo. Roció miraba al director con los ojos bien abiertos y escuchándolo atentamente. Sonrió. Definitivamente el Campamento empezaba de la misma manera todos los años.  Y dirigió su mirada al resto de los campistas. Venían de todo el país y algunos eran extranjeros. Vio entre ellos caras conocidas y pocos nuevos. Entre ellos pudo ver al trío de Carlos. “Seguro ellos hacen algo diferente este año” pensó para si misma y rió.

Después del discurso pudo ver como todos se levantaban y se iban a fijar con quien les tocaba en las Cabañas.

Natalia fue a hacer la cola para poder ver las tablas, pero antes que pueda llegar al final alguien le agarro del brazo y tironeo llevándola a fila. Miro hacia atrás y ahí estaba Carlos con su sonrisa al costado.

- ¿Quién te dijo que quiero colarme?- preguntó Natalia amenazadoramente y trato de irse pero Carlos puso las manos en la cintura y la sostuvo fijamente.

- No te hace nada.- contestó al oído y la beso en la mejilla.

Natalia asintió y se quedo en el lugar. No podía creer lo confiado que era, ella no estaba acostumbrada al contacto físico, menos con personas que conocía hace menos de una semana.

La cola avanzo lentamente hasta que pudo llegar a ver la lista. Leyó de abajo hacia arriba.

 

Cabaña Nº5:

 

Benítez Roció

 

Golinzoa Carlos

 

Menéndez Juan

 

Menéndez Natalia

 

- Parece que nos toco en la misma Cabaña.- dijo Carlos sonriendo de costado.

-Si, también con mi mejor amiga y con mi hermano.- contestó Natalia tratando de sonar con indiferencia.- Hablando de ellos les voy a decir…

- Natalia.-llamó María que se acercaba a ellos.- ¿Ya viste con quien te toco?- preguntó. Natalia asintió.- Ah con Carlos, veo que se hicieron amigos en el viaje, ¿Qué tal si sos su madrina?- preguntó con una sonrisa picara en la cara.

- ¿Madrina?- preguntó sin entender Carlos.

-Si te tiene que mostrar el lugar y presentarte al resto de los Campistas, y como les toco en la misma Cabaña te tiene que llevar hasta allá.- ordenó guiñándole un ojo a Natalia y yéndose. Los dos se quedaron en silencio.

- ¿Y bien?- preguntó Carlos después de un rato.

- Voy a decirles a Roció y Juan y vengo.- contestó tratando de irse.

Natalia se acerco a los dos. Estaban sentados riéndose. Los miro un rato, entre ellos había química. Sonrió. Sabía que su hermano necesitaba amor para mejorar, y deseaba que la persona que se lo de sea su amiga. Y se alegro que hubiera sido el destino quien había hecho que les toco en la misma Cabaña.

- Chicos nos toco en la misma Cabaña.- contó con su sonrisa característica.

- ¡Que bueno!- dijeron los dos mirándose.- ¿Pero solamente a nosotros tres? ¿No son de a cuatro?- preguntó Juan dudoso.

- Si, nos toco con Carlos.- respondió tímidamente mirándola a su amiga quien le dirigió una sonrisa pícara.- Hablando de él voy a ir a verlo porque soy su madrina y ya saben lo que tengo que hacer, nos vemos en la cabaña- agregó agarrando su valija.

Natalia le hizo una seña a Carlos que la siguiera. En silencio fueron caminando hacia la Cabaña. Cuando llegaron Natalia puso la llave y abrió la puerta.

La Cabaña desde afuera tenía un pórtico y se podía ver que estaba hecho de madera. Una vez adentro se podía apreciar la amplitud y lo bien armada que estaba. Cuando se entraba ingresaban a un living- comedor que conectaba a un pequeño baño y a una cocina en la parte de atrás donde también era un lavadero. A la izquierda había una escalera. Natalia subió por ella y Carlos la siguió. En la parte de arriba había dos piezas una en la izquierda y la otra en la derecha y en medio un pasillo y un baño.

-¡Que buena esta la Cabaña!- exclamó Carlos mirando la pieza. Hasta tenía televisor.

-Si, yo duermo acá.- dijo cortante.

-¿Las piezas pueden ser mixtas?- preguntó Carlos.

-Si.- contestó sin entender Natalia.

-Genial, yo duermo acá.- dijo acostándose en la cama.

-No, mi amiga Roció duerme conmigo.-dijo histérica.

-Yo no pienso dormir con tu hermano.- dijo el cortante.- Y con tu amiga no creo que le guste a tu hermano.- dijo guiñándole un ojo.

-Ni conmigo.- trato de defenderse Natalia.

-A ver… ¿vos le preguntaste a tu amiga si dormías con ella?-preguntó Carlos insistente.

-No, pero es una tradición.- contestó con rabia.

-Igual hasta que no te diga que si, yo duermo acá.- dijo Carlos. Natalia trato de replicar.- Y te aseguro que va a querer dormir con tu hermano.-

-Como sea…-suspiro Natalia.- Me voy a bañar, vos tendrías que hacer lo mismo que esta noche tenemos una fiesta de bienvenida.- dijo y tras agarrar su ropa, salio de la pieza.

Natalia entro al baño tratando de calmarse. Le irritaba la manera que Carlos tenía de ser tan confiado y no le importaba si a ella le molestaba que la tratase con tanta naturalidad. En realidad no entendía muy bien porque. El era sociable y se le notaba, pero sabía perfectamente cuando alguien trataba de ser amigable o tanteaba el terreno para ver si podía avanzar y ella no iba a permitírselo. No quería coquetear con nadie ese verano.

Sintió como subían valijas por la escalera y se imagino que sería su amiga y su hermano. Cerró la canilla de la ducha cuando termino y se puso la ropa. Tras secarse el pelo salió del baño.

Se encontró con Roció y Juan hablando en la pieza que había quedado desocupada.

-Hola chicos.- dijo entrando con una sonrisa a la pieza.

-Hola.- le dijeron los dos ignorándola. Estaban muy concentrados en su conversación.

-¿Qué les parece la pieza? Esta es linda.- opinó observándola.

-Ah si muy linda.- dijo Roció cayendo a la realidad.- Juan ¿podes traer mi valija?- preguntó mirándolo a los ojos. Juan asintió y desapareció por la puerta.- Nati veni sentante, tengo algo que decirte.-Natalia obedeció.

-¿Qué cosa?-

- Por favor, se que todos los años dormimos juntas pero este año déjame dormir con tu hermano ¿si?- Natalia sonrió, aunque eso significaba bancarse a Carlos ella estaba dispuesta. Asintió.- Gracias sos lo mas amiga.- dijo y la abrazo fuerte.

-¿y que onda con mi hermano?- preguntó con una sonrisa.

-En la fiesta te cuento, ahí viene.- le dijo señalándolo. Natalia asintió y desapareció por la puerta.

 

Carlos se despertó por el sonido del celular. Miro el remitente, era su mamá.

-Hola Ma.- saludó con voz alegre.

- Hola mi amor.- saludó la mamá.- ¿Cómo estas? ¿Qué tal el campamento?- preguntó.

- Bien estoy, y el campamento es lindo y muy grande, y me toco en la Cabaña con tres personas mas, dos chicas y un chico.- contó.

- Me alegro mi amor, después contame bien porque tengo que recibir a alguien mas tarde te llamo, chau.-

- Chau.- se despidió cuando ya había cortado.

Natalia justo entro a la pieza.

-¿era tu mamá?- Carlos asintió.- Me di cuenta por el tono de tu voz.- dijo con una sonrisa. Se produzco un silencio.- Bueno mira a las nueve tenes que ir a comer y a las once comienza la fiesta, mientras tanto descansa.- dijo muy rápido para no tener que alargar la conversación.

-¿hay que ir en pareja?- preguntó con una sonrisa.

-Supuestamente para los nuevos para integrarse tiene que invitar una chica para que lo acompañe…

-¿Queres ir conmigo?- interrumpió Carlos.

-Yo… no creo que vaya, estoy cansada por el viaje y…

-Pero sos mi madrina ¿no?- Natalia asintió.- bueno tenes que integrarme, de todas formas tenes que ir.- Natalia suspiro con pesadez.

- Esta bien, anda con tus amigos, nos encontramos allá.-

-¿Dónde vas?- preguntó.

-Me voy a la Cabaña de una amiga, chau.- dijo cortante y se fue. 

Carlos se sorprendió así mismo esperando encontrarla en la entrada la fiesta. La conocihace dos días y se sentía atraído por ella de un modo que nunca antes se había sentido con una chica. No la vio en el comedor, probablemente se había sentado en el otro extremo de él. Se había dado cuenta que no le caía bien, pero sin embargo, el insistía en hablar con ella. Probablemente no le había caído su forma de ser tan canchera y chamullero ya que ella era mas bien educada y menos soberbia.

La vio de repente venir con Roció y un par de chicas más. Esas debían ser el resto de sus amigas, excepto su otra mejor amiga que le había contado que venía mas tarde porque se había llevado materias. Natalia estaba deslumbrante. Llevaba una remera musculosa azul marino, y una pollera negra tiro alto. Y unas sandalias romanas en los pies. Su pelo estaba atado en una colita despeinaba y se había pintado los labios y puesto rimel en los ojos. Con ese poco maquillaje, su cara se volvía mucho más llamativa. No podía sacar los ojos de ella y se prometió que comenzaría algún tipo de relación con ella.

- Hola.- saludó el cuando estuvo Natalia enfrente de él.

- Hola.- saludó con una sonrisa forzada.- Ellas son Luna, Morena y Laura.- presentó a sus amigas.- Bueno yo voy con el porque es mi… pareja.- hizo una mueca que solo sus amigas pudieron notarlo.- Chau.-

La fiesta ya estaba llena. Habían ido a las doce y media. El la invito a bailar y sin nada que hacer, acepto. Como había muchas personas y eran de distintos lados ponían toda clase de música. Natalia pudo notar lo bien que bailaba, con Carlos el bailar le era fácil. La llevaba y había fluidez y naturalidad en los movimientos.

No hablaban, solo se miraban a los ojos. Carlos con cada movimiento sentía más conexión con Natalia. Y sentía que a ella le pasaba lo mismo.

Después de bailar unas cuantas horas Carlos la invito a tomar algo. Fueron hacia la barra, el que atendía le dijo que no vendían bebidas alcohólicas así que pidieron dos vasos de Coca.

- Gracias.- agradeció al camarero y pago por los dos.- Bailas muy bien Natalia, ¿alguna vez hiciste algo de baile?- preguntó tomando su gaseosa.

-Si, hice toda mi vida danzas clásicas, y en Posadas aprendí a bailar tango.- contestó Natalia.- vos también bailas muy bien ¿dónde aprendiste?-

-Mi mamá es profesora de baile, ahora trabaja en la empresa de papá pero cada tanto me enseña algunos pasos.- contó con algo de vergüenza.- Por supuesto, no le cuentes a nadie.-pidió en voz baja. Natalia se rió y asintió.

-¿Te llevas bien con tu mamá?-preguntó Natalia.

-Si, mas o menos, nunca tiene tiempo para mi pero...

- Siempre se preocupa.- termino de decir.- Hoy en día eso es tan común.- agregó con una sonrisa. – Voy al baño, banca.- pidió y se dirigió hacia ahí.

- ¿qué pasa?- preguntó Natalia a su amiga.- ¿Por qué te escondes acá?-

- Tu hermano supuestamente venia conmigo, pero se fue con un amigo a tomar algo a Bariloche.- respondió molesta.- Y con las chicas estábamos bailando y se me acerco un tal German y baile con él, ahora no me lo puedo sacar de encima.-contó con desesperación.

-¿Es un chico muy blanco, de pelo largo y negro y ojos pardos?-Roció asintió.- Bien, es el amigo de Carlos, yo voy a hablar con el para sacártelo de encima, espera acá.-

Natalia volvió hacia donde estaba Carlos.

- Carlos tengo que pedirte un favor.- dijo con ojos entornados.- Mi amiga Roció conoció a German, y el no se les despega un segundo ¿podes distraerlo, o presentarle a alguien más?- pidió tratando de sonar desesperada.

-¿qué consigo yo a cambio?- preguntó con rostro calculador.

- Lo que quieras.- contestó desesperada. Pensaba más en su hermano que en su amiga.

- Recorda esas palabras “Lo que quieras”.-dijo amenazante.

-Si, claro.- dijo sin pensarlo dos veces Natalia. Carlos le dirigió una sonrisa al costado y fue hacia su amigo.

-Nos vemos mañana Natalia.- se despidió llevando a su amigo y le guiño un ojo

- Nos vemos.- se despidió copiándole.

Roció y Natalia, antes de volver a la Cabaña, decidieron r a tomar algo en el Comedor para poder hablar de lo que cada una vivía con su compañero de cuarto.

-Ramoncito nos trae dos cocas para tomar.- pidió con una sonrisa Natalia.- Gracias.- agradeció cuando el empleado contesto que sí.- Contame amiga.- le dijo a Roció.

-Vos sabes que tu hermano siempre me gusto, y parecía que empezábamos con todo este Campamento, el no paraba de preguntarme de cosas sobre mí y de contarme cosas divertidas de él, hasta me invito para venir juntos a la fiesta, pero cuando se encontró con su amigo, no dudo un segundo en irse con él y dejarme sola.- contó Roció. Natalia se quedo pensativa estudiando lo que decía. Era raro que el reaccione así, generalmente era mas caballero- Nati.- dijo impaciente su amiga.

-No se Ro, te digo la verdad, a mi también me sorprende su actitud, el suele ser mas caballero, después déjame ponerles los puntos…

-¡Ni se te ocurra!- gritó su amiga.- Eso significa que yo te conté lo que paso, y si yo te conté significa que me importa lo que me hizo.- dijo con bronca.- Yo voy a hacer la que le ponga los puntos, pero le voy a hacer creer que me ofendió mas que allá herido mi orgullo que roto mi corazón.-dijo mientras se le escapaba lagrimas por los ojos.

-¡Ay amiga! Nunca creí que llorarías por alguien, y menos que sea mi hermano.- dijo yendo hacia a ella.- Vas a ver que va a tener una explicación y todo va a estar bien.- dijo dándole un beso en la mejilla.- ¿queres que te cuente mi relación con Carlos?- preguntó Natalia con una sonrisa pícara. Roció sonrió y asintió.- Bueno, el me invito para ir juntos porque no conoce a nadie mas, y pudo convencerme, ni bien entramos empezamos a bailar, tenias ver lo que es, baila muy bien y después me invito algo para tomar, ahí me contó algunas cosas y cuando vos me mandaste el mensaje y le pedí su ayuda, primero parecía calculador… ¿Qué pasa?  ¿Porque te reís?- preguntó enojada porque su amiga no paraba de reírse.

-Es que sos tan inocente Na.-exclamó divertida.- El es canchero y chamullero no le había costado nada conseguir a alguna otra chica para ir, el quiere algo con vos.- dijo todavía riendo.- Pero no te ilusiones, el solo quiere jugar con vos.- agregó poniéndose seria.

-¿Crees que no me di cuenta?- preguntó enojada.- Todo el día me tira indirectas, y por mas que yo intente de una manera sutil hacerle ver que no me cae bien, el no para de tratar de hablar conmigo.- dijo furiosa.

-¿Por qué te enojas?- dijo con una sonrisa pícara.

-Odio que en su cabeza piense que puede conseguir algo de mí.- contestó con furia en sus ojos.

Natalia regresó a la Cabaña caminando junto a Roció. Las

dos iban hablando sobre viejos tiempos que habían vivido en los lugares por los que pasaban. Se detuvieron enfrente de un árbol para descansar porque las risas les habían hecho dolor el pecho. Se sentaron bajo un gran árbol, sin parar de reírse. Luego de los minutos, la gracia paso y ellas se encontraron mirándose, y parando de reír de a poco. A medida de que el sonido de sus risas se acallaba, ruidos atrás del árbol aumentaban. Curiosas se deslizaron para ver el espectáculo que seguro estarían dando una pareja. Para su sorpresa encontraron a Carlos besándose con Micaela, una enemiga de Natalia y Roció. Las dos levantaron las cejas confusas, y Natalia no pudo evitar sentirse decepcionada. Ella había pensado que el seguiría atrás suyo, tenía mucho ego.

Sin querer su amiga se tropezó con una roca, y la pareja que se besaba, se asustaron y se separaron. Las chicas aprovecharon para salir corriendo.

Natalia llego con su amiga a la Cabaña corriendo para que nos la vean. Al llegar, no aguantaron la risa y tiraron en el sofá del living sin parar.

-         ¿Viste la cara de Mica cuando escucho el ruido?- preguntó Natalia aumentando su risa. Roció asintió y la imito.- La tan regalada ya lo conoció y se beso.- agregó tratando de que suene como algo gracioso, para no demostrar su decepción.

-         ¿Y a vos te da gracia eso?-preguntó elevando una ceja su amiga. Solo recibió una carcajada sarcástica en respuesta.

-         Yo que vos me fijaría si me molestaría eso.- contestó apuntando hacia la cocina.

Roció se levantó del sofá en un salto y se acercó lentamente a la puerta para encontrar a Juan y su amigo, acompañado con dos chicas. Roció entro a la habitación como si no había nadie, se sirvió un vaso de coca y se sentó en la mesa junto a ellos.

-         Hola Claudio.-saludó con una sonrisa.- Hola Martina y Paula.- dijo sirviéndoles coca a ellas también.

-         ¿Se conocen?-preguntó Juan sorprendido.

-         Si, Martina y Paula son amigas de mi hermano mayor, y Claudio… bueno yo y el salimos.-respondió y le dirigió una sonrisa pícara a Claudio. Juan abrió los ojos mas sorprendido aun.

-         Si, fue el año pasado.-continuó Claudio.-Después ella me dejo por Matt, con la excusa que ya habíamos pasado mucho tiempo de novios.- contó sin ningún resentimiento.

-         Fue divertido lo nuestro.- dijo con una sonrisa.- ¿Quieren que les cuente la historia?-preguntó a las dos chicas.

Juan no entendió como de repente el dejo de ser el centro de atención y todos prestaban atención a la divertida historia romántica de su amigo y Roció. La había dejado con sus amigas al sentirse excluido ya que ella coqueteaba con quien se le venga, y se sintió un tonto por haber creído que podían llegar a tener algo especial.

Después del transcurso de las horas, los tres acompañantes se fueron. Roció y Juan los acompañaron a la puerta.

-         Chau Claudio, llámame cuando quieras.-se despidió Roció con una mirada penetra tente a Claudio.

-         ¿Para revivir viejos tiempos sin nada formal?-preguntó riéndose divertido. Roció asintió y Claudio le tiro un beso volador.

Roció cerró la puerta y vio a Juan mirándolo amenazadoramente. Ella lo ignoro, y pasó a su lado trotando hacia la escalera, pero no pudo continuar porque sintió una mano sobre su hombro.

-         ¡Soltame!- gritó exaltada Roció. En su lucha por liberarse, termino enredada en los brazos de Juan.

-         ¿Qué es lo que te pasa?-preguntó enojado Juan.- Primero vamos a la fiesta juntos, y vos solo te dedicas a dejarme de lado con tus amigas, y a coquetear con el que se te da la gana, olvidándote que veníamos juntos, después cuando yo consigo alguien con quien estar, vos te metes y coqueteas con mi amigo…

-         Vos sos el que me dejaste sola en la fiesta, ni pensaste dos segundos antes de irte con tu amigo y ni te despediste.- contestó ella enojada.

-         Si vos ni me dabas la hora ¿Para que quería que me quede? Para verte divertirte a vos y yo que me quede solo en una esquina.- dijo apretándola más contra si por la furia.

Roció soltó un suspiro y prosiguió a hablar.- Discúlpame por lo de la fiesta, yo soy así, no te lo tomes personal y lo de recién fue porque estaba enojada que te hallas ido con Claudio sin decirme.-confesó algo poco inusual en ella.

-         Discúlpame vos por irme, pero no me gusta sentirme dejado de lado.- confesó y la soltó.- Vamos a dormir tengo sueño.- agregó y la beso en la frente.

Roció se quedo con una sonrisa tonta, y después siguió los pasos de él.

Esa noche Natalia escribió en su diario…

Querido Diario:

Hoy llegue al Campamento Schnedeir, fue un viaje largo pero la pase bien. El reencuentro con Roció me lleno de emoción, y extraño mucho a Celeste. Espero que termine de rendir pronto su materia. Mi hermano y Roció se conocieron, y tuvieron química desde el primer momento, yo pienso que Roció es la chica ideal para Juan, pero recientemente tuvieron unos problemas, que me luego me tiene que contar Roció como los resolvieron.

En el viaje conocí a un chico llamado Carlos. Es de Buenos Aires, y es como el típico porteño: agrandado, soberbio y… esta muy bueno. Ni te cuento lo que son sus amigos…

En ese momento entró Carlos en la habitación.

Y hablando de Roma, por la puerta se asoma. Te adelanto, comparto pieza con él.

Carlos se sentó en su cama, se saco las medias y se quedo mirando a Natalia.

-         Me gusta tu conjunto.-opinó Carlos llamando la atención de Natalia.

Natalia llevaba como pijama una calza y una musculosa que dejaba ver parte de su panza. Se sonrojo cuando lo vio mirándola. Sin saber que decir lo ignoró.

Te juro que es insufrible.

-         Si quieres saber me gustaría que haya sido vos la que me hayas dado ese beso en vez de Micaela.-opinó de la nada, sorprendiendo a Natalia.- Se que nos viste.- agregó cuando ella levanto la vista.

-         Caí de ahí por casualidad, Roció y yo no sabíamos que eran ustedes los que se besaban, y por eso espiamos, para hacer una broma.- dijo Natalia y trato de dar por finalizada la conversación.

Por suerte, se como pararlo, a veces. Lo conocí porque compartimos juntos unas Lays, en el primer momento me pareció lindo y educado. Ahora, me parece un inoportuno y denso. Mejor dejo de escribir porque se esta acercando.

-         ¿Qué es lo que tanto escribís?-preguntó tratando de espiar por un hueco de los brazos que rodeaban al libro.

-         No te importa.- contestó tratando de sonar firme.

-         Como a vos no te tiene que importar lo que yo hago con Micaela.-retruco Carlos acercando su cabeza a Natalia y buscando sus ojos color miel. Cuando consiguió tener su atención, sonrió de costado

Natalia lo miró un rato en silencio, recordando el beso que había visto. Cayendo a la realidad, se dio cuenta que Carlos esperaba una respuesta.

-         Yo nunca dije que me importara, a penas nos conocemos para opinar sobre vos y tu vida.- aclaró.

-         Pero sin embargo, me juzgas constantemente sin darme oportunidad de acercarme a vos.- dijo Carlos.

-         ¿Para que queres acercarte? ¿Para ser mi amigo?-preguntó elevando una ceja de desacuerdo.

-         No se, te quiero conocer, pero vos te cerras.- respondió.

-         No te lo tomes personal, yo soy así, tengo prejuicios pero cuando te conozca puede ser que me abra.- finalizó la conversación.- Ahora vamos a dormir.- ordenó apagando la luz de su velador.

-         Como quieras.-suspiro Carlos y fue a su cama.

Cuando este se durmió, Natalia volvió a prender la luz y siguió escribiendo.

Mañana voy a buscar un momento a solas para seguir contándote, ahora lo tengo al rey de Roma, durmiendo y se puede levantar en cualquier momento.

Te cuento solo que hoy volví a pensar en él. Me pregunto que será de su vida. Parece que todo lo que quiero nunca va a suceder. Espero que alguna vez el me vea como algo mas que una amiga, siento que lo mió es amor y no quiero que ningún Carlos se interponga en mi deseo. Carlos piense que conmigo quiere jugar, y hay acá hay una guerra declarada. El quiere jugar conmigo y yo quiero que el no piense cosas que no van a suceder. Como me llamo Natalia Menéndez.

En fin así es…

Otro verano más en el Campamento Schnedeir.
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11 septiembre 2009 5 11 /09 /septiembre /2009 20:46
viaje.jpg
  Viaje.

El viaje había comenzado.

 Su destino era llegar a Santa Cruz, luego, cambiar de colectivo a uno que lo lleve rumbo al campamento Schnerider. Tardarían aproximadamente un día y medio en llegar a Río Gallegos, la capital de Santa Cruz, donde vivía la mejor  amiga de Natalia, Roció.

Juan decidió sentarse al final al lado de la ventana y Natalia, no tuvo más opción que seguirlo. Su hermano, ni bien se sentó, agarro su celular y llamo al mejor amigo de su papá fallecido, ahora socio de Juan, para ver como iban las cotizaciones de su empresa. Natalia no pudo evitar sentirse molesta con la actitud de su hermano y  miro hacia la ventana. Vio como los tres amigos que hoy había visto cuando bajo del taxi, estaban hablando con la coordinadora María. Entonces se acordó del interesante chico que había visto. Algo en el le llamo la atención, definitivamente no era el chico mas hermoso que ella haya conocido, pero si el que mas la cautivo en sus cortos dieciséis años. Era un chico de tez morena, alto, de ojos verdosos y grandes, pelo rebelde y castaño, y rastros perfilados. Parecía sacado de esas películas de acción, ya que su cuerpo era musculoso y se notaba que era un chico intrépido; pero eso no era lo que había llamado su atención, sino su mirada; tenía una mezcla de vanidez y de tristeza.

El chico apareció en el colectivo y avanzo junto a sus amigos y Natalia  lo miró atrevidamente. A simple vista se notaba que era canchero y rompecorazones.
Hablo con sus amigos como sentarse y decidieron que el se sentara solo y que sus otros dos amigos juntos. Natalia cuando levanto la vista hacia ellos, noto que la observaban y ella se ruborizo al darse cuenta. Se dio media vuelta hacia su hermano y se hizo la desentendida.

Carlos la observo un rato, hasta que subió la coordinadora anunciando que se sienten para comenzar el viaje. El consiguió ocupar el lugar de atrás de Natalia, y sus amigos atrás de él. Se puso los auriculares de su iPod y escucho música mirando hacia la ventana y viendo como dejaban atrás la costanera e iniciaban el viaje.

Natalia, por su parte, se había quedado dormida en el primer tramo. Cuando se despertó, faltaba media hora para bajar a comer algo. Su hermano todavía seguía hablando y se dio cuenta que su mamá había echo bien en enviarlo junto a ella al Campamento, necesitaba un cambio.  Sin querer seguir pensando en el tema, Natalia miró hacia atrás, donde se encontraba Carlos escuchando música. Tenía mucha curiosidad por conocerlo en el Campamento.

Carlos bajo con su Ipod y no se detuvo a esperar sus amigos. No tenía hambre, por lo que fue directo a la estación de servicio. Quería comer algo rápido. Fue a buscar una coca, y luego, unas papa fritas Lays. Cuando quiso agarrar el paquete, sintió que alguien también tironeaba de él.

Carlos levantó la visto y se encontró con la dulce mirada de la chica colorada que sonreía con vergüenza. Al notar que ella decía algo con los labios se saco los auriculares.

-       Discúlpame, agarra vos nomás.-ofreció la chica. Carlos pensó que tenía una dulce voz.- Yo me compro otra cosas y ya esta.-agregó la colorada al notar que  no le prestaba atención.

-       No, por favor, agárralo vos…-dijo Carlos cayendo a la realidad.- Yo no tengo hambre.-insistió.

-       Pero si la ibas a agarrar es por algo.-dijo Natalia haciendo sentir estúpido a Carlos por su excusa.

-       Queda una, yo elijo otra cosa, y ya esta.-dijo agarrando el paquete y estirándolo hacia la colorada. Notó la duda de la chica.-Así vamos a estar todo el día…hagamos algo, yo compró y lo compartimos juntos.-ofreció y sin esperar respuesta fue hacia la caja para comprarlo.

Natalia lo siguió, y trato de insistir en que no se moleste, pero Carlos no se detuvo. Alegando que lo había comprado, Natalia no tuvo más opción que aceptar su proposición.

Por lo general el no era tan educado con las chicas, pero había algo en ella que hacía que quiera caerle bien.

Se sentaron en uno de los asientos de afuera.

-       Dale come. -insistió Carlos. La chica obedeció.- ¿Cómo te llamas?-preguntó al ver que compartía comida con un completo desconocido.

-       Natalia Menéndez, ¿vos?-preguntó tapándose la boca para hablar.

-       Carlos Golinzoa.-contestó con una sonrisa.

Un silencio se apodero de ellos, inusual para ambos. Carlos tenía gran habilidad para relacionarse, al igual que ella, pero con fines diferentes.

-       ¿De donde sos?-preguntó Carlos.

-       De Misiones, pero vivo medio año en Francia.-contestó tratando de que se le entienda bien.- ¿vos?-

-       De Buenos Aires.-contestó con una sonrisa orgullosa.- Se nota por tu tonada, es rara.-opinó agarrando otra papa frita.

-       Si, todo el mundo me dice eso.- contó sin querer profundizar en el tema. Le tenía cansada hablar siempre de lo mismo con las personas que recién conocía.

-  A los porteños nos identifican enseguida por la tonada.- Natalia se limitó a mirarlo.- Y ¿Por qué vivís en dos lugares diferentes?- preguntó queriendo profundizar mas en el tema.

Pero antes que pueda contestar apareció la coordinadora diciéndoles que tenían que subir al colectivo para seguir el viaje. Carlos se reunió con sus amigos y Natalia con su hermano mayor.
El viaje continuo y con eso el aburrimiento de Natalia, quien se le hacía cada minuto mas pesado, su hermano se había dormido y ella no tenía sueño. Miro hacia atrás, y vio a Carlos en su mundo escuchando música. Ese chico tenía algo que le atraía, cuando había hablado con él se dio cuenta que tenia este toque natural y alegre que le hacía ver simpático e interesante. Volvió su vista al frente y trato de dormir un rato, pero las ganas de llegar la superaban. Por suerte María la llamó.

- ¿Qué pasa?- preguntó Natalia.
- Repartí estas bebidas por favor.- pidió María y le entrego un carro con vasos y botellas de gaseosas.
- Claro.- aceptó Natalia.
Agarro el carro y empezó a repartir de abajo para arriba, de adelante atrás. Cuando llego a su lugar, lo puso sobre su asiento y empujo el carro con una patada hacia el lugar de Carlos. Este se había quedado dormido, trato de depositar la bandeja sin levantarlo pero con el más leve roce lo despertó. Carlos dio un pequeño salto y después abrió los ojos, vio enfrente de él la hermosa cara de Natalia y sonrió de costado.
- Che hace dos horas recién hablamos y ya me extrañes.- dijo con actitud canchera.
- Si no sabes cuanto.- dijo sarcástica Natalia y rodó lo ojos.- Toma esto me dieron para repartir, es coca y comida, espero que te guste.- dijo y se levanto. Carlos la agarro de la mano para detenerla.
- Cuando terminas de repartir todo ¿venís a hablar conmigo?- pregunto mirándola a los ojos.
Natalia lo pensó un poco, no tenía otra cosa que hacer.- Claro.- aceptó y se fue a repartir a los amigos de Carlos.
Pateo nuevamente el carro para ir a llevar la comida a los amigos de Carlos. El más flacucho estaba durmiendo y el rubio estaba mirando a la ventana. Natalia tosió para que el último le preste atención. El rubio giro a mirarla y levanto una ceja por su confusión.
- Vos sos la chica que estaba hoy hablando con Carlos.- Natalia se puso colorada,- ¿Cómo te llamas?-
- Natalia, ¿vos?-
- German, ¿Tenes algo que decirme?- Natalia asintió y se dio vuelta a buscar las bandejas que tenia que darles.- ¿Qué cosa?-
- Toma, ahí adentro tenes coca y comida.- respondió Natalia con una sonrisa fingida.- Y esta para tu amigo.- agregó pasándole la otra bandeja.
- Gracias.- agradeció poniendo las dos bandejas arriba suyo.- ¿Vos sos una promotora o una azafata?- pregunto en broma.
- No, solo soy una campista hace años.- respondió seria.- ¿Promotora? Jamás, seria algo tan... Vulgar.- bromeó.
- Ay ella la chica educada.- bromeó.
- Como digas.- Natalia rodó los ojos.- será mejor que termine de entregar las cosas, nos vemos después.- se despidió

Natalia siguió entregando a la gente. No faltaba mucho, y a ella le gustaba hacerse amigos nuevos. Cuando termino, fue a entregar el carrito a María y fue al baño. Luego, fue a ver a su hermano para comprobar que siga durmiendo y así poder escabullirse para hablar con Carlos.

-        Hola de nuevo.- saludo con una sonrisa Natalia. Carlos, que estaba viendo por la ventana, se dio vuelta a mirarla y le hizo una seña para que se siente al lado suyo.- Ya termine de entregar y como dijiste que...
- ¿ Por que era que vivías en tres lugares diferentes por año?- interrumpió Carlos.
- Por que mi mama es diseñadora de modas.- contesto como la cosa mas obvia del mundo.- De Marzo a Julio diseña la ropa en Francia con sus socios, y ahí vivimos en Paris, de Julio a Noviembre hace giras mundiales y como mi hermano y yo no podemos perder clases nos manda a Posadas con mi abuela.
>> Diciembre se toma de vacaciones, y de Enero a fines de Febrero empieza a trabajar en otros proyectos ella sola. Como comienzan el Campamento en Diciembre nos manda acá.
- Ah, esta bueno.- opinó Carlos.- ¿Pero no te molesta vivir en tantos lugares al mismo tiempo?- pregunto inocente. Natalia se vio enojada por el cuestionamiento tan caradura pero solo hizo que no le importaba.
- Para nada.- respondió de lo mas natural.- Ya estoy acostumbrada de chica, y me encanta poder vivir en diferentes culturas y compartir con diferente gente.- explicó con una sonrisa fingida.- Y después de todo, vivo bien y del trabajo de mi mama depende que vivamos bien.-
- Si, ¿Y tu papa?- pregunto curioso. Para Natalia era normal que le pregunten cuando ella contaba su vida, pero no le gustaba dar lastima así que se había inventado una respuesta.
- Papa es el publicista de mi mama, así que trabajan juntos.- respondió y agrando más su sonrisa.
- Están buenos los trabajos de tus padres-opinó Carlos.- ¿Y como haces con la escuela? Digo… los meses de clases de acá no son los mismo que en Francia-Otra pregunta normal para Natalia.
- Mi mama nos manda a una que tienen clases durante los mismos meses que acá cuando vamos a Paris-respondió por ultima vez y decidió cambiar de tema.- Y vos... ¿eras de...?
- Buenos Aires Capital.- contesto Carlos orgulloso, algo típico de quienes son de ahí.
- Ah, a mi no me gustaría vivir en la Capital.- opino Natalia.- Es muy desordenado, y sucio, a pesar de tener muchas atracciones y esas cosas.-
- Eso decís porque sos francesa.- se enojo Carlos. Era un chico con buen humor pero no le gustaba que le den de menos.- Paris es muy aburrido, todo es reglas a seguir y la gente es fría y orgullosa.-  Se cruzo de brazos y miro desafiante a Natalia.
- Vos sos igual a todos los porteños.- comentó Natalia.- Ustedes también son soberbios, se enojan cuando te metes con su ciudad.- contó Natalia e imito la pose de Carlos.
- Lo que pasa que es la Capital de Argentina…
- Es una tontería, todas las ciudades tiene ago bueno y malo.- contó Natalia sonriendo por la expresión enfadada del chico.- Como sea, no soy francesa y que la gente sea de una manera en Francia no significa que Paris no sea mejor.-
Carlos frunció aun mas el ceño y Natalia sonrió victoriosa. Después se dio cuenta que estaban discutiendo por una estupidez y decidió tomar la riendas de la conversación.- No soy como todos los porteños.- dijo sonriendo.
- Claro que lo sos, creído, chamullero, canchero y lindo.- dijo Natalia sin darse cuenta de lo último que había pronunciado.
- ¿así que te parezco lindo? Gracias.- sonrió Carlos de costado. Natalia se sonrojo al darse cuenta.- Vos también sos linda.- opinó Carlos acercándose juguetonamente a Natalia y cuando estuvo a centímetros siguió.- Creo que será tu sangre Francesa.- bromeó y volvió a su posición anterior.
- Gracias.- trato de ser amable y verse despreocupada.- Y de hecho me parezco a mi abuela en rasgos, y ella es descendiente de aborígenes.- contó con una sonrisa juguetona.
- Interesante mezcla.- opinó Carlos.
Antes de que puedan seguir hablando, apareció Juan que dejo sin habla a Carlos. Natalia se dio cuenta que alguien estaba atrás suyo y giro para encontrarse con su hermano mayor enojado. Se paro y se dirigió con el hacia su asiento y le hizo un gesto a Carlos de despedida por ahora.
Natalia se sentó junto a su hermano. Juan empezó a retarla y Natalia se defendía. Esta situación le hacia ponerse furiosa, el siempre trataba de controlar la vida de ella creyéndose su papá y esta vez el reaccionaba así por los celos que tenía del típico hermano mayor.

-        - Te crees papá y déjame recordarte que sos mi hermano.- dijo enojada Natalia y se cruzo de brazos.- Con razón que te manda a este viaje mamá, sos  un pendejo que se cree maduro.- lo miro de forma amenazadora.
- Mama me manda para que disfrute más la vida no para madurar porque ya lo soy, vos sos la inmadura.- corrigió Juan.
- Como digas.- dijo Natalia parándose de su asiento.
- ¿a donde vas?- preguntó su hermano.
- Al baño, y vos no venís al campamento para cargarte de otra responsabilidad y cuidarme.- contesto enojada  Natalia y se fue hacia al baño.

 

Natalia miro su reloj, indicaban las doce del medio día. Había dormido toda la noche y la mañana, enseguida ya llegaría Río Gallegos para comer y cambiar de colectivo. Ahí se encontraría con su mejor amiga, Roció Benítez. Ella era amiga suya desde que tenía memoria, se habían conocido en el Campamento y pasaron el resto de sus vacaciones juntas. Era una costumbre reencontrarse todos los años con su mejor amiga. También tenía otra mejor amiga que se llamaba Celeste Molina pero ella se había llevado materias a diciembre e iría mas tarde al Campamento.

Durante todo el año las extrañaba mucho, ellas eran como las hermanas que nunca tenía. No era que no tenía amigas en Paris o en Posadas, es más, ella era una chica muy sociable y tenía muchas amigas, solo que con ellas tenía una confianza e intimidad que no lograba con el resto de sus amigas.

Miro a su lado, estaba su hermano durmiendo. La noche anterior se había quedado hablando con una chica de su escuela que parecía que tenían onda. Sonrió. Tal vez ella lo ayudaría a mejorar su carácter.

-        Buen día a todos.-saludó la coordinadora María.- Chicos estamos en Rió Gallegos, acá pararemos a comer y luego, nos iremos a la Terminal para cambiar de colectivo e ir rumbo al Campamento, así que vayan juntando las cosas.- ordenó.

Natalia despertó a su hermano y empezó a juntar sus cosas ya que en la ruta se iba a marear. Cuando termino, volvió a sentarse y miro por la ventana. Estaban yendo al lugar que siempre iban a comer todos los años, la estación de servicio YPF Club.

Desde la ventana podía ver el mar y la hermosa playa, y a lo lejos las altas montañas con los copos de nieve en la sima. Si tuviera que elegir un lugar que siempre le habría gustado vivir sería ahí. El frió le encantaba y lo pequeño que era la cuidad también.

Pararon en la estación de servicio. Había acertado. Cuando estaba bajando noto que Carlos y sus amigos eran los únicos que se habían quedado en el colectivo. Le dijo a su hermano que se había olvidado una cosa, y subió de vuelta.

Fue hacia el asiento de German y le dijo que le levante a su otro amigo. Y luego, fue hacia el asiento de Carlos, lo noto durmiendo. En un intento por despertarlo quiso acercarse para zamarrearlo pero termino tropezándose y cayendo encima de él.

Carlos abrió los ojos de golpe y noto el rostro avergonzado de Natalia.

- Buen día.- saludó besándola en la nariz.- ¿Pero que forma de levantarme es esta?- preguntó sarcásticamente mientras notaba el rubor en las mejillas de la colorada. Le acaricio la mejilla.

-Yo... este... vine a levantarte porque hay que bajar a comer y... me caí sin querer.-contesto nerviosa, y aparto la mano de él.

- Ah, entonces gracias.- dijo y noto lo incomoda que se encontraba en la situación así que se levanto.- ¿Vamos?- preguntó ofreciéndole su mano para bajar.

Natalia asintió pero paso de largo sin siquiera mirarlo. Carlos se la quedo con la vista en ella  un rato. La forma de caminar de ella era muy elegante. Parecía que danzaba cuando caminaba. Aparto esas ideas y la siguió hasta la estación de servicio donde iban a comer.

Carlos se sentó junto a sus amigos, y Natalia junto a su hermano. Las miradas se cruzaron y el le guiño un ojo, y ella aparto la mirada bruscamente. “¿Por qué actúa así?” se pregunto para si mismo pero no le dio tanta importancia.

La coordinadora María rearmo los grupos, con la excusa que los nuevos se integren. Natalia suspiro y rogó que no le toque con Carlos, pero para su mala suerte, la vida le jugo en contra.

Carlos aprovecho y se sentó al lado suyo, ya que su hermano le había tocado con otro grupo.

Junto a ellos estaban German y el otro amigo de Carlos. 

- ¿Quién lo diría? ¡Hola de nuevo colo!- saludó burlonamente German.

- Hola German, hola Carlos.- respondió al saludo con una mueca de desagrado.- Y ¿vos sos?- preguntó mirando al amigo de ojos claros y el mas alto y flacuchos de todo el grupo.

- Yo soy Francisco, hola Natalia.- contestó con una sonrisa sincera. Natalia se quedo viéndolo tontamente.- ¿Pasa algo?- preguntó.

- No… nada.- contestó reincorporándose.- ¿Qué hay de comer?- preguntó a María para zafar de la situación.

- Empanadas.- respondió indiferente María.

-  Ah…

Los chicos se concentraron en un partido de fúltbol mientras Natalia trataba de pasar el tiempo mandando mensajes con una amiga de Posadas. Pero después de quince minutos se aburrió y presto atención al televisor de arriba de su cabeza. Iba ganando Argentina 2-0 contra Alemania en el Mundial del 2010 y se dio cuenta que era una repetición.

- ¿Aburrida?- le susurró al oído Carlos.

- ¡Ay!- todos se dieron vuelta a mirarla.- Disculpen.- dijo y cuando todos volvieron su vista al televisor reprendió a Carlos.- ¿No te cansas de asustarme?-

- La verdad… no.- contestó con una sonrisa de autosuficiencia.

- ¿Qué querías?- Carlos levanto una ceja.- ¿Para que llamaste mi atención?- preguntó poniéndose irritante.

- Solo quería hablar con vos, ya que se nota que estas aburrida.- dijo poniendo cara de ángel.- ¿Cuántas horas son de acá hasta el Campamento?- preguntó tratando de sacar conversación.

- Unas… tres horas.-

- ¿Y tenes alguna amiguita para presentarme?-preguntó canchero Carlos. Natalia frunció el ceño y antes de que pueda protestar Carlos la interrumpió.- No te preocupes, va a ver tiempo para nosotros dos.- dijo acercándose y acariciándole la mejilla. Lo cual hizo abrir los orbes color miel de Natalia, sorprendida.

- Oh, nada de eso.- interrumpió una voz y Carlos se aparto bruscamente.

Salvada por mi hermano pensó Natalia y miró hacia arriba con una sonrisa. Juan tenía el ceño fruncido y estaba por agarrar a Carlos. Este último, estaba como pidiendo disculpas con la mirada y sus cejas y ojos entornados. Antes de que Juan pueda hacer algo intervino Natalia para que no reprendan a su hermano.

Por suerte, la llegada de la comida hizo aliviar toda la tensión que había en el ambiente. Juan volvió a su lugar, y  Natalia habló naturalmente con los amigos de Carlos todo el almuerzo.

Cuanto terminaron, subieron de vuelta al colectivo y los llevaron a la Terminal.

Juan bajo antes que su hermana. Tenía ganas de estar solo. Su mamá lo había mandado al Campamento, al que no asistía hace años y seguramente todo sus amigos que había hecho ahí ya no irían más. Suspiro. “Ojala encontrase algo interesante este verano” pidió para si mismo.

Miró la Terminal y recordó el lugar en seguida. Y todo lo que había vivido ahí. Recordó que al igual que su hermana, el esperaba ansioso el encuentro con sus amigos de todo el país.

Se sentó en un banco con sus valijas y las de su hermana. Y pudo ver a las distintas familias que se despedían de sus hijos. ¡Como extrañaba eso! Cada año, antes de la muerte de su papá, toda la familia los acompañaba hasta el aeropuerto. Las despedidas eran algo feo, pero el se olvidaba rápido, lo que le costaba olvidarse era la despedida definitiva con su padre.

Alejo todos esos recuerdos antes de que pueda amargarse más de lo que estaba, y concentro su mirada en unos padres que se despedían de su hija. La chica era alta desde atrás y tenía una larga melena ondulada y rubia que le llegaba hasta la cintura. Le hizo recordar a alguien pero no sabía quien.

Los padres le dieron un beso a la joven y ella con su valija se aproximó a un coordinador. Juan pudo notar como se le caía algo de su bolso de mano. Se levantó y lo recogió. Era una pulsera de plata, era algo valioso, tenía que devolvérselo.

Se acercó a la joven que seguía hablando dada vuelta con el coordinador y le toco el hombro. La rubia le hizo una seña que esperase, sin darse vuelta.

- Roció Benítez, con “Z” no con “S”.- le decía la joven al coordinador.

“Roció Benítez, alta, rubia, yo seguro la conozco” pensó Juan abstrayéndose del mundo real. Pero la voz de la joven lo despertó.

- Hola ¿Qué pasa?- preguntó la rubia.

- Ho…la.- tartamudeó Juan tratando de caer en tierra.- Es decir, hola… se te cayo esto.-dijo dándole la pulsera.

- Ay mi pulsera, muchas gracias.- dijo con una sonrisa sincera y se colocó de vuelta en el brazo.- Muchas gracias, mi mamá me mataba si se me perdía.- dijo mirándolo a los ojos. Juan sintió como si lo inspeccionara.

- De nada, que suerte que vi entonces.- dijo tratando de seguir la conversación.- ¿sabes cual es nuestro colectivo?- preguntó agarrando su valija y siguiendo los pasos de Roció.

- Si, veni seguime.- contestó con una sonrisa.- ¿Vos sos nuevo?- preguntó.

- No, lo que pasa es que hace mucho no vengo.- respondió mirándola.- Vos se me haces conocida ¿Hace cuanto venís?-

- Desde los cuatro.- contestó parándose en seco y observándolo.- Vos también se me haces conocido.-

Juan y Roció se quedaron viendo de arriba abajo. Juan pudo notar los finos rasgos de la cara de Roció, tenía unos ojos grandes y de color celeste, cejas bien marcadas, nariz chiquita y respingada y una boca gruesa y carnosa. Y también tenía muy buena silueta, larga y esbelta, bien proporcionada. Juan sonrió de costado y se acordó de quien era.

- Roció Benítez… claro, ya me acuerdo.- soltó de repente.- Vos sos la mejor amiga de mi hermana… -

- Natalia Menéndez.- termino de decir Roció y escuchó un grito. Ambos de dieron vuelta y vieron a Natalia con una sonrisa en la cara.- La mejor amiga que alguien pueda tener.- dijo corriendo hacia ella y se unieron en un abrazo.

Juan se les quedo viendo. Natalia siempre hablaba de esa chica, de lo espectacular que era y que como lo extrañaba, y cuando llegaba a la casa en Francia antes de comenzar las clases lo perseguía por toda la casa contándole todo las travesuras y lo mucho que se había divertido con sus mejores amigas, Roció y Celeste.

El cuando había asistido de chico, tenía su grupo de amigos que no daban bolilla a los mas chicos, y por eso no había entablado relación con las amigas de Natalia, pero si las conocía de vista. Roció siempre le había llamado la atención, antes varias veces se había quedado viéndole y desde lejos riéndose de las pavadas que hacía.

Y ahora, después de muchos años estaba hermosa. De pies a cabeza era perfecta y se lamentó cuanto había desperdiciado. Pero se recordó que nunca es tarde.

Natalia se separó de Roció para ir al baño. Cuando termino, volvió pero vio a su amiga hablando con su hermano. Sonrió. Le gustaba la idea de que entre ellos pase algo enserio, pero tenía algunas dudas.

Tanto Juan como Roció eran personas seductoras, y muy atractivas para el sexo opuestos. Los dos se destacaban por su belleza, eran perfectos físicamente.

Eso hacía que los dos tengan muchos interesados/as y nunca se tomaban una relación del todo enserio, y eso le asustaba. Su hermano y su mejor amigo juntos. Podía llegar a terminar mal. Muy mal.

Pero decidió que dejaría que la vida fluya y ella no intervendría.

Miró hacia la calle y vio que todavía no venía el colectivo cuando giro al otro lado su vista, noto a Carlos acercándose a ella.

- Natalia ¿Cuánto falta para que venga el colectivo?- preguntó con su sonrisa al costado.

- No se pregúntale a un coordinador.- contestó riéndose. Era obvio que saco cualquier tema para hablar con ella.

- ¿De que te reís?- preguntó desentendido.

- Sos muy obvio- respondió con una sonrisa.

- Tanto que te das cuenta que quiero hablar con vos.- concluyó acercándose a Natalia.- Tanto que te das cuentas las increíbles ganas que te tengo.- dijo con una sonrisa al costado. Natalia miró hacia atrás y pudo ver que estaba contra la pared y el cuerpo de Carlos.

- Si.- contestó Natalia sin acobardarse. – Ahora aléjate.- dijo riéndose y empujándolo fuertemente por los hombros.

Natalia fue hacia su hermano como escudo de protección y el sonrió complacido. Ella era una aventura ideal para ese verano.

 El colectivo no tardo en llegar y todos los campistas se dirigieron a sentarse. Natalia se sentó junto a Roció, y su hermano se sentó junto a un viejo amigo suyo.

El colectivo empezó a arrancar y Roció saltaba y gritaba emocionada “que comience el viaje” y cantaba. Natalia se apoyo en el respaldo y cerró los ojos para recordar todo lo que había vivido junto a Carlos esos dos últimos días.

El chico había sido claro, le tenía ganas y eso significaba que esperaba una aventura con ella todo el verano, eso no le agradaba para nada. Ella no era un juguete, y tenía sentimientos. Pero había algo más, tenía miedo. Carlos le atraía mucho, en muy poco tiempo.

- ¿Qué es lo que pensas?- preguntó Roció con una sonrisa.

Natalia le contó todo sobre Carlos.- Ah, y estas enganchadísima.- concluyo con una sonrisa picara.

- No, nada de eso.- negó con la cabeza Natalia.- Es lindo pero es un tarado.- trató de dar finalizada la conversación.

- Esa ni vos te la crees.- dijo levantando las cejas y bajándolas juguetonamente.- Nunca queres nada enserio.- se quejo su amiga.

- Y si vivo máximos seis meses en el mismo lugar, y sabes que no confió en los hombres.- dijo ya un poco molesta.

- Eso es porque no queres sufrir.- dijo tratando de insistir en el tema, pero noto el dolor que le producía a Natalia.- ¿Ni siquiera en tu hermano?- trato de cambiar el tema y conducirlo hacia donde a ella le interesaba mas.

- Ro, vos te copaste con mi hermano.- dijo dando un salto.- Ay vamos a hacer cuñadas…- Natalia siguió imaginando, pero Roció la interrumpió.

- Nada de eso, si te admito que esta bueno.- Natalia elevo una ceja.- Esta buenísimo, es hermoso.- admitió riéndose.- Pero nada que ver, si no me dio bolilla antes ¿Qué te hace pensar que me la vas a dar ahora?- preguntó.

- Nunca te vi dándote de menos, por favor mírate Roció sos tan o mas hermosa que él.-gritó Natalia.- Los dos quedan perfectos, los dos son hermosos, su belleza los caracteriza.- termino de decir soñadora.- Lo que va a acostar es que los dos nunca buscan algo serio… pero ya van a ver, va a empezar como un juego y van a terminar enamorados.- y junto sus manos en forma soñadora.

- Creo que voy a ponerte de novia con ese Carlos.- dijo Roció dándole una palmadita en la cabeza a Natalia.

Las risas y las preguntas sobre cada una continuaron toda la noche.

Y después de dos horas y medias vieron unas luces. Todos se levantaron y vieron un cartel enorme que decía:

“Bienvenidos al Campamento Schneider”.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

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29 agosto 2009 6 29 /08 /agosto /2009 17:39


Vida.


El país de Argentina es extenso pero su población no esta bien distribuida. Su capital es Buenos Aires, donde viven millones de personas, y es una de las ciudades más caras del mundo. Solo la gente con mucha plata se puede dar el lujo de vivir bien, pero no feliz.
Carlos, estaba saliendo de su último día de colegio de ese año, seguido por su mejor amigo German. Fueron hacia su bicicleta y mientras le sacaban el candado Carlos empezó a hablar.
- ¿Qué pensas hacer este verano?- preguntó subiendo a su bicicleta.
- Salir, minas y eso.- dijo cortante su amigo.- ¿vos?-
- Me mandan a un campamento, yo diría que a un reformatorio.- contesto Carlos sonriendo sarcásticamente.- Idea de mi abuela por lo mal que me porte todo el año.- agregó poniendo un pie en el pedal.
- Uh, que embole.- bromeó German.- Puede ser que encuentres una mina para pasarla todo el verano.- agregó y sonrió con malicia.
- Ojala.- susurró Carlos y se echo a la carrera.

 Las calles de Buenos Aires son amplias y los chicos zigzagueaban la calle y la vereda. Muchas veces casi chocan a autos y a personas, quienes le gritaban insultos. Ellos solo se reían, era su rutina. Pasaron al lado de un grupo de chicas de su colegio, un año menor, y les guiñaron un ojo, las chicas le sonrieron divertidas y siguieron su camino.

Después de unas cuantas cuadras German doblo a la izquierda para hacer cinco veredas más y llegar al departamento que tenia en Recoleta. Carlos seguía derecho unas diez cuadras más y llegaba al suyo, pero antes quiso pasar por el famoso Cementerio de Recoleta.
Despojo su bici en uno de los restaurantes de quienes sus vecinos eran dueños y cruzo la corta calle para hacer cola y poder decir al guardia para entrar. El guardia se llamaba Bruno, quien lo conocía hace cinco años, y últimamente Carlos venia seguido así que simplemente se saludaban y el seguía su camino.
El cementerio de Recoleta es un antiguo y  magnifico cementerio donde descasan personas muy importantes y la familia de Carlos tenía su propio mausoleo ya que eran una familia tradicional y adinerada. Arranco, sin que nadie lo vea, una flor de las hermosas plantas que adornan el lugar, y camino hasta la tumba de su abuela.
La abuela de parte paterna había sido la única persona de su familia con la que había tenido mucho cariño  y confianza y desde que murió hace dos años, Carlos la visitaba constantemente. Se sentó en el pasto al lado de la tumba y le puso la flor encima.
- Hola abuela.- a pesar de que estaba muerta Carlos la seguía sintiendo viva.- Vine a visitarte como te prometí, te extrañe toda la semana.- contó  apoyando su cabeza sobre su mano.- Fue una semana muy divertida, como era la ultima del segundo de poli modal... no puedo creer me falta un año para terminar el colegio y después ya voy a la universidad, Papa me dice que me va a mandar a Estados Unidos a estudiar, pero acá tengo a mis mejores amigos...- suspiro.- No sabes lo que te extraño, a veces necesito escuchar tu voz, mama y papa andan pendientes de sus trabajos mas que nunca y no me dan bola, ni siquiera me prestan atención cuando llego a casa..- una lagrima rodó por su mejilla pero el se la limpio rápido.- No, vos siempre me decías que tengo que ser fuerte y lo soy, así que yo no lloro, no debo hacerlo.- frunció el ceño.- La abuela Filomena me va a pagar para ir todo el verano a un Campamento, no tengo ganas de hacerlo pero no me queda otra, tengo diez días para convencer a mis papas que no es la mejor opción, no se si me podrías ayudar... por favor.- pidió uniendo su manos y mirando al cielo con cara de ángel.- Quiero divertirme.- reprocho y estiro sus piernas.-No puedo quedarme mucho tiempo, mañana vengo si puedo y me voy porque la empleada me va a preguntar donde anduve, te quiero abuela, chau.- dijo tocando la flor y observándola.- Es tu favorita, todavía me acuerdo el olor a jazmín de tu jardín.- se dijo mas así mismo y se levanto en un salto y tiro un beso al cielo para seguir su camino.
Fue hacia la salida y con un saludo de lejos se despidió del guardia. Cruzo la calle, agarro su bicicleta y siguió su camino. No faltaba mucho así que saco su Ipod y prefirió ir caminado. La canción que escuchaba era de los Beatles, era su banda favorita, pero como muchas otras cosas, las escondía de sus amigos. Pensaban que se le iban a burlar si les contaba que le gustaba las canciones que ellos denominaban "cursis". Ya podía tener en la mente de lo que le dirían, "¿Cómo te puede gustar eso?, son un clásico pero escuchan los viejos" hasta podía sentir las risas.
Llego a su departamento, el portero le abrió la puerta y el solo le asintió con desinterés. Dejo su bicicleta junto con las demás bicicletas de sus vecinos, puso el candado, y fue hacia el ascensor.
El departamento era enorme, y era casi para el solo ya que sus papas viajaban constantemente. El fue directo a su pieza, y tranco con llave la puerta. Tiro su mochila a un costado y se acostó en la cama para descansar un rato.
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Menéndez.- llamó la profesora fuertemente enfrente del grupo de alumnos. La alumna que respondía a ese apellido salió del grupo y con paso lento se dirigió hacia su maestra.- Enseguida ya pasan a recogerte.- La alumna asintió y volvió donde estaba.
- ¿Qué quería la profe?- preguntó Sofía.
- Ya me vienen a buscar.- respondió con una mezcla de sentimiento. No quería separarse de sus amigas, pero estaba feliz porque comenzaban las vacaciones.
- ¿Vas a ir al campamento?- Preguntó Sofía.
- Si.-contestó mirando al vació.
- Te voy a extrañar Natalia.- dijo Sofía y abrazo a su amiga.
- Yo también.- dijo respondiendo al abrazo.- Antes de que comiencen las clases te llamo y vamos a vernos ¿dale?-
- Claro Nati.- dijo afectuosamente su amiga.- ¿Vas primero a Paris?- preguntó. Natalia asintió.
- Menéndez te buscan.- anunció la profesora.
Natalia abrazo una vez mas a su amiga, la beso en el cachete y agarro su valija y mochila. A medida que avanzaba se despidió del resto de su grupo de amigas hasta que llego a la profesora quien la condujo hacia afuera. Un Mercedes- Benz negro la esperaba a fuera con el chofer. Natalia suspiro y fue hacia el, lo saludo y el, abrió la puerta para que pase.
Cuando subió de vuelta al auto, empezaron a ir hacia Posadas. Natalia iba metida en su mundo pensando en sus amigas que dejaba.
- Por fin comienzan las vacaciones.- suspiró y siguió mirando a la ventana.
- ¿Qué piensa hacer señorita?- preguntó el chofer mirando al frente.
- Mateo, decime Natalia, me conoces desde que nací, no tenes porque dirigirte de otra forma hacia a mi.- dijo antes de responder.- Voy al Campamento Schneider como todos los años.- dijo y sonrió.
- Se ve que le alegra la idea.- comentó el chofer mirándola de reojo por el espejo retrovisor.
- Si.- afirmó agrandando su sonrisa.- Siempre lo espero.- agregó y busco en su mochila su Ipod.- Si no le molesta voy a escuchar música.-

 El chofer negó con la cabeza y ella se puso los auriculares en su oído. Subió el volumen y empezó a cantar mientras su mirada iba fija en la ventana.
Se estaba yendo hacia la casa de abuela para recogerla e ir al aeropuerto para viajar a Francia. Su mama ya la esperaba allí con su hermano mayor.
Misiones no era una provincia grande y Posadas no quedaba tan lejos del pueblo San Ignacio donde estaba el internado. Quedaba a una hora. Natalia se acostó en el asiento, puso su bolso como almohada y se adormilo.
Cuando abrió los ojos estaban llegando a la casa de abuela. El chofer doblo en la entrada del estacionamiento y las puertas se abrieron dejando a vista la mansión. Natalia se sentó y espero hasta que el auto se estacione. Bajo, y su abuela estaba en su mecedora de afuera esperándola. Corrió hacia ella y la abrazo. Hace dos semanas no la veía.
- ¿Cómo estas nona?- preguntó cariñosamente.
- Bien nieta, voy a llamar para que me traigan el equipaje para irnos rápidamente ya que tu mama nos esta esperando.- contesto acelerada la abuela.
La abuela se metió adentro y  Natalia se sentó en su mecedora a esperarla. Esa silla le traía recuerdos, su mama cuando era bebe la había hamacado en la mecedora para hacerla dormir. La abuela salio de la casa y se fue hacia ella.
- Ha llamado tu mama, dice que esta viniendo para acá porque el vuelo se cancelo hasta mañana.- anunció la abuela y Natalia pestañeo perpleja.
- Ah bueno, esperaremos hasta mañana.- dijo desilusionada. Tenia ganas de ver a sus amigas francesas antes de tener que ir todo el verano al campamento.- Me voy a mi pieza.- agrego y se metió a la casa.
Subió las escaleras hasta el tercer piso donde estaba su habitación, doblo a la izquierda y fue hacia la tercer puerta. La abrió. Se recostó en su cama y se quedo dormida.

Carlos se levanto como a las ocho de la noche. Había dormido toda la tarde. Se estiro y se fue hacia la cocina a buscar algo para comer. Encontró un pedazo de pan, lo comió y fue a su pieza. Miro su celular para ver si tenía un mensaje.

Mensaje de texto: Carlin venite a mi casa a hacer la previa antes de ir a lo de Mel.- German.

Sonrió y se metió al baño. Prendió la ducha y se saco la ropa. Miro orgulloso su pectorales en el espejo, era un chico creído y no se avergonzaba de ello.

Cerro los ojos mientras caía el agua en su cabeza mientras se lavaba su pelo. Cantaba una canción de los Beattles hasta que sonó su celular.

Salió de la ducha molesto, se envolvió la toalla en su cintura y fue hacia su pieza. Contesto el celular sin ver quien lo llamaba.

- Hola...- dijo Carlos.

- Hola Carlín- saludó la voz del otro lado del tubo. Y ya reconoció a la persona con quien hablaba.

- ¿Que pasa Mel?- pregunto cortante.

- Mira hago una fiesta...

- Si ya se, me voy a lo de German a hacer la previa, después vamos para allá, chau.- interrumpió y corto el teléfono.

No le gustaba ser grosero pero Melody era una chica que lo tenía cansado. Se habían chapado unas veces y ella ya creía que era su novia, mientras que el no tenia ni el más mínimo deseo de serlo.

Suspiro y fue hacia el baño a seguir con lo suyo. El era un chico mujeriego, y le gustaba serlo, pero le molestaba cuando las chicas lo perseguían de manera de hacerlo sentir acosado.

Termino de bañarse y volvió a envolverse la toalla en la cintura. Fue hacia su pieza y abrió el armario. Quería decidir que ponerse. Busco una camisa, y unos jeans y en los pies se puso unas zapatillas. Por como se vestía, todos le recalcaban como “cheto”.

Salio de su pieza, y se encontró con su mama que llegaba de cenar con sus amigas. Le saludo con la mano, agarro la llave para irse, pero cuando abrió la puerta, sintió la mano de su mamá que lo detenía.

- ¿Qué pasa?- pregunto enojado.

- Carlos ¿Donde vas?- pregunto la mama imitando la cara de su hijo.

- A lo de German, y después a una fiesta de una amiga.- respondió y saco la mano del picaporte.

- ¿Y pensas irte sin decírmelo?, y ni siquiera me saludas.- dijo frunciendo el ceño.

- Si... como siempre vos haces.- retruco mas enojado.

- Hay Carlos ¿hasta cuando te vas a poner a mi altura?- suspiro la mama.- Soy mayor que vos, y estoy ocupada casi todo el tiempo...

- ¿Hasta para no ocuparte de tu hijo?- reprocho enojado.

- Carlos vos no sos un nene para estar todo arriba tuyo, pero eso no significa que no nos ocupamos de vos, es cierto que el trabajo a veces nos deja poco tiempo para estar juntos pero todo lo que tenes es gracias a el esfuerzo que hacemos tu padre y yo para dártelo.- contesto furiosa.- Pero eso no quita que no nos llames, ni nos saludes…hijo yo no estoy por prohibir vivir la vida, pero si me gustaría que me cuentes un poco de ella.- dijo aflojando y se abalanzo para abrazarlo.- Nosotros te amamos, nunca lo dudes.-agrego dándole un beso en el cachete.

Carlos contesto al abrazo pero enseguida se quiso soltar. El no sentía que eso fuera verdad, pero no quería segur discutiendo.

Te voy a llevó  a la casa de German.-dijo acariciando su cabello.- Anda a buscar tu campera, y si queres déjala en lo de tu amigo, yo te espero en el estacionamiento.- termino de decir y salio por la puerta.

Natalia entro al comedor. Ahí estaba sentada su abuela tejiendo. Miro el reloj cucu en la izquierda de la habitación, eran las nueve de la noche. Se sentó en una silla al lado de su abuela que estaba concentrada en lo suyo.

- Buenos Noches abuela.- saludo.

- Buenas noches amor.- respondió la abuela.- ¿Dormiste bien?- preguntó fijando su vista de vuelta en su tejido.

- Mejor que nunca.- respondió y sonrió.- ¿Mama y Juan?-

- Ya llegaron, están instalando sus cosas.- contesto y la miro.- Cada día estas más hermosa nietita.- dijo cariñosamente su abuela.

- Gracias nona, pero yo no lo veo así.- dijo sincera.

- Ay los chicos de hoy.- suspiro la abuela y siguió tejiendo.

Natalia iba siempre los fines de semana a la casa de su abuela. Por lo que tenían una fuerte conexión las dos.

Su mama, Micaela Prat, era una importante diseñadora de modas y trabajaba en Francia porque ahí dirigía su empresa de ropa.

Su hermano Juan Menéndez, al morir su papa, se hizo cargo junto a su mama de la empresa familiar Menéndez.

Pero seguía sus estudios secundarios.

La mama de Natalia entro por la puerta con su ropa elegante. Se deslizo hacia su hija y su mama y las abrazo fuertemente.

- Las extrañe.- dijo abrazándolas mas fuerte.- Las amo.- agrego y las soltó.

- Nosotros también hija.- respondió la abuela- Mira lo que te tejí.- dijo alzando un hermoso saco a la mitad.

-Gracias mama.- agradeció sincera. A pesar de que ella tenia la mejor ropa, apreciaba las cosas hechas por amor de su madre, y después de todo, el amor a la ropa y su buen gusto, lo había heredado de su madre.- ¿Donde esta Juan?- pregunto mirando a todos lados.

- Seguro lo llamaron de la empresa.- respondió sarcástica Natalia.- Tengo hambre… me voy a ir a decirles a Claudio que traiga la cena.- anunció levantándose de su silla.

- Decile a tu hermano que venga ya, que yo lo ordeno y si no te hace caso, sácale su celular y tráemelo.- ordenó la mamá. Natalia asintió y desapareció por la puerta.- A este chico le vendrían bien ir al campamento.- pensó para si misma.

Micaela prendió la tele y empezó a ver un desfile de modas que era directo de Estados Unidos. Las mejores marcas del mundo desfilaban y ella tenía que verlo por el trabajo. Al rato, apareció Natalia con un celular en la mano y se tiró a los brazos de su mama.

- ¿Qué pasa Nati?- preguntó extrañada Micaela.

La puerta sonó fuerte contra la pared y apareció Juan con sus ojos llenos de furia. Se aproximo a zancadas hacia Natalia y la agarro del pelo. Micaela se paro y le saco a Natalia el celular de la mano, le hizo un gesto a su hijo para que suelte a su hermana y Juan no le quedo otra que obedecer.

Yo se lo ordene.-dijo mirándolo con enojo.- ahora a comer, mañana vamos a hablar Juan.- amenazó furiosa la mama de los dos jóvenes.

- Ya tengo plata mama, chau.- se despidió Carlos y salió de su auto.

Toco timbre del departamento de su amigo German, y se puso a un costado para que no lo viera la cámara. La mamá toco bocina y el le levanto la mano despidiéndose. El auto desapareció en la esquina.
- ¿Quién es?- preguntó el portero.
- Carlos el amigo de German.- No se escucho ni una palabra en el portaro, hasta que sintió que cambiaban el lugar.
- Soy yo salame, subí.-dijo
Carlos le hizo caso. Fue hacia el ascensor y subió al piso diez. Toco el timbre del departamento de German y le abrió su amigo.
- Pasa hermano, no sabes las bebidas que conseguí.- dijo German abriendo la puerta.

- ¡Esa! Pero… ¿ y tus papas?- preguntó nervioso Carlos. Muchas veces los encontraron ebrios antes de ir a fiestas y los habían regañado muy mal.

- De viaje man.- contestó y se fue a atender el timbre que seguro eran el resto de su grupo de amigos.

Carlos saco de su campera una botella de Gancia que había robado del viñedo de su papa y la escondió en su campera. Sonrió y fue a la cocina para servirse un poco. El departamento de German era su segunda casa. Se tomo un vaso, y uno más. No tardaron en aparecer el resto de sus amigos: Manuel, Lorenzo, etc. Todos trajeron algo de bebía alcohólica y hacían apuestas entre ellos. Carlos llego a estar borracho después de perder el número de tragos, y solo eran las once de la noche.

Natalia fue hacia su pieza luego de ponerse el pijama. Eran como las doce de la noche, y tenia ganas de dormir. Al otro día partían temprano hacia Francia.
Entro a la pieza y vio desde la ventana la luna. Brillaba en lo alto y, hasta pudo ver las estrellas. En Francia resultaba imposible verlas porque las múltiples luces de la ciudad no las dejaban visibles. Recordó que en el campamento les habían enseñado a como guiarse por las estrellas.
Su celular vibro y la saco de sus pensamientos. Fue a ver el mensaje.
Mensaje de Texto: ¿Vamos a vernos este año en el campamento?- Roció. Natalia sonrió al ver el remitente y le mando un "si". Estaba feliz porque volvería a ver a su mejor amiga desde los cinco años. Se habían conocido en el campamento, pero ella era de Santa Cruz, así que solo se veían en las vacaciones.
Natalia en el año iba a tres lugares diferentes: Desde Marzo a Julio iba a un colegio en Paris, y desde Julio a Noviembre iba al internado aventista en San Ignacio, porque su mama después de las vacaciones de invierno empezaba viajar en las giras mundiales. Y como en el verano estaba ocupada con los diseños, la mandaba al Campamento Schneider.

- Permiso.- escucho que decían mientras abrían la puerta. Era su mamá.

- Mamá… ¡hasta que viniste!- le reprocho la joven.

- Si, disculpa mi amor estaba atendiendo...

- Asuntos de trabajo, que raro...- dijo sarcástica.- Voy a dormir mamá, tengo sueño.- se dio media vuelta para dormir.

- Mi amor quiero hablar con vos.- dijo la mamá.

- ¿Qué pasa?- preguntó Natalia con voz cansina.

- Yo se que a vos te molesta que yo apunte tanto a mi trabajo.- empezó a decir su mamá.

- Si, siempre te lo digo... -

- Te voy a decir porque trabajo tanto... no es porque eso sea mas importante que vos y Juan.- interrumpió Micaela.- Yo se que vos crees que nosotros nos mantenemos por la herencia de tu padre, pero no es así.-dijo y espero la reacción de Natalia
- ¿Qué?- preguntó sorprendida por la confesión de su madre.
- Yo trabajo tanto porque no recibimos un peso de la herencia.- contesto abruptamente la mama.- Es una larga historia, si queres te la cuento.- ofreció.
- Claro.- aceptó Natalia y se giro hacia ella.
- Yo me puse de novia con tu papa a los quince años, tuvimos varias idas y venidas, pero nuestro amor siempre era fuerte.-contó la mamá.- Yo me enamore perdidamente de el, y el me correspondía.-dijo suspirando.- A los dieciocho años yo seguía con él, un día nos fuimos a un boliche a celebrar que me haya graduado pero tomamos de mas los dos y...
- Se acostaron.- interrumpió Natalia con una sonrisa pícara.- Así que así nació Juan.- agregó un poco perpleja.
- El nunca se acordó lo que paso esa noche por el alcohol, pero yo si.-dijo con una sonrisa.-Me hice un test de embarazo al poco tiempo porque no me venía la menstruación y me salió negativo, así que no vi necesario en decírselo a tu padre... -

>>A la semana, tu papa me confeso que se iba a ir a terminar su carrera en Buenos Aires, pero que no se quería separarse de mi. Yo decidí cortar con él porque era joven y no quería tener una relación a larga distancia.-termino de contar y suspiro hondo.- El se fue al mes siguiente.-
>> Mientras tanto, yo empecé a tener todos los signos de  embarazo. Con una amiga decidí irme al ginecólogo y descubrieron que estaba embarazada.

>>Yo no sabía como decírselo a mis padres. Así que aproveche que hace rato me perseguía un señor mayor con bastante plata y les dije que quería ir a Córdoba a Estudiar, pero en realidad me fui a vivir con él y también seguía mi carrera. El desde el primer momento supo lo mió y me apoyo.

>> Con el tiempo nació Juan y lo criamos juntos. Después de un año y medio, murió este señor y yo volví a Posadas para decirles la verdad a mama y papa. Ellos pusieron el grito en el cielo, pero yo ya tenía casi veintiún años y era mayor de edad. Hubo varias sospechas que yo había matado a este señor pero no tenían pruebas.

>> En el verano volvió tu papa y me invito a salir. Al poco tiempo nos pusimos de novios, y no tuve más opción que presentárselo a Juan. Le aclare desde el principio que el era su hijo pero tenía sus dudas. Por orden de mis padres nos casamos al mes, y no tardaste en nacer vos. Así es como le llevas dos años a Juan.
>>La ley no permitió a tu papa ponerlo en el testamento a Juan, pero si solo a vos, porque hasta ahora a mi me consideran una sospechosa por la muerte del mi ex. Cuando murió tu papa solo causo que aumentaran sospechas y sumes moles, las sospechas de que yo soy la asesina de tu padre. Por eso yo no gano nada de las dos fortunas, pero por suerte el otro señor lo puso a Juan en su testamento y vos estas en el de tu padre.
- Ah, bueno gracias mama me sacaste mis dudas, buenas noches.- solo dijo Natalia y se giro para dormir. Micaela se quedo sorprendida y decepcionada, pero sabía que su hija iba a sentir: duda.

  Los árboles de la ruta se veían como neblina por la velocidad en que estaba manejando. "Es la ruta" se decía en su fuero interno como excusa, y miraba constantemente a su alrededor. Sus amigos lo acompañaban en su aventura, pero el remordimiento no lo dejaba en paz. El alcohol podía acallar su razón, pero no sus sentimientos, tal vez distraerlo pero no quitarlo.
Su vida siempre fue así buscando problemas solo por rebeldía pero cuando estaba en el medio tenia ganas de salir con desesperación. Sentía que algo malo iba a pasar y ¿Cómo no? Si tentaba a la vida y a su propio destino.
Miro una vez mas a sus acompañantes que reían sin ningún buen motivo y decían solo cosas incoherentes, el se les sumaba y cuando volvió su mirada a la carretera, vio una luz que venía directo y lo demás a su alrededor se volvió oscuro. Sintió un fuerte dolor en todo su cuerpo, y después de quien sabe cuanto tiempo estuvo tirado, una persona uniformada de color azul apareció adelante suyo.
- Estas en problemas muchacho.- le dijo el oficial mirándolo con pena.
"La historia de mi vida" se dijo a si mismo y se dejo desvanecer por el sueño acumulado.

 


Natalia se levantó de su cama, el sol logro levantarla y no tenia ganas de seguir pensando. Miro el reloj colgado enfrente de su cama, eran las diez de la mañana. La noche anterior había salido con sus amigas francesas y había vuelto tarde, en términos franceses.
Busco sus chinelas en el baño y salió disparada a desayunar. Toda la noche le había gruñido la panza por el hambre. Fue a la cocina a ver que podía comer y eligió pan con mermelada y un vaso de chocolateada.
El comedor estaba vació. Su gran casa en un barrio privado en Paris a veces le daba miedo, pero con el carácter que la caracterizaba comió sola en esa gran habitación. De la nada, la puerta se abrió de un golpazo y la figura de su hermano malhumorado y dormido apareció.
- Buen día dormilón ¿amaneciste con humor de perros?- bromeó Natalia con su característica simpatía.
- No jodas.- respondió Juan y fue a sentarse junto con su hermana. Empezó a comer lo que había dejado Natalia.
- ¿Que te pasa?- cuestiono Natalia en un suspiro.
- Mama me quiero mandar al campamento junto con vos.- contestó molesto. Natalia abrió los ojos sorprendida, y Juan gruño.- Dice que estoy todo el día pendiente del trabajo y estudios, y no tengo vida.- explico entrecerrando los ojos.
- Y es verdad, antes de que muera papá vos eras una persona llena de vida, y muy gracioso.- dijo Natalia con una sonrisa.- A veces me sorprende tus múltiples personalidades.-bromeó y vio como el fruncía el ceño.
- Son mis problemas, y vos mismas lo dijiste… era.- enfatizo la ultima palabra.- Aparte yo hace diez días termine el colegio, y voy a comenzar la facultad, no tengo edad para ir a un campamento para adolescentes inmaduros.- agregó golpeando la mesa.
- La mesa no tiene la culpa.- bromeó Natalia en un intento de sobrellevar la situación. Respiro pesadamente y su rostro se volvió serio.- Yo solo soy dos años menor que vos, y voy a ir ahí… vos  hasta el año antepasado ibas y lo disfrutabas.- Juan la miro enojado-Sabes que dijo la verdad, aparte Juan yo soy menor y mas irresponsable que vos, pero mucho mas madura.-dijo y salió de la habitación para su propia protección. Su hermano cuando tenía malhumor había que dejarlo solo para que reflexione.

El celular que tanto había pedido, y esperado paso a hacer una molestia esa  misma mañana cuando empezó a sonar despertando de su sueño con Rihanna. Estiro su mano hacia el celular y contesto sin ver el remitente.
- Hola.- dijo con voz dormida.
- Hola man.- saludaron del otro lado del teléfono y sabia que era su amigo German

¿Qué pasa que llamas a esta hora?- Una risa sonó del otro lado. Su malhumor era inevitable.
-Mi vieja me dijo como castigo me va a mandar al mismo Campamento que vas a ir, y a Fran también.- contó German y rió un poco más.
- Pero que suerte, no voy a tener que ir solo.- dijo irónicamente.- Ojala me castiguen de esa forma.-agregó innecesariamente.
- Eso es por tomar esa noche.- comentó German con un tono serio. Carlos espero escuchar una risa que acompañara al  comentario. Silencio. Estaba claro que German no bromeaba.
- Ahora te venís a hacer el responsable...
- Como digas... nos vemos mañana entonces amigo, rumbo al campamento Schneider.- se despidió German.
- Si, claro... chau.- cortó Carlos el teléfono.
Miro la hora en el celular. Eran las diez y media. No tenia ganas de seguir durmiendo así que decidió levantarse.
Miro a su alrededor el desorden de su pieza, y vio al lado de la puerta de entrada, una canasta llena de ropa. Tareas del hogar como castigo. Iba a hacer un largo día y el lo tenia claro.

_______________________________________________

El vuelo hacia Buenos Aires, Argentina esta a punto de llegar. Escucharon en el alta voz, repitiendo varias veces en francés, ingles y castellano. Eran muy comunes esos viajes para ellos. Siempre lo hacían, y lo disfrutaban.

Micaela se  paro de su asiento y miro el cartel virtual.

Siguiente vuelo:

Buenos Aires, Argentina 23. 15 hrs.

Natalia y Juan se pararon y agarraron sus bolsos de manos, y siguieron a su mama. Se pararon frente al embarque, y Micaela abrazo a sus hijos.

- Los voy a extrañar.- dijo cariñosamente.

- Nosotros a vos.- dijo Natalia abrazando más fuerte a su mamá. Los hermosos ojos celestes de su mamá se llenaron de lágrimas. Cada despedida era igual.
-Nos podemos evitar esto si nos quedamos.- bromeó sarcásticamente Juan soltándose del abrazo.
-De a poco volves a hacer vos hijo.- comentó acariciando su mejilla.- Te va a hacer bien este viaje, y eso que todavía no llegaste al campamento... te quiero.- agregó dándole un beso en la frente.
- Chau hija, te amo.- dijo dándole un beso en el cachete.- Cuídense, y disfruten.-
Juan y Natalia se dirigieron hacia el embarque y voltearon sincronizadamente a ver a su mama que tenia los ojos llenos de lagrimas. Una sonrisa se les dibujo en el rostro de los tres, y fueron hacia el avión.


Carlos, German y Francisco bajaron del BMW de Gabriel. El chofer bajo sus valijas. El autobús que los iban a llevar hacia Santa Cruz, donde se encontraba el campamento, no llegaba todavía. Gabriel le hizo una seña a su chofer para que se vaya, este obedeció.

Mientras esperaban decidieron sentarse en un banco. Carlos recorrió con su mirada el lugar, había varias familias esperando a que llegase el colectivo. Quince minutos estuvieron pensando cada uno, hasta que apareció un taxi y de ahí bajaron dos jóvenes. Una chica y un chico, el taxista bajo sus valijas y el chico le pago. Los dos junto a ellos eran los únicos que no los acompañaba sus familias.

La chica giro hacia Carlos y sus amigos, y la mirada de ella y de Carlos se cruzaron un largo rato, sin pestañear  se miraron y se observaron de pies a cabeza. Se los dibujo una sonrisa en la cara como reconociendo a alguien que habían esperado hace mucho, pero la chica desvió la mirada primera ya que el chico empezó a llamarla por su nombre.

 - Natalia.- le decía el chico que la acompañaba. Carlos se dio cuenta que eran hermanos, porque tenían gestos, miradas y la sonrisa parecida, a pesar de ser físicamente distintos. La chica era de estatura normal, no media mas que un 1.60,  era de contextura normal, ni flaca ni gorda con curvas, de tez blanca y tenia un hermoso cabello con ondas que le llegaban hasta la cintura y de color pelirrojo, tenia ojos color miel y grandes, una nariz recta y una boca carnosa de color carmesí.  Su hermano, en cambio, era musculoso, muy alto, era moreno. Tenía rasgos marcados y tenia apariencia nórdica, ojos celestes y pelo rubio albino. Los dos tenían una belleza peculiar, eran descendientes directos de europeos pero tenían rasgos argentinos, que los hacían ver interesantes, cada uno a su manera.

El autobús apareció enseguida, y los hermanos fueron a hablar con una coordinadora, quien los reconoció y los hizo pasar enseguida.

Los tres amigos se pararon, y fueron a la misma coordinadota, les dijeron sus nombres y les mostraron sus documentos. Les hicieron poner sus valijas en el baúl y subieron al autobús para ir rumbo a Santa Cruz.

 

 



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27 agosto 2009 4 27 /08 /agosto /2009 03:30

Argumento

 

Dos chicos viajan a un campamento, son de distintos mundos, ambos de clase alta, pero más allá de cualquier diferencia algo los une: el amor.

Prefacio.


Si algo aprendí de la vida es que no puedo ni quiero estar sin él. Tal vez no sea mi primer amor, pero es el de mi vida y quiero estar toda mi vida junto a él. Me cuesta creer como la vida nos sorprende, pero una vez que el amor verdadero llega cambia la vida de alguien para siempre.

Natalia Menéndez

 

Prologó

 

Natalia avanzo corriendo hacia dentro de la Cabaña. La lluvia la había agarrado desprevenida.

Por lo que podía ver estaba sola. Subió hacia arriba para dejar caer su mochila cuando llegó a su pieza.

La excursión había sido larga y lo que quería era ducharse y acostarse a dormir una larga siesta.

Escogió su pijama, y fue hacia el baño. Cuando la abrió, no pudo evitar largar un grito por la vergüenza. Cerró la puerta, y se acostó contra ella, mientras sentía sus mejillas empezar a teñirse de un rosa leve.

-      Natalia, abrí la puerta.- gritó Carlos del otro lado.

Natalia no tuvo más opción que obedecer, y dejo pasó para que salga del baño. Lo siguiente que vio fue a Carlos envuelto con una toalla, y al segundo, se encontraba entre sus brazos.

-      No se que hayas visto, pero no tenes porque avergonzarte, al final de cuentas somos novios.-dijo dándole un beso en la mejilla.

Después la soltó y se metió a la pieza para cambiarse.

Natalia se quedo en el umbral del pasillo con vergüenza todavía.

Una palabra solo sonaba en su cabeza que no podía asimilarla.

Novios.

 

 



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25 julio 2009 6 25 /07 /julio /2009 03:26

No importa que seamos de diferentes lugares, con distintas culturas, con otro tipo de vida, con otros gustos... uno puede relacionarse con personas diferentes cuando tienen los mismos ideales, cuando esperan lo mismo, cuando tienen parecidas experiencias, cuando comparten un sueño en común o cuando los une algo que tiene que ver con los sentimientos: el amor.

El campamento Schneider es el lugar ideal para conocer otras personas con una clase de vida totalmente distinta, y para aprender a relacionarse con ellas.


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10 julio 2009 5 10 /07 /julio /2009 02:12

Éste es el primer artículo de tu blog. Ha sido creado automáticamente para ayudarte a empezar con overblog. Puedes modificarlo o borrarlo vía la sección "publicar" del espacio de administración de tu blog.

Buen blogging

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