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3 enero 2011 1 03 /01 /enero /2011 01:14

Epílogo.

 

Natalia se encontraba enfrente a la computadora escribiendo. Miró la hora. Eran las seis de la tarde, había estado sentada desde las ocho de la mañana, y todavía no terminaba con su propósito.

De repente, alguien le tapo los ojos.

- ¿Quién podrá ser?- preguntó Natalia sonriendo.

- Alguien tan lindo como los príncipes con que vos escribís.- dijo una voz gruesa y ronca en su oído.

Natalia quiso contestar, pero sintió que esa persona llevaba su lengua al lóbulo de su oreja.

-¡Mi amor!-gimió ella.

- Decí mi nombre.- dijo la voz bajando sus labios por la mandíbula de Natalia.

- ¡Carlos!-gritó llena de excitación al sentir los besos lentos y seductores de su novio en su cuello.- Para, para… Carlos.-dijo apartándolo.

- ¿Qué pasa?-preguntó este. Bufó por lo bajo.

- Te quiero mostrar algo.-contestó con una sonrisa Natalia.- Vení sentate al lado mío.-agregó dejando un lugar en su pequeño asiento.

Carlos negó con la cabeza.

- Mi amor tengo la cola mucho más grande que ese insignificante espacio en que me dejas.-dijo y sonrió con su sonrisa ladina.- Sentate arriba mió.-agregó levantándola con una mano y volviéndola a sentar en su regazo. Poso sus manos alrededor de su cintura y apoyo su cabeza en su hombro.- ¿Qué me queres mostrar?- preguntó.

Natalia agarró el Mouse de la computadora y abrió un archivo en Word.

- Lee.-ordenó.

- Mi gran amor.- leyó en voz alta Carlos y miró a Natalia.- ¿Qué es esto?-preguntó.

- Un texto que escribí para vos.-contestó con una sonrisa.- escribí toda nuestra historia, pero solo quiero que leas el epílogo que es como una conclusión de lo que me enseño nuestro amor.-contó.- Total la historia la conoces de memoria.-agregó guiñándole un ojo.

- ¿Qué otra pareja tiene una historia tan ocurrente y complicada como la nuestra?- preguntó Carlos rodando los ojos.

- Por eso es ideal para escribirla como una novela.-dijo riendo Natalia.-Dale lee lo que te escribí.- agrego sacudiéndole.

- Solo si me das un beso acá.-dijo Carlos señalando su nariz. Natalia lo besó.- Ahora sí…

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Mi gran amor

 

El amor llegó a mi vida cuado menos lo esperé. Carlos cambió mi mundo y no hubo retorno alguno.

De chica siempre soñaba que Eduardo era mi príncipe azul, y después de la muerte de papá, perdí muchas ganas de vivir ciertas experiencias en mi vida. Me aferré a las personas que ya estaban en mi vida, mejoré la relación con mi mamá y a mi hermano, a pesar de que lo veía aislarse cada vez más, yo llegué a conocerlo mucho en esos años. A mis amistades no me aferraba, siempre regresaba pero era independiente de ellas, solo me preocupaba en las amistades que tenía en el Campamento.

Porque ellas me habían querido cuando yo no era hija de, y también cuando lo fui,

Pero en esos años de transición me sentía vacía, perdida y sola a pesar de tener gente a mí alrededor. Las relaciones con chicos eran superficiales y pasajeras. Mis días pasaban lentos y triste, no soñaba con un futuro, solo me aferraba al presente y sin querer pensar en esperanzas.

Cuando Carlos apareció en mi vida, poco a poco, fui  rompiendo esas estructuras que me había creado y no me dejaban expresarme y ser yo. Poco a poco me reencontré y me enamoré de él. El fue mi sol en el cielo estrellado y todos estos años, si porque sigo con él, mejoré como persona, fui mejor por él, volví a soñar, decidí estudiar una carrera porque el me animó y volví a creer en el amor. Deje mi miedo a que las personas que me querían me dejaran sola, y aprendí a querer a las personas sin crearme ataduras ni volverme dependiente ni ellos serlo conmigo.

Llegamos a un estado de amor profundo, en el cual nos conocemos cada historia, rasgo y sentimientos de nuestras vidas, nos aceptamos así como somos y no tenemos exigencias. Si queremos hacer algo juntos, lo hacemos por elección no porque “deberíamos como buenas pareja”, y no caemos en la rutina y tampoco nos ahogamos a pesar de vivir juntos porque nos dejamos nuestros espacios y tiempo.

Pero el es mi vida, el es mi amor y sinceramente, no se que haría si algún día nos separamos, que estoy segura que no va a pasar.

“Carlos mi gran amor, mi gran aventura, mi vida, mi gran reto…

       Te amo… Siempre Tuya…

                                                  Natalia”

 

Carlos cuando termino de leer, automáticamente se dio vuelta hacia Natalia. La miro a los ojos. Sentía tanto amor adentro suyo que no sabía cómo expresarlo.

-          Nati… te amo.-le dijo con esas dos palabras que quedaban tan cortas a todo lo que él sentía en ese momento.

-          Yo también Carlos.-contesto ella.- Te amo mucho.-agrego agarrándolo del cuello de la camisa y acercándolo así.

Carlos la alzo con los dos brazos y la llevo a la habitación.

La beso demandante. Esos momentos surgían después de que ella o el expresaban cuanto amor se tenían o vivían momentos en común de mucha emoción.

Carlos pidió permiso para profundizar el beso con su lengua, y Natalia lo concedió.

Su boca se abrió y la lengua de Carlos entro ofreciéndole todo lo que tenía a su paso.

Carlos bajo su boca con cortos besos por su mandíbula.

-          Te amo.-le susurro en su oído.

Después siguió su camino con sus besos por el cuello de ella. Natalia sentía cosquillas  mientras él la besaba. Carlos besó su clavícula y se separó.

-          ¿Estás segura?-preguntó.

Natalia asintió.

-          Como siempre.-contestó.

Carlos le regaló una sonrisa ladina y acercó su boca al hombro de ella para terminar su recorrido. Mientras la besaba llevó su mano a la espalda de ella. La acarició subiendo y bajando,  hasta que llegó a su sujetador. Lo desprendió.

Natalia mientras tanto le desprendía la camisa a Carlos. Una vez dejada toda la ropa a un lado. Carlos ya estaba arriba de Natalia. Prendió unas velas y contempló a su novia desnuda un largo rato.

-          Sos tan hermosa.-le dijo.

Se agachó y besó sus dos ojos. Después bajo dejando besos por distintas partes de su cuerpo hasta que llegó a sus pechos. Besó la línea que se le formaba en medio de sus dos  pechos y después llevó su lengua al pezón. Lo lamió.

-          Carlos.-gimió Natalia.

Carlos siguió su camino por su panza con besos hasta que llegó a su entrepierna. Metió su dedo adentro y comprobó que estaba húmeda. Le encantaba ser el quien le ocasionaba todo eso al cuerpo de Natalia.

-          Carlos, por favor.-gimió.

Carlos sonrió y acostándose sobre ella y la penetró.

-          Te amo.-gritó Natalia llena de emoción.

La gente estaba ya sentada. Todos esperaban a la novia que no aparecía. El novio estaba nervioso en el altar. “¿Cómo puede ser que me deje plantado?” se preguntaba constantemente sin poder encontrar ninguna respuesta que lo satisficiera.

La novia estaba atorada en el baño, no podía salir. Su mejor amiga estaba tratando de colocar la llave correcta para abrirlo. Ninguna lo era.

-          Ro ¿Qué pasa?-preguntó.

-          No encuentro la llave.-contestó con la voz temblorosa.

La novia se mordió el labio. No sabía que hacer. De repente se acordó donde estaba.

-          Ro fíjate en mi cartera…rápido.-gritó mirando su reloj. Estaba muy retrasada.

Por su parte, en la iglesia todos miraban fijo la entrada, esperando a la novia. El novio, sentía la mano de su mamá en su hombro, tratando de tranquilizarlo.

Sin más ganas de esperar y sufrir la humillación, sonrió a los invitados y salió por un costado de la iglesia. Todos lo siguieron con la mirada. Mirándola con pena.

La familia de Natalia lo miraba sin entender, << ¿Porqué su hija le hacía eso a su novio? ¿No lo amaba acaso?>> se preguntó. Pero ni ella podía intervenir.

-          Acá lo encontré Natalia.-gritó Roció.

Puso la llave en la cerradura, y ni bien abrió la puerta, Natalia salió corriendo. Se subió al auto y a los pedos condujo hacia la misa. El resto de la gente que estaba con ella la siguió.

Carlos estaba en el departamento que compartían, llorando y juntando sus cosas. Le había destrozado el corazón, le dolía tanto que no sabía que hacer.

De un portazo se abrió la puerta y Natalia entró.

-          Carlos se que estas acá, perdóname, fue sin querer…-dijo.

-          Sos una víbora, me vendiste cualquiera, ándate de MI casa.-dijo resaltando la palabra.

-          Espera… alguien quiere verte.-dijo y abrió la puerta.

Apareció el cura que los iba a casar.

-          ¿Se hace o no se hace la unión?-preguntó con una sonrisa.

Natalia sacó de su bolsillo una caja.

-          Carlos vos me diste esto hace un año, después de lo que pasó hoy, que fue sin querer porque deje en cualquier lado la llave del baño de mi vieja habitación, y me quedé atorada en el baño y no pude llegar a tiempo… te preguntó esta vez ¿Te casarías conmigo?-preguntó.

Carlos sonrió de lado y asintió.

-          Si.-aceptó.

-          No me voy a agachar.-dijo y le tendió el anillo.

Carlos se lo volvió a poner y se dieron vuelta hacia el sacerdote.

El sacerdote comenzó con su habladuría, hasta que por fin pronunció lo que todos querían.

-          ¿Carlos prometes amar a Natalia en la salud y en la enfermedad, en la riqueza y en la pobreza, hasta que la muerte los separé?-preguntó.

-          Sí acepto.-contestó.

-          ¿Natalia prometes amar a Natalia en la salud y en la enfermedad, en la riqueza y en la pobreza, hasta que la muerte los separé?-preguntó.

-          Sí acepto.-contestó.

-          Puede besar a la novia.-dijo el sacerdote.

-          Ya pasamos mas allá de los besos.-confesó Carlos y la besó.

 

 

 

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Comentarios

F
<br /> Menudo epilogo mas genial nos has puesto por aqui, ademas de que tiene le mejor de cada capitulo juntado en uno mismo!<br /> <br /> <br />
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