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9 mayo 2010 7 09 /05 /mayo /2010 22:17

Capitulo 8

Decisiones.

 

 

 

 

decisiones.jpg

 

El tomar buenas decisiones nos llevaran al éxito.

 

Carlos, por primera vez en su vida, sintió que un beso no podía ser más perfecto. De todas las chicas que había besado, por primera vez en su vida, sentía que un beso no era suficiente para expresar todo lo que sentía por esa persona, que iba más allá del deseo. Con ese beso había comprobado que lo que sentía por Natalia, era relacionado con el amor. El varias veces había pensado que estaba enamorado de ella, y lo sentía, pero sabía que tendría que esperar conocerla más para confirmarlo.

Primero se había resistido al beso, y el sabía que era por la sorpresa de la besara, pero el no se iba a rendir tan fácil, por fin había podido decirle que la quería, para que ella no le respondiera, así que fue mas exigente y lamió su labio inferior y se dio cuenta que el cuerpo de Natalia, no aguanto mas y le dio cabida para profundizar el beso. Después de un rato, el beso se desenvolvía de una manera tan natural, que parecía como si lo habrían hecho desde chicos.

Natalia, por su parte, se tensó al principio, pero se dio cuenta que el no iba a dar revancha así que se entrego al beso. La sensación de que la besen con amor, de una manera dulce y protectora, no era  nueva para ella, Eduardo también la besaba con esos mismos sentimientos, pero lo que le producía era diferente. En este beso ella no podía pensar, solo podía responder  y dejarse llevar por esos sentimientos de placer, y muchas mas, amor. Pero no estaba del todo segura.

Unos ruidos se escucharon a lo lejos, y se separaron lentamente. Natalia pudo divisar el brillo en los ojos de él, y se preguntó si a ella también le pasaría lo mismo. Ellos tenían la conexión. Se quedaron viendo, y Natalia espero que prosiguiera hablar.

- Me besaste.-dijo Carlos sonriendo triunfal.

A Natalia le molesto como si fuero ella un trofeo

- Quiero decir… ¿vos también sentís algo por mi?-preguntó con una sonrisa juguetona.- Por que yo…-

Antes de que pueda seguir hablando un ruido se hizo mas fuerte y se dieron cuenta que alguien se acercaba.

- Natalia, Natalia.-llamó la voz y ella se dio cuenta que era Eduardo.

- Hay me olvide de Eduardo.- dijo Natalia incorporándose.- Perdóname Carlos.- dijo corriendo hacia esa voz.

Se fue dejando solo a Carlos con ese sentimiento llamado “amor no correspondido”.


 

El boliche Non- Stop en Bariloche era el boliche de moda en la zona. Quedaba a las afueras de la cuidad y sin embargo, el que no iba no estaba en la movida.

Los campistas estaban muy emocionados de ir. Lastima que acompañaban los coordinadores decían que eran como niños a quien cuidar, se quejaba la mayoría, pero las chicas no se quejaban que vaya Eduardo, pero a Natalia si le molestaba. No podía creer que ocurría eso, pero tenía que admitirlo, el estaba muy pegado a ella y demasiado cariñoso. Desde que le había contado que se había ido con Carlos porque le quería mostrar algo, no la dejaba un minuto sola.

Ella deseaba poder decirle su opinión al respecto a Carlos, era verdad que estaba algo confundida, pero bajo por ningún motivo iba a lastimarlo o jugar con él. Pero tampoco iba a despachar a Eduardo, antes de hablar con Carlos de lo sucedido, porque igual el no le había dicho como había surgido su amor hacia ella y cuales eran sus intensiones.

Llegaron al boliche, todos bajaron de los colectivos y Eduardo la agarro la mano para guiarla. Había sido que Eduardo había hablado con Nicolás Schneider para informarle la relación que mantenía con ella, por lo que, muchas la miraban con envidia.

- Eduardo ¿te parece si me soltas la mano?-pidió Natalia.

- ¿Por qué?-

- Porque todos nos miran, y me incomoda llamar la atención.- Eduardo negó con la cabeza, y la beso en la mano.

- Bueno mi amor.-dijo llevando su mano al hombro de ella para dirigirla. Natalia suspiro y se resigno a él.

Carlos, por su parte, no le daría el lujo a la “parejita” de verlo que le afectase su relación. Camino con sus amigos hasta el boliche y le guiño un ojo a Natalia antes de entrar. Se percató el seño fruncido que se le dibujo a Eduardo, pero lo ignoro y entró al Boliche.

Non-Stop era mucho más que un boliche, parecía un salón de fiestas de la realeza, el lugar era una edificación inglesa, seguramente de cuando vinieron a conquistar la Patagónía Argentina. Miró hacia arriba y pudo ver las luces tenues que iluminaban en lugar, a los costados estaban los barman sirviendo a los clientes, y al fondo había una escalera que llevaría a habitaciones privadas que serían ocupados por los que pagaban la entrada Vip. 

La fiesta ya había comenzado y el lugar estaba lleno de gente. Como la mayoría se esperaba, estaba llena de extranjeros, porque Bariloche era una cuidad turísticas y seguro venían a pasar las fiestas.

El grupo de campistas avanzó y los coordinadores los llevaron hacia las escaleras y como Carlos suponía, estaban las habitaciones Vip. El Campamento había alquilado unos cincos porque eran muchos y las habitaciones eran para treinta personas. El lugar simplemente era magnifico.

Para su suerte, a Carlos y a sus amigos les habían tocado habitaciones diferentes que a Natalia y sus amigas. Seguro era obra de Eduardo, pero agradeció el gesto. No quería pasarse la primera noche de fiesta del año 2011, triste.

Los coordinadores les dijeron que a las seis se encontraban todos en las habitaciones para irse. Los que querían se podían quedar ahí y los que no, que vayan a bailar a las cinco pistas de baile que tenía el Boliche.

- Carlos ¿vamos a bailar?-le preguntó coqueta Micaela.

- Ahora voy a recorrer un poco el Boliche con mis amigos para ver en que pista nos prendemos, pero si nos encontramos mas tarde, hablamos ¿dale?- dijo cortante y se fue corriendo tras sus amigos.

Vio salir justo a Natalia prendida del brazo de Eduardo. Ella lo miró y le sonrió, el la ignoró y alcanzo a sus amigos. Le molestaba que ella pueda olvidarse tan bien del beso que se habían dado una hora atrás y que pueda estar con Eduardo tan bien como si nada hubiera cambiado en su vida. Pero quizás para ella, el no significaba nada, y esa idea le dolía.

Fueron a la primera pista, ahí estaban bailando salsa, por lo que pudieron ver en las otras cuatro, las canciones que pasaban eran buenas, pero no eran expertos bailando así que decidieron ir a la Barra menos concurrida para pedir bebidas.

- Dame tres vasos de fernet, yo pago.- pidió al Barman Carlos, sacando de su bolsillo un billete de veinte pesos. El Barman asintió y se dio vuelta para buscar las bebidas.

- ¿Viste que Eduardo hablo con Nicolás por su relación con Natalia?- le preguntó Francisco con tono indiferente, pero Carlos notó que había preocupación en su voz.

- No, pero no era de imaginarse, si seguían ocultándose ella no podría volver al Campamento y a Eduardo lo despedirían.-contestó tratando de parecer lo mas relajado posible.

Carlos se dio vuelta, y el Barman le entregó sus bebidas. Los repartió entre sus amigos, y los tres brindaron y dieron vaso lleno de cuantos más pocos tragos hacían mejor era.

- Mira Carlos, tu contrincante bailando salsa con Natalia.- señaló German y Carlos siguió la dirección del dedo de su amigo.

Pudo ver a Natalia bailando con Eduardo, los dos tenían mucha energía en la pista, tanto que muchas otras parejas habían parado de bailar para quedarse observándolos. La verdad que tenían gracia, y mucha desenvoltura en sus movimientos. Carlos se los quedo viendo un rato como el resto de la gente, podía a ver la alegría de ella a bailar y más que nunca quiso ir a romperle la cara a Eduardo y ocupar su lugar.

La música empezó a llegar a su fin, y Eduardo estiro el brazo de Natalia y el de él e hizo que ella venga hacia donde estaba envolviendo sus brazos para quedar totalmente envuelta por él. Eduardo se acercó lentamente a la cara de ella y Natalia cerro los ojos, después pudo ver el impacto de los labios de ella. Todos empezaron a aplaudir, y eso fue lo máximo que pudo aguantar.

Se dio vuelta hacia el Barman y pidió mas vasos de fernet y se paso la noche bailando y tomando con cualquier chica que se le crucé.


 

En el momento que volvieron a la Cabaña, los cuatro integrantes, no pronunciaron palabras. Carlos estaba medio ebrio y Roció y Juan lo transportaban con cuidado, Natalia no se acercaba por miedo. No podía creer que el había llegado a ese estado por ella, Roció le había comentado que los había visto bailar a ella y a Eduardo, y de repente, se volvió un loco tomando y bailando.

No podía evitar ese sentimiento de culpabilidad, las cosas se le habían ido de las manos esa noche dejándose llevar por la situación, pero nunca se había olvidado de Carlos, solamente había tratado de dar un respiro a su confusión interna.

Subieron lento hasta la pieza y lo depositaron en la cama con cuidado.

- Yo me hago cargo desde ahora.- les había dicho a su hermano y a su amiga y les cerró la puerta una vez que habían cruzado al pasillo.

Se apoyo en la puerta y cerró los ojos un momento para darse valor a enfrentar la situación. Tenía que hablar para tomar una decisión de cómo seguirían ellos y ella para con Eduardo.

Abrió los ojos y noto que Carlos la observaba con los ojos rojos.

- Veo que te despertaste.- dijo Natalia interrumpiendo el silencio.

Carlos le dirigió una mirada asesina y se dio vuelta hacia la pared y cerro los ojos. Natalia suspiro y se sentó en la cama, al lado de él.

- Carlos se que estas enojado por como me fui después del beso y por haberme visto con Eduardo una hora después pero yo no quise hacerte daño.- Espero que el hablase pero al no obtener respuesta, siguió.- Lo que quiero decir es que fue muy sorpresivo todo, y no podía dejar que Eduardo nos descubriera en esa situación.- agregó tratando de aliviar el tenso ambiente.

Carlos se dio vuelta y la miró fríamente un rato.

- ¿Eso es una disculpa? ¿Tenes que verme en este estado por vos para darme una explicación?-preguntó enojado, pero Natalia pudo ver cuanto le dolía.

- No Carlos, no es una disculpa, es una explicación, vos no me podes pedir que deje a Eduardo de un momento para otro, solo porque a vos se te ocurrió decirme que me queres y besarme.-dijo Natalia cruzándose de brazos.

- ¿Te parece poco?- Natalia negó con la cabeza.- ¿Entonces que mas queres? Me habrías dicho que no me correspondías y listo, hasta eso sería mucho más fácil antes de no obtener respuesta alguna.-

- ¿Quién dijo que no te correspondo?- retruco Natalia

- ¿Quién dijo que me correspondes?- preguntó Carlos.

- Entiéndeme Carlos, nunca me imagine que sintieras eso por mí, vos sos mujeriego y fue muy de la nada lo tuyo, últimamente lo nuestro era muy amistad.- se excusó Natalia.- Y sinceramente me cuesta creerte, vos sabes que soy desconfiada, mas de los chicos cancheros.-dijo revolviéndole el pelo.

Carlos apoyó sus brazos a sus costados y se sentó sobre el respaldo de su cama. Agarró una mano de Natalia y la beso, luego puso sus manos en su panza.

- Nati yo de verdad te quiero.-confesó Carlos acariciando su mejilla con el pulgar de su otra mano libre.- No se desde hace cuanto, probablemente desde la primera vez que te vi, pero me di cuenta antes de Navidad.-

- ¿Y si es algo pasajero?- Carlos negó con la cabeza y volvió a besar su otra mano.

- No Natalia, el beso que te di lo confirmó, yo te quiero y no es algo pasajero.- Natalia bajo su cabeza y el le puso la mano en el mentón y lo levanto. – Nati necesito que me digas algo, ¿Qué sentís por mi?- agarro su otra mano y la llevo al corazón de él.- Sentí como late mi corazón, es por vos, no tengas miedo y decime.-

- Carlos yo siento que me pasan cosas por vos.- Carlos sonrió.- Pero también por Eduardo, y estoy confundida.- confesó dejando caer unas lagrimas de sus ojos color miel.

- Nati dame una oportunidad, déjame demostrarte cuanto te quiero y que vos podes quererme a mi.- pidió Carlos con ojos suplicantes.

Natalia lo miró un rato y asintió.

- Esta bien, pero tengo que hablar con Eduardo antes, yo no puedo dejarlo así como así y tampoco de un día para otro, no quiero lastimarlos ni a vos ni a él.- dijo Natalia.

-¿Entonces?-

T-Teneme paciencia si de verdad queres algo conmigo, yo hablo con él, le digo que nos tomemos un tiempo para pensar y vamos a ver como se desenvuelven las cosas.-

-Toda la paciencia que quieras.- dijo pasando su mano por la mejilla.

- Pero te advierto que puedo terminar con vos tanto como Eduardo o tanto como ninguno.- Carlos asintió y la beso en la mejilla.

- Te quiero.- le dijo Carlos cuando se alejo y Natalia se recostó contra su pecho, quedándose dormida abrazada a él.



Natalia volvió a leer el mensaje que había mandado a Eduardo a primera hora cuando se había levantando.

Mensaje de texto: Edu quiero hablar con vos después de comer por un tema especial-Nati.

Recordó como le temblaban las manos al escribirlo, su indecisión la estaba matando. Tenía que hablar con él, eso era un punto importante y obvio para afrontar la situación que estaba viviendo, pero no le gustaba ser tan inestable. Tenía miedo que la considerara una niña inmadura que un día estaba perdidamente enamorada de él y rogaba para que le de bolilla, y al otro, cuando lo conseguía, se aburría fácilmente de él. No. Definitivamente no le gustaba ser así, pero sabía que ni ella, ni Eduardo, ni Carlos tenían la culpa de estar envueltos en este trío amoroso. El destino los había juntado en un amor engañoso y ella era la que tenía que tomar la dedición, pero sabía que a pesar de eso, podía salir tan lastimada como cualquiera de ellos.

Abrió el mensaje que le había contestado él.

Mensaje de texto: Uy Gorda eso suena a enojo ¿Qué hice ahora? Mira que soy re fiel y soy un santo, pero igual nos vemos ahora después de comer, en nuestro lugar, Te quiero, un beso-Remitente: Eduardo.

Rió por su nerviosismo. Lo estaba esperando en el lugar donde le había pedido un día antes de Año nuevo que ella sea su novia y ella le había contestado que le de un tiempo para pensar, con la excusa que el era mucho mayor, pero sabía que en ese momento dudaba de los sentimientos hacia él después de que Carlos había jugado al gallito ciego con ella.

Su celular sonó, y ella lo agarro, vio que tenía un mensaje de Eduardo.

Mensaje de texto: Date vuelta gorda- Eduardo.

Natalia cerró la tapa de su celular e hizo caso al mensaje. Ahí estaba, atrás suyo Eduardo con un ramo de flores. Natalia fingió una sonrisa y Eduardo se abalanzó hacia ella y la beso.

- Espero que esto recompense tu enojo.- dijo Eduardo sentándose en el banco.

Natalia aceptó las flores y para complacerlo, las olió y le sonrió.

- Gracias.- dijo Natalia.

-De nada, sabían que eran tus favoritas, carmines, son tan hermosas como vos.- dijo Eduardo y le dio un beso en su mejilla.

- Para Eduardo, yo vine a hablar con vos, no a besarnos.- le corto Natalia, tenía que ser directa.

- Uh parece que estas muy enojada, a ver decime que fue tan grave para  que te pongas así.-

- Edu yo no estoy enojada con vos.-confesó Natalia.- Yo te cité acá para hablar sobre nuestra relación.- dijo mirándolo a los ojos.

- ¿Qué pasa?-preguntó poniéndose serio.

- Edu yo estuve pensando tu propuestas de ser novios y lo que te puedo decir que creo que nos vendría bien tomarnos un tiempo, yo estoy confundida respecto a mis sentimientos.- Eduardo desvió la vista y arrugo el seño.

- ¿Esta decisión tiene que ver con Carlos?-preguntó.

- Si, el día de Año nuevo me confeso que me quería.-

- Me parece bien, es una decisión madura para tu edad, generalmente las chicas se inclinaría a jugar a dos puntas.- le dijo Eduardo. Natalia lo abrazó.- Pero no creas que me vas a tener todo el Campamento tras tu confusión, lo que te ofrezco es que salgamos en una cita para ver como funcionamos, sin compromisos.-sugirió Eduardo.

- Me parece bien.-

- ¿Quedamos mañana?-

- Mañana será.- contestó y la beso en los labios.

- Bueno nos vemos mañana, ahora me tengo que ir a organizar unas actividades, chau.-se despidió Eduardo.

Natalia sintió su corazón palpitar. Tendría dos citas seguida, mañana con Eduardo y pasado mañana con Carlos. ¡Ojala que ninguno de los dos se enterase!, pidió en su fuero interno.

 



Nunca un día fue tan agotante como aquel día. Se había pasado todo el día con Eduardo en la cita que habían quedado re huyendo de algunas preguntas que le hacía Eduardo y de los constantes mensajes de textos de Carlos preguntándole lo que estaba haciendo y que cosas le gustan a ella, probablemente para la cita del día siguiente que tendría con él.

Llego a la cabaña realmente exhausta, se baño y se acostó a dormir, el día siguiente sería tan largo y agobiante como ese.

 



Carlos la espero a fuera de la cabaña. Ya eran las nueve y ese día tendrían la cita como el quería. Se sentó en la escalinata  a esperarla.

Estaba muy feliz porque sentía que cada vez estaba más cerca de conquistarla. Ni bien no sabía como seguirían el solo quería estar con ella, probar que la vida les tendría preparado si se dejaban llevar por sus sentimientos.

Sintió que alguien le estibara el pelo, y se dio vuelta. Vio a Natalia parada tras de el, que lo miraba con una sonrisa en la cara.

Estaba con el su pelo colorado suelto que le caía por los hombros, sus ojos color miel brillaban y su labios rosados se dibujaban una linda sonrisa. Sus curvas se mostraban bajo un lindo vestido de playa y estaba con unas hojotas en las piernas.

El la agarro la mano y la arrastro hacia la salida del Campamento.

- ¿Dónde vamos?-preguntó Natalia.

- Ya veras.- contestó el sonriendo.

Un colectivo llegó y Carlos no le permitió ver el cartel donde decía donde se dirigían. La empujó para que suba rápidamente, y pago su boleto del colectivo y el de ella. La volvió a arrastrar hacia los asientos al final del colectivo.

El camino se produjo en silencio. Natalia y Carlos escuchaban música por un iPod que compartían, y miraban cada uno a diferentes lados de la ruta.

Cada tanto se cruzaban miradas, el la miraba de reojo y podía notar alegría en su cara. Carlos cada tanto trataba de rozar con ella, para sentir descargas eléctricas. En uno de sus intentos, chocaron tan fuerte que se miraron un largo rato. Natalia se saco rápidamente el auricular de su oreja, y Carlos la imitó.

- ¿Estas bien?-preguntó Natalia.

- Si, gracias.- asintió sonriendo.

- De nada.-

El destino no se hizo esperar, y ya estaban bajando del colectivo. Natalia pudo reconocer el lugar de inmediato. Era el centro de Bariloche, le sonrió y Carlos la agarro de la mano para ir a recorrer las calles.

Los locales de ropa estaban abiertos, mucha gente entraba y salía entusiasmado. Las mejores marcas que tenía la Argentina estaban ahí, y Carlos le hizo una seña hacia un local de comida. La abuela Goye. Decía el letrero grande y juntos corrieron hacia adentro del local.

El local seguía igual que lo recordaba Natalia. Todo estaba hecho de madera y los manjares de la pastelería se exhibían en primer plano.

- ¿Cómo supiste que me gustaba este local?-preguntó Natalia.

- ¿A quién no le gusta?- respondió Carlos.- Sentate aquí, ya vengo.-

Al poco tiempo llegó Carlos con una torta en las manos. Lo situó en la mesa, y se sentó junto a ella. Natalia pudo notar que era de chocolate y arriba tenía su crema favorita. Era su torta favorita.

- Creo que vos lees mentes o directamente le preguntaste a Roció.- dijo aceptando la rebanada que le daba Carlos.

- Un poco de ambas.-confesó con una sonrisa.

Comieron toda la torta mirando la tele. Pasaba el canal favorito de noticias de Natalia, CNN. Por un momento a ella le vino la duda que si hasta eso no había preparado eso para ella.

Terminaron de comer, y se levantaron de la mesa.

- ¿Dónde vamos?-preguntó Natalia.

- Vamos a subir a un tren para recorrer el lugar.-contestó con una sonrisa.

- Yo ya conozco todo.- se quejo Natalia.

- Pero yo no.- repuso Carlos y subieron al tren.

Se sentaron juntos y el tren arrancó. Natalia le mostró todas las paradas a Carlos, y le contó historias que ella sabía sobre los diferentes lugares que visitaron.

Sin quererlo, ya se habían hecho las tres de la tarde y el tren estaba regresando al centro, donde Carlos le había dicho que comerían.

Fueron al restaurante la Tua Cantante. El favorito de Natalia.

- Cada vez me sorprende mas.-admitió Natalia comiendo su plato favorito. Milanesa con puré.

- ¿Por qué?-

- Sabes todo lo que me gusta y me llevaste a mis lugares favoritos incluido este restaurante.- contestó con una sonrisa.- Hasta me hiciste darte un recorrido turístico, y creo que sabes que eso se relaciona con lo que quiero ser.- agregó.

- La verdad es que se todo de vos.- dijo Carlos con su sonrisa canchera. Alargo su mano y tomo la de Natalia entre ellas.

- Pero yo no de vos.- dijo Natalia.

- ¿Qué queres que te cuente?-preguntó Carlos.

- ¿Qué es un día común en tu vida?- preguntó Natalia.

- Me levantó a las seis y media para ir al colegio, llegó a las siete y media. Las clases pasan lento, pero trato de escuchar para no tener que estudiar mas tarde, en el recreo consigo que una chica me compre algo y charlo con ellas y después me voy con mis amigos. Me voy caminando a casa con German y cuando el dobla hacia su casa, me voy al cementerio a visitar a mi abuela. Vuelvo a mi casa, duermo todo el día, me levanto si tengo tarea de matemáticas o estudiar, y después me pasa a buscar Francisco para ir al entrenamiento de rugby. Tomo el colectivo y cuando llego, entreno, vuelvo a mi casa, como, me baño y voy a dormir.-dijo con una sonrisa.

- ¿Y los fines de semana?-preguntó mas interesada.

- El Viernes a la noche si no tenemos ni una fiesta nos juntamos a en la casa de un amigo generalmente la de German, por la ubicación y porque los papas viven viajando y pedimos comida, jugamos a la play y hacemos la previa antes de ir a algún lugar o que vengan chicas. Si nos quedamos en la casa, todos nos quedamos a dormir.-

- ¿Incluidas las chicas?-

- A veces, depende si están muy tomadas o si se prendió a alguno.-reconoció Carlos.- Bueno, después suelo volver a mi casa, comer, dormir y hago tarea, y después suelo ir al shopping o  a casa de algún amigo, fumamos, tomamos, etc. y a la noche vuelvo a mi casa me baño y salgo nuevamente a hacer la previa en la casa de un amigo y después vamos al boliche.- contestó con una sonrisa.

Natalia sonrió irónicamente.

- Sos todo un mujeriego.- opinó con un poco de enojo.

- Y no pienso serlo si me das una oportunidad.- contradijo con una sonrisa al costado.

Natalia lo miró un rato desafiante y luego bajo la mirada hacia su plato para seguir comiendo.

- Puede ser.-admitió en un susurro.

- ¿Qué?-

- No voy a volver a repetirlo.- contestó.

Siguieron comiendo en silencio, Carlos le soltó la mano y se dedico cada uno a mirar la tele. El silencio los incomodo un poco a ambos, pero trataban de disimularlo.

Cuando terminaron, Carlos se levantó y  fue a pagar la comida. Se acerco a la puerta y Natalia se levanto y se fue hacia él. Salieron del restaurante y empezaron a caminar sin rumbo fijo.

El centro estaba casi vació, pocos locales seguían abiertos y algunas parejas caminaban recorriendo el lugar agarradas de la mano. Carlos levanto la vista, y se fijo en un gran reloj. Eran ya las cuatro y media de la tarde.

- Yo no entiendo porque siempre tenes que ponerte fría.- dijo Carlos parando en seco y cuando termino de hablar, largo un suspiro.

Natalia paro de repente por lo que dijo Carlos. Se dio vuelta y lo miro un rato de arriba a bajo para intimidarlo, pero no consiguió su objetivo.

- Parece que estamos bien, pero cuando surge un comentario que no te agrada u otra cosa, me empezas a ignorar.- dijo.

- ¿Nunca te preguntaste que haces vos para que yo me ponga así?- lo desafió Natalia.

- Si, muchas veces, y modifique muchas cosas que me dijiste que te molestaban o me di cuenta solo.- admitió con resignación.- Pero ahora me ignoras por ser como soy, parece que para vos soy muy poca cosa.-dijo enojado.

Natalia lo miró un rato, y después giro sobre sus talones para seguir caminando sin siquiera mirarlo.

Carlos se quedo con las palabras en la boca, y tras largar otro suspiro largo, la siguió resignado.

Llegaron a un parque, y Carlos se fue hacia la parada de colectivo a esperar que llegara. El también la ignoró.

Natalia quería decirle algo, pero tenía muchos nervios. Hasta que por fin se decidió.

- La verdad es que me gusta demasiado como sos.- admitió Natalia.

Carlos se giró hacia ella sorprendido por lo que acababa de escuchar. Natalia se puso colorada y espero que el dijera algo, pero la mirada penetrante de sus ojos verdes la invitaban a darle a una explicación y a la vez le ponía nerviosa.

- Lo que pasa es que antes no me caías bien porque eras muy creído y te querías agrandar todo el tiempo y en especial conmigo, pero a medida que te conocí me di cuenta de tu simpatía y tu carisma.- dijo con voz quedada.- Pero también me di cuenta que eso, mas tu seguridad, te hacen un imán para las chicas y eso me asusto, y hasta ahora me asusta.- sintió sus mejillas arder y bajo su mirada con vergüenza.

- Vos también podes tener al chico que quieras.- dijo posando su mano debajo de la pera de ella para levantar su mirada hacia él.- Y sin embargo, mi corazón te eligió a vos, y espera que vos también hagas lo mismo.- dijo sonriéndole.

- ¿Y como se yo que no es algo pasajero? Y no me digas esa excusa que como late tu corazón o lo del beso… quiero la verdad.- dijo Natalia.

- Vos decís que conoces mis características de mi personalidad.- dijo Carlos. Natalia asintió.- Bueno con mas razón, sabes que si de verdad no me interesaría alguien no haría todo esto, porque con mis habilidades podría tener a cualquier otra chica, pero sin embargo, yo lucho por vos.- dijo agrandando su sonrisa.

- Pero puedo ser que vos confundas tus sentimientos porque soy la única chica que se te resiste o porque como ves que llamo la atención en otros chicos, me veas como un trofeo.- dijo ella con un poco de pena.

- Puede ser.- dijo con una sonrisa triunfadora.- Pero yo ya te dije que no es así, ya luche por vos, ya cambie por vos, ya hice todo lo que tenía que hacer, vos decidís si jugártela o no.-dijo Carlos y besó la mejilla a Natalia.

El colectivo llegó al instante y ambos se subieron.

El camino hacia el campamento también se produzco en silencio, pero esta vez era incomodo solamente para Natalia.

Ella no podía parar de pensar en las palabras de Carlos.

<< Vos decidís si jugártela o no>> y ese pensamiento le carcomía por dentro.

¿Qué hacia? ¿Con quien se quedaba? ¿Quién le convenía? ¿A quien quería más?

Muchas preguntas y ni una respuesta.

A veces se cruzaban la mirada y para ella era la muerte. Se moría de vergüenza.

Llegaron después de una hora de viaje y bajaron del colectivo. Le dejaron en la puerta y antes de entrar, Natalia detuvo a Carlos.

- Carlos antes de entrar yo quería decirte que… vos de verdad me gustas mucho.-dijo bajando su cabeza.- Y yo te pido un tiempo para pensar.-dijo.- Para arriesgarme.- y levanto su cabeza para verlo a los ojos.

Carlos sonrió de costado y asintió levemente. Después se acerco hacia ella y la tomo por la cintura para unir sus labios. Natalia lo acepto con gusto, y el beso se fue profundizando de a poco.

La sensación de adrenalina corría por sus venas y ninguno de los entendía nada. El beso era dulce, suave y lento. Esta vez los dos se mostraban cuanto sentía por el otro.

Se separaron lentamente, mirándose a los ojos, y con una sonrisa en la cara. Natalia sintió como se ponía colorada y cuando quiso hablar alguien la interrumpió.

- ¡Que linda escena! Justo llego en la parte que me meten los cuernos.-dijo Eduardo con una sonrisa sarcástica.

- Eduardo vos y yo no somos novios.-trato de excusarse Natalia.

- No, pero vos me pediste un tiempo para pensar tu respuesta y a la primera de cambio, ya te estas besando con otro.-dijo manteniendo todavía la sonrisa en su cara.- No necesito que me respondas, no se que espere de una nena inmadura como vos.- agregó poniéndose serio.

Natalia bajo la cabeza sin saber que decir, y Eduardo, al ver que no iba a decir nada, se marcho hacia la parada de colectivo.

Los ojos de Natalia se inundaron de lágrimas. Carlos, al ver la tristeza de Natalia, se enojo. Ella lo había besado recién y ahora estaba llorando por otro.

- ¿Por qué lloras? ¿Por qué te corto el rostro?- dijo en tono fuerte.- Acabas de besarme y estas llorando por otro, y a mi también me pediste un tiempo para pensarlo y mientras tanto ¿Qué? ¿Pensabas seguir jugando a dos puntas? Olvídate de mi, de él y de nosotros, tiene razón sos una nena inmadura e histérica, ahora por eso te quedas sin el pan y sin la torta.-dijo cruzándose de brazos.

- Nunca quise…

Pero fue en vano todo lo que quería decir. Cuando levanto la mirada, se dio cuenta que el se estaba marchando.

Se sentó en el suelo y se abrazo las rodillas. La tristeza la consumió y se quedo llorando ahí sola.



Al día siguiente Natalia se levantó a la misma hora de siempre, se cambio y se puso su equipo de gimnasia para salir a correr.

Carlos no había ido a dormir a su habitación, y sabía perfectamente por que.

Comió una manzana y tratando de despejar sus ideas, salió a todo lo que le permitían sus piernas, a correr.

Cuando paso cerca  del comedor, vio a lo lejos una pareja de bajo de un árbol. Creyó reconocerlos, pero para darse cuenta  se acercó más disimuladamente. Eran Carlos y Celeste. No había supuesto mal.

Estaban sentados bajo en árbol hablando. No podía oír lo que decían, pero si notaban lo bien que se estaban llevando. Carlos levantó su mano y acaricio la mejilla de Celeste. Un gesto muy delicado y cariñoso, que lo había hecho solamente con ella desde que comenzó el campamento. Hasta ese momento.

Noto una punzada de dolor en su pecho y no supo reconocer que era. Se los quedo bien un largo rato. Ellos reían, hablaban, se miraban con sonrisa cómplices y lo que más le dolía, era cuando se daban un beso en la mejilla o había un contacto físico.

Natalia se dio cuenta que eran celos y se alejo del lugar. Siguió corriendo mientras en su cabeza daban vueltas las ideas que tenía y todo relacionado a los celos. Se detuvo en seco y dijo:

- ¡Oh Dios! Donde hay celos hay amor.-dijo tapándose la boca en forma exagerada y se rió.- Hice mal todo, al que yo quiero es a Carlos.- agregó y continuó su actividad.



Sabía que tenía que estar triste por lo de su amiga con Carlos, pero ella estaba feliz porque eso la ayudo a reconocer a quien quería de verdad y por quien se iba a jugar.

Natalia estaba ansiosa esperando que el entrara por la puerta. Quería hablar con él y aclarar las cosas. Sabía perfectamente que si el estaba iniciando una relación con Celeste era por despecho.

O tal vez, porque se dio cuenta que no la quería de verdad. Suspiro. Lo mejor era hablar y dar el resto al destino.

Como si fuera por arte de magia, la puerta se abrió y el apareció.

Estaba sudado, seguro por estar todo el día bajo el sol. Ignoro a Natalia al pasar, y ella se levantó de la cama y se acerco un poco a él.

- ¿Podemos hablar?-preguntó nerviosa.

Carlos se giro sobre sus tobillos y le dirigió una mirada desafiante.

- Quiero aclarar las cosas.- pidió con ambas manos.

Carlos se sentó en su cama y la miro un rato.

- Habla.- dijo con tono autoritario.

Natalia se sentó en su cama y suspiro hondo antes de comenzar.

- Lo que te quería decir es que yo no jugué a dos puntas, ustedes sabían perfectamente que estaba confundida y quienes implicaban esa confusión, y sin embargo, decidieron seguir.-dijo y agarro una gomita de su mesita de luz.- Los dos me invitaron a una cita para ver como nos desempeñábamos y yo acepté porque eso iba a ayudar, la única diferencia entre ambas citas que con vos me bese y eso estuvo mal para con Eduardo no para con vos, y si me largué a llorar por él, es por culpa.-dijo jugando con la gomita.

- ¿Y?- la invito a seguir Carlos.

Natalia levantó la mirada y le sonrió.

- Pero vos no tenes ningún derecho a enojarte porque a vos no te hice nada malo, yo solo trataba de aclarar las cosas para el bien de los tres.- dijo ampliando su sonrisa.- Y funciono, ya me decidí.-

Carlos sonrió de costado y se acercó a Natalia, la invitó a pararse y lentamente la arrincono contra la pared.

- Me elegiste a mí.-dijo acercando su rostro al de Natalia. Esta asintió levemente. Carlos beso su mejilla.- ¿Eso tiene que ver con que me hayas visto con Celeste?-

Natalia abrió los ojos como plato. Definitivamente no se esperaba aquello.

- Humm… No… dijo sí.-dijo poniéndose colorada.- Pase y los vi, pero no tiene que ver con eso.-dijo negando con la cabeza.

Carlos soltó una risa, y Natalia frunció el seño. Cuando paro, vio que ella lo miraba fijamente.

- Sos tan mala mintiendo.-le dijo sonriendo.- Lo hicimos a propósito para darte un empujoncito.-agregó.

- ¿Qué ustedes hicieron qué?-

- fue idea mía.-dijo con una sonrisa triunfante.-Si yo me di cuenta lo que sentía por vos a través de los celos, ¿Por qué vos no?-dijo e hizo un recorrido con cortos besos de la mandíbula hasta la mejilla de Natalia.- Dímelo lo que quiero escuchar.-pidió mientras volvía hacer el mismo recorrido por a bajo.

- Te quiero.- soltó Natalia y le sonrió.

Carlos levantó la cabeza para mirarla a los ojos y como un hechizo, juntaron sus bocas felices.

 



“Date vuelta, estoy atrás tuyo” Decía el mensaje que le había mandado Eduardo a Natalia. Ella hizo caso y se encontró con el rostro serio observándola.

- Hola Eduardo.-saludó ella tratando de ser amigable.

- Hola ¿Para que querías hablar conmigo?-preguntó sin sonreír.

- Te quiero pedir disculpas.-dijo.

 Se abalanzó sobre él y lo abrazó. El le correspondió y la estrujo más contra él. No pudo evitar largar sollozos, y se quedaron largo tiempo así. Eduardo esperaba hasta que se calmara.

Cuando paro de llorar, se trato de separar y Eduardo le levantó el mentón con una mano y con la otra le limpió las pocas lágrimas que caían.

- Esta bien, aceptos tus disculpas.-dijo con una sonrisa.

- De verdad lo siento estuve atrás tuyo un montón de tiempo creyendo estar enamorada y cuando me das bolilla, yo soy la inmadura e histérica…-

Eduardo puso una mano en la boca de ella para callarla- ¿Lo elegiste a él verdad?-preguntó. Natalia solo asintió.- Me imaginé por como lloraste.-dijo con una sonrisa amarga.

- Yo nunca quise jugar con vos.-aclaró Natalia.

- Y lo se perfectamente.-dijo abrazándola.- No te sientas culpable Nati, estas cosas pasan y mas a tu edad, creo que nos dejamos llevar por los sentimientos y no calculamos la diferencia de edad.-dijo con una sonrisa.- Yo fui tu primer amor mas formal que tuviste.-dijo en broma.

Natalia sonrió y le dio un beso en la mejilla.

- Fue lindo.-

- ¿Amigos?- le dijo Eduardo extendiéndole la mano.

Natalia la estrecho y sonrió.- Amigos.-

 



Natalia fue corriendo hacia la cabaña. Abrió la puerta y corrió escaleras arriba para encontrar a Carlos durmiendo en su pieza.

Eran las cinco de la tarde y el estaba tomando una siesta.

Natalia se tiró arriba de él y Carlos se despertó abruptamente.

- Te quiero.-dijo dándole un beso en la nariz.

Carlos se sentó en la cama y sonrió.

- Yo también te quiero.-dijo y la estrecho entre sus brazos.

- Por fin estamos juntos.-dijo con una sonrisa Natalia.

- Por lo menos sin terceros, ahora depende de nosotros.-dijo y Natalia se apartó.

- ¿Me vas a tener de un lado a otro?-preguntó ella frunciendo el seño.

Carlos rió y recorrió la línea que se producía en su frente.

- Te lo tendría que devolver.-dijo con su sonrisa al costado.- Pero tanto trabajo me costo tenerte que no voy a hacer estupideces para perderte.-dijo dándole un beso en la mejilla.

-  Sos un dulce.-dijo ella volviéndola abrazar.

- Soy tu dulce.-corrigió Carlos.

Natalia se acercó a él y juntaron sus labios.

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Comentarios

A
<br /> no se si este blog lo hiciste para vos sola o para que lo lea otra gente, pero lei toda la novela y si te digo que me encanto me quedo corta!!!! es muy linda y re dulce.<br /> te queria preguntar si este era el ultimo cap ohay mas?<br /> <br /> <br />
Responder
C
<br /> <br /> jajajaja<br /> <br /> <br /> <br />

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